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I need you, boy por AfterAMinute

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Notas del fanfic:

Los personajes de esta historia no me pertenecen. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia(?).

Disculpen las faltas de ortografía, todavía soy nueva en esto de los fanfics.

¡Espero que les guste! :3

Notas del capitulo:

En aclaraciones no quise poner tortura, porque eso sería llegar muy lejos. So… Si les parece violento o extraño háganmelo saber, para cambiar la clasificación y la descripción de la historia.

Pd1: Los primeros párrafos ocurren en el pasado.

Pd2: Arah es un personaje ficticio creado por mí misma (Para que no la busquen en google xD).

 

El color carmín adornaba sus pálidas mejillas y una sonrisa tonta se extendía por toda su cara al ver el rostro sonriente de aquella chica que ocupaba cada uno de sus pensamientos. Hoy por fin era el día, no lo iban a rechazar. No. Incluso se había peinado de manera decente con ayuda de su madre. Miró a su mejor amigo por última vez a la distancia y se mordió el labio inferior, este levantaba su mano en un gesto de Fighting! y luego este se perdía entre la masa de estudiantes. Era ahora o nunca.  

Tomando una respiración profunda se acercó con lentitud y nerviosismo al lado de la chica de sus sueños; el corazón le palpitaba a mil por segundo. Tocó el hombro de la susodicha que se volteó claramente confundida y exclamó un suave Me gustas que apenas fue escuchado por él mismo. Molesto por su torpeza volvió a repetir lo mismo, pero esta vez extendiendo un pequeño papel color cereza lleno de corazones y caritas felices típicas de un estudiante de primer año de secundaria.  

Esperando que la chica lo tomara esperó un par de segundos pero nada ocurrió, a cambio de eso recibió un simple No me agradas y las risas estúpidas de las seguidoras de ésta. Levantó su mirada y todo el alumnado tenía su vista posada sobre él con un leve gesto de burla. Su labio inferior temblaba. En cualquier momento se pondría a llorar como una nenaza. 

Empuñó el papel lleno de bocetos y palabras sinceras entre sus manos y bajó su mirada con desesperación, esta era la peor humillación de su vida. Tan pronto como las risas a su alrededor cesaron, su cuerpo se estremeció por completo y cerró sus ojos con fuerza para evitar que las lágrimas cayesen por sus pálidas mejillas. Su cabeza daba vueltas y le costaba respirar con normalidad. Tomó una respiración profunda y se echó a correr por los pasillos del establecimiento escolar sin mirar atrás y esquivando a quien se le cruzara por el camino. El pequeño y sincero corazón de Oh SeHun había quedado enterrado bajo grandes muros de piedra que nadie se atrevería a cruzar.

 

 

 

LuHan se desperezaba de su larga noche de sueño revolviéndose en la cama que le correspondía, le dolía la espalda por dormir con la mitad del cuerpo fuera. Abrió los ojos con pesadez, le dolía la cabeza a horrores y su estómago se sentía vacío. Fijo su vista a un costado y se levantó de un salto al ver la hora que marcaba el reloj en su mesita de noche. Se golpeó la cara por su estupidez y corrió al baño a ponerse lo primero que encontró por el camino; una camiseta usada que al parecer era de ChanYeol y un par de pantalones que estaban algo rotos, pero no le importó, hoy era día de trabajo y lo regañarían. Al parecer hoy se había quedado sin desayuno por quedarse hasta tarde pensando en su vida. Se tiró del cabello por ser tan imbécil y maldijo en voz baja. Su estómago rugía pidiendo aunque sea la mitad de un pan duro.

Llegó al comedor con el cabello desordenado y con la almohada marcada en su rostro. Sus compañeros lo miraron con tristeza. No podían hacer nada por él, ni siquiera darle un mísero pedazo de pan.

- Así que… el señorito LuHan recién despertó.- Lo regañó una voz a sus espaldas. Su cuerpo se estremeció por completo y bajó su mirada con pesadez. - Pues ya que le gusta trasnochar y saltarse las comidas ¿No le gustaría también tener trabajo extra?- Mordió su labio inferior con impotencia y asintió. - Sí.- Un golpe en su cabeza lo hizo levantar la mirada con miedo. - ¿Sí qué?- Odio esto - Sí señorita Arah.- La nombrada sonrió de lado de forma cínica y se dirigió a los chicos que comían con la mirada baja. - Hey niñitos.- Todos levantaron la mirada con terror. Cuando escuchaban la palabra niñitos nada bueno se veía venir. ChanYeol tragó duro y KyungSoo se encogió en su sitio. - Ya saben lo que tienen que hacer, luego de terminar de desayunar irán a trabajar por el resto del día.- ChanYeol se levantó de su sitio y la encaró. - ¡No quiero robar! ¿A esto le llaman trabajo digno? Son unos enfermos, usted y el señor Oh.- LuHan lo miró con terror, no quería que su compañero sufriera un castigo. - Escúchame bien niño, aquí se hace lo que se les ordena y ustedes cumplen sin rechistar. Además yo no le llamaría robar ni trabajar, yo le llamaría forjar su futuro ¿O quieres volver a la calle y ser un muerto de hambre?- KyungSoo empuñó su mano a punto de responder pero ChanYeol se le adelantó. - Ni que hubiera mucha diferencia.- Bufó molesto y Arah sacó una pequeña varilla de su delantal para golpearlo. LuHan gimió temeroso y la chica lo miró con burla. - Hoy. Ustedes dos tienen castigo; y más les vale duplicar el monto que impuso el señor Oh o ya verán.- Arah se retiró a paso firme y KyungSoo resopló molesto abrazando al pequeño Jeno que estaba a punto de llorar. - Tranquilo pequeño… Mientras yo esté a tu lado nada te sucederá ¿Está bien?- Jeno asintió temeroso y tomó la camiseta de KyungSoo con fuerza. - Vamos… O se nos hará tarde.- Murmuró ChanYeol apenado. LuHan asintió sin ganas. 

 

JongIn se removió incómodo entre sus sabanas de seda y suspiró cansado sobándose los ojos. Eran las dos de la tarde. Rodó sobre el colchón y cayó de lleno al piso. Odiaba levantarse temprano. - Estúpido SeHun, sólo a él se le ocurre llegar un día sábado en el que estoy descansando mi hermosa anatomía.- La puerta se abrió de golpe y por esta ingresó un divertido JongDae. -Hermosa anatomía mis pelotas negro carbonero.- JongIn ya cabreado, le lanzó un almohadazo que poco después sería esquivado por el contrario. - Buena puntería. Pero no funciona conmigo niño mapache.- Respondió JongDae con una sonrisa en su rostro. - ¿Mapache?- JongDae asintió y JongIn fue directo al espejo. - Madre mía, soy un mapache sexy.- El de sonrisa gatuna rodó sus ojos al ver la pose sexy de su amigo y lo empujó hacia el baño. - Ve a arreglarte o se nos hará tarde. ¿Harás esperar a tu mejor amigo de toda la vida por estupideces?- JongIn se encogió de hombros. - Él me conoce y sabe que siempre llego tarde. Por algo es mi mejor amigo.- JongDae le pegó en manotazo en plena frente. JongIn se quejó. - Pues… lo compadezco.-

 

SeHun se removía en su asiento emocionado. Por fin volvía a Seúl luego de cinco largos años. Se olvidó de la molesta compañía a su lado y miró por la ventanilla del avión fascinado con la vista. Abrió su boca con asombro al ver su ciudad natal y se mordió el labio inferior nervioso. Al fin podría ver a su mejor amigo JongIn que de seguro se había puesto más guapo con el tiempo. Miró de reojo al pasillo y la azafata lo miró de arriba abajo con una sonrisa coqueta. Se pasó la lengua por sus labios y le sonrió de la misma forma colocándose sus gafas favoritas. No estaría mal para una noche solitaria pensó y se recordó a si mismo pedirle su número de teléfono a la salida. Parecía un niño pequeño que por primera vez iba a Disney World. Sonrió para sí mismo y guardó sus cosas en su maleta de mano. Estaban por aterrizar.

Cuando por fin pisó tierra coreana volvió su máscara de indiferencia. Con los únicos que no funcionaba era con sus amigos, pero sobretodo con JongIn que lo conocía como la palma de su mano. Tomó el pequeño papel que le ofreció la azafata y lo guardó en el bolsillo de su pantalón. Algún día le serviría.

Caminó intranquilo, aún no podía olvidar la humillación que sufrió cuando solo era un adolescente. Algo dentro de él le impedía conocer el amor y solo utilizaba a los que se cruzaban por su camino, se había vuelto todo un cazador. Bostezó algo cansado por el viaje, debía ir por sus maletas. De camino sonrió a cada chica que pasaba por delante y ayudó a varias a retirar su equipaje, consiguió cinco números de teléfono para su colección.

 

ChanYeol se escabulló entre la masa de gente del parque y le indicó a Jeno que iniciara el espectáculo de siempre. El pequeño luego de caminar lejos del alto simulando estar perdido, rompió a llorar a la señal del mismo y gritó supuestamente en busca de su hermano mayor. La multitud se acercó curiosa y trataba de calmarlo u ofrecerle algún dulce para que dejara de llorar. KyungSoo y LuHan se acercaron sigilosos y aparentaron mirar el teatro que hacía el pequeño mientras metían sus manos en las carteras de las personas. ChanYeol se mordía las uñas nervioso, cualquier paso en falso y caerían en las manos de la justicia. Todo sea por la comida pensó.

Luego de que sus compañeros consiguieran muchas más billeteras y lo miraran a la distancia ya conformes se acercó a paso apresurado fingiendo preocupación por el pequeño. Las ancianas que estaban a su alrededor gritaron de emoción. Si supieran. ChanYeol tomó en brazos al pequeño y agradeció la ayuda de las señoras que hacían sus compras. Todas les brindaron una sonrisa y siguieron su camino. El alto suspiró y Jeno lo abrazó con fuerza. - Channie.- El alto lo observó. - Ya no quiero seguir haciendo esto, no me gusta.- Jeno hizo un puchero y ChanYeol sonrió con ternura. - Sólo aguanta un poco más pequeño, nos encargaremos si o si de que consigas una verdadera familia.- Jeno asintió de manera enérgica y corrió a los brazos de LuHan que estaba apoyado en una pared conversando con KyungSoo. - ¿Y bien? ¿Conseguimos todo?- Preguntó ChanYeol. El bajito de ojos grandes asintió y puso en las manos del pequeño Jeno una barra de chocolate. - De hecho nos alcanzó para algo más.- Jeno sonrió y tomó la mano de sus hermanos mayores como él les decía, y siguieron su camino.

 

JongDae ingresó a paso apresurado al hall de entrada del aeropuerto. Supuestamente debían haber llegado hace media hora atrás, pero por culpa de JongIn todo se había ido a la mierda. Se pasó una mano por el cabello estresado, JongIn parecía estúpido caminando como si de una pasarela se tratase.

- Hasta que por fin los encuentro. Idiotas.- JongDae levantó su mirada y se encontró con un chico mucho más alto que él, de cabello rubio platinado y con un cartel imaginario pegado en su frente con un Mírame pero no me toques. - ¿SeHun?- El rubio asintió. JongIn parecía desconcertado. - ¿Oh SeHun? ¿Nuestro SeHunnie?- El rubio volvió a asentir y habló con voz firme. - Y yo que los creía más… Perceptivos.- JongIn carraspeó y se golpeó la frente. - ¿Qué pasó con mi pollo? Te veo más…- SeHun enarcó una ceja. - ¿Más qué?- JongDae bufó. - Más puto.- Todos rieron y el rubio los abrazó. - Los extrañe imbéciles. No soportaba estar rodeado de tantos ingleses.- JongIn lo abrazó por los hombros y caminaron al estacionamiento. - Yo que tú le daba a todas esas… mamacitas inglesas.- SeHun rio divertido. - ¿Y qué te hace creer que no lo hice?- JongDae se cruzó de brazos y abrió el auto sorprendido. - Lo hemos perdido.- El de piel morena sonrió y se mordió el labio inferior. Con la llegada de SeHun harían de las suyas entre las féminas.

 

Un joven de cabellos negros caminaba desolado. Lo habían abandonado a la suerte del mundo. Es injusto pensó. Toda su vida vivió de esclavo o de ladrón para alimentar a su familia y ahora… lo abandonaban de la nada. Gritó de frustración. Había perdido todo lo que tenía por culpa de esos chicos del parque. No alcanzó a robar ni un mísero peso porque aquellos le habían robado su lugar de trabajo. Se tiró al piso y comenzó a llorar como desesperado. ¿A dónde iría ahora? No tenía familia, dinero, nada.

Unas voces lo alarmaron, no podía dejar que las personas lo vieran en ese estado. Trató de esconderse, pero al parecer la suerte no estaba de su lado. Levantó su mirada asustadizo y cruzó la mirada con un chico alto y de cabello castaño. El chico del parque. Se levantó de un saltó y corrió hacia el contrario. Lo tomó de la camisa y empezó a golpear el pecho del gigante mientras gruesas lágrimas caían por sus mejillas. Sus acompañantes lo trataron de apartar, pero el otro se los impidió y lo abrazó por la cintura con dulzura. Dulzura, lo que siempre me faltó pensó. A medida que el más alto disminuía su agarre su ataque disminuyó. Lloró hasta cansarse en el pecho del chico del cual no conocía su nombre; se desahogó como nunca antes en su vida… El más alto palmeó su espalda y le hizo levantar la mirada tomándolo del mentón. - Mi nombre es ChanYeol, Park ChanYeol. ¿Y el tuyo cuál es?- El alto le sonrió y bajó su mirada avergonzado. - BaekHyun, Byun BaekHyun.-

 

- Vaya… No recordaba esta casa tan grande.- JongIn levantó sus hombros con una clara mueca de no saber nada. - Ya sabes… SuHo hyung.- SeHun sonrió y preguntó por el más viejo. - ¿Dónde está ahora?- JongDae apareció con una bandeja con jugos naturales y sonrió. - Debe estar por llegar en unos minutos.- En ese momento el timbre sonó y JongIn corrió a la puerta con una sonrisa traviesa. Cuando esta se abrió, se dio paso un joven de tez blanca, bonita sonrisa y un peinado casual. - ¡SuHo hyung!- Gritó el más pequeño. El nombrado entrecerró los ojos y paseó su mirada por todos los integrantes de la habitación. - ¿SeHun?- El pequeño acortó la distancia entre ellos y lo abrazó con fuerza. - Hyung. Te extrañé.- SuHo sonrió y lo estrechó en un abrazo cálido. - Yo también pequeño.- SeHun puchereó y pateó el piso en modo de pataleta. - No me digas pequeño, ya soy más alto que tú, já.- SuHo lo fulminó con la mirada y lo golpeó en la cabeza. - No le digas eso a JoonMyun, ya sabes cómo se pone.- Respondió JongIn rodando sus ojos y se acomodó en el sillón. SeHun lo imitó adolorido. - SeHun…- El nombrado miró al mayor desinteresado. - Hablé con tu padre, dijo que en la tarde pasaras por la residencia y lo vayas a visitar.- SeHun asintió. - Hace mucho que no veo a mi papá… Le debo agradecer por todo lo que ha hecho por mí.- SuHo asintió. - Pero antes… Debes comer, estás muy delgado.- JongDae se carcajeó. - Ahí volvió la madre…-

 

Se sentaron en el pasto de un pequeño parque cerca de la residencia. Todavía era temprano para regresar. LuHan bajó la mirada. Su estómago rugía pidiendo algo de comida. ChanYeol jugaba con sus dedos y BaekHyun lo miraba de vez en cuando riendo. - ¿Qué pasó BaekHyun? ¿Por qué llorabas?- Preguntó KyungSoo interesado. BaekHyun bajó la mirada avergonzado. Aún le costaba asumir su realidad. - Pues y-yo… me abandonaron.- LuHan levantó la mirada desconcertado. -¿Y eso por qué?- BaekHyun se removió incómodo en su sitio. - No llegué con el dinero necesario a casa, y pues se fueron sin mí, desaparecieron.- El alto mordió su labio inferior, tenía una idea que podría salvar a Baek. - O sea que ahora no tienes hogar.- Concluyó ChanYeol, el pelinegro asintió. - Podrías… Ir con nosotros. Pero de igual forma tendrías cosas que hacer de forma obligatoria.- Murmuró LuHan con Jeno en brazos. El pequeño se encontraba dormido. - ¿Cómo qué…?-

BaekHyun creía que era el único que sufría de forma injusta, pero al escuchar al mayor de todos los chicos se dio cuenta cuan equivocado estaba. Con un nudo en la garganta terminó aceptando. Los chicos eran buena gente y estaba seguro que podría sobrevivir. Con atención escuchó cada una de sus historias y luego procedió a contar la suya. Todos habían sufrido de igual forma. - A mí me abandonaron cuando era un bebé, me criaron en un convento de monjas y luego fui adoptado por el señor Oh.- Habló el pequeño de grandes ojos, su voz se había quebrado al terminar de contar su historia, LuHan prosiguió cuando KyungSoo se hubo calmado. - A mí me vendieron a cambio de un televisor, luego fui trasladado desde China a Corea y viví en la calle hasta los dieciocho años. El señor Oh me encontró herido y me llevó a la residencia en la cual vivo hasta ahora.- BaekHyun quedó mudo ¿LuHan era chino? ¿Cómo había llegado hasta allí? ChanYeol carraspeó, era su turno. - A mi… A mí mis tíos me abandonaron a la edad de cinco años, ya que mis padres fallecieron. Quedé en la calle. Sobreviví pidiendo limosnas en el mercado y… en uno de esos días me encontré con el señor Oh. El me prometió una familia, pero… no todo se cumple en esta vida ¿No?- Al final de su historia sonrió, BaekHyun le siguió a punto de llorar. - ¿Y el pequeño?- El pelinegro apuntó al chico que dormía en los brazos de LuHan. - A él lo maltrataban, LuHan lo salvó un día cuando estaba “trabajando”.- BaekHyun asintió, ahora todo tenía sentido.

 

SeHun se levantó de la comodidad del sofá. Era hora de visitar a su padre y de conocer su nueva universidad de traslado. JongIn se ofreció a acompañarlo ya que JongDae y SuHo descansarían. Dejaron el equipaje del menor en su nueva habitación y partieron rumbo a la universidad. Primero arreglarían el papeleo del menor.

Una vez allí se dirigieron a secretaría, la universidad era enorme. Por suerte JongIn ya llevaba dos años en el carísimo edificio y podía guiar al menor en todo lo que necesitara.

Por el camino flirtearon con quien se les cruzara. JongIn estaba maravillado del arrastre que podía tener el menor, ya era todo un hombre hecho y derecho. Pero muy en el fondo, deseaba que él y SeHun pudieran encontrar a alguien a quien entregar su vida y caer como idiotas a sus pies. Hombre o mujer, daba igual, el amor es lo que importa. JongIn sonrió, el idiota de su amigo aún tenía una espina clavada en su corazón desde la secundaria. Maldijo de forma interna a Minah. Por culpa de ella, SeHun se había cerrado con las personas; y aunque el amor estuviera frente a él, el muy idiota lo rechazaría.

SeHun conoció a un chico en Inglaterra. El chico se llamaba Tao y era de origen chino, ambos iniciaron una amistad rápidamente. El chico luego de unos meses estaba tan prendado de SeHun que se decidió a conquistarlo sea como sea; pero al final ambos resultaron heridos por la estupidez del más joven. SeHun le dijo que no podía amarlo, que para él era imposible enamorarse, pero Tao seguro de sí mismo, no le creyó y siguió rogando migajas de amor del más joven. SeHun en un intento de deshacerse de Tao, lo engañó con una chica frente a sus narices… El resultado: Tao desapareció de Inglaterra sin avisarle a nadie. Ni a sus padres. Más tarde SeHun se dio cuenta de cuan idiota había sido. Lo había perdido para siempre.

- ¡JongIn! ¡Negro! ¡Kai!- JongIn se asustó al ver a su amigo tan cerca. - ¿Qué pasó?- SeHun rio. - Te quedaste tildado por un rato… ¿En qué pensabas? ¿Problemas de amor?- JongIn bufó. - ¿Haz conocido alguna novia mía?- El menor negó. - ¿Entonces? ¿Me crees capaz de enamorarme de un día para otro?- El menor volvió a negar. JongIn sonrió. - Viste, tsk ¿Terminaste tus papeles?- SeHun suspiró cansado. - Yep. Vamos.-

 

Los chicos volvieron a la residencia en compañía de BaekHyun. LuHan tenía los brazos acalambrados de tanto sostener a Jeno. Pensaba que en cualquier momento se desmayaría. Además su estómago dolía con intensidad por el hambre y tenía unas ganas horribles de vomitar. KyungSoo le sonrió comprensivo y le quitó a Jeno de los brazos. Él se encargaría cuando ChanYeol y LuHan estuvieran en castigo.

Ingresaron agotados, mental como físicamente. BaekHyun no dejaba de hablar y murmurar cosas sin sentido, LuHan sonrió genuinamente por segunda vez, el chico le causaba gracia. El pelinegro pensaba que no lo iban a aceptar ni aunque fuera millonario en ese horrible lugar.

- ¡Hasta que se dignan a aparecer muertos de hambre!- Exclamó Arah con molestia en su voz. Luego posó su vista en BaekHyun. - ¿Y este? ¿Quién es?- ChanYeol dio un paso adelante y le explicó detalle por detalle su situación. Arah sonrió de forma malintencionada. - Así que el abandonado sabe robar… Interesante.- BaekHyun bajó la mirada avergonzado por su situación. - KyungSoo lleva a Jeno a la habitación junto a BaekHyun, dale la cama de LuHan.- KyungSoo abrió los ojos en sorpresa. - ¿Y LuHan?- Arah volvió a sonreír. - Dormirá en el sótano. ¡Ahora fuera de mi vista bestias!- KyungSoo no dijo nada y caminó con la mirada gacha. BaekHyun miró a LuHan y le dedicó una mirada de arrepentimiento. LuHan le sonrió cansado y le hizo una seña de aprobación.

Arah, lo tomó del brazo junto a ChanYeol y los dirigió al sótano. - Más les vale comportarse pendejos, hoy no cenan por su asqueroso comportamiento. Los quiero calladitos ya que hoy nos visita el hijo del jefe. ¿Me entendieron?- ChanYeol asintió, LuHan ya no tenía fuerzas. - ¿Entendido LuHan?- El mayor asintió a punto de desmayarse. - Así me gusta.- Y cerró la puerta dejándolos en completa oscuridad.

 

KyungSoo guio a BaekHyun hacía la habitación que compartían entre todos y recostó en su cama a Jeno. Quería llorar, llorar con todas sus fuerzas, pero no le daría el gusto al señor Oh y su fiel servidora Arah. Debía ser fuerte por sus compañeros. BaekHyun despejó la cama con culpa; le había quitado su espacio a LuHan. KyungSoo lo animó, de alguna u otra forma se las arreglarían.

Un golpe en su puerta los sobresaltó, BaekHyun se paró alarmado y KyungSoo lo siguió. - Por algo eres mi favorito, KyungSoo.- Arah lo miró con orgullo fingido. - Hoy comerán aquí, no quiero verlos rondar la residencia sin mi autorización, hoy nos visita el hijo del jefe así que no se moverán de esa bonita cama que tienen ¿Me escucharon?- Ambos asintieron y Arah se retiró dándole paso a la cocinera.

 

SeHun tocaba el timbre con insistencia, odiaba esperar. JongIn a su costado reía, le provocaba risa la actitud del menor, con él no se enojaba si llegaba tarde.

SeHun estaba a punto de entrar y patear la puerta cuando esta se abrió. - Joven SeHun ¿Es usted?- SeHun asintió con una sonrisa. - Arah, cuanto tiempo.- Extendió su mano y ésta la tomó con alegría. - Su padre lo espera en el despacho, sean bienvenidos.- JongIn hizo una reverencia y se adentró en la residencia. - Wow, esto se ve algo tenebroso.- Susurró el de piel morena en el oído de su amigo. SeHun se encogió de hombros. - Ya estoy acostumbrado.- JongIn hizo una mueca graciosa y SeHun no pudo evitar reír.

Tocaron un par de veces la puerta de la oficina del padre de SeHun y este murmuró un leve pase. Abrieron la puerta con nerviosismo y SeHun sonrió con alegría. Su padre estaba igual como lo recordaba. - ¡SeHunnie! ¡JongIn! ¡Cuánto tiempo!- SeHun ingresó rápidamente esquivando los muebles de la oficina y corrió a abrazar a su padre. - No sabes cuánto te extrañé, padre.- Este lo estrechó entre sus brazos y le acarició el cabello. - Estás guapo, guapo como tu padre.- JongIn rio de forma traviesa. Le provocaba risa lo tierno que podía ser SeHun frente a su papá.

Luego de contar sus anécdotas y recordar una que otra cosa, se dirigieron a cenar. Al parecer el padre de SeHun quería festejar la llegada de su hijo. - Pss, SeHun. Iré al baño si no te molesta…- Susurró JongIn. SeHun asintió. - No te vaya a tragar el inodoro por negro.- El mayor de los dos los fulminó con la mirada. Nunca lo dejarían de molestar por su color de piel. El menor se carcajeó. Pobre negro.

 

JongIn caminó por el pasillo y escuchó unos leves murmullos que le causaron curiosidad, al parecer eran dos chicos. ¡¿Qué hacían dos chicos en la casa del padre de SeHun?! Según él, SeHun no tenía hermanos.

Se escondió tras la puerta rápidamente y pegó su oído cerca de la cerradura.

- ¡Yah KyungSoo! ¡No pienses así! Quédate aquí, apenas ingreso a la residencia.- Escuchó una voz algo aguda. - Me quiero ir, no aguanto más en esta casa, orfanato o como se llame.- JongIn se deslizó hasta caer al piso ¿Orfanato? ¿El padre de SeHun tenía un orfanato? Nunca pensó que tuviera un lugar así, y menos aquí… A pesar de que le caía de maravilla, su aspecto le daba miedo. No sabía cómo SeHun no se daba cuenta. Se paró con cuidado de no provocar ruido alguno y cuando se devolvía hacía el comedor chocó con Arah. - Joven JongIn ¿Se le ofrece algo?- JongIn tragó en seco y negó con la cabeza claramente intimidado. - No me parece correcto que ande deambulando por la casa sin la autorización del joven SeHun. Le recomiendo que se devuelva al comedor.- El moreno asintió. - Solo buscaba el baño.- Arah enarcó una ceja. - ¿Pegando el oído a una puerta? Wow, me sorprende su forma de buscarlo.- JongIn volvió a asentir sonrojado y se retiró. Eso había sido escalofriante.

 

ChanYeol estaba preocupado, LuHan tenía fiebre y no dejaba de quejarse. Por un lado quería arriesgarse y huir con el mayor fuera del sótano, pero otra parte de su conciencia le decía que se quedaran y que mañana arreglaran todo. Recostó al mayor en sus piernas y le acarició el cabello. Su hyung no merecía sufrir así, no después de todo lo que había arriesgado por ellos.

 

JongIn llegó al comedor temblando, Arah sí que daba miedo. Suspiró de forma audible y se refugió en su mejor amigo. - SeHun…- El nombrado lo miró sin inmutarse. - ¿Qué?- JongIn bajó la mirada. - Se nos hace tarde, deberíamos irnos.- El rubio lo miró incrédulo. - Pero si acabamos de llegar.- El castaño le golpeó el hombro. - Estoy cansado ¿No sería mejor volver mañana?- El menor asintió, ya iban a ser las diez de la noche. - Creo que mejor volveré mañana, el viaje me cayó pesado.- JongIn sonrió. Estaba salvado de Arah y el padre de SeHun.

Ambos se despidieron con una reverencia y caminaron hacia el auto del mayor de ellos. Una vez allí, JongIn encendió el motor y partieron rumbo a su casa. - SeHun.- El menor musitó un leve mh. - ¿Qué harías si supieras que tu papá te está ocultando algo?- SeHun lo observó con una ceja levantada. - ¿Por qué lo preguntas? ¿Viste o escuchaste algo en el baño?- JongIn negó nervioso. - Pues… Depende de lo que sea. Pero… ¿Por qué me preguntas estas cosas de la nada?- Déjalo, es una tontería, susurró JongIn volviendo a poner atención al camino. SeHun asintió confundido.

 

KyungSoo estaba muerto; le dolían cada uno de los músculos de su cuerpo. Corrió a Jeno al rincón de su cama, y se acostó a su lado. Sus ojos le pesaban, estaba a punto de caer en cualquier momento. Le lanzó una última mirada a BaekHyun  que estaba haciendo lo mismo pero en la cama de LuHan, éste murmuraba cosas para sí mismo. Se carcajeó. BaekHyun era chistoso cuando tenía miedo.

- Baek.- Susurró. - Dime, bajito.- KyungSoo apretó su mandíbula. - No me digas bajito, lo odio.- BaekHyun rio de forma baja y rodó sus ojos. - ¿Tú…? ¿Tú escuchaste a Arah hace un rato? Parecía hablar con un chico.- BaekHyun negó y se encogió de hombros. - Mh. No importa, deben ser cosas mías.- Respondió KyungSoo. - Buenas noches Baek.- El pelinegro apagó la lamparita que iluminaba el cuarto y sonrió. - Buenas noches KyungSoo.-

 

Un golpe los despertó a ambos del mundo de los sueños. ChanYeol gruñó. Tenía hambre como los mil demonios, podría comerse una vaca entera si se lo propusiera. Arah los golpeó a ambos en las piernas con una varilla de palo. De seguro más tarde tendré una marca, pensó ChanYeol mirándose las marcas rojizas con la cabeza gacha. - ¡A levantarse! Los quiero a ambos en la ducha ahora mismo, apestan como zorrillos. Luego los quiero en la cocina en cinco minutos. Si fallan, cocinaran por el resto de la semana.- ChanYeol se levantó de un salto y cargo a LuHan que le costaba andar por sí mismo. Su hyung no pesaba lo mismo que un niño de poca edad pero haría un esfuerzo.

Una vez que desaparecieron de la vista de Arah, el más alto llevó al mayor al baño. LuHan sonrió agradecido. - Muchas gracias, ChanYeol. Pero puedo bañarme solo.- ChanYeol se sonrojó y negó. - ¡Hyung! No digas esas cosas…- Golpeó su brazo amistosamente. - Nos vemos en cinco minutos, no tardes.- LuHan asintió y se arrastró a la ducha que compartía con KyungSoo.

Una vez limpios, corrieron a la cocina. LuHan ya podía caminar con tranquilidad y sonreía como siempre. Arah los miró molesta. Habían llegado a la hora.

- Muy bien pobretones, ahora se sientan y esperan a que la cocinera les sirva el desayuno. Luego irán a despertar a sus compañeros. ¿Escucharon?- El par asintió y miraron el platillo recién puesto delante de ellos con ojos brillantes. LuHan iba a comenzar a comer, pero Arah lo detuvo. - Primero quiero que me digan las reglas, y rápido.- ChanYeol miró a LuHan con un puchero y ambos recitaron las reglas como si fueran robots. - No le faltaré el respeto a mis compañeros. No comeré a horas indebidas. No levantaré la voz a mis mayores. No dejaré de luchar por mi futuro. Respetaré a la señorita Arah y al señor Oh. No debo quejarme, el señor Oh me salvó de mi miseria.- Arah sonrió complacida y se retiró dejándolos solos. - Provecho.- Susurró el alto de orejas pronunciadas. LuHan sonrió. - Provecho.-

 

SeHun gruñó. Alguien lo había despertado. Y ahora ese alguien estaba saltando sobre su cama. - ¿Pero qué carajos?- Gritó enfurecido. JongIn sonreía como estúpido. - Eso te pasa por hacerme perder mi sábado de descanso.- SeHun tomó su almohada y golpeó a JongIn en la espalda. - No jodas JongIn, déjame dormir.- El mayor negó y lo destapó por completo. - Esto no es divertido, negro caribeño.- JongIn se cruzó de brazos. - Y yo que quería despertar a mi mejor amigo para ir a recorrer Seúl.- Fingió llorar con inocencia y miró como cachorro recién nacido al menor. SeHun gruñó de nueva cuenta. - Pues ya qué…-

 

ChanYeol se sobó la barriga complacido. Ahora tenía el estómago lleno. LuHan le lanzó un pequeño pedazo de pan por la cabeza riendo. Se había comido todo. El plato de waffles parecía limpio, como si nunca hubiese sido ocupado. - Eso fue asqueroso, ChanYeol. ¿Cómo puedes lamer el plato?- Preguntó LuHan con una mueca de asco. El alto se encogió de hombros y se levantó de la mesa para ir a despertar a los enanos. - ¿Me acompaña a despertar a los enanos, princesa?- Murmuró ChanYeol con una sonrisa en sus labios. LuHan bufó. - ¿Cómo que princesa? Príncipe sería mejor.- ChanYeol asintió sonriente y juntos se encaminaron a la habitación de los chicos.

- ¡A levantarse princesos! ¡El desayuno los espera!- BaekHyun cayó de la cama por los gritos del más alto y se sobó el trasero. - ¡Maldito poste con patas! Pensé que venía Arah.- LuHan rio y se acercó a la cama de KyungSoo que se sobaba los ojos con cansancio. Jeno lanzó un gruñido. - Lu hyung, me duele todo, también mi cabecita.- Susurró Jeno al ver acercarse al mayor. KyungSoo le tomó la temperatura y abrió sus ojos en gran medida. - El pequeño tiene fiebre.- LuHan apartó al de ojos enormes de la cama con rapidez y se sentó a un costado del menor. - Vayan a tomar desayuno. Yo me encargo de él. ChanYeol ¿Podrías traerle el desayuno a la cama a Jeno por favor?- El alto asintió encaminándose a la cocina y el resto se fue a duchar. - ¿Qué te duele?- El pequeño apuntó su cabeza, su estómago y su pequeño y frágil cuerpo. LuHan asintió y lo tapó hasta el cuello. - Iré por paños húmedos ¿Si? No te muevas.- Jeno asintió y cerró sus ojos con cansancio. Sentía que moriría en cualquier momento.

 

- Yah JongIn… Estoy cansado. ¿Por qué me trajiste al centro comercial?- JongIn frunció el ceño aburrido. - No lo sé. Es lo mejor que tiene Seúl.- SeHun se golpeó la frente. ¡Qué gran amigo tenía! - Vamos a casa de papá. Le debo una comida.- JongIn negó. - No quiero. Arah me da miedo.- El menor se rio a carcajadas de la debilidad de su amigo. - ¿Tú le tienes miedo a Arah? Por favor JongIn, no me hagas reír. Además Arah no mataría ni a una mosca.- Si supieras, susurró JongIn. - ¿Dijiste algo?- El mayor negó. - Si tanto le miedo le tienes a Arah, invitemos a JongDae, él de seguro te hace reír.- JongIn suspiró pesadamente. - Da igual, vamos. Lo llamas de camino.- SeHun asintió y tomó del brazo a JongIn para llevarlo al estacionamiento. Tenía un presentimiento.

Una vez fuera de la residencia del padre de SeHun, el menor divisó cerca de la entrada a JongDae; pero no estaba solo, estaba con SuHo. Se acercó a ambos con una sonrisa en el rostro; JongIn se negaba a salir del auto. - ¿Problemas con el negro?- Preguntó JongDae con una sonrisa cómplice. El rubio asintió. - No quiere salir del auto.- SuHo y JongDae se miraron entre sí, y caminaron automáticamente al vehículo. SeHun se rio en voz alta. - Pobre negro.- 

Cuando por fin hubieron sacado a JongIn del auto se dirigieron a tocar el timbre de la residencia. El de piel morena estaba despeinado y su ropa hecha un desastre. JongDae y SuHo se burlaban de su aspecto, parecía un verdadero indigente. - ¿Si?- Arah apareció por la puerta con el ceño fruncido. JongIn se exaltó. ¡Qué fea es! - ¡Arah! ¡Vinimos a visitar a mi padre!- Exclamó el menor. Arah sonrió de forma cínica. - Su padre acaba de salir, llegará en un par de horas.- SeHun frunció sus labios en un puchero. - Pero… ¿Podemos pasar? Lo esperaremos en su oficina.- Arah miró hacia atrás con sospecha y luego les permitió el paso. - No se muevan de la sala, les llevaré algo de comer en unos momentos.- Todos asintieron menos JongIn, este tenía la mirada baja. No pensaba mirar de nueva cuenta a Arah. No señor.

 

- Chicos, iré a llamar a mi madre. No se muevan de aquí.- Dijo JongIn mirando hacia los lados. El resto asintió. Esta es mi oportunidad, pensó.

Se escabulló como pudo entre los corredores y fingió teclear en su celular por si aparecía la tipa esa… Arah. Al final del pasillo pudo ver una luz filtrarse por la puerta. ¿Qué carajos había ahí? Escuchó unos murmullos; eran los mismos chicos de ayer. No seas gallina JongIn, siempre con la frente en alto. Tomó una respiración profunda y caminó a paso firme, debía fingir que buscaba a su amigo. - SeHun ¿Estás aquí?- Se abrió paso por la puerta que estaba junta y vio a tres chicos de su edad de forma desconcertada. - ¿Se-Hun?- El más alto de todos lo miró con sorpresa, este tenía una bandeja entre sus brazos con comida, el que estaba a su costado lo miró con burla, parecía a punto de explotar de la risa. Y el ultimo… El último captó su atención. El chico más pequeño de todos parecía a punto de desmayarse. Se veía delgado y tenía un par de marcas en sus brazos. Pobre chico, dan ganas de abrazarlo. Bajó la mirada sonrojado por tener tales pensamientos. El último tenía los labios acorazonados y su piel era nívea. Es perfecto.

- E-este yo… Busco a mi amigo SeHun ¿Lo han visto?- Preguntó JongIn con la lengua algo trabada. Todos negaron con la cabeza. Uno de ellos habló, el pelinegro. - ¿Quién es SeHun?- Esperen… ¿No conocían a SeHun? En qué mundo vivían... - Este… SeHun es el hijo del señor Oh ¿Ustedes quiénes son?- Nadie parecía querer responder. - ¡JongIn! ¿Por qué demoras tanto? ¿D-donde te metis…? Eh ¿Perdón? ¿Quiénes son ustedes?- Preguntó el recién llegado, SeHun. JongIn abrió sus ojos sorprendido como el pequeño ojón de hace un rato. - Pobret… ¡Joven SeHun! ¿Qué hace aquí en la cocina?- Preguntó Arah que aparecía con una varilla de palo por la puerta. - Arah… ¿Me puedes explicar quiénes son ellos? ¿Y por qué están en mi casa?- Interrogó SeHun rojo de la ira. Así que a esto se refería JongIn. - Eh, yo…- Una voz la interrumpió. Era su padre; que aparecía de la nada por la puerta de la cocina seguido por SuHo y JongDae. - Simple. Adopté a estos angelitos de Dios por su bien. No merecían vivir en la calle.- SeHun lo interrumpió. - ¿Por qué nunca me dijiste nada papá?- Su padre lo miró serio y caminó hacia los chicos abrazándolos por los hombros. - ¿Por qué tendría que pedir tu opinión? Si mal no recuerdo tú estabas en Inglaterra. Y es más… Ahí deberías estar. ¿Arah?- La nombrada se paró a su lado. - Si señor.- SeHun lo miró atónito. - Cómprale el primer pasaje de vuelta a Inglaterra. Ah, y si no hay en primera clase no te preocupes, cómpralo en clase turista.- Arah asintió y dejó la cocina. - ¡No puedes hacerme esto papá! ¡No quiero volver a Inglaterra!- Exclamó SeHun a punto de las lágrimas. - Lo hago por tu bien hijo. Ve a preparar tus maletas.- JongIn abrazó al menor por los hombros, no podía irse aún. - ¡No lo haré papá! Yo decido donde ir y cuando quiero…- Su padre rio de forma despectiva y se cruzó de brazos. - ¿Acaso tienes 21? No señor. Mi casa, mis reglas. Y esto se acabó, fin de la conversación.- Su “comprensivo” padre lo miró por última vez y abandonó la cocina con los chicos que había adoptado. SeHun se mordió el labio inferior con fuerza. Esto era injusto. - Wow, si hubiese sabido que habían tales bellezas en la casa, ya me hubiera venido a vivir aquí.- Comentó JongDae con una sonrisa coqueta. SuHo lo golpeó en la cabeza. - Esto es serio JongDae, hay que hacer algo para que SeHun no se vaya.- JongIn asintió. Aparte se moría de ganas por conocer al pequeño, y sin su amigo no tenía excusas para visitar la residencia. - Tengo un plan.- Susurró JongIn. Todos los miraron expectantes.

 

- Escúchenme bien criaturitas. No se van a mover de aquí en todo el día o se las verán conmigo ¿O quieren volver a la calle?- Todos negaron. KyungSoo quería golpear a ese horrible señor, no tenía respeto ni con su propio hijo. - Muy bien. Y tú chinito pobretón, cuida a ese mocoso que no salga de la habitación.- LuHan lo miró con odio y no respondió. - No he escuchado tu respuesta…, chinito.- BaekHyun se estaba irritando por el comportamiento del más viejo. - Si señor Oh.- El señor sonrió satisfecho y salió de la habitación murmurando cuanto los detestaba.

- ¡Ya no lo soporto!- Exclamó KyungSoo. - Siento que en cualquier momento lo voy a matar lenta y dolorosamente.- BaekHyun lo miró riendo. - Puedes ser muy peligroso a veces, enano.- KyungSoo le golpeó un brazo y miró a LuHan con pena. - ¿Por qué siempre te tratan mal? No entiendo que tienen contigo.- El mayor se encogió de hombros y acarició el cabello de Jeno. - Ya me acostumbré KyungSoo. Ahora estoy preocupado de Jeno, la fiebre no baja. Y para variar, no nos dejan salir de aquí por culpa de los millonarios esos.- ChanYeol se cruzó de brazos. Ese tipejo con sonrisa gatuna no le cayó nada bien. No al ver como miraba a BaekHyun - Todos tienen cara de maricones con dinero. En especial el hijo del vejestorio.- LuHan frunció el ceño. - ¿Es cierto KyungSoo?- El más bajo se encogió de hombros. El de piel morena no parecía desagradable, y el rubio hasta le dio pena. Mh, susurró.

 

- Y ese es el plan ¿Les gusta?- Preguntó el moreno. El resto de ellos asintió. - Entonces yo me quedo en la casa tratando de fingir que me despido.- Afirmó SeHun. JongIn asintió.  - Nosotros nos iremos a casa a “supuestamente” ordenar tu maleta.- SeHun sonrió y los abrazó. - Gracias chicos, son lo máximo.- SuHo sonrió. - Para eso estamos Hun, suerte.-

 

LuHan ya estaba aburrido de ver sufrir al pequeño Jeno, necesitaba un té de hierbas para el estómago y un par de aspirinas para que se le bajara la fiebre. Lanzó un resoplido. ¡Qué más da otro castigo LuHan! Consigue las cosas. Observó a sus compañeros de reojo, KyungSoo estaba sumido en sus pensamientos, BaekHyun jugaba con una pelota saltarina que golpeaba contra la pared y ChanYeol trataba de leer un libro.

Es ahora o nunca, pensó. Se levantó con las piernas acalambradas de tanto estar sentado y caminó de puntillas. - ¿A dónde vas Han?- Preguntó ChanYeol. - Jeno necesita medicamentos, y los buscaré aunque me castiguen.- KyungSoo levantó la mirada. - No vayas aún Han, quizás el señor Oh anda por los pasillos de la residencia.- LuHan se encogió de hombros. - Me da igual. Jeno no puede esperar, o se pondrá peor.- KyungSoo gimió en desaprobación. - ¿Te acompaño?- Murmuró ChanYeol, BaekHyun se cruzó de brazos y se dio vuelta dándole la espalda al más alto. LuHan sonrió pícaro. - No, gracias. ¿Por qué no mejor juegas con Baek? Los veo aburridos a ambos.- El pelinegro le lanzó la pelota al gigante en la cabeza. - ¿Con este? Ni muerto. Para eso busco al amigo del rubio millonario ese.- ChanYeol lo fulminó con la mirada y bufó. - Entonces ve con él… De seguro el ricachón ese te recibe en su cama encantado.- Baek se levantó y lo apuntó con un dedo. - ¿Me estás diciendo puta imbécil?- ChanYeol estaba a punto de responder pero KyungSoo los separó. - Ya basta, lo único que conseguirán con esto es que los echen a la calle. Y yo no quiero eso. Deténganse.- LuHan lo miró enternecido y salió en busca de las cosas que necesitaba Jeno. Luego hablaría con ese par.

 

JongDae estaba feliz; bendito negro carbonero. El chico era el puto amo de los planes. De seguro que SeHun terminaría quedándose en Seúl sea como sea.

JongIn y SuHo regresaron a la casa y él se decidió a dar una vuelta por el centro de la ciudad. Se sentía extraño. Nunca antes había visto chicos tan maltratados como los de la residencia del padre de SeHun. Pobres chicos. De seguro habían sufrido bastante. A pesar de ser un chico de clase alta, los de su estatus no le llamaban mucho la atención, por esa razón lanzó un cumplido a aquellos “desahuciados”. Sonrió para sí mismo. Descubrió a JongIn viendo a ese pequeño de ojos grandes. Ese negro se lo tenía bien guardado. De seguro se lo quería llevar a la cama.

Caminó hacía una tienda de batidos y se compró un poco de ese líquido refrescante que le gustaba. Amaba el batido de frutilla como SeHun a los Bubble Tea.

Se sentó en una de las mesitas coloridas a observar lo que ocurría a su alrededor, cuando algo llamó su atención; o más bien alguien. Era un chico de su edad, de cabello castaño y mejillas regordetas. Se quedó pegado viéndolo, se veía lindo a la distancia. Se levantó rápidamente para acercarse al contrario y charlar un poco, cuando el otro realizó algo que no esperaba por nada del mundo, el pequeño acababa de meter sus manos en la cartera de una anciana, y caminaba como si nada con la billetera ajena en mano. Pequeño ladrón. - ¡Hey!- Gritó tratando de que el otro lo notara. Pero lo único que logró fue asustarlo. El más bajito corrió fuera de la tienda y él salió en su búsqueda. Corrió calles y calles y el otro no se detenía.

Ya harto de agotarse físicamente por un chico cualquiera se detuvo en una esquina, el otro se le había perdido de vista. Gruñó. Sus piernas le pesaban. Hace mucho que no hacía ejercicio.

Se apoyó sobre sus rodillas y bajó la mirada agotado. Había una bolsa de plástico en el piso. ¿Y esto? Se agachó con pereza y abrió la bolsa con cuidado de no encontrarse con algo asqueroso, pero solo había papeles y algunas fotos antiguas. Las sacó una por una con curiosidad y encontró una cédula de identidad. El ladrón se le vino a la mente. Centró su vista en el pequeño pedazo de plástico frente a sus ojos y leyó con detenimiento. Kim MinSeok. Corea del Sur.

 

LuHan contuvo el aliento, casi había sido descubierto por Arah. Su corazón palpitaba a mil por segundo, no podían encontrarlo tan rápido. Por lo menos debía conseguir las aspirinas para el pequeño. Caminó de puntillas mirando hacia todos lados y avanzó de espaldas hasta la cocina cuando chocó con algo duro que le hizo perder el equilibrio. Estaba seguro que caería de espaldas. Cerró sus ojos esperando el golpe, pero este nunca ocurrió; alguien lo había sujetado de la cintura. Abrió sus ojos con terror y se encontró con un par de ojos marrones que lo miraban con detenimiento. ¿Estoy en el cielo abuelita? Pensó al ver a un chico de cabellos rubios cerca de su rostro. - ¿Y tú? ¿Quién eres?- Exclamó el contrario con una sonrisa.

Notas finales:

¿Y bien? ¿Les gusto?

 

Necesito que me ayuden a encontrar un nombre para el padre de SeHun. ¿Tienen a alguien en mente para el personaje?

De ser así, haganmelo saber. Estaré eternamente agradecida.

 

¡Hasta la proxima! :)

 

 


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