Eran las 10:00 am de la mañana y Draco venia justo en el momento preciso, ni un segundo mas ni un segundo menos, Harry entraba a las 9:00 am por lo que lo esperaba en su oficina para entregarle el horario, afuera del ministerio la secretaria de Harry, una mujer de mediana edad se veía de 30 años mínimo llamada Agnes Brown, fue muy gentil con el joven Malfoy, lo llevo directamente a su nueva oficina la cual él podía decorar como quisiera.
-El señor Potter se encargó de que su oficina fuese la mejor de este sector, eh incluso ayer en la noche mando a ampliar su oficina, tiene todos los materiales necesarios para comenzar su trabajo y puedo llamar a remodelación para que acomoden a su gusto la oficina- mientras la mujer hablaba, el rubio sonrió de lado sin que la secretaria notara, la mente de Draco solo podía pensar porque Potter se tomaría el trabajo de hacer que todas las comodidades de Malfoy fueras satisfechas para él.
-El señor Potter me pidió que le comunicara que se pase por su oficina para entregarle algunas funciones, misiones y horarios- dijo la mujer dirigiéndose a su despacho afuera del de Harry.
-¿Porque Potter se comporta así? ¿No podía entregarme esas cosas con su secretaria?- Malfoy levanto una ceja y miro su despacho, suspirando y sonriendo sin que nadie notara, dio la vuelta y se dirigió hacia el despacho de Harry.
-Bienvenido Malfoy, te estaba esperando – le entrego un horario en el que tenía libre sábados y domingos, los días miércoles (hoy) debía quedarse hasta las 10:00 pm, miro los ojos verdes esmeralda por debajo de los lentes de Harry y sus pensamientos fueron muy raros, algo que pocas veces había experimentado y no quería volver a pensarlo. –Un auror ira a tu casa para indagar sobre algo que no calze, no te preocupes lo hacen con todos, cuando entré también lo hicieron conmigo- la verdad es que con el salvador del mundo no hicieron eso, es solo para que tan vinculado estaba Draco Malfoy con las artes oscuras y las problemáticas que tuvo en un pasado oscuro de adolescente. –Esta bien- el ruio lo miro tornándose un clima intenso eh incomodo en el lugar. – ¿Quieres un café?- pregunto Harry haciéndose el cortes. –No- contesto cortante y nervioso- En otro momento- No podía decir gracias, su orgullo y apellido no se lo permitían por ningún motivo, a pesar de que los Malfoy fueran muy educados con Potter no podía serlo. Al decir esto Draco se fue hacia su oficina a comenzar a llegar expedientes de brujos asignados a nuevos hogares.
Mientras tanto Harry fue a hablar con Kingsley para asignar a un auror que vaya a la casa de Draco Malfoy.
-Harry, lo siento, creo que debes ir tú, tenemos muchos aurores capacitados pero ninguno que conozca a los Malfoy tanto como para no ser sobornados, tu eres el único en el que confió para hacer esta misión- Harry abrió sus ojos esmeralda y su corazón comenzó a latir. –Si…sí, claro ahora iré a hablar con él para que busquemos una hora prudente para ambos- contesto el jefe de los aurores.
-Bueno, debo ir a terminar los trámites para hacer negocios con Francia, estos magos son muy elitistas y buscan la perfección en el mundo- sonrió Kingsley y salió de la sala hacia el primer piso mientras el Auror se dio la vuelta y fue al despacho de Draco, toco la puerta aunque estaba abierta.
-¿Qué quieres Potter?- pregunto el Slytherin concentrado.
-Malfoy, lamento decirte que yo seré el auror que valla contigo a tu casa, no hay otro más según Kingsley- Draco lo quedo mirando y su corazón comenzó a latir muy rápido, tragando saliva.
-Claro- Dijo el rubio guardando la compostura –¿Ah..ahora?- Pregunto nervioso el joven.
-Pues sí.- dijo el castaño acercándose a Draco. –Está bien, vamos- sugirió el rubio. –Pero no te asustes si no vez una gran mansión- Al escuchar esto Harry quedo con la duda -¿Por qué?- pregunto Harry sin rodeos. –ya verás Potter- Dijo Malfoy parándose al lado de Harry y tomando su varita para trasladarse al hogar de Draco, Harry observo que el Slytherin agito su varita para desaparecerse y el auror tomo rápidamente la mano del rubio como un reflejo para aparecerse junto a él.
Llegaron y ambos captaron sus manos muy apretadas entre sí, por lo cual Harry miro sonrojado al igual que Draco y en uno segundos el rubio soltó la mano tocándose la nuca, un poco incómodo. –Aquí estamos- contesto un rubio triste. Cuando Harry escucho eso noto que Malfoy que conoció en la escuela no era el mismo que ahora trabajaba con él. –Creí que vivías en la mansión- murmuro Harry atrás de su compañero. -Veo que no sabes nada Potter, al morir mi madre, mi padre se fue a Askaban, por desgraciado y hace seis meses que el ministerio me quito la herencia hasta que toda la investigación termine, por esa razón arrende una habitación acá. –Lo siento mucho- dijo el ojiverde mirando hacia abajo. –No creo que lo sientas- contesto Malfoy. –Aunque no lo creas es la verdad, se lo que es vivir así.- Draco lo miro empuñando sus manos. –¡Tu no sabes lo que siento y tampoco sabes lo que es perderlo todo, no sabes lo que es vivir solo sin nadie a tu lado!- grito el rubio mirando los ojos verdes de Potter. –¿Alguna vez te preguntaste como era mi vida antes de entrar a Hogwarts?- Draco bajo su cabeza y dio la espalda a la cicatriz en forma de rayo.
El lugar donde vivía Malfoy era muy asqueroso a la vista de Harry Potter, ni cuando vivía con los Dusley vivía tan mal, parecía un piso de madera tan antigua que las terminas se sentían al pisar, una cama que se veía a simple vista discente pero los resortes salidos no era muy cómodo según Draco. –Créeme Potter esto es lo que mejor encontré para que me alcance al menos para comer.- contesto el rubio un poco avergonzado. –Por eso esas tan escuálido, ¿puedo decirte algo?- pregunto el ojiverde. –Claro, búrlate de mí todo lo que yo me burle de ti y tu familia en Hogwarts- contesto el ojigris con sus ojos brillantes sin voltearse a ver a Harry. –No aria eso Malfoy, no soy tan cruel como crees, quiero decirte algo que no sé cómo lo tomes pero… Quizás no seamos los mejores amigos, no te pido ser mi amigo tampoco pero no puedo permitir que vivas así, estas escuálido casi no comes, y no porque no quieras tan solo no puedes.-
-Ve al grano Potter- contesto agresivo Malfoy
-está bien, en grimmauld place la casa es bastante amplia, vivo solo, sé que es algo muy loco pero debes aceptar esta propuesta, esa casa es tan tuya como mía. Los Black son parte de tu familia, no solo eres Malfoy eso no puedes olvidarlo.- el castaño ya no podía más, no sabía lo que estaba haciendo pero el ver esos ojos grises sus palabras cambiaran-
-No Potter ni se te ocurra- dijo el hombre muy formal a pesar de su estado.
-Sí, te vendrás conmigo, si es necesario no me veras pero no permitiré que vivas acá- comenzó a hablar un tanto acelerado. –¡Tu no entiendes!- Grito Malfoy
-Quizás no lo entienda todo, pero mírame a los ojos y dímelo.!Dime que no resistes un día más aquí! Tu sabes que es verdad, mírame a los ojos y dime que no te irías a la mansión de los Black.- Malfoy se dio la vuelta y miro los ojos de Potter, no pudo formular ninguna sola oración para hablarle al-niño-que-vivió. -- conjuró Draco y sus Maletas se fueron junto a el mientras Harry le sonreía, bastante serio estaba el rubio y llevo todas sus cosas junto a Harry, como él no sabía en donde se encontraba el lugar tomo el brazo de Harry para aparecerse en la mansión. Al llegar Draco Malfoy noto el clima acogedor del hogar de Potter. –Bueno, aquí es, espero que te guste vamos a tu habitación –hizo que las maletas levitaran por el lugar y en silencio llegaron al segundo piso y Harry abrió la puerta de una habitación muy cortes –Esta es tu nueva habitación- Era muy amplia y tenía una cama de dos plazas en medio, era de color blanca y un piso de madera rustica, la cama parecía con adornos de plata y sabanas de seda azul con verde, se veía en la cara de Malfoy que estaba a gusto, más que en donde se encontraba antes.-mi cuarto esta en frente si necesitas algo solo llámame, te avisare cuando la cena este lista, si quieres recorrer la mansión puedes cuando quieras, la biblioteca está en el tercer piso. – al decir esto salió de la habitación y Draco se recostó en su nueva cama, no entendía porque Harry era así con él. Por un momento recordó el trabajo pero Harry le había comentado que Kingsley les dio el día para que hicieran la encuesta de la vivienda de Malfoy y sus pertenencias peligrosas. Tomo su cabeza y no podía creer como se sentía al estar en la misma casa que Potter. –Me estoy volviendo loco- Decía Draco –Al parecer es verdad no tengo nada, desde luego… antes lo tuve todo- el joven a punto de llorar trato de relajarse y evitar el pensamiento que lo condena. No podía hablar con Potter de este tipo de cosas pero tampoco podía callárselo.
Pasaron las horas y un pequeño golpe interrumpió el pensamiento de Draco –Malfoy es hora de comer- se escuchó a lo lejos la voz de Harry. El rubio se paró rápidamente y abrió su puerta quedando a centímetros de los ojos verde esmeralda. –se quedaron mirando con centímetros y sus respiraciones agitadas valían más que cualquier cosa juntas, pero en eso el chasquido de Kreacher el elfo de la mansión los separo y Harry como si nada bajo por las escaleras para encontrarse con la cena, el elfo siempre amaba que llegaran personas puras de sangre aún más si era un Black y pudo notar a lo lejos cuando llego Draco por lo que cuando Harry volvió a la mesa noto velas y una suave luz que no los dejaba a la oscuridad para que comieran tranquilos, al bajar Draco se encontró con la misma sorpresa. –Al parecer los elfos te aman- murmuro Harry. –Es de esperar Potter, pero no se me hace de importancia que ellos me ames- comento con una suave voz sonriente –esperaría que otro me amara- Se dijo así mismo en su mente pero borro en un instante su pensamiento. Se sentó en frente de su ex.némesis y ambos se miraron para empezar a comer. –Espero que te gusten los rabioles aunque estos son preparados con una masa mágica que busca en tu paladar el sabor que más te guste de relleno- Draco se Saborío y recordó un suave aroma que provenía de su niñez y sus ojos se cerraron sin notar que Harry contemplaba sin palabras al ex_mortifago, cuando volvió a caer en la realidad observo desafiante los ojos del Gryffindor -¿Qué miras tan embobado Potter?- susurro muy suave para no detonar con el cálido clima que crecía a través de las velas –Tus ojos- dijo Harry despertando en el momento al sentir su equivocación, era muy común que Harry Potter fuera zurdo en las palabras por esos siempre actúa y luego piensa. –Tus ojos que… son muy.. tienen un… son poco comunes- dijo tratando de salvarse de su torpeza, pero Draco si noto la verdad en esos ojos verdes que tantas veces le provoco adrenalina, sonrió de lado y no hizo ningún otro comentario aunque Harry miraba de reojo la sonrisa del Rubio. –Fue todo muy rápido ¿No crees?- dijo el castaño tratando de romper el hielo. –Así es, contesto frustrado- no hubo más tema de conversación y al terminar la cena ambos se dirigieron a sus respectivas habitaciones, pero Harry como siempre buscando la cortesía se paró en frente de Malfoy y tendió su mano como estuvo a punto de hacerlo hace un día atrás, el chico de ojos gris observo detenidamente la mano de Potter y fue un FlashBack que le recordó su primer día en Hogwarts, tomo la mano de Harry sin mirar a los ojos de este. –Descansa- susurro el auror dirigiéndose a su habitación.
El Gryffindor sin entender que estaba pasando por su mente, y más importante aún, que pasaba en su corazón era lo más incómodo para el saber que sus impulsos podían ser tan grandes como el orgullo de Draco Malfoy, tenía miedo de hacer algo contraproducente y peor aún que terminara Draco en la soledad que estaba antes de que Harry llegara –Debe ser el cansancio- Se dijo así mismo como consuelo hasta cerrar los ojos y dormirse.
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