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El Dragón y el Unicornio. por Lilium04

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Notas del fanfic:

Esto es lo que sucede cuando lees libros de mitología y astronomía con EXO de fondo...

Espero que les guste^^

Dos seres completamente distintos.

 

 

 

Un unicornio recorría los preciosos y verdes pastos que le ofrecía el increíble paisaje. Amaba la libertad que sentía cuando al galopar, la brisa se entrelazaba en cada mechón de su melena plateada, disfrutaba el crepitar que producían sus cascos al chocar con la tierra o piedras, bendecía cuando al recorrer los bajos riachuelos, estos salpicaban y bañaban su corto e inmaculado pelaje blanco, otorgándole frescura y le hacía sentir renovado.

Correr siguiendo el viento que revolvía las plateadas hebras, el Sol era su guía y le daba la luz necesaria para iluminar los caminos que el osado unicornio decidiera explorar, pero cuando el Sol necesitaba tomarse un descanso y pintaba el cielo en tonos naranjas y rojizos, muy amablemente, la Luna se encargaba de ocupar su lugar seguida de los pequeños diamantes que parpadeaban en el nocturno cielo. Aun cuando esto sucedía, el inocente y aventurado unicornio seguía encontrando lugares no antes encontrados. La luz plateada de la Luna era el faro que necesitaba para encontrar su camino y explorar nuevos, la iluminación que le otorgaba el satélite se perdía en la melena de unicornio, es como si al nacer, el aspecto inocente, dulce y tranquilo se lo había otorgado la preciosa Luna, el unicornio tenía una imagen más pura que la pradera en invierno, siendo la nieve la cómplice en confundirlo en su frío manto; pero en el pecho del unicornio, ardía un corazón rebelde, siempre entusiasta de recorrer los límites del vasto territorio y cuando llegaba, seguía para descubrir aún más, poseía un espíritu imparable y la energía imperativa, sueños inundaban su cabeza y el brillo jamás se perdía de sus ojos marrones.

Pero el unicornio a pesar de tenerlo todo, tenía nada. Se encontraba solo.

 

 

 

Un inmóvil dragón se encontraba durmiendo en una fría cueva. Las paredes húmedas le daban la frescura que necesitaba la áspera y gruesa piel de tonalidad carmesí, tan llamativa como la sangre fresca; el lugar bajaba un poco su temperatura corporal y le reconfortaba. Al ser un ser de apariencia terrorífica y que pequeñas hileras de humo salieran por sus fosas nasales, le otorgaban todo el espacio que necesitara.

Su porte es magnífico, las dos extensiones de su cuerpo en la espalda le dan mucha elegancia cuando las extiende, pareciese que el Sol se encargó de otorgarle el aspecto imponente y radiante, prestándole sus llamas cuando el dragón exhalaba.

Atravesaba el cielo despejado gracias a sus enormes alas, el viento chocar con su rostro le hacía cerrar los ojos y dejarse llevar. Caminaba por los espacios desnudos de árboles, su gran tamaño no le permitía recorrer zonas con ellos sin chocar o que alguno le impidiera el paso, pero amaba los espacios abiertos, recostarse en el pasto mientras que las verdes hileras acariciaban su escamosa piel y le daban la sensación de un cosquilleo muy agradable. De vez en vez suspiraba, exhalando un hálito caliente seguido de pequeñas y juguetonas llamas vivas.

Su mirada siempre imponente y seria, delataba muchas cosas: tal vez quisiera encontrarse con algún ser que no le temiera, algún ser con el cual reparar su corazón vacío y defectuoso... algún ser para no sentirse tan solo.

 

 

 

El Sol y la Luna se entristecían al ver a sus hijos solos, querían que encontraran compañía con la cual disfrutar a plenitud de su vida, después de todo, el Sol y la Luna se amaban, a pesar de ser completamente opuestos, se tenían uno al otro. ¿Acaso no todos días, el sol se encarga de darle tiernas caricias a la Luna cuando los primeros rayos de luz aparecen? ¿Acaso no todas las noches, la Luna envuelve en su suave manto al Sol para que este se duerma en sus brazos? ¿Acaso no somos cómplices de sus reuniones y nos maravillamos ante la belleza de un eclipse? No, nadie sabe dónde acaba uno y comienza el otro, todos somos testigos de su amor en cada uno de nuestros días y noches de existencia.

 El Sol y la Luna decidieron reunir a sus hijos.

 

 

 

En un sueño, el unicornio vio un hermoso paisaje, cubierto de verde pasto y flores, aún con el rocío bañando el lugar. A primera hora, el unicornio salió en búsqueda de aquel magnifico lugar que la Luna le había mostrado.

El dragón recorría todo el lugar, estiraba sus alas después de dormir por varias horas. En pleno vuelo, la luz del Sol impacto en sus ojos cegándolo momentáneamente, obligándolo a aterrizar de inmediato. Sin abrir los ojos, pudo sentir la húmeda hierba en las plantas de sus patas, enterró sus garras hasta sentir que su visión regresaba.

Cuando el dragón abrió los ojos, pudo sentir unos contrarios fijos en él, la vista aún era borrosa pero distinguía una larga melena plateada.

El unicornio al fin había encontrado el paisaje de su sueño, pero no esperaba encontrarse con otro ser el lugar. Sus ojos cerrados y las garras en la tierra, le preocupó y decidió acercarse para conocer al extraño.

Lentamente, los ojos del extraño se abrían y el unicornio no pudo evitar perderse en los ojos ámbar del otro. Su mirada parecía estar vacía... se parecía a él.

En paso lento pero decidido, doblo sus patas hasta quedar a la altura del dragón, sintiendo la hierba rozar su pelaje.

El dragón miraba fijamente al ser que tenía en frente, aquel frágil e inocente unicornio no le tenía miedo y lo comprobó cuando se inclinó hasta quedar peligrosamente cerca de sus fauces. Sus ojos marrones eran grandes y redondos, brillaban pero les hacía falta algo.

Delicadamente, ambos seres juntaron sus frentes, evitando dañarse uno al otro, el unicornio no quería lastimar al dragón con su cuerno, aunque era imposible por la gruesa piel del otro, pero en dragón esperaba no incomodar al unicornio con sus curveados cuernos rozando la plateada melena.

 

El dragón y el unicornio ya no se encontraban solos y sus padres velaban por la felicidad de sus hijos.

 

 

Pero una vida no es suficiente para el amor que llegaron a profesarse.

 

 

El unicornio fue el primero en marcharse y reunirse con su madre, otorgándole un lugar en el firmamento siendo el astro más brillante.

El dragón se encontraba triste por su perdida y no tardo demasiado en seguirlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

- Hola, mi nombre es Zhang Yixing, pero para el grupo seré Lay. - Un joven se presentó ante sus nuevos once compañeros de canto y baile. Después de mucho esfuerzo, logro ser elegido para un proyecto de un nuevo grupo que la prestigiosa empresa SM lanzaba y el nombre seria EXO. No pudo evitar sonreír con entusiasmo a sus nuevos compañeros, mostrando su lindo hoyuelo.

-Mi nombre es Wu YiFan, pero seré Kris y al parecer, seré el líder. - Sonrió hacía los demás y tomó su lugar de nuevo. Sentía que de algún lugar conocía al joven que anteriormente se presentó, *Tal vez lo ví en algún pasillo.* pensó.

 

 Al ser ambos de la misma nacionalidad, creyó que sería más fácil acercarse a él. Mientras que los otros se presentaban, decidió hablarle a su compañero de alado.

 

-Lay, ¿cierto? - le llamo y el otro pareció tardar unos segundos de que es a él a quien llamaban.

-¿Ah? ¡Ah! Cierto... y tú eres Kris... - le contesto, Lay al mirarlo, pareció que lo conocía.

- Sí. ¿Qué símbolo te dieron? - le pregunto Kris curioso.

- Un unicornio, parece que es sobre curación o algo así... ¿Y a ti? -

- Un dragón, parece que es sobre volar o algo así... - Kris repitió casi las mismas palabras de Lay lo que causo que ambos rieran.

Pasaron unos segundos y las risas cesaron para luego perderse en la mirada del contrario.

 

 

 

 

 El unicornio que curó el roto y solitario corazón del dragón y el dragón que le enseño al unicornio a volar, al fin se reunían de nuevo.

 

 

Notas finales:

Como se sienten al formar parte de EXO-L??? jajajaja EXO-LOL xD

Saludos~~ (/nwn)/


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