Capítulo 6. Me he perdido en su amor
Los días pasaron, mi vida comenzaba con mañanas grises en las que no me daban ganas de salir de la cama, el frio de mis pies parecía retenerme, mis rodillas temblaban aun como si estuviéramos en pleno terremoto no podía mantenerme en pie, de no ser porque tenía que ir al baño no hubiera salido nunca de mi cama, mi cabello era un desastre, mis ojeras tenían el tamaño de dos naranjas grandes porque a pesar de estar todo el día en la cama no podía conciliar el sueño, solo me la pasaba recordando cada momento con él, planeaba miles de encuentros ficticios en los que yo saliera como vencedor, pensaba en cual hubiera sido el mejor modo de actuar, ¿Por qué no deje que me lo hiciera en la rueda de la fortuna? Así le hubiera dicho que era malo haciendo el amor… que no era el quien me botaba sino yo a él, ¿Por qué simplemente me caí al suelo? no logro entender y cuando trato de hacerlo las lágrimas regresan.
-Conejito ya está lista la comida- mi mamá toca la puerta –vamos conejito hice tu comida favorita-
-No quiero comer mamá, gracias-
-Tiene una semana que no comes nada- suspiro- ¿puedo entrar?-
-Si-
-Conejito dime que tienes, sé que muchas veces no tengo tiempo para estar contigo, pero sé que esta vez no es como las veces anteriores que te deprimes… sé que esto es diferente ¿verdad?- yo solo afirmo con la cabeza, mi madre se sienta junto a mí- Conejito no creo que algo sea tan malo como para que te quedes aquí… los problemas hay que enfrentarlos-
-Mamá cuando alguien te deja no hay que enfrentar-
-Por supuesto que si… tenemos que enfrentar esa ausencia… esos recuerdos que llegan sin ser llamados… tenemos que enfrentar al mundo…- se recuesta en la cama- ¿Conejito se murió tu pez dorado?-
-No, Oliver está vivo-
-¿Seguro? Llevas una semana sin lavar su pecera- me enderezo rápidamente- Tienes personas por quienes vivir… y peces también… yo no me podría hacer cargo de Oliver… me da un poco de asco sus escamas-
-No quiero salir nunca-
-Está bien, pero que harás cuando no esté aquí contigo…-
-Me iré contigo-
-No Wólfram no puedes irte, debes quedarte y vivir tu vida… debes buscar a una buena persona que te quiera… encontrar un buen trabajo, tener hijos…-
-No existen las buenas personas-
-¿yo soy una mala persona? Eso es injusto-
-No, tú no lo eres-
-¿y tus hermanos lo son?-
-Tampoco-
-Está bien, al menos existen cuatro buenas personas…-
Después de ese día comencé a salir nuevamente, no diario ni todo el tiempo, salía a veces al súper mercado, acompañaba a mi mamá a lugares o iba a casa de mi hermano, mi vida comenzaba a normalizarse, estuve así alrededor de tres meses hasta que un día en el que había decidido salir con un amigo al zoológico lo volví a ver, en la estación de tren, estaba con una chica muy bonita, rubia, delgada, alta, bonitas piernas y con unos ojos color miel enormes, Yuuri la abrazaba y besaba, mi corazón se estrujo un poco, pero ya no sentía algo por el… era nostalgia.
Yo me encontraba en una banca leyendo una revista esperando a que mi tren llegara, él estaba comprando boletos como a 5 metros de donde estaba, al parecer no se había dado cuenta de mi presencia, por lo que pude notar ellos eran novios.
Minutos después escuche una pelea eran ellos, al parecer la chica estaba llorando le decía a Yuuri que si era verdad lo que le estaba diciendo, el solo se fue, dude un momento entre no ir a ayudarla o ayudarla, entonces recordé ese momento donde estaba de rodillas en la avenida, fui junto a ella.
-¿Te encuentras bien?- La chica se limpió las lágrimas con el dorso de la mano
-No muy bien, mi novio me dejo-
-Lo siento mucho- dije
-Me lo advirtieron, dijeron que él era así, dijeron que siempre hacia lo mismo… no les quise creer… busca a las chicas más ingenuas las enamora y las usa…-
-¡Chicas ingenuas!-
-Si… - la chica suspiro y alzo la mirada un momento, su semblante cambio de inmediato, ya no lloraba más, miro hacia el frente con seriedad- Yuuri- dijo mientras estrujaba un pañuelo entre sus manos, tratando de buscar una respuesta dirijo mi mirada hacia donde ella observaba atenta, era Yuuri platicando con otra chica, esta vez era castaña, sonreía y anotaba en una hoja de papel algo, seguramente su nombre, la otra chica sin decir nada camino hacia donde estaban ellos, creí que podía hacer alguna locura por lo que fui tras ella.
-Tan rápido te olvidaste de mi ¿verdad Yuri?- dijo la rubia
-¿Quién es ella?- pregunto la castaña
-Su novia, o bueno hace cinco minutos aun lo era-
-Yuuri tú me dijiste que llevabas un año soltero- yo me dedique solo a contemplar los rostros sin decir nada, solo si la rubia le pegaba a la otra me la llevaría, ya que esta chica ya ha hecho mucho alboroto, por un momento olvide que lo conocía, olvide que él me hizo lo mismo, su rostro no mostraba alguna señal de preocupación, era sereno… o bueno hasta un poco altanero… egocéntrico… presumido y fanfarrón… ¿Este era realmente Yuuri? ¿Esto era Yuuri? Nada en el parecía serlo, nada de esto aprecia real, nada absolutamente nada era real, entonces el me miro por primera vez, sus ojos no eran como siempre, su rostro, su sonrisa… su sonrisa… de un momento a otro Yuuri se abalanzo contra mí, sentía su lengua recorrer mi cuello, sus manos moverse por todo mi cuerpo, su fuerza era impresionante, comencé a sentir un ardor en mis costillas, no sabía era lo que pasaba hasta que vi su mano, su mano llena de sangre, llena de mi sangre, se separó un poco para lamerse la mano, como si de un felino que come su presa, me regalo una sonrisa, por la comisura de sus labios salían gotas de sangre.
…
-Wólfram…. Wólfram… Wólfram…- Una vos se escuchaba a lo lejos, la luz no me dejaba ver todo era completamente blanco, me encontraba recostado, me cubría una ligera sabana- Wólfram… wólfram… wólfram…-
-¿Quién es?- dije casi en un susurro
-Vamos levántate tenemos que irnos-
-No te veo-
-Eso no es importante Wólfram levántate el cielo nos espera-
-¿Morí verdad?-
-¿Por qué lo preguntas?-
-Solo veo una luz, todo es blanco y no puedo verte… cuando te mueres y vas al cielo…- Escuche su risa
-No moriste- vuelve a reír
-¿Dónde estamos?-
-En casa, pero iremos de viaje en avión por un largo tiempo-
-¿Quién eres?-
-Tu esposo-
-¿Mi esposo? ¿Cómo te llamas?-
-Wólfram me empiezas a dar miedo, ya levántate…. Tus pantalones están junto a ti- No le hago caso a la voz ya que dejo mis pantalones donde están, me levanto y camino hacia la luz, quiero verlo algo en el me intriga, la luz me lleva a una habitación con un gran piano frente a él un hombre de cabello negro acaricia el borde de su labio inferior, esperando, al escuchar mis pasos se sobresalta.
-¿Yuuri?-
-¿Wólfram?-
-Que haces aquí engreído, pensé que habías muerto o regresado al infierno… ¿y la chica rubia? ¿Dónde está?-
-Wólfram me estas asustando-
-Tú me mordiste… yo sangraba… tú me engañaste-
-Perdón no debí engañarte, no iremos a parís… iremos a Londres… se me hizo más romántico… ¿Viste los boletos?-
-¿De qué hablas? ¿Qué boletos?-
-Acércate siéntate aquí- señala sus piernas- creo que amaneciste un poco confundido-
-No me voy a sentar en tus piernas-
-Está bien solo acércate- doy unos pasos había el frente- iremos de luna de miel, quedamos en ir a parís pero, ya no encontré un hotel disponible… parece ser que todos decidieron ir a país en diciembre… me decidí por Londres…-
-¿Luna de miel?-
-A ver conejito acércate- yo niego con la cabeza- está bien yo voy contigo- al levantarse me doy cuenta de que ya es más alto… esperen un minuto yo también soy más alto, no tanto como el pero, si un poco más alto de lo que era antes, camina con calma y abre los brazos centímetros antes de estar junto a mí, me da un gran abrazo y un beso en la frente- tuviste un mal sueño, lloraste y mucho… trate de despertarte, pero tu mamá dijo que no lo hiciera-
-¿Mi madre?-
-Sí, ya se fue vino a dejarte una maleta-
-No entiendo nada-
-Deja que te recuerde todo- toma mi barbilla, se acerca poco a poco, nuestros labios se rosan, mis boca se abre un poco ante su contacto, me toma por la cintura, pero no como antes en la rueda de la fortuna, esta vez es cálido, sus labios se mueven rápidamente, nuestras lenguas comienzan un juego rápido de dominio en el que el sale victorioso, se separa un poco de mí, me mira a los ojos, sus ojos son diferentes este día, me da un besos en la mejilla, su aroma fresco a menta, me hace volver a la realidad.