Capítulo 5
Comienzan los problemas (Primera Parte)
Nowaki camina por el hospital, mirando algunos informes. Había transcurrido una semana desde que la mujer les dijo las reglas de su deceso, por decirlo de alguna manera.
Tenía que ser sincero no había intentado ni siquiera un poco en traer de vuelta al antiguo Hiro-san. Su relación iba de maravilla, como nunca antes, por que cambiar si se sentía cómodo con ella.
-Nowaki que bueno que te veo. –Su Sempai estaba frente a él, en una postura algo nerviosa.
-Sempai. ¿Necesita algo? –Pregunto dudoso. El hombre sonrió rascando su nuca
-Mi casero me descubrió con su mujer. – los ojos del joven se abrieron como plato. –Y me corrió del edificio.
Nowaki suspiro derrotado, no quería dejar a ese hombre en su casa, sabía que su novio se molestaría. Pero tampoco lo podía abandonar, él siempre lo ayudo cuando lo necesito en el hospital.
-No se preocupe Tsumori-san, en mi casa siempre será bienvenido. –Comento de la manera más amble posible y escondiendo su molestia.
-Muchas gracias Nowaki, sabía que podía confiaren ti. – Dijo el mayor del médico, posando una mano en el hombro del menor.
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Llevaba una hora esperando a su amante, pero este brillaba por su ausencia. Apago el quinto cigarro, el chico no contestaba sus llamadas e ignoraba sus mensajes.
Miyagi había comenzado a sospechar que algo andaba mal con su joven pareja. Comenzó a distanciarse, ya no llegaba a cenar y no han vuelto a tener sexo. Tenía un mal presentimiento de ese comportamiento.
El sonido de su celular lo saco de sus pensamientos.
-¿Miyagi? –
-Shinobu, llevo una hora esperándote. –Contesto sin molestarse en saludar
-Lo siento no iré. –Fue la simple respuesta del rubio. – Esta noche llegare para cenar, creo que debemos hablar. –Miyagi sintió su cuerpo paralizarse, al escuchar aquellas vacía palabras.
-¿Pasa algo? –Pregunto con miedo
-Ahora no puedo hablar, no vemos en la noche.
-Pero. –Intento replicar
-Adiós Miyagi. –Fue la cortante respuesta del menor, para cortar la comunicación. Dejando al hombre en una incertidumbre dolorosa.
Con sus manos temblorosas guardo su celular, miro a un punto vacio en el lugar. No escuchaba a las personas a su alrededor.
Estaba consiente que Shinobu quería hablar de su relación y eso lo aterraba de una manera que nunca pensó. Siempre se mantenía tranquilo o al menos eso aparentaba, pero ahora a pesar de tener 36 años, no sabía cómo actuar.
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-¡Cuantas veces te he dicho que no eres bienvenido en mi casa! – Akihiko estaba furioso.
El escritor, estaba de mal humor, Misaki se había escapado temprano en la universidad luego de provocarlo. Akikawa había llegado molesta por no entregar a tiempo al manuscrito y luego Izaka-san lo había obligado asistir a una conferencia en dos días.
Y por último su desagradable hermano había llegado de Roma, con muchos regalos para “SU NOVIO”, y el muy descarado no se quería ir hasta ver al universitario.
-No me importa lo que digas. –Comento el mayor con desinterés. –vine a ver a Misaki no a ti. –Sentencio, sentándose en el sillón, mirando a su hermano desafiante.
Ante que el peli gris pudiera sacarlo a patadas de su casa, la puerta se abrió dejando ver aun lindo castaño de ojos verdes jade. –¡Ya estoy en casa! – Dijo de manera entusiasmada.
-¡Bienvenido! – Dieron los hermanos Usami al unísono. Misaki parpadeo varia veces al ver a dos apuestos hombres ante él, la sonrisa de Akihiko se borró a ver como “SU MISAKI “abrazaba a su odioso hermano.
-Haruiko-San que gusto verte. –Dijo el menor abrazando al hombre de aparecía fría, este no dudo en envolver en sus fuertes brazos aquel frágil cuerpecito.
-¿Cómo has estado pequeño? –Pregunto el adulto feliz.
-Muy bien, - el chico miro los regalos en el sillón y una gran sonrisa se posó en su rostro. -¡¿Esos regalos son para mí?! – Pregunto con entusiasmo acercándose a los obsequios.
-¡Claro! –Contesto Haruiko, su pecho parecía salirse de su cuerpo, Misaki nunca se comportaba así de cariñoso y expresivo
El aura oscura del afamado escritor, estaba rodeando toda la casa prácticamente. No soportaba ver a Misaki hablando con su hermano, expresando su felicidad a otros que no era él, además era más cariñoso, no le importaba que lo miraran, Misaki decía y hacia lo que se le antojaba.
Y al mayor no le agradaba en nada, pero tampoco hacia algo para cambiar esa situación, después todo era resuelto en la cama y para el peli gris por el momento era todo lo que quería.
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Nowaki y Tsumori llegaron al departamento del primero alrededor de las 8 de la noche. Estaban agotados, además el menor se vio obligado acompañar a su superior en busca de sus escasas pertenecía que equivalían a dos maletas y una mochila.
El joven no sabía cómo su novio reaccionario a la inesperada visita prolongada de su compañero de trabajo. Quiso llamarlo por teléfono para avisarle, pero no tuvo oportunidad.
Llegaron al dichoso apartamento, uno de ellos nervioso y el otro con el corazón en la boca, al entrar ambos hombres fueron recibidos por un esquisto olor, que provenía de la cocina.
Entraron en silencio, dejando sus zapatos en la entrada. – ¡Estoy en casa! – Anuncio con voz queda, su acompañante le pisaba los talones, al llegar al comedor vieron la mesa perfectamente arreglada para dos, y la comida cubierta, encima de la cocina para que no perdiera el calor.
Todo estaba ordenado, como acostumbraba encontrar luego de ese extraño suceso- Hiro-san – Llamo el mayor a su amante, pero no obtuvo respuesta. Tsumori dejo las maletas junto al sillón mientras, veía como Nowaki buscaba al castaño.
-Iré a ver a las otras habitaciones. –Dijo el menor para perderse por un pasillo. Tsumori se acomodó en el sillón, se fijó que detrás de este había un puerta, la curiosidad era más fuerte.
Abrió la puerta con cuidado, tratando de no hacer ruido, el lugar era un cuarto algo pequeño, de color azul, la mayoría del espacio era ocupado por libros, apilados en estante y algunos en el piso.
Había una ventana de tamaño regular, un escritorio y una portátil encima de este. Un sofá amplio y cómodo, estaba apoyado al fondo y un castaño dormía plácidamente, de boca arriba, con un libro descansando en su regazo.
Una sonrisa siniestra se formó en su rostro, se acercó al sillón con la atención de asustar al “bello durmiente”. Al quedar a frente de él se quedó quieto mirándolo.
El hombre era hermoso, si lo miraba bien, su piel clara, con cabellos castaños alborotados por todos lados, un muy bien formado cuerpo.
-De verdad es muy lindo. –Admitió en un susurro, ahora entendía por que Nowaki babeada por ese profesor.
El castaño comenzó a removerse, abriendo sus hermosos ojos caramelos, que tenían un tinte rojizo y extraño.
-¿Qué haces aquí? –Pregunto con el ceño fruncido y ojos adormilados. Era una imagen adorable.
Sacudió su cabeza para sacar aquellos pensamientos. –Lo siento, -Se disculpó de manera sincera. –Nowaki te buscaba, yo entre por curiosidad y… - El rubio no entendía porque hablaba de manera insegura.
-Está bien. –Dijo el profesor, comenzando a estirarse. –Supongo que te quedaras a cenar ¿Cierto?
El medico solo asintió como bobo. –Muy bien vamos al comedor la cena esta lista. –El castaño camino seguido del rubio, que no paraba de mirarle el trasero
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Shinobu y Miyagi estaba sentado un frente al otro, la tensión era increíble. El menor no se atrevía mirar al hombre frente a él a la cara.
-¿Estás seguro de esto? –Pregunto el profesor de literatura derrotado.
-Sí. –Fue la simple respuesta del menor. –Miyagi, entiende que estoy confundido tengo 18 años y de verdad aun quiero hacer muchas cosas y teniendo una relación con un hombre 17 años mayor no me ayuda .
-¡Esta fue tu idea nunca quise una relación! – Exploto el mayor dejando, muy sorprendido a su joven amante.
-¡Miyagi tranquilízate!
-¡No, me pidas que me tranquilice! –Dijo pasando su mano por su cabello, respirando agitado. – Sabía que todo esto era un capricho, que me dejarías cuando te aburrieras.
-¡No te estoy terminando solo te pido un tiempo! – Grito el menor, perdiendo su poca paciencia.
-¡Es lo mismo Shinobu! – El mayor respiro por un tiempo y apretó los puños. –Está bien si quieres un tiempo lo tendrás. –El rubio sonrió agradecido, ante que pudiera hablar, su amante lo interrumpió. – Pero recuerda que no esperare hasta siempre.
-¿Qué me quieres decir? –Pregunto con miedo el menor
-Que no esperar por siempre a que se pase tu confusión. –Sentencio subiendo la escalera. – Espero que te mudes. –Agrego
-¿Me estas echando?
-No, te estoy dando espacio. –Con eso dejo al menor solo, llorando y más confundido que antes.
Miyagi se sentó en los pies de la cama, se sentía un idiota, sabía que su reacción no fue la mejor, pero no lo pudo evitar. Es maldito mocoso había logrado lo que otros no pudieron, enamorarlo al punto de no poder vivir sin su pequeño terrorista.
-Un deseo y todo se va al carajo. –Comento con ironía mirando la piedra con impotencia. – Estoy jodido. –Se estiro en a la cama, abrazo a la roca y cerró los ojos.
Maldiciendo por dentro el maldito día que pido ese estúpido deseo.
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El ambiente era tenso, los hermanos Usami se mataban con la mirada, mientras el universitario.
Misaki había insistido que Haruiko se quedara a comer, con solo una mirada desafiante al escritor, consiguió su cometido. Hiso un guiso de cerdo, con arroz y verduras.
-Después de cenar te iras oíste. –Comento el escritor mientras se servía un poco de vino.
-¿Siempre eres así de simpático con tus invitados? –Pregunto de forma sarcástica, mientras tomaba un trozo de pan.
-Solo con los que no son bienvenidos. –Dijo tajante el escritor, agarrando la copa de vino con fuerza.
-Sabes Akihito, Misaki se aburrirá de ti si alejas a la gente que lo quiere
-Claro que no lo hará, además tú no lo quieres. Para ti es un capricho. –Haruiko lo miro con furia, al principio si era un capricho pero luego, el menor fue ganando su corazón.
Se proponía refutar todo lo dicho por el caprichoso novelista, pero se vio interrumpido por el castaño que traía una bandeja con el estofado.
-Disculpen la demora. – Comenzó a servir los platos de manera tranquila, sabía que los hermanitos problemas lo estaban observando y eso le gustaba.
Para sorpresa de los tres la cena transcurrió tranquila. Con una plática amena y algunos anécdotas de los mayores.
Pero no todo dura para siempre
-¿Misaki te gustaría ir a Italia conmigo el próximo mes? – El mencionado abrió los ojos con ilusión
-De ninguna manera. –Fue la fuerte respuesta de Usami menor, golpeando La mesa.
-No te pregunte a ti, si no a él. –Comento con hastío el de lentes
-Pues no ira y punto. –Misaki arqueo una ceja desafiante y miro a su conejo.
-¿Por qué no puedo ir Akihiko?
-Porque yo lo digo. –Contesto con arrogancia.
-Pues me vale lo que tú digas yo iré a Italia te gusto o no. – Akihiko y Haruiko miraron al menor sorprendido. Como si no reconocieran al joven frente a ellos.
-Misaki he dicho que no iras a ese estúpido viajes, si quieres ir a Italia yo te llevare. –La carcajada de Misaki se escuchó en toda la casa.
-No, prefiero quedarme encerrado en mi habitación que ir contigo a un lugar donde no me dejaras ni respirar por tus celos. –Misaki se paró, tomo su abrigo y sus llaves y camino a la salida.
-¿Dónde vas? – Grito el peli gris alterado
-A donde se me venga la puta gana. –Contesto mordaz, caminado con agresividad, para desaparecer por la puerta principal.
-¿Qué le hiciste a mi dulce Misaki? –Pregunto Haruiko en estado de Shock
-Yo no le hice nada… -Pero sus palabras quedaron en el aire. Todo era su culpa
……………………………………………………………………………Continuara