Capítulo 7
Decisiones
-¡¿Por qué diablos hiciste eso?! – Cierto rubio gritaba, estaba al borde de la histeria.
Miyagi su pareja actual, ya que para Shinobu seguía siendo su pareja aunque no vivirían junto. Lo había encontrado durmiendo con su primo, que vino a visitarlo, pero de seguro el mayor distorsiono todo.
-Lo siento Shinobu. – los ojos caramelos de su amigo, lo observaban con culpa y arrepentimiento. – Solo quería divertirme un poco, pero se salió de control.
-¡QUE SALIO DE CONTROL! –Exploto el rubio, -CLARO QUE TODO SE SALIO DE CONTROL.
El cuerpo del menor temblaba, a causa de la rabia mal contenida, todos en la sal estaba en silencio, nadie sabía que decir y tampoco se atrevían.
-Estoy perdido. – Susurro el menor para sí mismo, si tenía la oportunidad de volver con Miyagi, lo más probable que ahora no.
-Vamos Shinobu, - Yuki su primo, dijo e manera animada. –Tiene que hablar con el explicarles las cosas, todo no está perdido.
Los ojos grises del universitario brillaron con algo de esperanza. Quizás, solo quizás, tenía la remota oportunidad de hablar con el mayor.
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Su cuerpo se sentía frio, el lugar donde estaba no lo conocía, ¿Por qué estaba desnudo?
Su vista vagó por el lugar, el sitio era amplio, como si no tuviera fin. El lugar le causaba una sensación de tristeza, ¿Porque todo estaba tan oscuro? ¿Dónde está Usagi-san?
-Usagi-san- Susurro, acurrucándose en medio del lugar, ocupando sus rodillas como soporte para su cabeza.
-¿Tu no dejas de llorar nunca? – Abrió los ojos como plato al escuchar esa voz, la conocía muy bien.
Al levantar la vista se encontró con él mismo. ¿Qué diablo pasaba?
-¿Quién eres tú? – Pregunto con voz temblorosa, ahora si estaba asustado.
-Soy Misaki. – Respondido el otro castaño, era como si estuviera frente a un espejo.- Bueno en realidad soy tú, pero mejorado.
-¿Cómo que mejorado?
-eres tan ingenuo. –Hablo su otro yo, con claro sarcasmo. – Soy todo lo que Akihiko desea en realidad. – Frunció el ceño, porque esa persona llamaba a su novio por su nombre.
-Oye, -Comenzó. – No vendrás del futuro a decirme que algo malo me va a suceder.
La carcajada del recién llegado se escuchó por todo el lugar. – No idiota, no vengo del futuro, soy tu otro yo, te explico. – Comenzó a caminar alrededor del más pequeño e ingenuo. – Akihiko, pido un deseo.
-¿Un deseo?
-Ahora entiendo por qué lo pidió,- Respondido el otro rodando los ojos. - Como decía Akihiko pido un deseo, que consistía en que tú, fuera más atrevido y no tan estúpido.
Los hermosos ojos verdes estaban llenos de lágrimas al escuchar el relato. - ¡Usagi- san no haría eso!- Grito
-Claro que lo hizo, pero como escuchaste una palabra que hizo despertar tu sub consiente, cuando dijo que eras una molestia.
-¿Quieres decir que todo este tiempo tú has estado con Usagi-san?
-Sí y muy juntos.
-¿Ustedes?- No pudo terminar la pregunta, por miedo a la dolorosa respuesta.
-Si hemos tenido un montón de sexo y debo decirte que lo disfruto más que contigo.- Se acercó al otro chico, poso su mano en el hombro. – Deberías dejar las cosas como están, él es más feliz así.
-¡mientes Usagi no me dejaría! – Su voz se escuchó más temblorosa de lo que quisiera.
-¿Entonces porque pidió el deseo?
No pudo responder, su otro yo tenía razón. Quizás de verdad Usagi-san se había cansado de él, siempre fue solo una molestia, nunca debió dejarse llevar por esos sentimientos.
Además él nunca se atrevió a decirle te amo o a demostrarle afecto. El orillo a Usagi –San a pedir ese deseo, era su culpa.
-Si desaparezco yo, -susurro temblando. –Usagi-san será feliz
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Estaba agotado, el turno en el hospital había sido horrible. Amaba ayudar, pero estaba descuidando mucho a su novio, eran casi 3 días que no dormía con él, llego al edificio cansado, solo quería dormir.
Al entrar al lugar todo estaba obscuro, se podía escuchar la televisión encendida. Entro en silencio para sorprender a su amado, pero el sorprendido fue él.
Hiroki estaba en el sillón, ocupando el regazo de Tsumori como almohada, profundamente dormida, mientras su “querido Sempai “le acariciaba su cabello”
La rabia lo invadió, los celos y la inseguridad. Todo al mismo tiempo, dejo caer su bolso y camino hacia el salón.
-¿Qué pasa aquí? – Su pregunta fue fría, Tsumorio lo miro divertido.
-Nowaki llegaste. – Los ojos grises mostraban un brillo que el joven pediatra conocía muy bien. – No levantes la voz, Hiroki durmió muy mal esperándote, se quedó dormido hace poco.
-Creo que lo llevare a su cama para que descanse. – Se acercó a su novio para cargarlo, grande fue su sorpresa cuando su Sempai no lo dejo.
-Creo que deberías dejarlo aquí, yo lo llevare en un rato. –Sentencio el mayor, mirándolo desafiante.
-No es necesario las molestias, yo puedo cuidar a mi novio. –Las últimas palabras la recalco.
-Bueno al parecer Hiroki no piensa lo mismo. – El oji azul, se tensó, quedando arrodillado, cuando se disponía a cargar al mayor.
-¿De qué hablas?
-Él cree que tú ya no lo quieres. – Algo se quebró en el interior del menor al escuchar tales palabras.
-Eso no es verdad, lo amo. –Susurro viendo el rostro durmiente del maestro. Estaba consiente que últimamente, se había ausentado notablemente, y gracias a eso estaba descuidando lo más preciado.
-Veras Nowaki, -la voz de su sempai lo estaba molestado, de una manera que nunca pensó ser posible. – Hiroki, necesita tener a su lado, a alguien que lo quiera de verdad, que lo haga su prioridad. Yo estoy dispuesto a darle eso.
Todo cayo en su lugar, ¿Cómo no se dio cuenta de las intenciones del rubio?
-Creo que deberías buscar otro lugar donde quedarte, aquí ya no eres bienvenido. –Fue su respuesta cargando a su novio, este inmediatamente acurruco su cara en su pecho, regalándole una hermosa sonrisa.
-Está bien, mañana mismo me marchare, -Nowaki asintió dando la vuelta, dando por terminada la plática. – Pero eso no quiere decir que me alejare de Hiroki. – El menor se detuvo, volteando lentamente. – Te lo advierto, si sigues descuidándolo de esa manera, no dudare en quitártelo.
-¿Me estas amenazando?
-No, .Dijo acercándose. – Es una afirmación. – Si no tuviera el peso de su novio en sus brazos, Tsumorio no hubiera salido de esa casa ileso.
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-¿Cómo sigue? – Pregunto acomodándose junto a su amigo, el escritor se veía mal, había bolsas negras debajo de sus ojos. Su rostro era lamentable, no podía verse más miserable.
-Lo único que quiero, - Comenzó a decir con voz áspera, - Es ver sus orbes verdes. – Miyagi lo miraba con lastima, agradeciendo no estar en su lugar, no sabría cómo actuar, si en vez de ese pequeño castaño, fuera su Shinobu.
Bueno el chiquillo terrorista ya no era “su Shinobu”, lo había perdido, y todo lo que sucedía y a él y sus amigos, lo habían ganado a pulso. Porque siempre nos damos cuenta de las cosas, cuando ya no la tenemos.
Pero lamentablemente así somos, y no cambiaremos. Cuando algo se sale de control siempre sufre la consecuencia el que no debía pagarlas. Y eso duele, ver a un persona amada sufrir por tus errores, es el peor de los castigo y la vida te lo enseña a punta de golpes y caídas.
-Ten fe Akihiko, él despertara
-¿Cuándo? –Los ojos violetas de su amigo lo observaban con tanta esperanza.
-No lo sé. – Esa esperanza murió en el mismo momento que dijo su respuesta
-No puedo vivir sin él. – No soportaba ver a su amigo en ese estado, Akihiko siempre se caracterizó por ser un hombre fuerte, que no demostraba sentimiento, aunque siempre escucho decir a Hiroki, que él peliplata, era demasiado amable.
Ahora entendía esas palabras.
Respiro profundamente. – Misaki, pequeño. – susurro acercándose al cuerpo inmóvil del chico. – Debes despertar, Akihiko es un desastre sin ti, no puede vivir, vamos pequeño yo sé que eres fuertes.
Esperaba que Misaki en la oscuridad que se encontrara lo escuchara, Akihiko era capaz de cometer una locura si su adoración no despertaba.
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Usami solo escuchaba a su amigo, y no podía evitar derramar lágrimas. Si vieran al gran escritor Usami Akihiko llorando por un mocoso de 19 años, estaría en la primera plana de todos los periodos de Japón.
Es mocoso testarudo, había sacado todo de él, le enseño que podía amar con tanta intensidad, amaba su ingenuidad. Cuando Takahiro rompió su corazón, pensó que no podría levantarse.
Pero ese niño, lloro por él, lo entendió, y lo conforto. Misaki logro cosas que nadie había podido hacer, era su vida, su todo.
-Vamos Misaki, escucha a Miyagi, él sabe lo que dice, soy un desastre sin ti. – Tomo la mano de su pequeño, - Recuerdas el deseo de las canicas, yo pedí estar siempre a tu lado, no me puedes hacer esto, déjame ver esos ojos verdes que tanto amo, por favor…. – Suplico el mayor, pero el menor no se movió.
-Pero no te preocupes yo siempre te esperare, siempre. – Todo ese momento fue interrumpido
-Siempre supe que llevarías a Misaki a la ruina, por tu culpa está en esa cama! – Los dos hombres que estaban en la habitación, miraron al hombre que acababa de llegar.
Miyagi estaba confundido, mientras que el escritor, lo miraba con odio.
-¡Tú eres el culpable de todo! –Acuso el menor de los hermanos.
-¡Mi culpa! – Haruiko se acercó de manera amenazan. - ¡Él vivía contigo, era tu responsabilidad cuidarlo!
-Todo se fue al carajo cuando apareciste, siempre que apareces estropeas todo, ¿Por qué te empeñas en quitarme mi felicidad?
-Por qué no la mereces, eres caprichoso y egoísta, siempre piensas en ti y no en lo mejor para los demás, por esa razón. Siempre haces lo que se te antoja ¿Alguna vez le preguntaste a Misaki que es lo que quería?
Akihiko callo. Su hermano tenía razón, todo lo hacía a su conveniencia nunca se reparó en preguntarle, que es lo que el realmente quería. Quizás si hubiera hablado con su niño de lo que le molestaba, o lo que deseaba, nunca hubiera pedido ese deseo.
Pero como siempre actuó de manera egoísta sin importarle las consecuencias.
-Quizás tengas razón.- La cara de Haruiko era un poema, su hermano acaba de admitir su error. – Lo siento. – Por primera vez en su vida, ambos hermanos se abrazaron.
-Tranquilo Akihiko, Misaki saldrá de esta. – Miyagi salió de la habitación en silencio.
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-¿No entiendo porque Tsumori-san se fue? –Nowaki estaba irritado, era su día libre y pretendía pasarlo con su novio y luego ir al hospital a visitar a Misaki.
Pero el castaño no paraba de hablar de ese idiota, si ese era el nuevo apodo del mayor. – Podríamos hablar de otra cosa que no sea Tsumori. – El mayor se sonrojo, eso fue el detonante de la pelea.
-¡¿Por qué rayos te sonrojas como una adolecente enamorada?! –Exploto lanzando su tenedor a la mesa, para luego cruzarse de brazos, Hiroki estaba sorprendido, Nowaki nunca le había levantado la voz antes.
-¿Por qué me gritas? -Pregunto el mayor con ingenuidad, sin entender el mal humor de su joven pareja.
-Porque eres un estúpido, Tsumori no es la persona que te hizo creer, tenía otras intenciones y tu ni cuenta te dabas, ¿Cómo puedes ser tan ciego?
-Claro que no, Tsumori-san es una persona agradable, me cuida y respeta, es divertido y me hace compañía cuando tú no llegas.
Esto estaba mal, su Hiro-san jamás defendería a otra persona. – Claro que buena persona, mientras yo trabajo para ser el mejor, él se aprovecha de mi novio.
-¡Él no se aprovechó de mí!
-Abre los ojos, él te quiere alejar de mí, me lo dijo
-Él no me va alejar de ti. El único que está alejándose de esta relación eres tú. – La respiración del maestro era agitada, estaba rojo de la rabia. – Tú eres el que desapareces por día, solo envías un escaso mensaje de texto, entiendo que tu carrera es importante y que quieres progresar rápido, pero que hay conmigo, yo debo ser paciente y esperar solo a que tú alcances tus metas.
-Eso lo hago por los dos, quiero ser alguien que sea digno de ti, quiero poder ayudarte emocional y económicamente y la única manera es trabajando duro.
-pero quien dijo que yo quiero eso, quien te dijo que no eras digno de mí, yo te quiero tal como eres no debes demostrar nada. Deja de culparme por eso, si lo haces es porque tú lo deseas. Yo solo te quiero a mi lado, no me importa si eres un vendedor o un gran pediatra. Yo te amo por quien eres, no por lo que tienes o haces.
La habitación quedo en silencio, las palabras de su amor lo dejaron en silencio. No sabía cómo responder o reaccionar.
Hiroki le dijo lo que sentía, y por primera vez dio gracias a ese deseo, pero a la vez se dio cuenta de lo egoísta que podía llegar ser.
-Hiro-san, yo… - El mayor lo interrumpió
-Ahora no Nowaki, creo que debemos calmarnos. – Ambos se miraron a los ojos. - cuando estemos más calmados, seguiremos con esta conversación. –Tomo su chaqueta y las llaves, junto con su billetera.
-¿Dónde vas? –Pregunto con temor. Él le regalo una sonrisa.
-necesito tomar aire, saldré a dar un paseo. – Nowaki lo vio partir.
-Te amo. – Fue lo último que dijo, pero no recibió respuesta.
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Llego a su departamento, se sentía agotado, no quería dejar a su amigo solo. Pero Haruiko prometió quedarse con él.
Su cuerpo se tensó, sentado afuera de su departamento, estaba Shinobu, acurrucado, medio dormido, ¿Cuánto tiempo llevara ahí?
-¿Shinobu? – Sacudió el chico un poco, sus ojos grises miraron al mayor adormecidos.
-Miyagi, - El menor se estiro como un gato si, luego se refregó los ojos. Eso enterneció al menor.
-¿Qué haces aquí? –Pregunto de manera fría, no daría su brazo a torcer por un chiquillo caprichoso.
-Quiero hablar contigo. - Se levantó tabaleándose un poco, - Supe que el otro día fuiste al departamento. –Susurro bajando la mirada.
-Si me arrepiento por haber ido. –Fue la simple repuesta, abriendo la puerta.
-¿Puedo pasar? – la mirada suplicante del menor lo convenció.
-Pasa, pero di lo que sea que viniste a decir rápido, estoy cansado. – No sabía por qué lo trataba de esa manera, estaba enojado y realmente ahora no estaba de ánimo para hablar con el mocoso.
-Iré directo al grano, sé que me viste dormir con otro chico. – Miyagi no pensó que sería tan honesto. – Pero lo que viste fue un error, Yuki es mi primo, vino a visitarme, cuando llego me emocione, conversamos mucho y nos quedamos dormido.
-¿Y tú crees que yo me quedare tranquilo con esa historia?, además no tienes que darme explicaciones, tu y yo no somos nada. –Pudo ver dolor en esos ojos grises.
-Nosotros aún seguimos siendo pareja
-Claro que no tú terminaste con todo, así que ahora vete. – Sintió las pequeñas manos del menor.
-Miyagi no hagas esto. – Cerro los ojos, tenía que ser fuerte, se volteo quedando frente al menor, se soltó de su agarre.
-Debes irte tú y yo ya no tenemos anda en común, eres libre. – El mayor subió la escalera, dejando completamente destrozado.