Mil cartas para Armin. por Lactosa

En primer lugar no sé como comencé a fijarme en los chicos, nunca fueron ni nunca han sido de mi interés. No me interesaba su anatomía, nada de lo que yo tuviera sería diferente en sus cuerpos, ninguna de las experiencias y quizá de alguna manera u  otra pensáramos igual en cierto punto, aun cuanto no soy igual a las demás escorias; aun cuando es así, hay ciertos puntos que no varían en cuanto al género.

En segundo lugar, no sé porque escribo esto. Me parece ridículo contarte algo que ya sabes, es pesado, sin embargo no es molesto, no al grado que estoy acostumbrado. Después de todo te gusta leer ¿no? , así que si lees esto no todo habrá resultado ser una mierda. Estaré feliz de que lo leas aun cuando no puedas entender mi horrorosa letra, creo que vale la pena. Seré sincero…  Soy un tipo sincero, nunca lo he negado lo sabes perfectamente así que no debería extrañarte lo que estoy a punto de escribir.

‘’Me gustas.’’ Fue lo que dije aquella vez inclinándome lo suficiente como para robarte un beso que nunca me fue devuelto.’’ Dime Armin, cuando te roban un beso ¿cómo haces para devolverlo?’’ Alcancé a susurrar con una sonrisa ladina apenas notando como quitabas cada uno de mis dedos que se entrelazaban con tu pelo y dabas la vuelta, alejándote. Yendo lejos, lejos de mí… A penas  se deslizaron cuatro palabras de tu boca que nunca olvidaré ‘’No me toques, Jean.’’ Fueron dolorosas,  hacía mucho tiempo que no escuchaba palabras que me atravesaran.

Y así fue como comencé a perder la cordura, como me quedé inmóvil observando el césped marchito a medida que apretaba mis puños con impotencia a medida que tus pasos se alejaban, que tu aroma, tu pelo, tus ojos, tu cuerpo se marchaba con ellos.. Nunca me lo perdonaré, estuve tan molesto que al llegar a mi alcoba rompí varias cosas, intenté olvidar que estaba enamorado de ti a toda costa, intenté olvidar a los titanes y que simplemente no teníamos tiempo para esto.. Para enamorarnos, para tener una vida feliz dentro de estas malditas murallas y lo más importante de todo me convencí  de que no me gustaban los hombres, de que no podría encontrar algún atractivo en ellos, y al parecer ha ido funcionando porque no he podido fijarme en ningún otro que no haya sido tú. Es un asco. Armin, eres un asco.  Todo es un asco, especialmente nuestra realidad, en los cuentos que nos leían en Trost las cosas no eran así, las princesas y los príncipes vivían en algún jardín de flores, eran libres y vivían felices para siempre, ‘’tan molesto’’ pensé de momento. Nada más lejano a la realidad, los escritores solo escriben basura, aun cuando se crían en miseria les gusta fantasear con hadas, aun cuando todo es gris imaginan un arcoíris… Su manera de ver la realidad es  realmente cuestionable.

En fin, ese no es el punto ¿recuerdas cuando intenté tocarte a las malas?, debía estar ansioso con la idea de ver tu cuerpo , pequeñas lagrimas se acumulaban en el lagrimal de tu ojo izquierdo haciendo que brotara una de este, ni siquiera me importó en aquel instante  cuando  comencé a quitarte la chaqueta y tú ‘’mejor amigo’’ salió de la  nada para  protegerte e intentar golpearme , aunque me salí con las mías y logré que no me levantaran ni un dedo no bastará para borrar aquel desprecio que sentí hacia mi persona cuando vi tu rostro. Me pregunto si será cierto ese famoso rumor, dicen que si  se llora con el  ojo izquierdo primero es de dolor y cuando se hace con el derecho es alegría, no importa mires por donde mires, cuando te vi, estabas deshecho, con ambos ojos rojos, ambos hinchados… Realmente, soy un ser despreciable Armin ¿no lo crees así? Me he estado culpando todos estos años, soy un soldado, no debería importarme, estoy vivo para salvar a la humanidad pero es algo doloroso ver como esquivas mi mirada aferrándote a aquel bastardo.  Ya han pasado dos años de aquello. No he osado acercarme a ti y cualquier vínculo que teníamos se ha cortado… Es solo que... No soporto verte con ese imbécil, yo te podría tratar mejor, estoy seguro. Completamente, no me importan las promesas y acuerdos que tengas con él, me molesta la idea de no ser la persona más importante en tú vida.  Me molesta el hecho de que nunca lo fui y nunca lo seré porque probablemente no tenga el valor para entregarte esta carta.