Probablemente esta solo sea una basura más, otra a la cual me rehusaré a desechar y me aferraré a ella hasta que escriba otra, solo es una carta Armin, nada más común que eso aunque para ti si lo es, si es importante porque en ellas se albergar palabras que ni siquiera se pueden asomar por mi boca, seguramente tendrías una teoría tan rara como esa; estando en lo cierto, siempre. ¿Por qué siempre tienes que tener la maldita razón? Algunos pelean por ella…Tú solamente la tienes. Es molesto. Me irrita, me hace pensar que eres un idiota con suerte, seguramente es eso. No. En estas palabras que escriba encontrarás un significado que ni yo mismo sé al escribirlas pero al final terminarán siendo ciertas.
Sinceramente todo está comenzando a perder sentido, esto, todo. Es completamente irracional, escribir para nunca entregar, te debería molestar tanto como me molesta a mí, aún cuando no sabes que te escribo desde hace dos años desde hace 730 días, hasta entonces he escrito unas 830 cartas que nunca he entregado. Mis trazos cada vez son peores y mi letra es casi ilegible, a veces se marchan de sangre por cortes que me hago sin intensión alguna con las dos laminas de metal con las que atacamos, las hojas siempre terminan estrujadas porque al termínalas pienso en romperlas, destruirlas, acabar con este fastidio. ¿Desde cuándo me volví un ser tan deplorable? Tenemos 17 años, no sigues siendo el mismo niño de antes, tu cara se ha alargado un poco pero sigues siendo de la misma estatura, el color de tus ojos se ha marchitado tan solo un poco, aquel azul deslumbrante se ha apagado lo suficiente como para confundirlos con grises, haz visto muchas cosas Armin...Tienes el rostro de un soldado que ha visto morir a miles de sus compañeros, tu perspectiva a cambiado, a veces dudas si podremos salir de esto, dudas de que triunfe la humanidad, estoy seguro, cuando hablaste con Mikasa en ese entonces lo mencionaste, estabas tan nervioso que pensé en acercarme hacia a ti, pero me he distanciado tanto que sería raro incluso cuando sigo siendo el mismo mantengo una relación más lejana con todos en especial conmigo mismo. Nadie lo ha notado o al menos no del todo, a veces se escuchan uno que otro comentario en el comedor ‘¿Le sucede algo a Jean?’ Cosas así que al final esconden un tono pesado de burla y suelo callar al instante con mi particular modo de hablar ¿sabes qué? en lo personal creo que me estoy volviendo loco. Es cierto que hemos dejado de hablar y que la única comunicación que hemos tenido ha sido por obligación de los superiores cuando te dan el registro o algo así, me sorprende que puedas mantener la cordura después de humillarte de esa manera, después de que hiciera lo que hiciera, lo peor de todo es que aun estoy dispuesto a todo. Podría ir, acercarme a ti, levantarte de las caderas y marcharme contigo entre los brazos. Eres frágil Armin, más de lo que te imaginas, eres tan delgado que quizá pueda contarte las costillas, está bien; estoy exagerando pero no es como si valiera la pena aclarártelo, conoces más que nadie tu cuerpo porque después de todo es tuyo y tu delgadez solo demuestra que eres más fuerte intelectualmente que físicamente como era de esperarse.
Como vez sigo siendo el mismo ególatra, egoísta y narcisista de siempre no obstante eso no cambia mis intereses por ti. Es todo. Lo he decidido… Soltaré esta maldita pluma y me acercaré a ti esta noche, en el comedor. Te haré una pequeña seña y nos veremos, escribir esto; Es como si te contara de una manera u otra el plan que hoy voy a ejecutar. No soy tímido ni mucho menos, de hecho hace tiempo debí pensar en ello y así lo hice pero acercarme a ti no es tarea fácil, no cuando me ignoras. Creo que el día en que perdí el valor de entregarte estas carta fue el día en el que rechazaste la primera que te escribí, mi talento literario (si así pudiera llamarse) era aun más asqueroso que ahora, pero recuerdo haberla sacado de un bolsillo interior de la chaqueta, la extendí con ambas manos hacia el frente frunciendo el ceño a medida que clavaba mis ojos en los tuyos los cuales se veían muy profundos , tan solo sonreíste reservándote a decir algo más y negaste con tan solo un gesto, me molesté lo suficiente como para tomar el cuello de tu chaqueta y casi golpearte, quería que la tomaras. Quería que entendieras lo que sentía por ti, sin embargo, volvió a acercarse aquel inútil y me alejó de ti diciéndome ‘’violador’’ cosa que resultó casi cierto unas tres horas después. Está bien. No me importa si esas palabras salen de la sucia boca de un asqueroso suicida como él, así fue como la guardé y me alejé por lo pronto de ti, no te haría daño. No de nuevo; por eso escribo quizá algún día escriba una carta lo suficientemente buena para que la aceptes. Al diablo las cartas… Quiero algo más que tu aceptación hacia ellas. Quiero que me aceptes a mí… Pero primero debo empezar por esto, soltando esta asquerosa pluma para dirigirme hacia ti personalmente, para aclarar las cosas. No debo ser la única persona que ha sentido algo por ti durante estos dos últimos años… Tú también ¿piensas en mí, no es así? Y ahora que escribo de ello me acabo de dar cuenta de que nunca firmo mis cartas, nunca ha sido un detalle importante para mí, quien me conoce fácilmente sabrá que lo escribí yo. ‘Ah’’ Es cierto, con el paso del tiempo ahora apenas conocemos la voz del uno al otro.
Hasta entonces Armin, una vez coloque mi nombre estaré de camino hacia al comedor y si llego a tener suerte hablaré contigo el día de hoy.
—Jean Kirschtein
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