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Fuego en pos de hielo por AndromedaShunL

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Notas del fanfic:

Los personajes con pertenencia exclusiva de Masami Kurumada.

Notas del capitulo:

Un one-shot salido de mi imaginación en estos momentos. Camus y Milo, espero que lo disfruten :)

Nunca sabré el porqué de amarle tanto. Si en el fondo somos como el hielo y el fuego. Como un pellizco en la mejilla y una caricia en el cuello. Dos caras de la misma moneda, alejados para siempre el uno del otro pero con una extraña conexión que no permite que nos separemos.

 

    Cuando le veo se me remueve el corazón, pero no porque sienta mariposas ni nada por el estilo. Es ver la felicidad con la que vive y con la que camina. Parece no estar preocupado por nada. Parece vivir por y para el momento, sin importarle lo que viene detrás. Es como un animal: caza y come, pero no reserva nada para la cena. Ni siquiera se parece a mí en el aspecto: él es un poco más alto que yo y tiene el pelo azul y la piel morena, los ojos azules como el cielo al anochecer y una mirada de deseo que a veces da miedo. Yo, por el contrario, tengo la piel blanca como una hoja de papel, el pelo rojo y la mirada severa pero tranquila. Y tampoco soy tan corpulento como él.

 

    Cuando yo quiero ver una película, él quiere ver otra. Cuando yo quiero comer en un sitio, él quiere comer en casa. Cuando yo hablo de un libro, él habla de un videojuego. Cuando yo digo noche él dice día. Cuando yo digo monte él dice playa. Y así todos los días que paso con él. Nunca nos ponemos de acuerdo y siempre acabamos haciendo algo que ninguno de los dos tenía planeado. Pero en fin, qué se le va a hacer.

 

    Nunca sabré el porqué de amarle tanto. Si en el fondo él vuela y yo nado. No nos parecemos en nada. Y aún así le quiero a mi lado. Es que es mirarle y darme cuenta de lo tonto que es y de lo tonto que me siento yo al amarle. Apenas recuerdo la razón por la que quise estar con él cuando se dio el momento. Pero ni él ni yo nos negamos, y aquí estamos, aguantando una relación que a ojos de la lógica no tiene ni pies ni cabezas. Es estúpida, ¿cómo puede la noche vivir en la misma casa que el día?

 

    No está de más decir que él es igual que el Sol. Ardiente y pasional. Si no te das cuenta, te estará envolviendo con sus rayos y quemando la piel con besos. Yo sería la Luna, misteriosa y deambulante, pálida y fría, muerta a veces. Es como juntar una abeja con una avispa. Todos sabemos cómo acabaría eso. Es estúpido, y no me cansaré de decirlo. Que cuando él quiere pasear yo quiero quedarme en casa. Que cuando yo quiero bailar bajo la lluvia él quiere bailar bajo las sábanas.

 

    Nunca sabré el porqué de amarle tanto. Si en el fondo él llueve y yo granizo. Sólo nos parecemos en el blanco de los ojos, y, sin embargo, aquí estamos, juntos ya durante tanto tiempo, inseparables, no sé cómo. Cuando él mira hacia abajo yo miro hacia arriba. Cuando él mira a la derecha yo miro a la izquierda. Pero no parece importarnos. Ni siquiera discutimos como lo haría una pareja que tuviera la mitad de los gustos compartidos. Hasta quienes se pareciesen en un noventa por ciento discute, seguro, más que nosotros. Y no queda de más decir que nosotros nunca discutimos como es "debido". Apenas unos insultos intercambiados que rápidamente se convierten en juegos de pillar. Quien pierde friega los platos.

 

    Mientras se suceden las veladas románticas de nuestros propios amigos con sus respectivas parejas, nosotros aún estamos pensando en qué podríamos hacer, ya que él quiere una cosa y yo otra. La mayoría de las veces acabamos por cenar en casa y salir a pasear de noche por la playa, bajo las estrellas distantes. Y algunas de las noches nos quedamos tirados sobre la hierba de cualquier prado contemplando el cielo después de haber decidido que ni yo quería ir al merendero que él decía ni él quería ir al restaurante que le propuse. Y esas son las mejores noches que pasamos juntos. Aquellas en las que nunca acabamos haciendo lo que teníamos planeado. Es lo mejor, y no lo cambiaría por nada. Te quiero, Cami me dice, y yo le respondo con un yo también, Milo. Eres mi vida.

 

     Hay veces en las que ni siquiera llegamos a salir de casa porque no nos ponemos de acuerdo. Y esos son los días en los que compartimos nuestra intimidad sobre la cama (aunque no siempre esté esta involucrada, pero eso no es un dato relativamente importante y tampoco queda muy romántico). Y esos son días que tampoco cambiaría por nada. Su risa burlona mientras me tiene con él y no me deja escapar ni aunque le dé una bofetada. Sus eres mío que tanto me enloquecen y sus besos apresurados sobre mi piel, tan ardientes como el sol. Tan ardiente como ningún otro lo podría ser. Y él es mío también, y no lo compartiré con nadie.

 

     Sinceramente, son esas grandes y pequeñas diferencias las que me hacen amarlo tanto. Aunque haya veces que sea tan pesado que no le aguante ni en pintura. Pero me da igual. Tanto buscarle el sentido a las cosas sí que cansa, y no hay científico capaz de explicar cómo yo, frío y solemne, fui a caer en la tentación de enamorarme de uno tan fogoso y feliz. Con esa sonrisa tan despreocupada que le carazteriza...

 

     Sí, son esas diferencias las que hacen que le ame tanto. Después de todo, si fuéramos iguales, la vida no sería tan placentera. En realidad, sería lo más aburrido del mundo.

Notas finales:

Muchas gracias por leer. Espero que os haya gustado y comentéis si os parece :P En poco actualizaré alguna historia más :D


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