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El mejor regalo por GothicLittleMonster

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del fanfic:

¡Hooooola! :3 Muy bien, aquí les traigo otro fanfic pero esta vez es de ClaudexAlois. Esta pareja no me gusta tanto como CielxSebastián pero siempre quise que Claude le desmotrara algo de cariño a Alois y eso fue lo que me llevó a escribir este fanfic :3. Honestamente siento que no es muy bueno pero me estuve esforzando durante semanas así que ¡Espero que les guste! :D Que horrible es querer tener miles de ideas y no saber como plantearlas, o querer escribir y tener un bloqueo creativo e_e.

Antes de terminar, quiero decir que este fanfic que hice con tanto esfuerzo va dedicado a mi querida escritora favorita ¡Demon Witch!*-* ¡Te tengo muchísimo aprecio y cariño, linda! :33 Espero que te guste n_n Sé que no le llega ni a los talones en comparación con tus trabajos pero de verdad me esforcé en escribir y quise dedicartelo *o* Espero te guste n_n Yo soy su fan número úno ¿Oyeron? ¡YO! e_e *Tsundere time* OkeyYa uwu Hehehehehe x3.

Los personajes no me pertenecen pero la historia es 100% mía.

Sin más nada que decir, espero les guste:3.

Notas del capitulo:

Muy bien, espero le guste :D Les agradecería mucho si me dejan sus review's <3 Si les gusta, si no les gusta, si tienen alguna crítica constructiva, haganmela saber :D ¿Será que este fanfic se merece su review? uwu

Si te gusta el lemon, disfrutalo ¬w¬'.

La noche ya había pasado, siendo bastante temprano por la mañana ya se podía apreciar el brillante sol saliendo del ocaso en medio de un hermoso cielo despejado, iluminando todo Londres y dando así el inicio de un nuevo día; y es que este día no era como cualquier otro, era un día sumamente especial ya que el conocido Conde Alois Trancy, dueño y jefe de la Mansión Trancy, un joven de hermosos ojos azul cielo y llamativo cabello rubio, estaba cumpliendo 14 años de edad.

Dentro de su mansión, mientras el joven Conde se encontraba durmiendo plácidamente en la suave y cómoda cama de su habitación,  los rayos del sol iluminaron las paredes del lugar gracias a que aquel hombre de 1,85 metros de alto, delgado pero formado, de cabello negro destellante y hermosos pero penetrantes ojos dorados como el oro, los cuales estaban protegidos por un par de gafas, con una expresión tan fría e indiferente que podría helar el alma de cualquiera que mirara esa severa y mirada;  apartaba las cortinas para anunciar el comienzo de un nuevo día en la mansión Trancy.

_Danna-Sama, despierte. Dijo con una neutra voz aquel  frío hombre llamado Claude Faustus, el fiel mayordomo demoniaco del joven Alois Trancy, mientras empujaba suave y ligeramente el hombro del joven que dormía. _Ya es de día, Danna-Sama.

Mis sueños fueron interrumpidos al momento en que escuché esa grave y varonil voz cerca de mi oído, esa voz que resuena en mi cabeza desde que me despierto hasta que me duermo todos  y cada uno de los días de mi vida, esa voz que me enloquece y me alegra cada mañana, era la voz de mi Claude. Pensaba el Conde ya despertando, mientras aún tenía los ojos cerrados y con una gran sonrisa.

Muy cansado y somnoliento, Alois fue abriendo los ojos poco a poco, divisando el tallado techo carmesí de su habitación. Con pesadez, movió ligeramente su cabeza hacia su derecha, y allí estaba. El hombre de quién él estaba enamorado, o mejor dicho, el demonio de quien él estaba profundamente y locamente enamorado, su amado Claude.

_Es hora de despertar, Danna-Sama. Continuó Claude con esa fría voz que, a pesar de sonar algo indiferente, hacía estremecer por completo al joven Alois de pies a cabeza.

Luego de la frase de Claude, Alois le dedicó una tierna sonrisa a Claude y se aproximó a sentarse en la orilla de su cama, mientras que Claude lo despojaba de su ropa de dormir a vestirlo con su clásico atuendo para comenzar el día. Mientras Claude vestía a su amo, este le anunciaba los trabajos y asuntos que le deparaban al joven conde el día de hoy, pero a pesar de que éste miraba atentamente a Claude,  realmente no le prestaba atención al ser cautivado por esa frívola pero atrayente mirada dorada.

Y allí están esos ojos, esos malditos ojos que me seducen cada día más, que me enamoran cada día más, que me hacen desearlo cada día más, que me vuelven loco cada día más, esos ojos que me hacen querer verlos más y más de cerca... Pensaba él mientras posaba su atención en la mirada de Claude con una seductora sonrisa, ignorando por completo lo que él le decía. …Pero que a la vez… Me hacen sentir como si me clavaran una estaca directo al corazón con esa expresión tan fría y vacía que me da a entender que no le importa absolutamente nada a su alrededor, ni siquiera yo… Seguía pensando el conde, cabizbajo y con unos ojos que poco a poco borraban su sonrisa y denotaban tristeza.

_¿Escuchó? Amo. Dijo Claude mirando con seriedad pero a la vez con extrañes al joven Alois ante esa expresión de tristeza repentina.  Alois siempre se despertaba muy contento e imperativo cada mañana, era muy raro que esta vez no fuera así.

_Ah- ¿Ah? ¿Qué dices? Esa pregunta hizo que ese mar de pensamientos despojara la mente Alois, prestándole atención a Claude, contestando algo confuso y tartamudeando.

__Ah, veo que no escuchó nada de lo que le dije. Dijo Claude con un pesado suspiro. _Había dicho que el Conde Ciel Phantomhive ha aceptado venir el día de hoy a la mansión a cenar, tal cual como quería celebrar su cumpleaños.

Alois miró a Claude con una leve expresión de extrañes durante unos segundo, hasta que recordó que había planeado una cena en su mansión junto a su mejor amigo, el Conde Ciel Phantomhive,  quien era nada más y nada menos que el dueño de la corporación de dulces y juguetes más grande de todo Londres, el llamado y muy temido “perro guardián de la reina”, en conmemoración por su cumpleaños. Dios, había olvido que hoy es mi cumpleaños. Pensó él Alois con un pequeño sentimiento de grata sorpresa.

__¡Oh si! ¡Cierto! Por un momento lo había olvidado. Dijo Alois con una gran felicidad y entusiasmo, levantándose de su cama ya vestido,  dando un par de  vueltas con los brazos levantados por su habitación; hasta luego caer mareado en su cama nuevamente, acostado frente a su mayordomo.

_Entonces, hoy es mi cumpleaños…  Dijo mirando hacia la nada con una pequeña sonrisa de satisfacción.

_Si, lo es, Danna-Sama. Dijo Claude mirando al frente, sin ningún punto en especial, acomodándose sus lentes con un ligero movimiento de dedos.

Alois posó su mirada en Claude observándolo con disgusto y frunciendo el ceño. ¿Qué hay con esa maldita indiferencia? Es decir, sé que es así todos los días pero ¿no puedes hacer un simple intento de no ser tan amargo con él ser humano que más te ama en este mundo al menos  en su día especial? Pensó él clavando en Claude una mirada de enojo, seguido de un leve suspiro. Comprendo que él no sabe lo que siento por él pero si lo supiera, seguramente no le importaría en lo absoluto… Pensó Alois, dejando en vista de Claude como sus ojos se cristalizaban, cosa que Claude no pasó por alto.

_¿Y bien? ¿No vas a felicitarme maldito egoísta? Dijo con un tono arrogante y algo molesto, mientras se sentaba de piernas cruzadas en la cama. A pesar de mostrarme enojado, la realidad era que no lo estaba, sino estaba realmente triste ante su indiferencia. Pensó.

_Feliz cumpleaños, Danna-Sama. Dijo en seco mirando con total seriedad a su joven amo.

Alois Miró a Claude fijamente y luego de esa respuesta, apartó la mirada hacia otro lado. _Puedes retirarte, Claude. Dijo en un tono de voz bajo junto a una mirada de decepción.

_Como desee, your highness. Concluyó Claude para luego dar unos cuantos pasos hacia la puerta y dejar la habitación.

Luego de ver  la figura de su amado Claude saliendo de la habitación, Alois con gran pesadez se acostó de nuevo en su cama mientras observaba el techo con notable decepción y melancolía en su expresión. Se hundió en un mar de pensamientos mientras estaba acostado con la mirada perdida hacia la nada. No voy a negar que esa personalidad tan severa e indiferente se me hace realmente sensual y atrayente, hasta el punto de hacerme estremecer y quererlo cerca de mi tanto como se pueda, hacerlo mío. Pensó Alois entre pequeñas risillas, mientras miles de pensamientos pervertidos pasaban por su mente, todos causados por ese demonio de mirada dorada y penetrante; los cuales, de un momento a otro fueron interrumpidos por una profunda tristeza que se apoderaba de su corazón. Pero…  Por otro lado, me causa un dolor tan incontrolable el hecho de saber que esa personalidad representa el interés casi inexistente que él siente por mí. La única razón por la que él está conmigo cada día de mi vida, es el contrato de demonio a humano que nos une, sino fuera por eso, gustosamente él se iría lo más rápido posible de mí. Mientras sus propios pensamientos lo destruían, él podía sentir como ese familiar nudo en la garganta lo ahogaba y hacía tragarse las ganas de llorar a pesar de que sus ojos estaban tan cristalizados y a punto de quebrarse.

_¿Danna-Sama? ¿Está usted ahí? Soy Hannah. Se escuchó una amorosa y tierna voz femenina del otro lado de la puerta del cuarto de Alois. Se trataba de su maid demoniaca Hannah Anafeloz, una joven y hermosa mujer de piel morena y ojos rasgados color índigo, caracterizada por su cabello largo color morado casi blanco y sus voluptuosos pechos y caderas.

Hannah se preocupo como una madre por su hijo al darse cuenta que su amo no estaba en su oficina, así que recurrió a la recamara del joven para saber si todo estaba bien; ella podía sentir que algo malo pasaba con su querido joven amo.

Al estar al borde de las lágrimas, escuchar la voz de su amorosa sirvienta hizo que Alois se sentara rápidamente en su  cama secando sus humedecidos ojos. _S-Si Hannah, no te preocupes, ya saldré para hacer mi trabajo, p-por favor retírate. Respondió con algo de nerviosismo y tartamudeo; no quería que su maid lo viera de este modo, mucho menos que sepa que es a causa de Claude. Ella se enojaría mucho ya que sabe los sentimientos de Alois por Claude y sostiene que él no es digno de sus sentimientos.

_Como ordene, Danna-Sama. Por cierto, feliz cumpleaños, mi niño. Luego de un suspiro,con una tierna voz y una cálida sonrisa, Hannah se retiró y siguió con su trabajo.

 

Alois sonrió con algo de consuelo, Hannah le hacía sentir esa calidez que una madre le brinda a su hijo, esa calidez que le fue arrebatada cuando era niño…

Después de un par de segundos, Alois se reincorporó en sus casillas dejando salir esa personalidad alegre pero a la vez sínica, típica de él, saliendo de su cuarto y se dirigiéndose a su oficina para empezar con sus quehaceres.

En la cocina de la mansión:

Claude se encontraba preparando el desayuno para su Danna-Sama, bien sabe él que a su amo no le gusta comer enseguida que se despierta, así que se estaba tomando su tiempo.

Aunque éste trataba de enfocarse en su trabajo, había algo en su mente que no lo dejaba en paz, que lo atormentaba, algo que hacía que su pecho se retrajera de dolor. Así se sentía  todos los días pero hoy, el dolor y la preocupación aumentaron.

Tal vez… Tal vez no debería ser tan frío con mi amado Alois… Tal vez él no es un maldito aprovechado, tal vez él siente lo mismo que yo. Pensaba Claude cabizbajo con una expresión de mucha tristeza y ojos cristalinos, bastante apagados y deprimidos, mientras untaba mermelada sobre unas tostadas de pan francés para su amo. Desde hace tres años, cuando conocí a Alois, esa pobre alma inocente y en pena, nunca pensé en enamorarme de él, es decir, nunca pensé en enamorarme de alguien, mucho menos de un ser humano; pero desde que ocurrió, a pesar del dolor que este demonio lleva en su interior, no puedo permitirme confesarle mis sentimientos, no puedo dejar que un simple humano vea mis debilidades, pero… aún así… Mientras preparaba la bandeja del desayuno para su amo, una pequeña lágrima se deslizó por sus pálidas y blancazas mejillas. … Siento que él es diferente, siento que él es un alma que vale la pena, siento como si incluso él sintiera lo mismo que yo. A veces creo que mi actitud fría le lastima incluso más que a mí. No podría perdonármelo si llegara a lastimar a mi amado, eso es lo que menos quiero.  Justo antes de que Claude tomara la bandeja y se encaminara por los pasillos hacia la oficina de Alois, recordó un pequeño pastelillo de chocolate garapiñado  con fresas y crema batida al tope, junto con la frase “Feliz Cumpleaños, Danna-Sama” Escrito con sirope de chocolate; que había preparado el día anterior. Abrió el refrigerador, se inclinó a tomar el pastelillo, lo colocó en la bandeja, y con una pequeña sonrisa se encaminó por los pasillos hacia la oficina del joven Alois. Tal vez es una ridiculez pero espero alegrar a mi amado Alois. Pensó, con una pequeña sonrisa mientras caminaba.

 

 

 

En su oficina, una torre de documentos sin firmar se encontraban de un lado en el escritorio de Alois. Junto a él, estaba el joven conde apoyado del escritorio en posición de descanso, sentado sobre su cómoda y lujosa silla de cuero traída desde Japón.

No lo pude soportar por más tiempo, traté de ser fuerte y simplemente ignorarlo pero es imposible. No entiendo porqué las cosas deben ser así, ¿porqué Claude no me ama? ¡Maldita sea! Decía Alois con desesperación, muy frustrado y sumamente triste, mientras sollozaba interminablemente. Sus lágrimas recorrían sus mejillas y caían sobre el escritorio. Traté de despejar mi mente de él al menos por hoy pero es imposible, el mejor regalo de cumpleaños sería recibir al amor de mi Claude, ¡Maldita sea Claude, ámame como yo te amo! Casi gritaba Alois muy desesperado, mientras trataba de clamarse tapándose la cara apoyado sobre su escritorio. Él mismo se hacía sentir ese dolor al darle vueltas en su cabeza una y otra vez. Mientras aún lloraba, Alois escuchó pasos acercándose a su oficina. Ahogó rápidamente sus sollozos mientras se limpiaba la cara con las mangas de su chaqueta. Tenía miedo de que alguien lo escuchara, más aún si era Claude. Ya calmado, tomó un par de papeles y simuló que los leía, para no evidenciar su situación pero eso no valió de nada…

Los pasos que el Conde pudo escuchar eran de Claude, quién sintió un frío que paralizó su corazón por completo y llenó su pecho de intenso dolor, ya que a pesar de que Alois trató de calmar su llanto, Claude lo escuchó y aunque no llegó a entender lo que dijo, sabía perfectamente que él era la causa de su dolor y llanto. Claude estaba estático parado frente a la puerta con una bandeja de oro en sus manos, cabizbajo, estaba al tanto de que le había hecho daño a su amo, al dueño de su corazón y eso era lo que él menos quería.

Trató de reincorporarse con esa expresión fría y seria, haciendo como si no hubiese escuchado nada, y se aproximó a tocar la puerta.

_Danna-Sama, ¿puedo pasar?

Alois se estremeció un poco al escuchar esa varonil voz; notó que esta vez se escuchó algo decaída en vez de firme como siempre, a pesar de eso, trató de ignorarlo y luego de aclararse la garganta respondió con el mismo tono de voz.

_Si Claude, pasa.

Con un cierto tono de tristeza en su mirada, la cual trataba de disimular, Claude abrió la puerta lentamente, se acercó hasta el escritorio de su amo y colocó la bandeja en dicho escritorio. Alois, quien estaba cabizbajo hasta el momento en que Claude puso la bandeja en su escritorio, se sorprendió un poco al ver aquel pastelillo hecho por su amado Claude, puesto que no se esperaba ningún detalle de su parte.

_Danna-Sama, feliz cumpleaños. Dijo Claude, esta vez cariñosamente con una cálida sonrisa e intensa pero seductora mirada clavada sobre Alois.

El pecho de Alois se llenó de un sentimiento extraño pero grato, no entendía lo que sucedía pero igualmente sintió una mezcla de sorpresa y felicidad al recibir ese detalle de su amado Claude, aunque más que todo, era por esa cálida sonrisa que nunca antes había visto en él.

_Claude… dijo en un suspiro mientras sus ojos brillaban cristalinos y poco a poco se le dibujaba una sonrisa de calma en su rostro.

Al ver esto, Claude sintió mucha calidez en su corazón, algo que nunca antes había sentido, esos felices  y cristalinos ojos azul cielo, esa mirada de grata sorpresa y felicidad; su fría personalidad no pudo ante eso. Con una mirada de sorpresa y algo de rubor en sus mejillas, se acercó hacia Alois, lo tomó por la cintura cariñosa pero firmemente y envolvió su cuerpo con sus fuertes brazos en un cálido y amoroso abrazo, como si le dijera a gritos a Alois que nunca lo soltara, mientras apoyaba su cara del hombro de Alois, posando sus suaves labios sobre su cuello.

Alois estaba  realmente sorprendido, su corazón casi podría explotar por todos esos sentimientos encontrados entre ese abrazo. Toda esa tristeza que sentía hace unos minutos por el amor de su vida, se había desvanecido a causa del mismo.

_Oh, Claude, mi amado Claude. Decía muy exaltado entre suspiros, mientras correspondía fuertemente al abrazo, aferrándose a Claude rodeando sus brazos por su nuca. Unas gruesas lágrimas salieron de sus ojos, un cálido sentimiento invadía todo su ser. Algo que definitivamente no quería hacer era soltar a Claude y acabar con ese abrazo.

Claude movió un poco la cabeza, quedando frente a Alois y a tan solo centímetros de sus labios. Alois no se esperaba eso para nada, toda su cara de envolvió de un fuerte sonrojo carmesí mientras Claude lo contemplaba con una sonrisa de ternura, la reacción de Alois se le hacía muy tierna; Claude miraba atentamente el rostro de su amado y sonrojado amo, saltando su mirada de sus labios a sus ojos muy seductoramente. El cuerpo de Alois se estremecía, no podía soportar tener esos carnosos y deseados labios tan cerca de él y no hacer nada. Lentamente, sus rostros se comenzaron a acercar mientras Claude mordía sus labios de una forma seductora, deslizando su mano poco a poco recorriendo la espalda de Alois hasta llegar a su cadera, esto lo hizo sonrojarse más aún y hacerlo estremecer. Cuando apenas habían rozado sus labios y al borde de un muy esperado y pasional beso, repentinamente se escucharon unos fuertes golpes que venían de la puerta principal de la mansión, haciendo que ambos se apartaran uno del otro del susto.

_¡¡MALDITA SEA!! Pensaron ambos sumamente frustrados y enojados, ¡¿quién demonios había interrumpido ese hermoso y tan deseado beso justo en la punta de sus labios?!

_¿¡Quién es el maldito bastardo que llegó a la mansión sin avisar?! Gritó Alois sumamente enojado, casi le salía humo de los oídos, mientras se ponía de pie bruscamente y azotó las manos contra el escritorio.

Con una notable expresión de enojo y frustración, Claude se acomodó sus gafas con un pequeño movimientos dedos y se acercó hacia la ventana. Al asomarse, se dio cuenta que el culpable de la interrupción de ese hermoso momento era un cartero, quien traía en su auto unas cuantas cajas envueltas en llamativo papel de regalo, todas de colores diferentes.

_Al parecer sus tíos y conocidos le han traído regalos. Dijo Claude, mirando hacia la ventana.

 

Alois se recostó de la espalda de Claude tomándolo por los hombros y, parándose sobre la punta de sus pies,  se asomó junto a él por la ventana.

_¿Regalos? Dijo con algo de extrañes pues este no se esperaba ningún regalo más que el de su amigo Ciel, quien seguramente se lo daría en la noche, durante la cena.

_Iré a abrir la puerta, Danna-Sama, con permiso. Algo decepcionado y aún escondiendo su frustración, con esa típica expresión de seriedad, Claude se aproximó hacia la puerta de la habitación y dejarla. Justo antes de que Claude siquiera tocara la manija de la puerta, sintió un tirón en su chaqueta que le impedía continuar con su camino. Éste algo extrañado, volteó lentamente y fue embestido por un fuerte abrazo y un cariñoso y cálido beso por parte de Alois, quien sostenía a Claude rodeando su nuca fuertemente con sus brazos.

Alois muy sonrojado y precipitado, mientras parado sobre la punta de sus pies, a penas alcanzando los labios de Claude, y aferrándose a él, besaba los labios de Claude con lentitud y delicadeza; podía sentir como su corazón latía muy rápidamente, al igual que Claude podía sentir el ritmo cardíaco de Alois ya que sus abdómenes estaban uno sobre el otro.

Claude se sorprendió, quedando estático por un par de segundos, hasta que lentamente cerró sus ojos, los cuales estaban bien abiertos como platos, y rodeo el cuerpo de Alois nuevamente, alzándolo por la cadera para así quedar en la misma altura.

En pleno dulce y lento beso, Alois entre abrió su boca para profundizar el beso, pero Claude se le adelantó, ya que en ese preciso momento, él introdujo lentamente su lengua en la boca de Alois, quien desvergonzadamente correspondió con el beso, entrelazando su lengua apasionadamente con la de Claude. Alois, al ser sostenido por Claude, empezó a acariciar su cuello, deslizando sus manos lentamente por su espalda y clavando sus uñas en la misma. Aquel beso estaba llenado de estímulos de placer al joven conde, pero él no era el único, Claude poco a poco podía sentir como innumerables sentimientos de lujuria se apoderaban de él. Con sus escurridizas manos, desde la cadera del excitado conde, procedió a deslizarlas hasta sus muslos, provocando en Alois  más estímulos de placer, rodeando a Claude con sus piernas, apretando su cuerpo hacia él con fuerza en un sentimiento de desespero por calmar la erección que se empezaba a asomar en los shorts del conde.

Claude no dejó pasar por alto aquel pequeño bulto que podía sentir allí abajo, muy excitado, Claude trató de llevar a su amo sobre el escritorio aún besándose desvergonzada y apasionadamente, para continuar con aquel pequeño acto de placer que poco a poco incrementaba, hasta que nuevamente un inoportuno golpe en la puerta los interrumpió, haciéndolos separar sus labios uno del otro, mientras ambos recobrando en aliento, miraban con enojo y suma frustración hacia la puerta de la habitación, ya que esta vez no era a la puerta de entrada donde tocaban, sino la puerta de la oficina de Alois.

 

_Danna-Sama, un cartero trajo un par de regalos para usted, fui a recibirlo ya que Claude-Sempai no lo había hecho. Dijo Canterbury, uno de los trillizos demoníacos que servían al joven Alois. Si de casualidad Claude-Sempai está allí con usted, quiero comunicarle que lo necesito en la cocina con urgencia, disculpe molestarlo. Luego de culminar con esa frase, se alejó de la puerta y continuó su camino por los pasillos.

Luego de eso, Claude bajó nuevamente a Alois, quedando este frente a Claude de pie.

_Cierto, había olvidado que Canterbury contribuirá con los preparativos de la cena de esta noche. Dijo Claude, mirando un pequeño reloj que siempre lleva en un bolsillo de su chaqueta.

Alois, aún sonrojado observaba Claude con una notable expresión de cariño.

_Aunque quisiera quedarme con mi Danna-Sama, debo retirarme. Dijo Claude en un suspiro, inclinándose frente a Alois y acariciando con delicadeza su rostro hasta besar tiernamente su frente, para luego ponerse de pie y salir de la habitación.

Luego de que Claude se retirara, Alois quedó completamente paralizado mirando frente a la puerta. Podía sentir como un bondadoso sentimiento de felicidad desbordaba su pecho, al mismo tiempo que un gran sentimiento de confusión.

_¿Q-Qué… Acaba de… pasar? Dijo Alois entre tartamudeos con una expresión de confusión, mientras lentamente retrocedía hacía su escritorio paso a paso.

Al quedar apoyado de espaldas en su escritorio, se deslizó por él hasta quedar sentado en el piso apoyado del escritorio, mientras deslizaba sus manos lentamente por su pecho y abdomen.

_Nunca antes lo había visto sonreír… Nunca antes me había expresado cariño… Nunca antes me había… Besado. Decía, mientras posaba la punta de sus dedos índice y medio por sus labios, haciéndolo estremecer, pesando en aquellos suaves y seductores labios, en esa deslumbrante y hermosa sonrisa, en esas demoníacas y sensuales orbes doradas. _Tantas noches soñando con siquiera un beso de mi amado Claude, tantas noches deseando su cuerpo sobre el mío, tantos días llorando en ruego por su amor… Continuaba, mientras su expresión pasó de confusión a tristeza. _¿Será que esto es demasiado bueno para ser verdad? ¿Será que no se volverá a repetir? ¿Será que lo que me hizo fue solo  por instinto sexual sin ningún sentimiento de… Amor? Lo estaban haciendo, sus pensamientos lo estaban llenando de inseguridad de nuevo, haciendo que su pecho se retrajera de dolor. Colocó sus manos alrededor de su cabeza, mientras escondía la misma entre sus rodillas. _Ámame Claude, por favor, ámame… Dijo Alois en voz baja, mientras una pequeña lágrima se deslizaba por una de sus pálidas mejillas de porcelana.

En la cocina de la mansión:

Claude y los trillizos Canterbury, Thompson y Timber, se encontraban planificando parte de la sorpresa que se le dará al joven Alois esta noche.

_Por su propio bien espero hayan entendido el trabajo que les he otorgado. Del día a la noche, de la azúcar a la sal, de la vida a la muerte, del azul profundo al oro… Así es como trabaja un mayordomo de los Trancy. Dijo Claude con un rotundo tono de autoridad.

 

_¡Yes, my master! Dijeron unísono los trillizos, para luego comenzar con los arreglos del comedor. Dejando solo a Claude en la cocina.

Al momento en que Claude se quedó completamente solo en la cocina, se recostó de una pared sumamente sorprendido y fuera de sus casillas, mientras tapaba su boca fuertemente con su mano y sus ojos estaban tan abiertos como platos. Un grato y cálido sentimiento invadió todo su endemoniado ser, al mismo tiempo que un terrible sentimiento de inseguridad. _No puedo dejar las cosas así, definitivamente no puedo dejar las cosas así, ¡Debo decirle a mi amado Alois lo que siento por él! Pensaba Claude con mucha desesperación, mientras su expresión de sorpresa se tornaba algo más calmada. Ese repentino beso me hizo entenderlo todo, él me desea tanto como yo a él… Esos cálidos y húmedos labios con los míos, ese delicado y suave cuerpo de porcelana, todo su ser tiene que ser mío, todo su ser es mío… Pensaba Claude, mientras diversos pensamientos pervertidos pasaban por su mente y  la lujuria recorría todo su ser. Mi querido Danna-Sama, esta misma noche, luego de que el mocoso Phantomhive y su demonio de cuarta se vayan, le confesaré mis sentimientos por usted, lo prometo.  Dijo Claude firme y decidido, antes de comenzar con los preparativos de la cena.

Las horas pasaron, el demoniaco mayordomo Claude y su amo Alois no se vieron más durante el día, hasta que la noche cayó sobre todo Londres, siendo hora de la cena.

A lo lejos, en el camino, se podía apreciar una famosa y tallada carrosa acercándose a la mansión Trancy, impulsada por dos de los mejores caballos de la realeza, hecha por los más famosos y dedicados arquitectos franceses, portando aquel emblema plateado a sus costados, el emblema de la familia Phantomhive.

Frente a la gran y estrafalaria entrada de la mansión Trancy, la carroza se detuvo. Al abrir una de sus puertas, un hombre alto de cabellera sedosa y negra, de unos 1,85m de alto y ojos rojos carmesí, se bajó de dicha carroza, seguido del famoso conde Phantomhive.

Tanto Claude como Alois estaban frente a la puerta de la mansión para darles la bienvenida. Alois, al ver a su mejor amigo bajándose de la carroza, sin dejar pasar ni un segundo salió corriendo hacia él, envolviéndole en un gran y fuerte abrazo.

_¡Ciel-kuuuun! ¡Me alegra mucho que estés aquí! Decía Alois con gran emoción, mientras estrujaba y hamaqueaba el cuerpo del conde, quien se quedaba casi sin aliento por los apretujones de su peculiar amigo.

_Jeje, si Alois, a mi también, ahg, ¿podrías soltarme? No me dejas res…pi…rar… Dijo Ciel de forma forzosa, mientras trataba de apartar a Alois con sus manos.

_Oh, Jejeje, lo siento Ciel. Dijo Alois entre risillas, mientras soltaba a Ciel, dejándole recuperar el aliento.

_A diferencia de mi amo, a mi no me alegra tenerte aquí, Sebastián Michaelis. Murmuró Claude con un tono arrogante, acercándose a Sebastián a espalda de los condes.

_¿Esa es la hospitalidad de los Trancy? ¡JA! Vaya mediocridad… Dijo Sebastián en tu tono burlón y sarcástico, mirando de forma desafiante a Claude. A diferencia de Claude, Sebastián tiene una personalidad más dulce y expresiva, solo que ambos demonios se detestan.

Esa frase le disgustó mucho al demonio de mirada dorada, quien, para no darle el gusto al demonio de mirada carmesí, disimuló su disgusto y planteo nuevamente una oración.

_Tsst, perdone. Quiero darles la bienvenida a la Mansión Trancy. Dijo Claude con seriedad y algo más de empatía por sus invitados, mientras les indicaba a los mismos que entraran a la mansión.

_Espere un momento por favor. Dijo Sebastián, mientras se dirigía hacia la carroza a recoger una gran caja envuelta en papel rojo brillante con destellos morados, adornada en el tope por un lazo de papel dorado metálico. Sobre él, había una pequeña dedicatoria de Ciel hacia su amigo Alois.

Sebastián procedió a entregarle el regalo a Alois con una gran y gentil sonrisa.

_Feliz cumpleaños, Alois. Dijo Ciel, regalándole una tierna sonrisa a su amigo, quien rara vez lo veía sonreír.

_¡Oh Ciel-Kun! ¡Eres tan lindooooo! Gritó Alois con emoción, apretujando y hamaqueando nuevamente a Ciel con un pequeño sonrojo.

Aunque ambos mayordomos actuaban con naturalidad, estaban sintiendo… Celos, al ver a los condes en esa situación. Inconscientemente, Sebastián y Claude intercambiaron miradas de enojo en ese momento, lo que hizo que uno entendiera los infantiles celos del otro y viceversa…

 

 

 

Luego de un par de horas, después de que la cena y unas largas charlas, había llegado la hora de cortar el pastel.

Alois, Ciel y Sebastián estaban sentados en la gran mesa del comedor, viendo como Hannah traía sobre una mesa rodante cubierta por un mantel blanco, un enorme pastel de 10 pisos, cubierto completamente por una gruesa e impecable capa de crema blanca, adornada en los bordes de cada piso por finos caminos de crema batida morada, el color favorito de Alois, junto con pequeños pedazos de diversas frutas en ellos, y en el tope, 14 velas encendidas.

_¡Woooow! Exclamó Alois realmente sorprendido con los ojos bien abiertos.

 

_Nada mal, bastante impresionante por parte de Claude, quien supongo preparó el pastel. Dijo Ciel, apoyándose de sus manos colocadas en su mentón.

_Hannah, ¿Dónde está Claude? No soplaré las velas sin Claude. Dijo Alois algo preocupado y haciendo puchero.

_Claude está en la cocina ya que hubo un pequeño incidente que él está resolviendo. Danna-Sama, debe soplar las velas, pronto se harán las 12:00 y habrá acabado el día. Dijo Hannah, con un cierto tono maternal, para luego retirarse del comedor.

Algo disgustado y decepcionado, Alois asintió con la cabeza, tomó una silla del comedor y se aproximó a colocarla frente a la mesa del pastel. Se posicionó encima de la silla parado sobre la punta de sus pies con algo de dificultad, puesto que el pastel era muy alto como para que Alois lo alcanzara.

_Alois, creo que deberías tener cuidado. Dijo Ciel, algo nervioso y preocupado, mientras observaba a Alois.

_Tranquilo, es solo q-que quiero alcanzar las velas del p-pastel. Dijo Alois, con algo de dificultad mientras se esforzaba por alcanzar las velas.

Justo antes de que Alois pudiera alcanzar el tope del pastel, la silla sobre la que estaba de puntas, se deslizó por el encerado piso, haciéndolo perder el equilibrio y casi caer boca abajo al piso.

_¡SEBASTIÁN! Gritó Ciel, rápidamente colocándose de pie, al ver la situación de su amigo, dándole a entender a Sebastián que lo ayudara.

Como reflejo al miedo de lastimarse, Alois cerró fuertemente los ojos y retrajo las manos al momento de caer, esperando recibir un intenso dolor en su rostro que curiosamente nunca llegó. Alois abrió lentamente los ojos y para su completa sorpresa, en el piso, se encontró frente a frente con Sebastián a tan solo centímetros de su rostro, mientras este sostenía a Alois por la cintura, quien estaba sentado muy prometedoramente sobre las caderas de Sebastián.

_¿¡Eh?! S-Se-¡Sebastián! Gritó Alois con la cara completamente sonrojada y el ceño fruncido, no esperaba para nada ser salvado por Sebastián, mucho menos quedar en tal desvergonzada posición sobre él.

Boquiabierto, Ciel los observaba estupefacto, sonrojado y notablemente celoso y enojado, pero justo antes de que él pudiera siquiera decir algo, salvajemente Claude salió  gritando y corriendo a gran velocidad de la cocina hacia el comedor, donde se encontraba aquella escena.

_¡¡SUELTA A MI AMADO ALOIS, MALDITO PERVETIDO!! Gritó Claude a todo pulmón, estaba indescriptiblemente enojado ante tal escena, casi le podía salir humo de los oídos.

Claude tomó a Alois bruscamente por sus caderas levantándolo de Sebastián y lo sostuvo muy posesivamente en su pecho, para luego lanzarle con una gran potencia,  una fiera y fuerte patada en la cara a Sebastián, cosa que fácilmente esquivó. Colocándose rápidamente de pie.

_Tú tienes a aquel mocoso peli azul, ¡No quiero que vuelvas a tocar a mi Alois! Gritó Claude a Sebastián, sosteniendo posesivamente a Alois.

_Claude… Dijo Alois en un suspiro, sorprendido y con un leve sonrojo ante la actitud de Claude, observándolo.

_Cálmate Claude, yo solo seguí las órdenes que indirectamente me asignó mi Bocchan, además, créeme cuando te digo que no disfruté en lo absoluto tener tan cerca a ese chico, yo solamente amo y estoy interesado en mi Ciel. Dijo Sebastián firmemente a Claude, tomando de la mano a Ciel.

_Sebastián… Dijo Ciel en un suspiro, sumamente sorprendido y sonrojado ante las palabras de Sebastián, observándolo.

_Boccha, ¿no le parece que es hora de irnos? Disculpen las molestias pero nosotros nos retiramos. Que pase una feliz noche de cumpleaños, Joven Alois. Dijo Sebastián con un tono de calma al hablar, mientras se dirigía hacia la puerta de la mansión tomado de Ciel, quien estaba hipnotizado por Sebastián. A pesar de eso, seguramente le castigaría al llegar a su mansión por haber estado a centímetros de los labios de Alois, lo cual él mismo está consciente que ese castigo terminará en sexo.

Sebastián y Ciel embarcaron su carroza y se dirigieron nuevamente a la mansión Phantomhive, dejando completamente solos a Claude y Alois.

Entre en silencio de la mansión, Alois aún estaba en brazos de Claude, quien lo abrazaba y sostenía fuertemente.

Alois podía sentir la calidez de su amado Claude en su cuerpo, su fresco y cálido aliento en su cuello, sus fuertes y grandes brazos rodeando su espalda. Él rodeaba su nuca fuertemente con sus brazos, apreciando cada segundo que pasaba abrazado a su mayordomo.

_Danna-Sama… Suspiró Claude al oído de Alois, haciendo que este sintiera una leve corriente pasando por toda su espalda, haciéndolo estremecer. Claude bajó a Alois, haciendo que este se pusiera de pie. Se arrodilló frente a él cual enamorado en plena propuesta de matrimonio.

_Danna- … No… Alois Trancy, yo… Hizo una pequeña pausa  …Te Amo. Dijo Claude cabizbajo con aquella profunda y varonil voz, para luego mirar fijamente a Alois tras decir ese cálido “te amo” con una cara tierna de perrito triste.

Alois se quedó estático frente a Claude, su corazón latía cada vez más rápido, no lo podía creer. _Claude… Dijo Alois apretando sus labios al ser ahogado por un nudo en su garganta, el cual terminó en inundar sus ojos en lágrimas.

Con ayuda de sus dientes, Claude se quitó el guante que escondía la marca del contrato y, gentilmente y con delicadeza, secó con sus dedos las lágrimas de felicidad que corrían por las mejillas de porcelana de Alois.

Alois posó lentamente sus brazos sobre los hombros de Claude y, entre pequeñas lágrimas junto a una gran y cálida sonrisa y un leve sonrojo, dijo: _Claude yo… Yo también te amo. Mientras que poco a poco, fue acercando sus labios a los de Claude, mirándose a los ojos uno al otro y cerrándolos mientras más se acercaban, hasta que sus labios se unieron en un cálido y amoroso beso. Alois se aferraba a Claude con sus manos rodeando la nuca de Claude, en busca de estar más cerca de Claude y profundizar aquel tierno beso.

Entre el beso, Alois algo sonrojado y con sus ojos cerrados con pasión, entreabrió sus labios dándole señal a Claude de que quería convertir aquel tierno beso en uno sensual y apasionado. Al darse cuenta de esto, Claude rápidamente tomó a Alois por sus muslos, cargándolo nuevamente, haciendo esperar a aquella boca desesperada por tener dentro la lengua de Claude. Con el conde en sus brazos y en pleno beso, Claude se emprendió a caminar vertiginosamente por los pasillos de la mansión hasta llegar a un lugar más privado, el cuarto de Alois.

Al llegar, con un ligero movimiento de pies, abrió la puerta rápidamente y con el mismo la cerró luego de entrar.

Tal como lo rogaba con desespero el joven Alois, en sus brazos, Claude gentilmente recostó a Alois de una de las paredes, haciendo que sus cuerpos se acercaran y extasiaran aún más ante ese estímulo, para luego introducir su lengua en la frágil boca de Alois e invitar a su tímida lengua a jugar con la suya, desatando un apasionado beso que hacía estremecer los cuerpos de ambos, rogando por más.

Alois envolvió fuertemente las caderas de Claude con sus piernas, dejando que uno sintiera la erección del otro y viceversa, mientras que, en un estado de completa excitación, Alois movía sus caderas en las de Claude. Esto provocó en Claude una fuerte corriente de estímulos sexuales por todo su ser; obligándolo a lanzar a Alois hacia la cama.

Alois, jadeante y con sus mejillas completamente sonrojadas, miraba provocativa y sensualmente a Claude, mientras este se acercaba hacia Alois cual gato en sigilo. En busca de provocar aún más a aquel demonio de orbes doradas, Alois deslizó sus manos lentamente por su propio abdomen hasta posarlas sobre su erecto miembro y apretarlo con fiereza. _Ah, Claude, Ah.  Mientras gemía fuerte y provocativamente el nombre de su amante. En ese instante se desató la fuerte y  pecaminosa lujuria que lleva dentro aquel demonio sediento por poseer completamente a su amado Alois.

Claude se abalanzó sobre su amo y rápidamente empezó a morder y devorar sus labios con fevor y sensualidad, provocando en Alois gemidos y jadeos que tuvo que ahogar entre aquellos placenteros y salvajes besos. Rápidamente, Claude empezó a prácticamente arrancar la ropa de Alois, despojándolo de ella, mientras que Alois quitaba rápidamente pero con algo de dificultad la corbata de Claude, seguido por su camisa y su chaqueta, dejando a la vista ese sensual abdomen formado y blancazo.

Lenta pero intensamente, Claude comenzó a besar, lamer y morder el cuello de Alois, haciéndole sentir gran placer que recorría cada esquina de su cuerpo y dejando en él pequeñas marcas moradas ensalivadas, dejando salir leves gemidos y jadeos de la boca del joven Alois. En eso, para sorpresa de Claude, Alois se aproximó a deslizar lenta y seductoramente sus manos por el abdomen de Claude, hasta llegar a la hebilla de su correa, desamarrándola al igual que los botones de su pantalón y, desvergonzadamente estrujó su gran miembro erecto, lo cual provocó en Claude un sonoro gemido de placer; ese gemido se le hizo tan sensual y seductor a Alois que lo excitó aún más. Con devoción, entusiasmo y fiereza se dedicó a masturbar la gran virilidad de Claude, mientras este mordía y besaba cada vez más fuerte el pecho de Alois, pasando a morder y lamer los rosados y entumecidos pezones del extasiado conde.

_Oh, Claude, Claude. Gemía fuertemente Alois mientras masturbaba con más rapidez el miembro de Claude, y un pequeño hilo de la saliva corría desde su boca hasta su mentón.

El éxtasis estaba llegando a su punto máximo desbordándose en el cuerpo de Claude, pero este no quería correrse aún, no sin hacerlo al igual que Alois. Lentamente, Claude continuó su camino de besos y mordidas a lo largo del abdomen de Alois, dejando a la vista un camino de pequeñas marcas moradas ensalivadas, hasta llegar a su entrepierna. Lenta y tortuosamente comenzó a lamer alrededor de la virilidad de Alois, de arriba abajo, haciendo que este se estremeciera y gimiera aumentando el tono de voz.

_Claude, Claude, p-por favor. Gritaba Alois delirando de placer mientras sostenía la cabellera color azabache de Claude, quien disfrutaba ver la reacción de Alois. Luego de obsérvalo con una sensación de satisfacción, Claude tomó con ambas manos las caderas de Alois e introdujo bruscamente el miembro de Alois en su boca hasta el fondo de su garganta. La habitación se inundo de fuertes gemidos y gritos de placer por parte de Alois, mientras que Claude lamía y succionaba el miembro de Alois cada vez más rápido, enroscando su serpenteante lengua fuertemente por todo su miembro y moviendo sus caderas. Esas rápidas estocadas hicieron que el placer en el cuerpo de Alois un desborde de placer y lujuria, haciendo que este se corriera sin aviso en la boca de Claude, quien gustosamente se tragó todo el fluido seminal sin problemas.

_Vaya, vaya, veo que alguien aún está duro. Dijo Alois luego de una pausa, entre jadeos mientras recuperaba el aliento con una sonrisa provocativa, observando el miembro erecto de Claude deseoso por correrse. Alois acercó un pie hacia la virilidad de Claude y tortuosamente empezó a rozarlo, causando un fuerte escalofrío en él de pies a cabeza. Claude, observando a Alois con una seductora y demoniaca sonrisa, no podía dejar de pensar en lo lujurioso que era su pequeño amante, todo este tiempo había estado junto a un completo pervertido sin haberse dado cuenta.

Para sorpresa de Claude, Alois en ese momento se volteó quedando boca abajo en la cama y con la caderas levantadas frente a Claude.

_Claude… Quiero que lo metas. Dijo Alois, mientras mordía sus labios observando a Claude.

Éste niño definitivamente no sabe a que está jugando, me encanta. Pensó Claude, mientras sus orbes se tornaban carmesí lanzando a rosa cual fuego infernal. _Aún no, Danna-Sama, primero hay que hacer esto. En ese mismo instante, Claude se colocó encima de Alois e introdujo dos dedos rápidamente su orificio anal.

_Cla- Dijo Alois, sin terminar la palabra por tratar de ahogarla. Con los ojos abiertos como platos, espesas lágrimas salían de sus ojos, mientras mordía y se sostenía fuertemente en las sábanas, tratando de ignorar el dolor que le estaban causando aquellos intrusos allí atrás.

_Tranquilo Alois, te prometo que pronto se irá del dolor. Dijo Claude con esa suave y varonil voz al oído de Alois, para luego empezar a morderlo lentamente, mientras hacía movimientos circulares con sus dedos.

_Esa voz, esa maldita voz que tienes, ah Claude, te amo. Dijo Alois entre jadeos mientras retorcía su cabeza por los besos y mordidas que Claude dejaba marcados en su cuello, nuca y hombros, ignorando completamente un tercer dedo dentro de él.

_Mi Alois, mi amado Alois, yo también te amo. Respondió Claude, mientras que con la otra mano estimulaba y apretaba los rosados y entumecidos pezones de Alois, quien jadeaba y gemía el nombre de Claude.

Luego de que Claude pudiera mover cuatro dedos cómodamente dentro de la cavidad de Alois, tomó fuertemente sus caderas y justo antes de embestirlo, inesperadamente Alois se volteó, tomo a Claude por los hombros dejándolo de un lado de la cama y quedando Alois encima de él. Esto extrañó un poco a aquel demonio, hasta que Alois se posó sobre sus caderas.

_Esto lo hago yo. Dijo Alois seductoramente, para luego sentarse de un solo golpe sobre el miembro de Claude.

_ALOIS/CLAUDE. Gimieron unísonos fuertemente ambos.

Después de un par de segundos, Alois clavó sus manos en el pecho de Claude y con fervor y sensualidad, comenzó a mover sus caderas hacia adelante y hacia atrás, pasando de hacerlo lento hasta poco a poco ir aumentando la velocidad.

_CLAUDE, CLAUDE/ALOIS, ALOIS. Gritaban ambos el nombre del otro, delirantes de placer, mientras las estocadas y embestidas se hacían cada vez más rápidas, desatando un demoníaco placer en los cuerpos de cada uno.

Alois rasguñaba el pecho de Claude, mientras Claude, con una mano sostenía y movía con fuerza las caderas de Alois de atrás hacia adelante, y con la otra masturbaba ferozmente el miembro de Alois, causándoles a ambos un intenso y demoniaco placer que se apoderaba de todo su ser. Al llegar a su punto máximo, sus cuerpos no lo soportaron más y ambos se corrieron casi al mismo tiempo, Alois se corrió en su abdomen y Claude dentro de él, tal y como lo deseaba, sentir esa calidez dentro de él.

Exhaustos, Alois se acostó sobre el pecho de Claude, mientras ambos recuperaban el aliento. Sin duda alguna, el mejor sexo de su vida, mejor aún porque lo habían hecho con la persona que aman. Desde su pecho, Alois empezó a besar y lamer el dicho pecho de Claude, mientras lentamente y con sigilo subía hasta llegar a su cuello y aproximarse hasta sus labios. Sus lenguas se enroscaban apasionadamente en aquel beso que decían que aún no había acabado esa noche de pasión.  Lentamente Alois separó sus labios de los de Claude, dejando un pequeño hilo de saliva de por medio. Luego de una observarlo seductoramente, luego de contemplar esos demoniacos ojos que se habían tornado en un dorado sobrenatural, con pequeña risilla traviesa, Alois se deslizó por el formado cuerpo desnudo de Claude, hasta llegar a su miembro.

Con su mano, Alois estrujó fuertemente el miembro de Claude, quien ante esto, ahogó un pequeño gemido y se ruborizó. Ambos intercambiaban intensas y seductoras miradas, mientras Alois lentamente comenzaba a masturbar el miembro de Claude. Su demoniaca alma de llenaba de lujuria, el joven Alois estaba extasiando a Claude  y haciéndolo estremecer. Aquellos tortuosos movimientos templados sobre Claude lo llenaban de deseo, él quería más que eso y obviamente Alois lo estaba haciendo sufrir a propósito con tal de ver esa lasciva y demoniaca mirada llena de lujuria y deseo.

_Alois… Gimió Claude con esa rotunda, masculina y sensual voz que resonó en toda la habitación, mientras hincó su mano en la rubia cabellera de Alois.

Esa voz excitó y estimuló drásticamente a Alois; tomó aire e introdujo aquel gran y erecto miembro dentro de su boca, casi ahogándolo y llenando toda su garganta. Alois lamía y chupaba a gran velocidad el miembro de Claude con fervor, enroscando su lengua alrededor de él cada vez más y más rápido. Claude extasiado y delirante de placer, apretaba fuertemente la cabellera de Alois, mientras, con la cabeza hacia arriba, hacía que la habitación nuevamente se llenara de gritos de placer.

_¡Alois… Alois! Gritaba Claude en desbordes de lujuria, mientras sentía como todo su cuerpo se estremecía.

Las reacciones de Claude excitaban más y más al Conde, quien aumentaba la velocidad de las felaciones cada vez, deslizando sus pequeños dientes por todo su miembro, de arriba hacia abajo con dedicación y fiereza.

Tener el miembro de su amado en su boca era algo que encendía niveles extremos de fogosidad en su cuerpo, provocándole una gran y algo dolorosa erección. Mientras chupaba y lamía el miembro de Claude, con su mano derecha estrujó su propio miembro y lo empezó a masturbar salvajemente al par de las bruscas y placenteras felaciones.

 

Claude gemía fuertemente el nombre de Alois una y otra vez, mientras que enterraba su mano libre en las sábanas de la cama y apretaba fuertemente las piernas. El iris de sus ojos ardían cual fuego infernal envueltos en un fogoso rojo carmesí, al par que sus pupilas se tornaban gatunas. El orgasmo que su joven amo le estaba causando era inhumano.

Luego de unos segundos, el intenso orgasmo llegó a su punto máximo, haciendo que Alois se corriera en su mano y haciendo que Claude se corriera en la boca de Alois, tal cual como Alois deseaba. Con dificultad y casi ahogándose, Alois se tragó todo el fluido seminal de Claude, el cual le había caído un poco en la cara.

_Alois, eres un monstruo. Dijo Claude recuperando el aliento con una seductora sonrisa.

Alois se limpió la cara con una de las sábanas y se acostó al lado de Claude, para luego quedar frente a frente uno con el otro.

_Me alegra que mi primera vez haya sido con el único ser que amo. Dijo Alois con un tono y expresión tierna, mientras miraba directamente a los ojos a Claude. Ambos podían sentir el aliento del otro en sus labios por lo cerca que estaban. _No sabes cuánto tiempo llevo esperando esto.

Claude sintió un flechazo en su corazón, aquel humano sí que lo traía enamorado. Sin decir nada, Claude abrazó a Alois, rodeándolo cariñosa y posesivamente con sus brazos.

_Te prometo que estaré contigo siempre, que te protegeré, que te cuidaré, que te amaré. Eres el dueño de esta araña. Con esa voz cálida y masculina, dijo Claude al oído de Alois mientras lo abrazaba con más fuerza.

Alois sonrió felizmente y sus ojos se cristalizaron, no recordaba cuando fue la última vez que se sintió así de feliz y completo.

_Te Amo, Claude. Dijo tiernamente correspondiendo el abrazo.

 

_Yo también te amo, Alois. Respondió Claude, dando un pequeño beso en la frente de Alois.

Notas finales:

Muy bien, espero les haya gustado n.n Una de las cosas que más temo es que se les haga aburrido, la lamento si es así u.u Dejenme sus comentarios, diganme que les pareció n_n No sé cuando volveré a escribir otro fanfic ya que he estado muy ocupada pero, si les gustó, haré un esfuerzo:3.

Mi querida Demon Witch, espero te haya gustado*-* Te mando un saludo y muchos besos y abrazos :3 ¡Nos leemos pronto! ¡cuidate!<3 Y cuidado con los demonios que salen de los espejos hehehehe x33 :3.


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