En el mundo de hoy en día era normal ver a personas con el cabello de los colores, cualquier color imaginado, la mayoría de las mujeres con el cabello rosa o morado, no te cambiaban por humor o sentimientos, eso sí que es demasiado raro a mi parecer, “Idiotas”, es lo que siempre pasaba por mi mente al notar aquello, pero, en cambio si lo tenias por tu forma de ser era algo bueno aunque pocos lo notaran. Mi cabello era entre azul y plateado, aun no tenía un color especifico, aún sigo experimentando, yo pienso que es porque aun estoy creciendo.
Hoy me había quedado en la biblioteca hasta tarde debido a una tarea la cual me había demorado más de lo contemplado; Salí de la biblioteca, ya eran más de las 8 de la noche; en los barrios donde yo vivía, en realidad no eran tan peligros, pero mi madre no creía lo mismo, por lo que siempre me pedía que regresará temprano, bueno, además de que unos tíos iban a llegar desde lejos. Recordando aquello apresuré el paso; me encontraba caminando en un callejón no tan angosto pero igual si daba un poco de miedo por la poca iluminación en esté, sólo con un farol del lado derecho de la calle, el cual se encontraba un poco lejos, de las casa que se encontraban en mi rango de vista sólo la última estaba con la luz prendida, por lo que, con un poco de miedo tome la correa de mi mochila, la cual pasaba por mi pecho y comencé a apretarla tratando de no parecer un ciervo asustado, pero poco fue lo que camine hasta que sentí como tres chicos se acercaron a mi lentamente, yo los ignore pensando en que estos solo pasaban por ahí para ir a su destino, por lo que seguí mi cambiado hasta que uno de aquellos chicos me tomo sorpresiva mente por la boca con un trapo, sin ningún tipo de olor, tal vez Sólo para que no mordiera su mano o gritara, moviendo mi cuerpo con un poco de violencia trate de zafarme de entre sus brazos, pero era inútil, el era mucho más fuerte a un lado de mi, con facilidad me aventaron contra una pared y cayendo de rodillas contra el asfalto. Estaba demasiado asustado, trate de levantarme pero al intentar ponerme de pié note un tirón en mi pantorrilla, al parecer me había herido la pierna, y dos de ellos aprovechándose de esto se pusieron dos a mis costados, mientras que el restante se poso frente a mi, fue ahí cuando automáticamente mis lágrimas comenzaron a escurrir de mis ojos; Vi como el chico que estaba delante mío comenzaba a desabrocharse el cinturón, y seguidamente bajó la cremallera, dejando así su asquerosa virilidad frente a mis ojos -Ya sabrás que hacer, niño bonito- Expreso con aquella asquerosa voz que poseía; En realidad su voz no era la más varonil que digamos, pero si tenía un toque de superioridad, el cual te hacía temblar las rodillas. No podía reaccionar, estaba en shock, mi cuerpo temblaba, un pequeño alarido de dolor escapo de mis labios cuando de pronto sentí como me tomaba del cabello, acercándome más a su parte íntima -¡No! Su....suéltame-Dije con la voz entrecortaba debido al miedo que en esos momentos sentía, trataba con todas mis fuerza de hacer mi cabeza para atrás, pero era inútil, como ya había mencionado el chico tenía más fuerza que yo. -¡¡Cállate y hazlo!! -Cerré los párpados fuertemente, quería que todo eso se terminará, trataba de separarme, me repugnaba el tener aquello frente de mi, él al notar que no iba a hacer nada de lo que quería, me tiro al suelo y de un rápido movimiento se puso arriba de mi cuerpo, comenzó a besarme el cuello de una manera tan repugnante, haciéndome sentir sucio, mis lágrimas volvieron a emerger ante aquello, yo trataba de separarlo con mis manos sobre su pecho tratando de hacerlo para atrás, pero poco funcionaba . -¡Ayu… da!- Trate de gritar con las fuerzas que tenia, él se acerco a mis labios y comenzar a morderlos, hice mi cabeza a un lado para que ya no pudiera hacerlo, un gruñido de inconformidad por parte de mi agresor fue lo único que escuche antes de que esté metiera su mano debajo de mi camisa, empezando a tocar a tocar todo mi abdomen de arriba arriba hacía abajo; de un momento sentí como su mano abandonaba mi abdomen, y el como mi cabello era libre de aquel fuerte agarré del cual era preso hace unos momentos, abriendo mis ojos al escuchar un fuerte golpe, dándome cuenta que el chico ya no estaba sobre de mí, si no tirado a unos cuantos metros de donde yo me encontraba. Quería levantarme e irme corriendo de ahí, pero de un momento a otro un dolor fuerte invadió mi cuerpo, nublando mi vista, hasta que de repente vi todo negro.