*Malin*
Seleccionar frambuesas es una cosa seria, hay que tener cuidado para escoger las indicadas, a las hadas juguetonas les encanta reemplazarlas por bolitas de veneno que te dejarían con vómitos por al menos dos semanas, me acomodo la gruesa capa de lana que me protege de los fuertes vientos del invierno.
Con preocupación veo como al cielo le cuesta cada vez más trabajo mostrar el sol, tengo miedo de lo que nos avecina este invierno, a este paso tendré que recolectar aún más comida para poder mantener a los viajeros que queden atrapados en la posada.
La posada se mantiene caliente por su propio medio, pero tener un número limitado de comida es una situación difícil.
Me interno aún más por los bosques, este bosque, tan conocido para mí, casi puedo ver como los árboles retiran sus ramas, como dándole una bienvenida a un viejo amigo.
Después de unos minutos por fin llego al lugar indicado, tres pasos antes de la roca con forma de pájaro, nueve pasos dentro de la maleza espesa de lianas, siete pasos a la derecha y al fin entro a ese claro, hermoso y majestoso, un circulo de agua transparente, por alguna razón siempre tibio, con pececillos nadando al fondo, escondidos entre las flores acuáticas.
Me acerco en silencio, los arbustos me esperan con sus deliciosas frutillas rojas, me tomo mi tiempo para solo tomar la mejores.
Y es mientras susurro una canción sacada de las memorias difuminadas de la infancia, que puedo recordar a Godric, ese maldito hombre, que a pesar de solo haberlo conocido hace solo un mes ya puedo decir con enojo y nerviosismo que me he enamorado perdidamente de él.
Todo en el me atrae, sus ojos casi rosas cuando esta relajado y alegre limpiando el jardín, la manera en que sus músculos se tensan al cortar los leños, cuando ríe con la sonora carcajada parecida a un rugido, lo estúpido que puede llegar a ser pasándose sin camisa, sin notar las miradas tanto de hombres como de mujeres, los rojo y brillantes que se ponen sus ojos cuando lo hago enojar y como a veces la tristeza lo llena, empañando su rostro de un dolor desconocido para mí.
Termino de llenar las dos cestas y emprendo el camino de regreso, las preguntas me invaden, no soy tonto, supe quién es Godric, lo supe solo dos semanas después de su llegada, ¿Cómo no saberlo? Los elfos de la penumbra han alargado la búsqueda por todo el bosque, “el príncipe lobo ha desaparecido” “dicen que fue su hermano gemelo” ”no, no fue el, lo mato su tío, todos saben que Divan del este ansia el puesto de alfa”
El solo pensar que él podría irse en cualquier momento sin decir nada, sin mirar atrás, después de todo nada lo ata a este lugar.
No quiero sufrir, tengo miedo.
El viento helado de invierno secó la silenciosa lágrima.
*Claude*
Un nuevo día empieza, no quiero abrir los ojos, odio esto, la situación en que ha caído mi matrimonio, jamás había estado tanto tiempo lejos de Lucian y menos en un embarazo. Mi corazón se estremece, extraño demasiado su presencia.
Con algo de trabajo me levanto, me acomodo la bata azul de delicado encaje, con molestia me la quito, camino desnudo al baño donde una tina con agua caliente me espera.
Agradezco silenciosamente a los sirvientes, que afectados igualmente por el tenso ambiente, hacen todas sus tareas en silencio.
Me sumerjo en el agua gimiendo al sentir como el calor abraza mi cuerpo, adolorido me masajeo los pezones que se han hinchado aún más que en cualquier embarazo.
Solo tengo cuatro meses pero mi estómago ya ha tomado un tamaño perfectamente redondo, todo el cuerpo me duele y no he dejado de vomitar por las mañanas.
Mi estado de ánimo pasa de triste a histérico, ninguno de mis pequeños quiere estar cerca de mí ahora y eso solo hace que termine llorando por las noches hasta caer dormido. Todo es un círculo sin fin desde hace un mes, desde que mi cachorro desapareció sin dejar rastro.
Es cuando el agua empieza a estar helada que salgo de la bañera, camino hasta el espejo y tomo de un frasco crema de avellana, con cuidado la unto en mi vientre, veo con desagrado como algunas estrías han tomado terreno en mi piel, lagrimas salen de mis ojos un sollozo escapa de mis labios solo para darle rienda suelta a uno más de los llantos que acompañaran mi día.
Con mucho trabajo logro guardar nuevamente los sollozos dentro de mí, veo confundido el reflejo que me devuelve el espejo no recociendo a es doncel de largo pelo y ojos dorados con apariencia rota.
Y es cuando al fin me doy cuenta.
He estado perdiendo todo este tiempo, sumiéndome en mi dolor y rencor contra Lucian, encerrado en esta celda de negación, no queriendo enfrentar la realidad.
Cuando tengo a otros tres hijos, un nieto y varios posibles cachorros en camino necesitados de mí.
Me veo nuevamente al espejo.
Y sonrió.
Que tonto he sido me digo.
Nunca hay que rendirse.
Los soldados ven algo atemorizados al descomunal lobo negro caminar por los pasillos. Desde la pelea entre el consorte real y el alfa todos temen interponerse en el camino de Lucian, muchos aun tiemblan al recordar ese día.
Los gritos del doncel “¡me mentiste Lucian, nuestro hijo podría estar muerto!” el sonido de varios objetos estrellarse, “¡¡solo estaba pensando en tu bienestar Claude, entiéndelo!!” “¡lárgate, lárgate Lucian!”
Y fue desde esa noche que el enorme lobo negro se paseaba por todo el castillo como un espejismo sin alma, solo a excepción de la boda del príncipe Milan, el alfa no ha vuelto a mostrarse en su forma humana.
Por esa misma razón, tanto sirvientes como guardias observaron asombrados al señor Claude, vestido con una hermosa prenda morada que enmarcaba a la perfección el redondo vientre y realzaba sus pechitos, sin rastro de lágrimas y con aparentes energías, acercarse a lobo negro que recostado contra el sauce de hojas rojas lo miraba igual de asombrado.
-hola Lucian-
*Claude*
Con diversión veo como mi esposo ladea la cabeza lobuna, no pierde el tiempo y pone esos malditos ojos de cachorro, sus orejas se agachan hacia atrás, y la cola peluda empieza a abanicar la tierra.
-¿no piensas contestarme?- alzo una ceja ante el lloriqueo, entierra la nariz entre sus patas, sus ojos rojos me miran expectantes.
Él sabe que el lobo negro me enternece más el corazón.
Sin saber que decir veo mis manos jugando con las mangas de mi vestido.
Al final me acerco lentamente, sosteniéndome el vientre me siento en la tierra, Lucian se acomoda para que mi espalda quede recargada contra su cuerpo, la enorme cabeza peluda queda a unos centímetros de mi cara.
Disfruto unos minutos de la brisa antes de poder hablar.
-en verdad me lastimaste Lucian- su lengua me lame tímidamente la cara- yo confié en ti plenamente, ¿recuerdas lo que te dije ese día en la playa?- pregunte, maldije ante el temblor en mi voz.
Recargue mi cabeza contra su lomo, cerrando los ojos, aspirando su olor, ese olor al cual solo podría dar un nombre: Lucian.
-no te cierres ante mí ¿Qué no lo entiendes?- las lágrimas se acumularon, amenazando con desbordarse en cualquier momento- ¡porque siempre quieres cargar con todo tu solo! ¡Para eso estoy aquí Lucian!- con desesperación me aferro a su pelaje, que de un momento a otro cambia a la piel que tanto amo.
*Lucian*
Maldiciéndome a mí mismo acerco a Claude contra mi pecho, le estrecho entre mis brazos mientras el sigue llorando,
Es tan hermoso, odio hacerlo llorar.
-lo siento tanto Claude- susurro contra sus labios, saboreo lo salado de su lagrimas- yo solo quería que tuvieras una familia perfecta, no quería que te agobiaras- el me ve con esos ojos dorados- perdóname por favor-
Él me sonríe, me acaricia la mejilla y no puedo evitar recargar mi cara contra su suave palma.
-mi tonto alfa, ninguna familia es perfecta- borro una lagrima con el pulgar- por eso esta una familia para enfrentar juntos los problemas que vengan, todos juntos-
Examino los dos puntos dorados intentando encontrar cualquier rastro de enojo, y es cuando no encuentro nada que con total confianza estampo mis labios contra los suyos.
-te amo tanto Claude-
-y yo a ti Lucian-
*Claude*
No tengo ni idea de cómo hemos llegado al cuarto, ahora solo puedo sentir como Lucian me arranca literalmente el vestido destrozándolo en pequeños pedazos, yo mantengo firmemente mis brazos en su cuello mientras él me recuesta con cuidado en el colchón.
Desesperado me retuerzo hasta lograr rodearlo con mis piernas, y es cuando caigo en cuenta en que llego hasta nuestro cuarto totalmente desnudo, sin poder evitarlo rompo a reír.
-¿Qué es tan gracioso?- me pregunta enfurruñado, mientras reparte besos de mariposa por todo mi cuello.
-que caminaste desnudo por todo el castillo- digo entre risas, tomo entre mis manos su cara, saboreando esa sonrisa brillante, acaricio su barba espesa.
-supongo que las sirvientas disfrutaron de la vista- gruño ante ese comentario, no he olvidado todos los años que tuve que soportar las insistentes miradas de lujuria sobre mi marido.
-eres solo mío- susurro mientras acerco su boca a la mía, el deja que explore su boca con mi lengua, la enredo con la suya.
-solo tuyo Claude, nunca lo olvides- gruñe a la vez que su mano baja hasta mi entrada que ya chorrea fluidos-estas tan mojado-
-aaah- jadeo cuando siento sus dedos internarse dentro mío, muevo las caderas buscando más- jodeme Lucian, follame duro-
En un gruñido animal entierra su dura polla, grito extasiado sintiéndome lleno.
-maldicion Claude, aaahh- me embiste como loco, siento como sus pelvis choca contra mis nalgas, las cuales el masajea haciéndome gemir.
-aaaaah aah ah Lucian aaah- él toma mi pezón en su boca, exprimiéndolo, en busca de leche- qque rico aaah-
-ya no puedo Claude ah- y con eso me embiste por última vez antes de llenarme con su caliente semen, a la vez que mis fluidos rebosan mi entrada.
Me dejo caer contra la cama exhausto.
-solo te viniste por el culo- le doy un zape en la cabeza.
-cállate- mi mirada aun no logra enfocar nada en concreto.
-hare que te vengas de todas las maneras posibles- su encendida mirada me dijo que no mentía.
Esa noche deje que mi lobo me devorara por completo,
Uniéndome a él.
Sintiéndome nuevamente completo.