-y eso fué todo por hoy -sonrió- muchas gracias.
-¡muchas gracias por la lección entrenador Tachibana!
Los niños adoraban a ese jóven sonriente y amable, más cuándo pensaron se iría, pero finalmente se quedó. Hayato era el más felíz, porque por extraño que pareciera, se había enamorado del chico de cabello castaño y ojos esmeralda. …l trataba de que el entrenador Tachibana tomara en serio sus sentimientos, pero él no hacía más que reírse cuándo le hablaba abiertamente de sus sentimientos. Tenía 5 años, era difícil que un chico de 17 tomara en serio sus sentimientos y sus besos en la mejilla.
Acabado el año escolar el entrenador Tachibana se fué, ya que había terminado la escuela y se fué a la universidad en Tokio.
Hayato continuó llendo a las clases de natación, aún cuándo su querido entrenador Tachibana ya no estaba. Realmente le gustaba nadar, y secretamente se sentía más cerca de su entrenador favorito cuándo nadaba de espaldas, él ya podía nadar cualquier estilo, había perdido el miedo, pero le gustaba más la brazada de espalda, porque le recordaba a su querido entrenador.
Los años pasaron y se volvió un profesional de la brazada de espalda, tanto así que la universidad de Tokio lo reclutó para que nadara por ellos. Hayato creía que sus sentimientos por el entrenador Tachibana sólo fueron una ilusión de su infancia. Eso fué lo que pensó durante todo el tiempo hasta que terminada la escuela se fué a la universidad de Tokio y el entrenador en la universidad era precisamente, Makoto Tachibana, su "ilusión" de la infancia. Era realmente guapo...todas esas facciones varoniles que vagamente recordaba se habían acentuado con los años y sus músculos estaban más tonificados, pero a pesar de eso continuaba teniendo ese rostro amable que él tanto había amado.
Makoto cuándo lo vió se sintió extraño, no sabía porqué, si no lo conocía -creía él- no se supo explicar hasta que el chico se presentó.
-entrenador Tachibana, ¿me recuerda? -la cara de confusión de Makoto le dió una clara respuesta: "no tengo idea de quién eres"- soy Shigino, Hayato Shigino.
-¿Hayato-kun? -dijo sorprendido de ver a ese chico que le temía a el agua convertido en un nadador de elite y que realmente no había cambiado mucho. Aún tenia esos grandes ojos violeta llenos de inocencia y el cabello rosa algo largo tomado con una coleta- ¡Hayato-kun! -le dió un gran abrazo, y todos los sentimientos que el chico creía había olvidado volvieron.
Se llevaban realmente bien, recordaban su tiempo juntos y a Makoto se le hacía difícil no verlo con una ternura especial, ya que conoció al chico siendo un niño y ahora era una jóven promesa de la natación, un muy guapo jóven...
Un sentimiento que no sabía explicarse comenzó a nacer por ese jóven...
Hayato tenía clases personales día por medio. Ya que tenía los mejores tiempos de la región, se le daba esa clase de privilegios.
Makoto era preparador físico, además de que fué él quién inculcó el nado en el chico y quién le enseñó la brazada de espalda por la que el chico era tan conocido.
-entrenador Tachibana ¿recuerda cuándo era pequeño y siempre estaba tras usted? -el castaño rió recordando aquello.
-claro tu hermano Kisumi decía que estabas enamorado de mí -le sonrió- ¿que absurdo, no?
-no me parece algo absurdo... -y dijo ésto se lanzó al agua y no volvieron a tocar el tema.
Makoto quedó muy confundido, pasar tanto tiempo con ese chico lo confundía...tocar su blanquecina piel y verse reflejado en sus ojos violeta lo aturdían.
-¡tiene 18 y tú eres un viejo de 30 maldición! ¡es tu alumno! ¡es hombre! -se regañaba mentalmente cuándo comenzó a entender lo que le pasaba.
Y la actitud del chico no le ayudaba mucho, pues comenzó a decirle "entrenador Makoto" y tenía la costumbre de abrazarlo cada vez que lo veía y besarle la mejilla para saludarlo.
Pero Makoto es realmente terco y no aceptaba la idea de que se sintiera atraído por su alumno. Pero la idea de renunciar y abandonar a ese chico tan especial era imposible para él, pensar que otro entrenador tocaría la suave piel de Hayato, que otro tendría la admiración del chico de pelo rosa, lo mataba de celos. Pero ese era un secreto que nadie podía saber.
Hayato por su parte tenía más que asumido que el amor por su "entrenador Tachibana" nunca había pasado, y ahora que estaba todos los días con él, ese sentimiento había crecido. Y cómo no, si Makoto era tan gentil cómo lo recordaba, era muy fácil hacerlo sonrojar, pero sus sentimientos seguian siendo un misterio, pues sus ojos siempre eran amables, no mostraban nada más, podría estar enojado o algo así, pero nunca dejaba que nadie lo notara.
Un día de clases personales Hayato cómo siempre abrazó y besó en la mejilla a Makoto, pero éste no correspondió al abrazo cómo siempre lo hacía.
-¿pasa algo entrenador Makoto? -éste suspiro y susurro
-por favor ya no hagas eso...
-¿porqué? ¿le molesta? -Hayato se preocupó mucho, lo que menos quería era incomodarlo con sus muestras de cariño.
-no...no es eso... -Makoto no le miraba a los ojos, no podía.
-¿que es entonces?
-yo...no importa...
-¡¿cómo crees que no me importa cuándo me estás pidiendo que ya no te abrace o te bese?! -Hayato contenía sus lágrimas, abrazarlo y besarlo así era la única cosa que realmente lo hacían felíz, era la unica forma que sentía podía tenerlo cerca.
-Hayato-kun...no es correcto... -seguía sin mirarlo a los ojos.
-¡claro que es correcto porque yo...porque yo...te amo! -las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos violeta mientras Makoto lo miraba sorprendido- siempre te he amado...desde que tengo 5 años y pensabas era una ilusión de un niño...yo también lo creí...pero sólo bastó un abrazo tuyo para darme cuénta que ese sentimiento aún estaba ahí...
-Hayato-kun... -Makoto estaba realmente sorprendido, nunca pensó que ese chico sintiera algo por él. Pero cómo profesor de la universidad no podía relacionarse sentimentalmente con un alumno- Hayato-kun yo...no puedo corresponderte...lo siento -dijo todo ésto sin mirarlo a los ojos, mientras escuchaba los sollozos del chico de cabello rosa.
Hayato volvió a llamarlo "entrenador Tachibana", ya no lo abrazaba, ni lo besaba. Hacía una gélida reverencia cada vez que lo saludaba. Renunció a las clases personales y tomaba clases con todos los demás, evitaba al máximo estar a solas con Makoto y ésto al castaño le partía el alma, pero estaba bien, no podía poner en riesgo la carrera de Hayato en la universidad y su trabajo. Pero Hayato sufría demasiado y su rendimiento bajó mucho, la fuerza que le daba la ilusión de estar enamorado, desapareció cuándo fué rechazado. Estaba muy abajo de su promedio, pues ya no era Makoto quién lo entrenaba, pues éste fué trasladado. Hayato se sentía terrible pues no pudo despedirse, Makoto simplemente se fué.
Hayato estaba solo en los vestidores, había sido un día horroroso, sus tiempos eran cada vez peores...si seguía así la perdería su beca...
-¿porqué estás tan solo Hayato-kun? -el chico dd pelo rosa abrió su ojos violeta tan grande que pareciera nunca volverían a cerrarse y las lágrimas inundaron sus ojos.
-Ma-Makoto...
-entrenador Makoto, niño confianzudo -le sonrió tiernamente mientras extendía los brazos hacia Hayato. El chico lo abrazaba con fuerza, cómo si en cualquier momento se fuera a desvanecer entre sus brazos.
-¿dónde carajos te fuiste todo éste tiempo? -el chico de cabello rosa hundía su rostro en el cuello del castaño, embriagándose de su aroma, aroma que extrañaba cómo loco.
-eso no importa...¿sabes? Hay algo que no te dije... -Hayato lo miró fijamente y el castaño le sonrió y tomó su rostro por el mentón acercándolo al suyo- yo también te amo... -y lo besó.
End and fin
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