Suele ocurrir que la realidad supera a la ficción.
JongIn lo sabe, él conoce esa frase muy bien y no hay algo que anhele más que eso, una ficción hecha realidad, no pierde las esperanzas o tal vez sólo prefiere fingir, de ese modo la verdad no le golpeará tan duro.
Vivir entre besos, caricias y personas falsas, personas inventadas, sentimientos imaginarios y un amor ilógico… Es algo normal en la vida de JongIn, es la vida de JongIn.
Dyo es la vida del moreno.
¿De Kai o de JongIn?
Ficción.
(Fanfictions y amores fantásticos, irreales.)
—K-Kai… —Dyo gime fuerte tiene la respiración entrecortada y sus mejillas sonrosadas. Kai le da una estocada y Dyo vuelve a gemir, siente que ve estrellas y su cuerpo arde, con cada pequeño gemido que sale de la boca del pálido el moreno siente que se hunde, se hunde en las profundidades del deseo, se hunde en algo llamado pasión, amor.
El joven castaño termina de teclear, mueve sus dedos de arriba a abajo y suspira, vuelve a leer las últimas líneas y forma una mueca, cierra los ojos un instante y las fantasías se hacen presentes, la inspiración lo empuja a teclear con más rapidez antes de que pierda la idea, una idea que nunca se pierde por más que trate.
Termina de escribir siete hojas de Word después, vuelve a leer su escrito para verificar las ideas y ver que no haya errores ortográficos, descubre tres errores y los corrige. Aguarda el documento y abre una página de internet, ingresa: Amor-yaoi.com en el buscador web y da clic, una página de color negro con letras blancas se abre y él da clic en Login, ingresa su nombre de usuario y contraseña vuelve a dar clic y se mete dentro de un apartado donde dice Actualizar Fanfics, baja la pantalla y se detiene delante de su fanfiction número cuarenta.
Da un clic más en Agregar capítulo y presiona las teclas Ctrl+V, un texto se pega en la pantalla y sube el nuevo capítulo de título; La primera vez.
Sale de su cuenta y cierra la pantalla, vuelve a mirar su documento y una mueca de disgusto se forma. Cierra el ordenador y lo deja sobre su cama, se deja caer a un lado y cierra los ojos un minuto.
Dyo tiene una expresión neutra, mira hacia Kai con odio, escupe palabras llenas de veneno y se da la vuelta con rabia. Kai quiere implorarle pero sabe que ha hecho mal, engañó a la persona que más ama, lo engañó con un completo idiota al que no conoce ni una piza, siente nauseas de sí mismo… Pero un parte de él le está pidiendo a gritos que corra tras Dyo, “Dyo se va para siempre, ¿vas a permitirlo?”
—No— murmura con total seguridad y corre tras el amor de su vida.
El moreno abre los ojos y se remueve en la cama, se endereza y toma el ordenador, nuevamente, lo abre e ingresa su contraseña, abre el documento de Word y comienza a escribir las ideas que le surgieron durante el lapso de tres minutos que cerro el ordenador.
Sus dedos se mueven precisos, certeros y rápidos. Lleva casi la mitad de un nuevo capítulo y la inspiración vuelve a acabar, cierra el documento después de aguardar y abre una página de internet. Ingresa Facebook a su búsqueda y da clic en la página.
En realidad, no hay nada bueno. Actualizaciones de estado, cosas compartidas, pocos amigos conectados y los que están son desconocidos para él, desactiva su chat y busca alguna posible fuente de inspiración para su fanfiction. Encuentra pocas cosas pero no son suficiente, vuelve a activar su chat y lo deja así por unos minutos, está a punto de cerrar su sesión pero una ventana se abre frente a su pantalla.
Está recibiendo un video llamado de Xiao Luhan. Brama con molestia y suspira, acepta la llamada y forja una sonrisa en sus labios.
Despampanante y demasiado fingida.
“¡Hola! ¡JongIn!
Saluda Luhan con efusividad, tiene el pelo revuelto y aun usa un pijama. JongIn le sonríe y devuelve el saludo, desganado, Luhan frunce el ceño y forma un mohín.
“Eh! Qué te pasa, estás siendo malo.”
—No estoy siendo malo, Luhan-hyung.
Responde sin mucho, realmente, interés. Luhan le envía una mirada llena de furia contenida y finge pegarle una cachetada.
“Estabas escribiendo.”
Pregunta, JongIn asiente con la cabeza y un brillo en los ojos, escribir.
“Lo supuse, siempre que actualizas tienes cara de perro atropellado, con los ojos negros y hundidos, el pelo hecho una maraña y lagañas en los ojos.”
Dice bromeando y tal vez con ligera molestia, JongIn sonríe avergonzado y se rasca la nuca, nervioso.
—Ya habían pasado seis días desde mi última actualización y estaba muy inspirado con la novela.
Murmura tímido, sonriente. Luhan hace una mueca irritado y se cruza de brazos.
“Seis días es poco, y no es una novela es un escrito que te inventas porque deseas que se haga realidad. Es como si sacarás tus más profundos deseos carnales en esas cosas que tratas de llamar novelas.”
Dice con desdén, JongIn bufa molesto y forma una sonrisa, ladina.
—Son novelas. Lo son. Me gusta lo que hago, Luhan.
“Vale, yo no te prohíbo que lo hagas pero lo que no me gusta es que te quedas hasta altas horas de la noche escribiendo y sólo haces eso. Ya no sales, ya no platicas tanto, estás muy distante.”
Dice sentido, triste.
—Lo siento, Luhan-hyung. Pero es que las novelas me atrapan, son tan…
“Tan irreales y fantásticas que jamás se harán realidad.”
Interrumpe con una pizca de malicia en la voz. JongIn frunce el ceño, y sin siquiera despedirse cierra la pantalla del ordenador, siente tanto enojo pero también le duele.
Nadie lo entiende, a él le gusta escribir. Es tan fascinante e interesante. Escribir lo atrapa y no le importa siquiera si recibe o no reviews, lo único que importa es escribir y transportar esas fantasías a cientos de letras bien escritas, cientos de letras con el nombre de fictions.
Pero lo cierto es que JongIn está enamorado de Dyo, el personaje principal de sus novelas homo eróticas.
Dyo es un chico inventado por JongIn, es de estatura baja, labios tan carnosos y rojos que parecen una exquisita cereza, tiene la piel blanca demasiado suave que parece una sutil caricia de plumas blancas, las hebras de su cabellos son finas, negras y finas hebras de cabello, aunque en ocasiones suele tenerlo rojo o castaño, sus manos son delicadas, tiene unos dedos largos que sirven para acariciar de forma gentil y cálida, sus ojos son grandes y expresivos, tiene unas enormes pestañas color oscuro, son largas y gruesas como las plumas de un hermoso cuervo, Dyo es perfecto. Dyo es irreal, pero sobretodo Dyo es lo que JongIn más ama.
Puede que JongIn no esté con Dyo pero Kai si lo hace. Kai, es un personaje inventado por JongIn, es el co-protagonista de sus novelas y siempre, siempre, es el novio de Dyo. Son la pareja perfecta, Kai es la personificación de JongIn, Kai es JongIn o viceversa. Kai es; moreno, alto, de cabellos castaños o a veces negros y hasta rubios, eso depende de cómo se vea Dyo, tiene unos labios pomposos y un cuerpo envidiable, sexy, eso es JongIn y eso es Kai.
Pero JongIn vive en su mundo de fictions, JongIn no tiene novia o novio sólo tiene a sus dos personajes, sólo tiene a Dyo. Y bueno, a sus dos mejores amigos; Luhan y Minseok.
Tiene pretendientes, tanto chicas y chicos, pero su corazón ya le pertenece a Dyo.
Solamente a él.
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Luhan está cruzado de brazos, de sus ojos sale fuego y de su boca, bien, podrían estar saliendo serpientes. Minseok está sentado al lado del rubio, en sus manos trae un pan al vapor de chocolate y tiene una pequeña sonrisilla en los labios. Tierno.
JongIn quisiera evitarlos, o más bien evitarlo, pero no puede por dos cosas; sólo hay un camino para llegar a su próxima clase (misma que comparte con Luhan y Minseok) y su rubio –y furioso amigo- ya lo vio.
JongIn se pinta una enorme y hermosa sonrisa en los labios, se dirige a lado a sus dos mejores amigos e ignora por completo la cara de reproche y enfado de Luhan. Se sienta aún lado de Minseok y coloca la mochila sobre su regazo. Minseok lo ignora y sigue comiendo su delicioso pan de chocolate.
—Deberías… haber elegido otro… sitio para sentarte, JongIn. —balbucea Minseok con comida en la boca.
JongIn tuerce el gesto, ligeramente.
—Min. Podrías darme permiso, por favor. —dice Luhan con voz melosa, fingida.
Minseok es un perfecto calmante para Luhan, JongIn lo sabe, lo sabe muy bien. Él sabe que cuando amas a una persona das todo por ella y su simple presencia es capaz de calmarte, Dyo hace eso con él. Curioso, pero es así, el solo pensamiento de Dyo en la mente de JongIn lo relaja y es un perfecto calmante, un refrescante y delicioso té de vainilla con gotitas de limón, una mezcla única, extraña y sobre todo placentera, especial, perfecta.
—Lu… No pelees, tenemos que cuidar a JongIn. Es el más pequeño.
JongIn agradece, aunque tal vez no tanto. JongIn no es pequeño, tal vez sólo por unos tres meses pero no es demasiado pequeño, al menos no tanto.
Luhan relaja un poco su expresión pero ahora parece triste, distante, mira a la nada y después se levanta sin decir palabra.
Camina por el patio, sigue su camino derecho. A la próxima y primera clase del día.
JongIn lo ve alejarse al igual que Minseok.
—Está preocupado por ti, JongIn. Ayer lloro después de que lo dejaste colgado a la conversación me, me dijo que tal vez estabas desmayado de cansancio o algo, y se veía tan triste mientras hablaba conmigo. Yo también quiero que salgas, te diviertas y vuelvas a ser el JongIn de siempre.
Comenta Minseok con gesto preocupado, voz tranquilizadora, tiene la basura del pan en las manos es blanca y se está endureciendo, JongIn ve el envoltorio y sonríe, casi sin prestar atención a lo que Minseok acaba de decirle.
—La primera vez que te conocí fue gracias a un envoltorio de pan al vapor… —el moreno sonríe, su mente divagando en aquellos lejanos recuerdos pero que son capaces de sentirse como si se estuvieran viviendo justo ahora. Dyo sólo mira hacia Kai, lo escucha atentamente y asiente levemente con la cabeza. —Recuerdo que tú ibas a tirarlo en el bote de basura pero yo te golpee con mi balón y caíste desmayado sobre el pasto. Recuerdo que sonreí como tonto y pensé, “¡mierda! Logre captar su atención pero de qué forma.” —Sonrisa— Corrí hacia ti y te levante, tú abriste los ojos, me miraste y después me gritaste una sarta de cosas sobre el respeto y ser cuidadosos. Tenías un aspecto colerizado y eso me pareció tan tierno que tuve que contenerme las ganas de callar esa boca con mis labios y derretirla con mi lengua.
Un fragmento de uno de sus tantos fics le viene a la mente, su pecho se siente extrañamente cálido y feliz, alegre, Minseok le da un golpe en la cabeza y lo saca de su hipnotizado estado.
—Me estabas prestando atención, JongIn. —recrimina el mayor con molestia. JongIn sonríe avergonzado.
—Disculpa, Minseok-hyung. No estaba prestando mucha atención.
—Sé que tú total atención la tiene “Dyo” —suspiro— Pero a tú alrededor hay personas reales, personas de carne y hueso, no simples personajes ficticios. Aprende esto, JongIn.
Murmura Minseok, toma sus cosas y se aleja. JongIn lo ve alejarse, y las palabras le llegan como un rayo. Personas reales, personas de carne y hueso.
JongIn quiere que Dyo sea eso, JongIn realmente desea que ese chico de baja estatura sea real, de carne y hueso.
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JongIn sostiene un vaso de té helado, limón con té negro, exquisito.
Es hora de receso, los alumnos están esparcidos por aquí y por allá en todo el campus, la cafetería está casi llena y el chico se siente solo, Minseok y Luhan no han hecho acto de presencia. Tal vez siguen molestos.
Un chico rubio se acerca a él, toma asiento en el lugar vacío a lado de JongIn, en realidad, no hablan ni siquiera se conocen.
El receso transcurre normal, en lo cabe, JongIn termina su té helado y se levanta, va a su próxima clase y las horas pasan entre letras y palabras, materias y profesores, apuntes y pensamientos furtivos sobre él, sobre Dyo.
Sus clases terminan, como todos los días de la semana, sale y con el pensamiento de que sus amigos aún estén enojados con él se va sin esperarlos.
Su día transcurre “normal”, nada fuera de lo habitual ocurre y sus ganas de escribir desaparecen, no hay pensamientos furtivos sobre una nueva parte, Kai extraña a Dyo pero JongIn se extraña a sí mismo, Kai extraña el amor de Dyo pero JongIn extraña el amor de una persona real.
JongIn se duerme con ese pensamiento.
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Murmullos se escuchan por todo el campus, son una corriente de agua que pasa y todos se dan cuenta de que es lo que lleva en ella. Chismes, mentiras, patrañas.
JongIn pasa de largo ignorando aquello, o tal vez no tanto;
“-Es un chico mega lindo. ¡Aww!”, “-Se ve tan hermoso. ¿Tendrá pareja?”, “-Lo quiero para mí”, “-Se ve tan frágil, lo harán pedazos, los lobos de la escuela”
Al moreno no le interesa de quien estén hablando así que suprime esos comentarios de su mente y sigue avanzando. Pasos lentos, mirada seria, expresión serena.
Su salón no es la excepción en cuanto a esos chismes se refiere. Todo el lugar es lleno de murmullos y bulla en torno “al nuevo”. Cosa que sigue sin ser importante para JongIn.
Primera clase; Filosofía, se siente un poco ansioso. Se disculpará con sus dos mejores amigos y tratará de dejar de lado la escritura, al menos por un momento de su vida diaria más no para siempre, la primera clase la tiene con ellos y es la oportunidad perfecta.
El salón se llena más de alumnos como de bullicio, JongIn está sentado en un extremo al fondo del salón cerca de la puerta, ve a sus dos mejores amigos entrar pero es muy temprano para disculparse, “será al final de la clase”, ellos se van de largo y se sientan en el otro extremo del salón. Demasiado lejos de JongIn.
El profesor ingresa, normal como siempre: serio y con expresión de pocos amigos. JongIn dirige su vista al frente, aburrido, el profesor se da vuelta y sonríe con dirección a la puerta.
“Wu Yi Fan sonriendo, eso sí es una novedad.”
Los alumnos dirigen la vista hacia la puerta, en automático. Un chico cabizbajo entra, sus hermosas hebras oscuras le tapan el rostro pero aun así se puede percibir lo caliente de sus mejillas pálidas. Camina hacia el escritorio del profesor y se endereza, levanta el rostro y…
“-Respiración pesada, dolor extraño en el pecho, una suave caricia en forma de latidos irregulares, mejillas calientes como una fogata que comienza a arder con más fuerza, un leve mareo y ganas de vomitar mariposas, arcoíris.”
El profesor se aclara la garganta para acallar los gritos de todo el salón tras ver al nuevo alumno.
—Buenos días. —Saluda Yi Fan— El día de hoy un nuevo alumno se integrará a nuestra clase, por favor trátenlo bien y sean cuidadosos con él.
La clase vuelve a su bulla y se escuchan algunos silbidos acompañados de palabras no muy decentes. El profesor los fulmina con la mirada, coloca una mano en la espalda del joven y le sonríe de forma delicada.
La clase entera abre los ojos como platos y mira hacia el frente con ojos expectantes, ecepto un moreno que está shockeado, actualmente.
—Ahora— dice con voz severa el hombre— Dejaremos que se presente.
El joven parece demasiado tímido, asustado pero sobre todo delicado. Suelta un pequeño suspiro y forma una expresión decidida.
—Me llamo Do KyungSoo. Acabó de mudarme a Seúl y está escuela me pareció la mejor opción para empezar mis estudios. —Dice en tono demasiado serio, monótono, cansado y hasta parece triste, tiene una voz melodiosa que eriza la piel, y quita el aliento— Por favor cuiden de mí.
Forma una leve vaina y mantiene esa posición por unos minutos.
KyungSoo…