El cielo más grande
19.- Las cosas en casa
Narrado por Colonello
La secretaria de Reborn me había llamado con desesperación a pasar con ella a la oficina del jefe. Sucumbido por el rostro de susto que me mostró accedí y pasé con ella.
No me dijo nada, se mostraba incompetente por primera vez, me dio una carta que ya estaba abierta y que tenía el nombre de ella en el sobre. Me pareció extraño que me dejara leer algo así, pero lo hice.
Cada línea, cada párrafo, podía sentir como mi cara se deformaba, Reborn había dejado la empresa a mis manos mientras él se iba de viaje. Me decía que se iba a Grecia con su prometida y que probablemente estaría ahí unos varios meses hasta que todo se calmara en Italia, pero con la situación actual me parecía que pasarían años antes de que lo hiciera.
Ayer fue un día horrible, olvidaba como se veía el noveno enojado y ayer me lo recordó el mismo. Vi a un Hibari deprimido y a un montón de personas buscando por toda la mansión a la supuesta novia que se había fugado.
Al final nadie encontró a la supuesta, pero si encontraron a un par de guaruras dormidos en la puerta de su habitación donde estaba arreglándose para la ceremonia. Por supuesto supe quien había hecho todo eso y por primera vez lo vi como un grande.
Sin duda el noveno y Hibari sabían quién se había llevado a la novia y por ende me preguntaron hasta el cansancio donde estaban. Por supuesto que no lo sabía hasta el día de hoy que me encuentro con una carta que me pone a la dirección.
La secretaria me observó detenidamente al parecer me había puesto serio y ella se asustó por eso.
- ¿Entonces ahora tú serás mi secretaria? – le pregunté coqueto, sin embargo ella puso una cara de frio rechazo
- Esto es importante Colonello-san – me regañó.
- Lo sé – guardé la carta en uno de los folders que tenía Reborn en el escritorio
- ¿Qué vamos a hacer? – me preguntó seria – Traté de comunicarme con él pero no pude lograrlo
- ¿Qué le vamos a hacer a ese Reborn? – yo también estaba preocupado pero pronto me apegue a la idea. Tampoco podía dejar las cosas como estaban – Por ahora haremos lo que dice la carta, contacta a los otros socios para una junta de emergencia.
La secretaria asintió y salió a hacer las llamadas.
Miré la ciudad por el ventanal de la oficina de Reborn y sonreí nervioso, me había dejado solo con los lobos de la junta directiva.
Narrado por la autora
El Noveno y Hibari se miraron mutuamente en silencio varios minutos. Había varios trabajadores que movían todo lo que se utilizó para la boda jamás concretada.
Entre el sonido de metales moviéndose los dos se reunieron para una solución.
- Esto era inevitable – dijo el noveno con seriedad. – Sabíamos que él estaba enamorado de Reborn desde hace mucho tiempo
Hibari no lo contradijo. Apoyó sus codos sobre las rodillas, unió sus dedos y reflexiono sobre lo que estaba haciendo.
Era lógico que Tsuna quisiera salir de la vida miserable que tendría a su lado, se dio cuenta que más que tratar de herirlo quería ayudarlo pues el castaño nunca lo amaría con la pasión con la que ama a Reborn que incluso se atrevió a dejarlo en el altar.
Aun así le parecía imperdonable.
- Solo sabemos que Colonello puede saber dónde están – dijo el noveno tratando de buscar una respuesta al problema
- Quiero tenerlo – susurró Hibari para si
- ¿Eh?
- No puedo – levanto su mirada hacia el noveno - no puedo dejarlo ir – se sentía estúpido de seguir algo que nunca seria de él pero su obsesión y orgullo no lo dejaban razonar
- ¿Crees que algún día él te llegará a amar?
- ¡Aunque no lo haga! – levantó la voz – no me importa si no me ama, tenerlo a mi lado será suficiente
El noveno lo miró con lastima. Al parecer se había vuelto loco.
- ¿Quieres amarrar a mi nieto en una vida miserable? – el noveno pensaba lo mismo que él.
Hibari enmudeció, no porque sintiera el peso de la pregunta del noveno, sino que él estaba pensando en otras cosas, cosas sobre cómo encontrarlo y lo que hará, como retenerlo, como hacer que lo ame. En definitiva el amor lo volvió loco.
Coyote apareció en la sala donde estaban. Serio y correcto se acercó a la oreja del noveno y susurro algo.
El noveno abrió los ojos y luego se encontró certero.
- Hibari-kun – el mencionado lo miró fijamente – Colonello definitivamente sabe dónde están, vamos para allá
Narrado por Colonello
La junta estaba reunida, todos los socios estaban conmocionados y hablaban entre ellos con tensión sobre lo que pasaba. Estaba Viper con un rostro molesto como si quiera matar a todos, Verde charlaba con el excéntrico Skull y Fong platicaba por supuesto con Lal.
Era increíble como todos habían llegado a la sala de juntas cuando fueron informados que Reborn me había dejado la presidencia. Dolía un poco pero al final, nadie quería cargar las consecuencias de esa decisión.
Entré con confianza, después de todo ya sabía lo que pasaría en esta junta.
La sala se quedó en silencio mientras yo pasaba a la cabecera de la mesa de juntas. Entonces los miré y me senté. En ese momento todos me invadieron con sus preguntas.
La secretaria a mi lado se vio nerviosa y me miró angustiada. Yo esperé a que se callaran o juntaran sus preguntas en una sola.
- ¿Dónde está Reborn? – preguntó la mujer con la que hasta hace un tiempo estaba casado.
- Eso no importa ahora – respondí tratando de que se centraran en lo que era más importante ahora que era la empresa.
- ¡Claro que importa! – alzó la voz la mujer más avariciosa de este lugar. Viper. – ¿sabes las pérdidas que tendremos de solo dar la noticia de que Reborn ya no es el presidente de esta junta directiva?
- Lo entiendo Viper – traté de calmarlo pero no había manera
- A ese bastardo le confié mi dinero y ahora lo abandona como si fuera cualquier cosa – su sangre hervía y no solo el de ella sino el de todos
- El volverá – contesté serio y firme – estará de vacaciones una temporada, es solo que por ahora no puede regresar a Italia
- Explícate Colonello – me pidió educado Fong
- Resulta que él se llevó a la nieta del noveno – todos abrieron sus ojos sorprendidos pero de alguna manera no lucieron extremadamente incrédulos, después de todo lo creían en Reborn
- ¿Estás diciendo que fue tan pasional como para llevarse a la novia? – se burló Skull el único que estaba en desacuerdo de que Reborn fuera el presidente únicamente por que lo odiaba.
- ¿Por qué hizo eso? – me pregunto Lal – ¿Acaso por qué se casaría con Hibari Kyoya?
- Al parecer está enamorado de ella – una carcajada de Skull más unas cuantas risas por debajo se escucharon en el lugar
Yo también compartí una sonrisa divertida, pues eso era increíble de verdad.
- Fue una decisión estúpida – sentenció Viper enojada.
- Eso dices pero si no se la hubiera llevado, sabes que la alianza entre el noveno y Hibari Kyoya nos hubiera sido perjudicial
- ¿Qué más da eso ahora? ¿No vez que puede ser acusado de secuestro? Si hacen eso sin duda estaremos perdidos – dijo Skull molesto
- La nieta del noveno se fue por voluntad propia y es mayor de edad, por supuesto que no es secuestro – su enojo lo confundía
La junta se quedó en silencio.
- Entonces… ¿Qué haremos? – pregunto Fong
Lal levantó la mano.
- Primero debemos elegir a una persona responsable del puesto mientras él no está, su decisión es unilateral – estaba claro que no quería que yo manejara a empresa.
- Estoy de acuerdo – Viper asintió y los demás hicieron lo mismo entonces Skull levantó la mano
- Yo puedo encargarme de la directiva – todos lo miramos molestos.
- De ninguna manera – hablo Verde – Tu eres la peor opción
- ¿Eh? ¿Qué quieres decir?
Mientras se peleaban yo maldecía internamente a Reborn por dejarme solo enfrentando a estos sujetos. Miré a Lal que peleaba con Skull para que se callara mientras le daba buenos argumentos del porque no podía ser el director y entonces supe quién debía tomar el liderazgo.
Levanté mi mano y cuando todos me miraron dije:
- Yo voto por Lal
Ella me miró sorprendida y hasta enojada, abrió la boca para decirme algo pero entonces todos los demás la interrumpieron.
- Estoy de acuerdo – levantó la mano Fong
- Yo también – dijo Verde
- Es la única que puede estar en el puesto ahora – dijo Viper levantando la mano
Skull se rindió e hizo lo mismo sin decir una palabra.
- Entonces está decidido, Lal será la nueva presidenta
Mientras ella lo asimilaba y trataba de detenernos yo la miraba divertido. Recordé que me había enamorado de ella por lo que se le estaba reconociendo ahora, su liderazgo e inteligencia, además la cara sonrojada que mostraba mientras los demás la halagaban era hermosa. Me sentí un verdadera imbécil e incompetente, había dejado ir a una verdadera mujer.
- ¡Alto! – gritó para clamar a todos y el silencio se hizo – Lo aceptaré con dos condiciones – me miró y supe a lo que se refería, obviamente no me quería como su vicepresidente.
- Olvídalo si quieres un aumento de sueldo - contestó Viper molesta
- ¡No es eso!
- ¿Entonces cuáles son tus condiciones? – pregunto Verde
- Primero, quiero saber dónde está Reborn – todos me observaron y suspiré
- Esta en Grecia – Levantó su ceja como una sorpresa irrelevante y continuó
- Mi segunda condición es sobre la vicepresidencia – Fong y Skull me miraron directamente mientras los otros se torcieron la boca – quiero que Colonello siga haciendo su trabajo ahí
Abrí mis ojos sorprendido y la miré directamente a los ojos. Ella se veía seria y fulminante.
- Todos sabemos que ha hecho un buen trabajo en la vicepresidencia por muy mala personalidad que tenga – había sido como una pedrada
- Entonces está decidido – dijo Verde mientras se levantaba de su asiento junto con Viper. Al parecer tenían por seguro que aceptaría aunque no me quedaba de otra.
Suspire y asentí, Reborn me estaba torturando con su ida, por muy raro que suene…
Narrado por Reborn
Después de su primera vez, los ojos de Tsuna se volvieron más hermosos, el cielo que me había parecido ver brillaba como nunca. Eran el reflejo de su felicidad.
Su rostro sonrojado cada vez que me ve, resulta ser tierno y había dejado de ser irritante. La sonrisa que me regalaba me llenaba de satisfacción.
- ¿Quieres Reborn? – me ofrecía palomitas de un tazón a mi lado.
Lo miré fijamente y abrí mi boca mientras recargaba mi codo en el respaldo del sofá.
Él me miró emocionado y lentamente se acercó para darme una en la boca. Solo con eso irradiaba felicidad.
Me sentí extraño, ser feliz resultaba ser más fácil de lo que creía, únicamente tenías que hacer lo que te gustaba y estar al lado de las personas que amas.
Nuevamente me dio una palomita, pero antes de que bajara la mano la sujeté por la muñeca. Él se notó sorprendido. Entonces yo lo miré de cerca mientras lamia sus dedos lentamente ante su mirada.
Sus hombros se tensaron y mientras más lamia su mano, su rostro se llenaba de excitación.
Entonces pasé a lamer todo su cuerpo dejando caer en el suelo las palomitas que tenía en su mano.
CONTINUARÁ…