Ambos entramos al apartamento para divisar el lugar, lo primero que vieron al entrar g fue una cómoda sala, el apartamento estaba amueblado. Un sofá, una mesa de centro, un televisor y un armario. La cocina estaba a simple vista, casi cerca a la entrada. Había dos puertas que claramente eran el baño y una recamar. ¿Por qué diablos no podían haber dos recamaras si vivirían dos personas en un mismo apartamento? El rubio bufo caminando hacia una de las puertas al igual que Sasuke, cada uno frente a una puerta. Al abrirla Naruto se encontró con un blanco y limpio baño, en cambio el azabache se encontró con una enorme ventana, la habitación era bastante amplia, habían dos camas cada una en una esquina junto a la enorme ventana, las cortinas eran blancas con lirios dibujados en ella, dos mesas de noche y dos armarios que supuso era para guardar la ropa.
Naruto no demoro en acercarse para ver también la recamara que compartirían, ambos entraron y dejaron sus cosas sobre la cama, se giraron para versen unos cuantos minutos, cuando el azabache quiso abalar el menor lo interrumpió diciendo que se iría a bañar. Sin tomar nada salió de la habitación directo al baño. Tomo aire mirando su reflejo en el espejo, se veía algo nervioso y así se sentía sin saber exactamente el porqué. Limpio su cara para refrescarse un poco, luego se deshizo de la ropa para entrar a la ducha y disfrutar del agua tibia que recorría su cuerpo.
¿Amantes? Pensó bajo la ducha. Habían sido pareja… habían sido pareja… no podía dejar de cuestionarse las una y mil cosas que habían vivido juntos y haberlo olvidado debía de ser doloroso…
—Sasuke… —Susurro recordando su encuentro con el Uchiha en su lugar secreto, apretó su pecho con el puño de su mano, dolía un poco, pero también se sentía en cierta forma feliz, llevo su mano al inicio de sus labios para acariciarlos al sentir como desaparecía aquel vacio cuando el azabache lo beso. Se había sorprendido de muchas maneras pero quería volver a sentir como aquel vacio de inconformidad era llenado por los labios de Sasuke…
Naruto salió de la ducha después de secar su cuerpo para por ultimo enrollar la toalla en su cintura, bajo la mirada avergonzado y con el rostro bastante sonrojado al haber sido tan idiota de entrar al baño sin ropa. Tomo aire al sentir que su sonrojo desvanecía, tomo la manija de la puerta para luego salir y dirigirse a la habitación.
El Uchiha levanto la vista de su libro al sentir la presencia del menor, el rubio se encontraba parado frente a la puerta mirándolo fijamente, sonrió levantándose de su lugar y acercándose al rubio que se tenso ante el acto.
— ¿Acaso te gusta lo que ves? —Dijo en broma Naruto. Seguiría comportándose normal ante la situación, ¡igual que con sus amigos!
— ¿Cuántas veces crees que eh visto tu cuerpo? —Pregunto el mayor posando su dedo en el pecho del menor, descendió lentamente acariciando la piel mojada hasta llegar al inicio de la toalla. — ¿Cuántas veces crees que lo hemos hecho? Conozco perfectamente cada zona de tu cuerpo. —Le informo pasando junto a él para dirigirse al baño.
Naruto estaba completamente sonrojado “¿Cuántas veces crees que he visto tu cuerpo? ¿Cuántas veces crees que lo hemos hecho? Conozco cada zona de tu cuerpo…” ¿Acaso él ya no era virgen? ¿Era cierto lo que decía ese bastardo? Se giro para preguntarle sorprendido al Uchiha pero este sonrió mirando su rostro sonrojado y antes de cerrar la puerta dijo: “Es broma Dobe”
— ¡¡MALDITO TEME!! —Grito el rubio avergonzado y un poco más calmado al saber que era mentira, entro a la habitación cerrando la puerta de un fuerte porrazo. Se coloco una pantaloneta y una camisa naranja, no necesitaba nada más para dormir. Se acerco a la ventana y respingo ante el sonido de la lluvia acompañada de un escandaloso rayo. Separo las cortinas para ver como las gotas de agua chocaban contra la ventana y como la luz de los relámpagos partían el cielo, sus ojos se quedaron observando el cielo con temor, su cuerpo estaba rígido y sus ojos azules poco a poco perdían su brillo. Era cierto que no recordaba a sus padres, pero recordaba el accidente y había sido en una noche como esa, aun no lograba entender el porqué sus padres querían llevarlo al suicidio… llevo la palma de sus manos a los oídos al escuchar el rugido de un relámpago recorrer el cielo, cerro con fuerza los ojos viéndose a si mismo llorando en los brazos de su madre quien le decía que todo estaría bien, su corazón estaba acelerado, sus pequeñas manos temblaban al ver por la ventana como los autos chocaban o los esquivaban para evitar algún accidente, su pequeña voz se había atorado como un nudo en su garganta pero se había obligado a decirle a su padre bajar la velocidad.
— ¿Estás bien? —Pregunto Sasuke apoyando su mano en el hombro del rubio quien se giro asustado y con unas cuantas lágrimas recorriendo sus mejillas. —Naruto…
—Sasuke… —Limpio sus lagrimas rápidamente. El Uchiha tenía tan solo una pantaloneta negra— Vamos a dormir… —Dijo caminando hacia su cama.
Sasuke cerró las cortinas para luego caminar hacia la cama del blondo, se sentó junto al menor quien abrió los ojos al sentir como acariciaban su cabello rubio.
—Siéntate. —Le ordeno el azabache.
Naruto no demoro en obedecer, Sasuke tomo la toalla que colgaba de su cuello para luego extenderla y colocarla sobre la cabeza rubia del menor, con delicadeza y paciencia empezó a secar el húmedo cabello del Uzumaki.
— ¿Por qué llorabas?
—No estaba llorando Teme. —Sonrió un poco ante el acto del mayor. — ¿Por qué haces esto?
—No quiero que enfermes, tener a un compañero chillón y Dobe por una simple gripa seria irritante.
— ¡Eres un Teme engreído!
—Eso es lo que te gusta de mí. —Comento el Uchiha acercándose al rostro sonrojado de Naruto— Mi forma de ser fue lo que te atrajo hacia mí.
— ¿Cómo fue… que tuvimos algo?
—Si quieres saber recuérdalo.
Naruto apoyo sus manos en los hombros de Sasuke para apartarlo con un sonrojo adornando su rostro, su respiración se había agitado un poco al igual que su corazón al tenerlo tan cerca, había alcanzado a rosar sus labios y había saboreado su fragancia.
—De…Deja de hacer eso. —Pidió bajando la mirada con los ojos cerrados. Cuando se sintió más tranquilo llevo su mirada hacia los profundos ojos ónix del azabache, quien lo recibió con un suave beso. Sus labios se encontraron con una ligera caricia, Naruto abrió su boca dejándose llevar por el momento, la lengua de Sasuke irrumpió aquella cavidad con alegría y paciencia, recorrió cada zona como si fuera la primera vez, aquel beso poco a poco iba tomando un rumbo mas experto y deseado, el azabache empezó acariciar el abdomen del rubio bajo la camisa, sintiendo la textura y la calidez de la piel del menor. — ¡Basta! —Le grito el rubio apartándolo con fuerza —Ya… basta…
—…… —El azabache se levanto de la cama del blondo para dirigirse a la suya, sin decir una sola palabra, sin disculpas o quejas. Reprimiendo sus deseos y sentimientos. Muchas veces imagino que al reencontrarsen, Naruto correría hacia él, que podría disfrutar nuevamente de sus labios, que podría acariciarlo cuantas veces quisiera, que su relación volvería hacer la misma… pero nunca imagino que el menor lo olvidaría…
“Deberías aprovechar esta oportunidad. Naruto no te recuerda, puedes volver y recuperar todo lo que dejaste por él….”
Recordó Sasuke las palabras de su estúpida copia. Volver con su familia, recuperar parte de la compañía, volver a formar parte de la familia Uchiha, recuperar su hogar… ¿valdría la pena todo eso por Naruto?
Abrió sus ojos encontrándose con la mirada azulina del Uzumaki junto a su cama. Sonrió dejando un espacio en la cama indicándole al menor acompañarlo. El rubio se sonrojo levemente pero no demoro en ocupar aquel lugar.
Si… todo lo que había dejado valía la pena, porque lo único que necesitaba era a Naruto.
No sé quién eres, no te recuerdo, no recuerdo mucho en realidad… pero tus brazos, tus besos, tus caricias me hacen sentir seguro y olvidar el vacio que ocupa mi corazón hace un año. No recuerdo a mis padres, pero tú dices haberlos conocido, dices que los ame. Y no dudo de eso, tu, Uchiha Sasuke, me haces recordar el amor que les tuve. Sin embargo… no podemos estar juntos. Han pasado tres años, no te conozco, no te quiero, no te amo… me gustan las sensaciones que despiertas en mí, pero ya es demasiado tarde… porque tras la muerte de mis padres toda la responsabilidad recayó sobre mí, tengo una nueva vida, y una prometida… lamento, lamento haberte hecho esperar tanto para nada…
Porque lo único que necesito es tu compañía, tu amor y tu lealtad. Por la promesa que nos hicimos aquella noche.
Mi amistad es lo único que te puedo dar.