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¿Esto es amor? por girlutena

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Notas del capitulo:

 


lo sé lo sé lo sé T_T


un poco tarde?? 


pero bueno a leer *-*

Después de aquel día, Kirishima sentía como los días iban pasando más lento que de costumbre, dejando que el sol calentara a los corazones durmientes, dejando que las sonrisas se posaran sobre los rostros tristes, dejando que la oscuridad se alejara lenta y pausadamente.


Poco a poco los días empezaron a hacerse más claros y cálidos, dejando que las lágrimas se secaran y las sonrisas se intensificarán, pero él se sentía más cansado que de costumbre.


 


Yokosawa no había dejado su trabajo por más que el peli plateado le haya estado reclamando por su mala costumbre de saltarse la hora del almuerzo.


El moreno se sacó los lentes y paso sus largos y delgados dedos por el puente de su nariz, cerrando sus oscuros ojos y apoyar todo su peso en el respaldar de la silla reclinable, pasó suavemente una de sus manos por su enorme vientre, sintiendo las suaves pero constantes pataditas que empezaba a dar su pequeño niño, suspiró agotado, cada día que pasaba se sentía más pesado, sus pies parecían no querer caminar más, soltó un fuerte suspiro agotador al escuchar como la puerta se abría lentamente, no se tomó la molestia de abrir sus ojos, al percibir el aroma de aquella colonia masculina, que una vez amó tanto.


 


-Hora del almuerzo. –El castaño había llegado con un pequeño bento y con una enorme sonrisa adornando su hermoso y varonil rostro, el doncel arrugó levemente su ceño al recordar la primera vez que llegó a la oficina y muchas mujeres como donceles suspiraron por él.


 


-No tengo hambre.


 


-Tal vez tú no, pero el bebé necesita comer. –El menor cerró suavemente la tapa de la laptop y fijó sus orbes oscuras sobre las de color miel del varón, sin despegar su mano de su enorme vientre.


 


-Quiero que te vayas de aquí, estoy trabajando. –No pudo evitar sentir un dolor en su pecho, una parte de él quería perdonarlo, pero aun así, no podía olvidar todo lo que él mismo había conseguido, casi ocho meses viviendo solo, con un trabajo y un hijo en camino; se había dado cuenta que era demasiado fuerte y orgulloso.


 


Por otro lado, Kirishima no pudo evitar sentir como su estómago empezaba a encogerse, cerró suavemente sus ojos, mientras que inconscientemente apretaba la delgada tira del bento. Todos los días desde la primera resonancia en la que estuvo presente, el doncel había empezado a comportarse de una manera osca y fría, tan solo con él y no podía contradecirlo.


Colocó el pequeño bento sobre el escritorio del doncel y le miró fijamente para bajar lentamente su mirada, hasta apoyarla sobre el vientre del menor, tuvo que reprimirse, cuando le llegaron unas ganas inmensas de tocas aquella piel y sentir las pataditas del pequeño.


 


-Bien, me iré; pero no te olvides de comer. –Takafumi soltó frustrado todo el aire que tenía almacenado en sus pulmones, colocó sus manos sobre su rostro para cubrir su amargura y tristeza, desde aquel día, había tenido muchas ganas de perdonarlo, de lanzarse a sus brazos, llorar y ser besado; pero tuvo que resistirse, por él y su pequeño.


Un pequeño que no pidió ser traído al mundo, pero que de una u otra manera ya se estaba formando camino para este mundo.


-Por cierto, Hiyo te manda saludos. Está cuidando muy bien de Sorata. –El castaño tan solo pudo ver como los ojos oscuros del doncel se opacaban por el nombramiento de aquellos dos, le vio asentir y sin esperar nada más, salió del edificio.


 


Kirishima salió con la cabeza gacha del edificio, encontrándose con la imagen de Maito y la de su prometido, sonrió interiormente al ver los ojos brillantes y enamorados del menor, de ese modo se veía Takafumi, cuando él le besaba; pensó amargamente, el doncel le sonrió suavemente, aún con las mejillas sonrojadas por el beso anterior y se despidió del peli plateado para ingresar con pasos rápidos al edificio.


 


Sin decir nada, tan solo con la mirada, los dos varones se acercaron al café familiar, pidiendo un café pasado, cada uno. El castaño cubrió su cabeza con sus manos, había empezado a sentirse frustrado por toda aquella situación, el menor no le hacía caso y hasta podría jurar que si no estuviese embarazado ya lo hubiese golpeado, apoyó sus codos sobre la mesa, mientras el peli plateado tomaba suavemente los sorbos de su café.


 


-Tú sabías que no iba a hacer fácil.


 


-Lo sé. Me lo merezco. –El olor a granos de café inundaban el pequeño pero acogedor lugar, Maito colocó la taza sobre la mesa, para fijar sus claros ojos sobre la limpia y pulcra ventana, sonrió sutilmente al ver como los niños corrían, mientras algunos padres caminaban de la mano con sus pequeños hijos.


 


-Sí, te lo mereces. Dale tiempo, apenas han pasado cuatro días.


 


-¿Qué debo hacer? –Maito pudo escuchar la voz afligida del castaño, por una parte sentía ganas de ayudarlo, quería ver a su mejor amigo –casi hermano- feliz, quería verlo sonreír y mostrar aquella sonrisa brillante en su rostro.


 


-Dale su espacio, no lo agobies. –El castaño alzó su rostro para mirar al contrario, quien le veía directamente, los ojos color miel se fijaron sobre las marcas apenas visibles de los golpes que le había dado, anteriormente.


 


-Lo siento, yo me deje cegar por los celos y la angustia, que terminé golpeándote.


 


-No te preocupes por eso. Además voy a tener una buena anécdota para contarle a mi pequeño de que padre, le pegó al mejor tío del mundo. –El castaño sintió como aquella pequeña y casi inexistente calorcito de esperanza empezaba a embargarle con más ímpetu. –Bueno, tengo que irme.


 


-Muchas gracias Ren. –El varón le sonrió, aceptando la mano del castaño.


 


 


-¡Llegué! –Yokosawa junto con Shon, clavaron sus miradas sobre el cuerpo del varón que ingresaba con su característica sonrisa en su rostro, se dieron cuenta que traía en sus manos dos pequeñas cajas llenas de deliciosos y dulces postres, para terminar colocándolos sobre el escritorio que compartían los dos donceles.


 


-¿Dónde estabas? –El mayor miró a su joven prometido sin borrar la sonrisa de su rostro, sin poder evitarlo le dio suaves besos sobre la frente, haciendo sonrojar al menor.


 


-Comprando algunas cosas. Como está mi pequeño bebé. –El moreno arrugo su ceño, juntando sus cejas, al escuchar la <estúpida> voz del mayor, sintiendo como la mano de este se apoyaba sobre su vientre, para acariciar al agitado bebé. Haciendo que interiormente el doncel suspirara de alivio al ya no sentir las constantes pataditas del pequeño.


 


La tarde pasó tranquila, Yokosawa terminó de guardar todos sus apuntes en su mochila, mientras escuchaba el monologo de Shon. Sonrió suavemente al recordar que las dos personas que más quería, se encontraran comprometidos, abrió lentamente la pequeña caja que le había entregado el mayor, para tomar un pequeño pero sabroso dulce. Nunca había sido fanático de lo dulce, pero al parecer su embarazo le había cambiado.


 


-Y es por eso que esta noche, iremos a comer a tu casa. –El moreno volteo lentamente su rostro hasta posarla sobre el varón peli plateado, arrugó levemente su ceño, entrecerrando sus ojos oscuros, no había escuchado toda la conversación, claro que aquello no le parecía extraño, pero… se sentía extraño.


 


-Hey, no me mires así. Yo no fui él de la idea. –Shon llevó su mano atrás de su nuca, en un reflejo de nerviosismo, suspiró suavemente para terminar de guardar sus cosas y salir del edificio, seguido de la pareja.


 


Antes de llegar a su casa el moreno se detuvo de golpe, llevó su mano, palpando la zona donde había empezado los dolores, cerró sus ojos intentando aspirar tranquilamente todo el frio aire, sintió el brazo de Maito pasar por su espalda, intentando cogerlo para que descansara un poco, su respiración se había agitado, había empezado a tener las manos sudorosas y el cuerpo pesado.


 


Con pasos cortos y tranquilos, habían llegado hasta la casa del moreno, a pesar de sus quejas, Maito lo tomó entre sus brazos, para poder subirlo hasta su habitación, en ella, lo había abrigado con unas finas mantas, prendiendo la opaca luz amarilla.


 


-Será mejor que te descanses un poco. Te traeré la cena. –El mayor acarició con ternura los cabellos azabaches del menor y termino por darle un pequeño beso sobre su frente. Shon se había quedado un momento en la cocina, para empezar a preparar una sopa con demasiados nutrientes, pero a la vez sus pensamientos, habían cambiado de posición, quería lo mejor para su amigo, soltó un largo y triste suspiro.


 


-¿Qué pasa, amor? –Sintió los brazos fuertes del varón, pasar por su cintura, recargo su espalda en el pecho de este, sintiendo el peso de la cabeza del peli plateado sobre la suya. El doncel negó lentamente, mostrándole una suave pero triste sonrisa, dejándose abrazar por el mayor, ocultó su rostro en el pecho de este, mientras pasaba sus delgados brazos por su ancha espalda.


 


-Solo quiero que Taka-chan sea feliz.


-Ven. –El mayor tomó delicadamente la mano del menor para sentarse sobre una silla, sentándolo sobre sus piernas. –Dime. ¿Qué es lo que piensas?


 


-Si Yokosawa tiene a su hijo antes de poder arreglar los problemas con Kirishima… yo creo que sería más difícil para él, perdonarlo.


 


Maito apoyó su cabeza sobre la espalda del doncel, haciendo más fuerte el agarre en su cintura, percibió el dulce aroma de este y se animó a sonreír suavemente.


 


-Esperemos que no pase eso.


 


 


 

Notas finales:

si si .....un poco corto?? T_T

lo siento acaba de salir del horno...pero me tome el trabajo de ver las faltas ortograficas y .....

parece que entre yoko y kiri nada avanza???

wooo pero parece que el bebé ya quiere nacer!!!!

nombres nombres!!!!! algun nombre en su lista??? ;)!

 

PD: espero sus reviews.... que aunque parecera que no les contesto...pero si los leo!!!!! siempre los leo!!!! y creo que por eso me apuro en actualizar....aunque aveces me demore T_T


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