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¿Esto es amor? por girlutena

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Notas del capitulo:

Bueno bueno T_T

quise subir este capitulo el viernes.... y ya es sabado aqui en mi pais..aunque son las 12:12 -aun cuanta como viernes (?)

 

bueno no les entretengo mas 

 

Hace tanto tiempo que no se sentía tan tranquilo, hace tanto tiempo que no había dormido tan cómo, lleno de calor, escuchando el suave sonido del viento chocando contra las ramas de los grandes árboles.


 


Levemente arrugó su ceño al sentir un suave cosquilleo pasar por su mejilla y bajar lentamente por todo el largo de su cuello, soltó un suave y ligero suspiro al reconocer aquellas caricias, aquellos suaves y cálidos dedos, sintió una suave descarga por el largo de su columna vertebral al sentir los suaves labios del varón besando su piel.


Kirishima lo tenía apresado suavemente entre sus fuertes brazos, casi no había dormido en toda la noche, vigilando el sueño del moreno, acariciando aquel rostro con el que soñó bastantes meses, tener aquel cuerpo, aquel calor muy cerca suyo, escondió su rostro en la curvatura del cuello del moreno, percibiendo aquel aroma que nunca pudo olvidar.


 


-Idiota. –El varón soltó una leve risita al escuchar el apenas audible susurro del moreno, pero intentó no escucharle, pasando sus labios por todo el largo del cuello del doncel, sintiéndose pleno al sentir los brazos del menor alrededor de su espalda. –No vuelvas a comportarte tan estúpidamente o esta vez si te dejare.


 


-Te lo prometo, mi vida. –El castaño alejo su rostro del menor, para ver aquellos ojos tan negros con un hermoso brillo azulado, delineo la barbilla del menor para darle un pequeño beso en la punta de su nariz, mostrando una pequeña sonrisa al ver las mejillas suavemente sonrojadas del doncel, se alejó del menor, cuando escucho que la puerta se abría lentamente dejando que la figura de la pequeña Hiyo se mostrara en el umbral de la puerta.


 


La pequeña había llegado al hospital gracias a Maito, pero desde que se despertó en el hotel de su padre, nunca se imaginó que encontraría a su padre y a su Onii-chan, juntos, sus ojos color caramelos brillaron con emoción, mientras que poco a poco fue formando una enorme sonrisa, corrió lo más rápido que pudo hasta trepar a la camilla y caer sobre las piernas del moreno.


 


Hiyori escondió su infantil rostro en la curvatura del cuello del moreno, dejando que le acariciara suavemente su espalda, Yokosawa sonrió suavemente acariciando los cabellos castaños de la niña, sintiendo como su pequeño cuerpo se estremecía suavemente, indicándole que se encontraba llorando en silencio.


 


-Hiyo-chan. Tenemos algo que decirte. –La niña descubrió su rostro aun húmedo, de su escondite, pero no se separó del moreno, fijó sus ojitos brillantes en el rostro apacible de su padre y sobre el rostro amoroso de su Onii-chan.


 


-¿¡Onii-chan y tú se van a casar!? –Kirishima tuvo que obligarse a cerrar lentamente la boca y recordar que debía respirar, abrió y cerró rápidamente sus ojos, negando suavemente, acaricio los cabellos de su hija, mientras que las mejillas del moreno empezaron a teñirse de un rojo.


 


-Pequeña, ¿Qué te parece la idea de mudarnos? –La pequeña miró primero a su padre y luego mirar al moreno, agacho lentamente sus ojos, dejando que su flequillo castaño le cubriera parte de su rostro, mordiéndose suavemente su labio inferior.


 


-¿Y vivir con Onii-chan y mi hermanito? –El castaño hizo un poco más fuerte el agarre de la mano del castaño al escuchar la voz algo apagada de la niña. – ¡Genial! ¡Ya era hora!


 


-¿Estás de acuerdo, Hiyo-chan?


 


-Claro que sí, Onii-chan. Sora-chan, oto-san y yo te extrañamos muchísimo. –La pequeña oculto su rostro en el pecho del doncel, dejándose abrazar por el moreno, sintiéndose mucho más calmada y feliz, sonrió suavemente al sentir la mano de su padre sobre sus cabellos, viendo como el moreno aceptaba obstinadamente el beso de su padre.


 


El pequeño Yurishi se encontraba en los brazos de su oto-chan, fijando sus ojitos color ámbar sobre el rostro sonriente de Hiyori, mientras que Kirishima salía del baño de la habitación, recién bañado.


El aroma a roble inundó la habitación, haciendo que el pequeño arrugara su ceño y abriera su pequeña boquita.


 


-Es igualito a Onii-chan. –El moreno sonrió suavemente al escuchar la suave y divertida risa de la castañita. El pequeño abrió sus ojitos fijándolos ahora en los ojos de su padre, alzando uno de sus pequeños bracitos cuando el varón se acercó para acariciar su pequeña cabecita, agarrando en el aire el dedo del castaño, intentándolo apresar suavemente.


 


 


Un fuerte llanto empezó a retumbar en las cuatro paredes de una blanca habitación, el pequeño varoncito había abierto sus ojitos y había empezado a llorar fuertemente al verse en la oscura habitación, terminó por dar fuertes hipidos cuando escuchó que la puerta se abría lentamente.


 


-Ya, ya, mi bebé. –Kirishima lo cargó suavemente en sus brazos, meciéndolo lenta y cuidadosamente, mientras le daba el biberón. –Oto-chan está cansado, vamos a dejarlo dormir unas horas más. ¿SÍ?


 


Pero el bebé había dejado de hacerle caso, estando más interesado en absorber su tan preciada comida. El varón se sentó en la silla mecedora, suspirando tranquilo al ver la luna tan blanca y resplandeciente, alumbrando suavemente la oscura habitación. Regresó su mirada a su pequeño, quien ahora le miraba fijamente, mientras seguía tomando su leche.


 


-Eres hermoso, Yuri-chan. –El castaño alejo suavemente el biberón cuando el pequeño terminó de comer, lo cargó suavemente sobre su hombro palmeándole con delicadeza su pequeña espalda escuchando como botada un suave eructo, le dio un pequeño beso sobre su blanquecina frente.


 


-¿Otou-san? ¿Ya llegaste –La pequeña Hiyo se había quedado en el umbral de la puerta, mirándolo con sus ojitos somnolientos, terminando por botar un gran bostezo.


 


-Pequeña, debes ir a dormir. –Pero la pequeña hizo oídos sordos y se acercó a su padre que mecía con suavidad a su pequeño hermanito, sentándose en una de las piernas del mayor, apoyando su cabeza sobre su pecho.


 


-¿Así me cargabas a mí? –Sus ojitos veían brillosos y divertidos como el morenito batallaba por no cerrar sus ojitos.


 


-Tu abuela me enseño, al principio tuve miedo. Te veías tan frágil que tenía miedo de romperte. –La pequeña se acercó, hasta depositarle un suave beso en la frente del bebé para luego darle uno en la mejilla de su padre.


 


-Te amo, to-san. ¿Puedo dormir con ustedes?


 


-Puedes, mi niña. –Kirishima vio divertido como su niña sonreía abiertamente y corría silenciosa hasta la puerta. –Hiyo. Te amo. –El varón soltó una suave risa al percibir el fuerte sonrojo en las mejillas de su pequeña. –Te amo, Yurishi. –El pequeño varoncito dio un pequeño bostezo, dándole su última mirada para poder cerrar sus ojitos y caer dormido.


 


Yokosawa se removí al percibir que unos cortos brazos lo apresaban con demasiada suavidad, no quiso abrir sus ojos, pero no pudo evitar sentir el aroma a girasoles de la pequeña Hiyo, suavemente también paso sus brazos alrededor del cuerpo de la niña, acunándola suavemente en su pecho.


 


El castaño se había quedado aun unos minutos más, apoyando suavemente sus brazos sobre la baranda de la cuna, apreciando los suaves rasgos del niño, sin querer borrar la sonrisa que mantenía en su rostro.


 


Habían pasado ya tres semanas desde que habían dado de alta a los morenitos, Maito junto con Shon y con ayuda de Hiyori y de los vecinos del moreno, habían terminado de decorar toda la casa, llenos de globos de colores y mucha comida, para darle la bienvenida a la nueva madre junto con el segundo integrante de la familia.


Kirishima, aun en contra de sus sentimientos, quiso dormir las primeras noches alejado del doncel, pero esa misma madrugada el pequeño Yuri había despertado pidiendo su comida y cuando llego a la habitación del infante pudo ver la imagen más bella.


 


Yokosawa se encontraba sentado en la silla mecedora, arrullando a su pequeña con una suave canción de cuna, dándole de comer de su mismo pecho, mientras con su otra mano libre le acariciaba sus cabellos, su rostro, el varón no pudo dejar de percibir el brillo especial que le daba la luna sobre el cuerpo del moreno, dejándole ver como sus ojos oscuros mantenían un brillo azulado en ellos.


 


Se acercó lentamente, para no asustar al pequeño y se arrodillo al frente del doncel, colocando suavemente su mano sobre la mano del moreno, quedándose estáticos sobre la cabecita del bebé.


Pudo sentir el leve temblor de Takafumi y rápidamente se arrepintió por ello, ya que el niño gimió bajito, al sentir el nerviosismo de su madre.


 


-Lo siento, yo… –Tuvo intenciones de ponerse de pie para salir corriendo de la habitación, pero la mano del moreno sobre la suya, le hizo detenerse. Los ojos del doncel brillaban y ahí se dio cuenta que nunca se iba a cansar de verlo.


 


-¿Puedes quedarte? –Asintió suavemente al escuchar la suave y apenas audible murmuro del menor y ahí se quedó de rodillas, viendo a su pequeño dormir sobre los delicados brazos de su otou-chan.


 


Sin alejarse demasiado, kirishima ayudó al menor a ponerse de pie, para acercarse a la cama que sería de su hijo y acostarse suavemente en ella, acunando al pequeño en sus brazos, el castaño pasó sus brazos por la cintura del moreno, escuchándole suspirar suavemente.


 


-Tengo miedo de lastimarlo. Pero a la vez tengo miedo de dejarlo un segundo solo. –El varón apreso el cuerpo del doncel a su pecho, estando él de espalda, le daba confianza a abrirse. –Se ve y se siente tan frágil. –El moreno sintió los labios del castaño sobre sus cabellos.


 


-La primera noche que pasé con Hiyo, tuve tanto miedo de tomarla en mis brazos, pero después me di cuenta que, ella también tenía miedo. ¿Cómo te sentirías de estar nueve meses dentro de la seguridad de tu madre, para luego ser arrebatado de aquel cálido lugar? –El moreno soltó un suave suspiro. –Ellos nos necesitan.


 


-Pero tengo mucho sueño. –Kirishima río bajito al escuchar aquel suave reclamo.


 


-No estás solo. Nos vamos a turnar en darle de comer.


 


-¿Tú le vas a dar de comer? –El castaño frunció suavemente su ceño al escuchar la voz burlona del moreno, pero rápidamente sonrió suavemente, sintiéndose más relajado en soltar suaves besos por los cabellos azabaches.


 


-Claro que sí, mi amor.


 


 


 


Abrió lentamente sus ojos al sentir unos brazos alrededor de su pecho, sintiendo el cálido calor del doncel atravesar la fina playera que usaba para dormir, Yokosawa coloco su mejilla sobre la espalda del castaño, sonriendo suavemente al sentir las manos del mayor sobre las suyas, para luego sentir unos suaves besos en los nudillos de sus dedos.


 


-Deberías dormir un poco más, amor.


 


-Tú también, acabas de llegar.


 


-Los extrañé.


 


-Nosotros también. –El varón se volteó suavemente sin soltarse del abrazo del moreno, acarició suavemente las mejillas levemente sonrosadas del menor, para delinear sus suaves facciones, para darle un suave y demandante beso.


 


-El azabache acunó el rostro del varón entre sus manos, aceptando el beso del varón.


 


-Hiyo ya encontró un colegio que le guste.


 


-Vaya, tres semanas y recién lo ha encontrado. –El moreno soltó una leve risilla al escuchar el tono molesto que sonaba tan falso que ni él mismo se lo creía.


 


-La directora ha dicho que puede tomar clases en verano para poder inscribirse en el siguiente año.


 


-Dudo que esa idea le haya agradado.


 


-Pues no. -El moreno sonrió suavemente, dejándose cunar en los brazos del mayor, ocultando su rostro en el pecho de este, sintiendo las suaves caricias sobre su espalda.


 


Los dos pares de ojos de los padres se posaron sobre el pequeño bebé que dormido sumido en un profundo sueño.


El castaño llevó con pasos suaves pasos al moreno hasta la habitación, acostándose cada uno al costado de la pequeña Hiyo. El moreno sonrió al sentir como la pequeña se aferraba a su cuerpo, mientras los fuertes brazos del varón lo acunaban a él.


 


 


No recordaba cuando había sido la última noche en la que sucumbió tan rápido al sueño, sin pensar en nada, sin pensar en el dolor que antes había sentido.


No pudo escuchar nada, sintiéndose tan frágil y liviano, caminando por aquel oscuro lugar, con sus pies descalzos y con apenas la bata del hospital, no sentía el dolor de la cesaría que le habían tenido que hacer para sacar a su hijo.


 


Pudo escuchar a lo lejos la risa de la pequeña Hiyori, mientras que dejaba que una ventana se abriera, mostrándola a ella, con aquella enorme y hermosa sonrisa, Yokosawa, sin darse cuenta también mostró una suave sonrisa al verla, acercándose unos pasos más, pudo observar como Kirishima se acercase a su hija, besando sus cabellos, también sonriendo suavemente.


 


Pudo sentir como algo movían cariñosamente sus cabellos, obligándole a cerrar por unos segundos sus ojos, cuando los abrió pudo ver a una hermosa mujer, mayor tan solo por unos cortos años, aquella mujer le mostraba una pequeña pero hermosa sonrisa, Takafumi se dio cuenta de los rasgos similares que compartía con la pequeña Hiyo, sintiendo un nudo en su estómago.


 


Sintió los dedos de la mujer acariciando su mejilla, pero en ningún momento borró su sonrisa.


 


-Veo que Zen encontró a un hermoso doncel. –El moreno se quedó tan solo de pie, mirando fijamente a Sakura, entendiendo porque Zen amó tanto a aquella mujer. –No te preocupes por nada Taka-chan.


 


-Yo… -El moreno sintió su garganta reseca, le escuchó soltar una sutil risilla, viendo un extraño pero hermoso brillo en sus ojos color caramelo. –Lo siento mucho. –Sin saber porque, el doncel le dio una leve reverencia, sintiendo las manos de la mujer acariciando suavemente sus cabellos azabaches.


 


-Tienes un muy buen corazón, Taka-chan. –El moreno asintió suavemente, empezando a sentir que algo cálido y especial se prendía en su interior. –


 


El moreno se quedó de pie, viéndola sonreírle.


 


-Y ya no debes temer. Yo sé que Zen no se comportó de la mejor manera contigo, pero aun así le has perdonado. –Los dos se habían quedado de pie, observando a padre e hija sonriendo, atreves de la ventana que daba a los cuneros, sin darse cuenta el moreno mostró una pequeña, relajada y hermosa sonrisa. –Tienes un hijo muy hermoso, Taka-chan.


 


El moreno volteo su rostro para ver los ojos castaños de la mujer, mirando entre triste y feliz a la que fue su familia.


 


-Ellos estarán muy bien a tu lado, Takafumi-kun. –Su voz sonó tan suave y pausada. –Por favor cuida de ellos que yo cuidare de ustedes desde lo más alto.


 


El moreno asintió suavemente sin quitarle la mirada a la mujer, volvió a hacer una leve reverencia, sintiendo los fríos dedos de la mujer alzando su rostro y sin esperarlo, pudo sentir el cuerpo de la mujer aferrado al suyo. Sintiendo un abrazo tan cálido, capaz de quitar todo aquel dolor que una vez pudo sentir.


 


-Muchas gracias. –Los dos rieron suavemente al escuchar la misma frase decirla al mismo tiempo, la mujer se alzó de puntillas para alcanzar la mejilla del moreno, dándole un suave beso, el moreno la aferró en sus brazos, devolviéndole el beso en su mejilla.


 


Lentamente fue abriendo sus oscuros ojos, para fijarlos en la ventana que yacía semi abierta, dejando entrar el cálido aire de la primavera, dejando ver lo grandes árboles de cerezos que habían crecido hasta llegar a verse desde la segunda planta de su casa.


 


Sonrió suavemente al escuchar el calmante sonido del mar, cerró lentamente sus ojos, soltando suavemente el aire que había mantenido en sus pulmones, mientras que pasaba delicadamente sus dedos sobre la fina tela que cubría su cuerpo y también cubría la sutil marca de la cesaría.


 


Se puso lentamente de pie, buscando sus pantuflas y se acercó al baño,  colocó sus manos sobre el lavado, viendo sus ojos un poco más brillantes que hace unos pocos meses atrás, aunque las ojeras seguían ahí, se sentía aliviado y demasiado calmado.


 


El suave gorgojeo de su pequeño empezó a llamar su atención, ingresó suavemente a la habitación, para ver como su pequeño Yurishi alzaba sus bracitos, insistiendo para que su otou-chan le cargara, el doncel paso suavemente sus dedos sobre la barriguita del morenito escuchando su sutil risilla, lo tomó cariñosamente en sus brazos, para terminar sentándose en la silla mecedora.


 


Mientras el pequeño tomaba su primera comida del día los ojos del doncel se fijaron en la playa, arrugo suavemente su ceño al saber que no tendría trabajo por unos meses más, pero con la idea de ir y quitarle un poco de trabajo al pobre de Shon, se puso de pie para llegar a la cocina, a la vez que un dulce aroma llegaba, invadiendo sus sentidos.


 


-¡Onii-chan! To-san está haciendo panqueques. –La pequeña Hiyo le sirvió un poco de jugo de naranja, esperando que el moreno se sentara en la silla para tomar el desayuno.


El moreno sonrió suavemente al ver como la pareja de castaños se encargaban de preparar el desayuno.


 


 


 


-¡To-san, mira esto! -El castaño levanto su rostro mirando a su pequeña correr en toda la playa, volteo su rostro, fijando su mirada en el cuerpo de su moreno, sentado en la banca del porche de su casa.


Los suaves rayos solares caían tenues sobre su bello cuerpo, acunando a su pequeño varoncito en sus delicados brazos. Volteo suavemente su mirada, cuando sintió el agua envolver sus pies.


 


-Pequeña. -La castañita se acercó a su padre tomándole suavemente su mano, para caminar por la playa, sintiendo la arena entre sus pies. -Quiero que me hagas un favor.


 


-Claro, to-san.


 


 


El moreno fijo su mirada en las dos personas que se alejaban de su campo de visión, sonrió suavemente al escuchar el suave gorgojeo de su pequeño, acaricio suavemente sus cabellos azabaches, sintiendo como el pequeño rodeaba su dedos con su pequeña manita.


 


-Yoko-chan. -El moreno volteo su mirada, al oír la voz de su vecino, sonrió suavemente al verlo acercarse y acariciar a su pequeño. – ¿Cómo has amanecido? -El doncel mayor tomó al pequeño en sus brazos, para hacerle suaves cosquillas en su pancita. - ¿Te toma mucho trabajo este bello niño?


 


-A decir verdad, no. Zen me ayuda mucho, se levanta todas las medias noches para darle de comer.


 


-Vaya, Kirishina-san es un buen padre.  –El mayor no pudo pasar de percibir el brillo que soltaba del doncel, suspiró suavemente y se invitó a sentarse al costado del moreno. -¿Qué es lo que te aflige, mi pequeño?


 


-Yo le he perdonado, pero aún tengo miedo. –El moreno no pudo evitar arrugar la tela de su pantalón, molesto consigo mismo por creerse tan débil.


 


-¿Él aun no se ha mudado contigo?


 


-Ha llegado hoy en la mitad de la noche. Me ha dicho que ya ha dejado algunas cosas empaquetadas para traerlas.


 


-¿Qué más, mi niño? ¿Te preocupa que él no piensa en formar una familia contigo?


-Él aun ama a su esposa, Ryo-san.


 


El mayor acunó al pequeño en uno de sus brazos, tomando la mano del doncel, apretándola suavemente, para que el moreno levantara su rostro afligido y le mirara directamente.


 


-Yoko-chan, él nunca va a olvidar a su esposa, es un recuerdo que va a vivir toda su vida y en la vida de esa pequeña. –El moreno se mordió ligeramente su labio inferior. –Pero ahora tú y este pequeñín son su presente y su futuro. –El mayor acarició suavemente el rostro del moreno, sonriéndole suavemente.


–Con todos los años que llevo encima, puedo ver en los ojos de aquellas dos personas que te aman demasiado, debieron pasar por muchas dificultades para que estén aquí y aun les falta mucho por vivir. Y con el paso del tiempo, aquel amor va a crecer más y más. Por eso tú, mi pequeño niño, debes amar a la mujer que él amó, porque gracias a ella, él es el hombre del que tú te has enamorado, un padre amoroso.


 


El moreno se escondió en el pecho del mayor sintiendo sus brazos acariciar su espalda, mientras que sus lágrimas resbalaban por sus mejillas, pero sin importarle mucho, se dejó reconfortar por aquel hombre que le había dado su apoyo muchas veces.


 


-Muchas gracias, Ryo-san. –El mayor acaricio los cabellos del doncel, entregándole al pequeño que empezaba a gemir por los brazos y el calor de su madre.

Notas finales:

jojojo!!!!

 

que le pedira zen a Hiyo *-*!!!!!

 

que les parecio?? algun comentario?? algun tomataz ? T_T

cualquier cosa esta bien T_T waaa ahora si a dormir....espero que se vaya la luz y que esa mierd de discota se quede sin luz!!!! y me dejen dormir placidamente *-* u.u

PD: esta salido del horno y solo lo he revisado dos veces, cualquier error o duda haganmelo saber ( pero no sean malitos T_T)


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