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¿Esto es amor? por girlutena

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Notas del capitulo:

waaaa!!!!! lo siento!!!!!!


se me pasaron los dias haciendo varios trabajos T_T


y ayer cuando quise seguir la historia tuve que ayudar a mi mamá y luego cuando quise subirla se fue la luz!!!! 


T_T


pero aqui está y espero que les guste!!!!

Ya habían pasado seis meses desde que el moreno se había marchado, sin decir nada a nadie, había desaparecido de todo rastro.


La primavera ya había llegado, los colores brillantes de las flores, decoraban todas las calles, los parques llenos de niños jugando a la pelota, mientras sus madres les cuidaban, los días pasaban lentamente dejando que el tiempo pasase como si todo estuviese normal.


 


Hiyo ingreso a su casa, encontrándose a Sorata sentado en la entrada, la pequeña niña dejo sus zapatos y se dio el tiempo de acariciar con ternura la pequeña y peluda cabeza del animal que empezó a ronronear fácilmente, el minino la siguió con pasos seguro por toda la cocina.


 


-¡Hoy preparare curry! –La castaña sonrió al escuchar como Sorata también maullaba emocionado. Todo lo hizo en silencio, lavo y corto la verdura, la carne, cocinándolo como le había enseñado el doncel, aquel moreno que entro en su vida sin siquiera pedírselo.


Dejo el plato servido de su padre dentro del microondas, mientras le ponía la comida de Sorata en su plato, el silencio empezó a invadir nuevamente la casa, la menor comía en silencio viendo como el sol empezaba a ocultarse poco a poco, dejando ver un hermoso juego de colores que oxilaban entre el violeta y el naranja.


 


Ya había llorado lo suficiente y en estos momentos había decidido ser fuerte para poder ser el apoyo para su padre, todos los días le colocaba una pequeña vela y prendía el incienso para rezarle a su madre, pidiéndole de que Yokosawa y el bebé, estén sanos y salvos.


 


La puerta se abrió lentamente dejando ver como el cuerpo de Zen se había empezado a debilitar, sus fuerzas se habían consumido y esos ojos de color miel se habían empezado a opacar.


Hiyo calentó la comida de su padre y le acompaño en silencio, la menor sabía que su padre intentaba sonreír, todos los días le decía que “Todo va a estar bien” pero ella ya había empezado a dudar sobre eso.


 


-Papá, la próxima semana es el “día de llevar a los padres al colegio”


-¿El próximo viernes? –La menor se sintió de pronto, completamente extraña, al ver los ojos de su padre encima de ella, asintió un poco desconfiada, pero se alivió al instante al ver como el mayor sonreía suavemente.


-Será un gusto acompañarte, mi niña. –El mayor se puso de pie y beso con cuidado los cabellos castaños de la menor, lavó su plato para luego sentarse en el mueble a revisar unos papeles del trabajo, esa era la misma rutina que se había celebrado desde antes de conocer al doncel, no debería asombrarle, es más, debería estar acostumbrada, pero ya nada era lo mismo desde que había conocido al doncel. 


 


Hiyo abrió la puerta del balcón dejando que Sorata salga a estirarse un poco, ella salió también, dejando, sin darse cuenta, que a su padre le invadiera la soledad.


 


No podía escuchar nada más, de pronto todo sonido desapareció, envolviéndolo en un silencio perturbador, el frio empezó a calar sus huesos y se dio cuenta que no llevaba nada encima más que un pantalón de tela deportivo.


Todo era negro, sin ningún rastro de luz, no hizo nada, más que quedarse ahí de pie, en el vacío de aquel lugar. Cerró lentamente sus ojos, empezando a respirar despacio, sintió como su corazón empezaba a palpitar fuertemente, casi doliéndole el pecho.


Abrió de golpe sus ojos al escuchar el llanto de un bebé, donde varios recuerdos, tan frescos como el agua, empezaron a invadir su aturdida mente.


 


Una pequeña ventana se abrió, alumbrando una pequeña parte de la oscuridad, ahí se podía ver a su esposa en trabajo de parto, Hiyo demoró casi nueve horas en nacer, pero fue una bebé llena de vida y salud, lamentablemente su esposa no pudo soportar tanta carga y falleció, no sin antes conocerla y darle su nombre.


Luego otra ventana se abrió, viéndose a él mismo con su pequeña, ayudándole a dar sus primeros cortos pasitos, recordó que en ese momento se sintió triste, al saber que su niña empezaba a hacer independiente, pero él se juró nunca dejarla ir de su lado y también le prometió que ella siempre sería lo primero en su vida.


 


Quiso despertar, no deseaba recordar más para darse cuenta lo que era y lo que no era importante en su vida, sabía que aquella decisión había sido la más dolorosa pero era lo mejor que podía hacer, había lastimado a muchas personas y él ya no tenía más energías de seguir.


 


De pronto otra ventana se abrió, se tuvo que acercar mucho más, ya que la imagen que mostraba no tenía mucho color. En aquella imagen pudo verlo, a aquel doncel que había puesto su perfecta y monótona vida de cabeza.


En la imagen, Yokosawa se encontraba viendo el cielo anaranjado, dejando que el viento soplase suavemente sus cabellos brunos, le vio sonreír sutilmente y por un instante pensó que era por Masamune, pero la imagen del celular le hizo detenerse.


 


En ella había un mensaje que decía “Onii-chan, muchas gracias por enseñarme como preparar el curry, cuando vengas lo prepararemos juntos”


 


Sintió caer de rodillas, llevo sus manos a su cabeza, escondiendo sus dedos en sus alborotados cabellos, volvió a llorar como un niño, sin miedo a que su hija le escuchase, empezó a maldecir al doncel, a maldecir el momento en que se tuvo que cruzar con él.


Y como si algo se prendiera en su cabeza, recordó un día que al parecer había olvidado y rápidamente una pantalla más se volvió a abrir en aquel recóndito lugar.


 


En ella mostraba al doncel llorando, empezó a recordar aquel día en que habían tenido una reunión con los accionistas para hablar sobre el nuevo lanzamiento del nuevo manga, cuando salieron de la reunión pudo escuchar como Takano hablaba con el doncel.


No quiso prestar mucha atención, porque no era bien visto escuchar conversaciones ajenas, pero las palabras de aquel varón le hicieron detenerse.


 


-Disculpa por la noche anterior. Yo no quise hacerlo, fue un error. –Y tan solo así, le dejo solo, una parte de él le decía que se alejase del lugar, pero no pudo reprimir sus ganas de seguir a aquel doncel.


Y ahí le vio, rodeado en un mar de lágrimas, el menor había salido hasta el balcón que daban a las escaleras de emergencias, escondiéndose, sentado en ellas, sin dejar de llorar; recordó como el viento que soplaba suavemente traía con él, el aroma a girasoles del doncel.


 


 


-Papá… papá. –Había estado llorando, arrodillado junto a esa escena que no se borraba de aquel lugar que había empezado a hacer frío, pero ya nada le importaba, su corazón empezó a hacerse cada vez más grande en su pecho, empezando a sentirse doloroso. La voz de su pequeña empezó a escucharse tan lejos pero clara, sintió como si alguien le removiera de aquel frío lugar.


 


Poco a poco fue abriendo sus ojos, dejando ver a los ojos tan parecidos de su pequeña, sonrió despacio al verle el rostro lleno de preocupación, le acaricio tiernamente su delicada mejilla, para llenarle de besos, notando que su rostro estaba cubierto de lágrimas.


 


-¿Estás bien, papá? –Sintió la mano de su pequeña acariciar su mejilla, notando su descuidada y crecida barba.


-Si lo estoy, Hiyo-chan. ¿Quieres que hagamos panqueques? –Necesito de toda la poca energía que le quedaba para no echarse a llorar a los brazos de su pequeña.


-Con tal que no los quemes.


 


Se puso de pie, viendo como su hija salía con prisa de su habitación, gritando que iba a buscar los ingredientes, descuidadamente abrió el pequeño cajón de su mesa de noche y agarro la foto que tenía guardada desde hace algún tiempo.


Mostro una triste sonrisa al ver el rostro del doncel, se le veía tan feliz ayudando a la pequeña a cocinar.


Volvió a guardar la foto al escuchar el llamado de su hija.


 


 


Las flores empezaron a crecer en el enorme jardín que tenía fuera de su casa, el sonido del mar le había despertado lo suficientemente temprano, para poder prepararse un suculento desayuno para luego alistarse para ir a su nuevo trabajo.


Cuando salió de su casa, los rayos del sol cayeron sobre su cuerpo, acarició lentamente su abultado vientre, tapándose el rostro con su otra mano, sonrió abiertamente y se estiró dejando que sus entumecidos brazos se relajaran.


 


-Takafumi-kun. ¿Ya vas a trabajar?


-Ryo-san. Buenos días. –El doncel mayor sonrió al verlo tan despierto y vivo, aquel embarazado le había cambiado la vida al menor, se le veía más joven y lleno de vida.


-Bueno, déjame acompañarte, ya que yo voy a hacer algunas compras. –Los dos donceles llegaron a la pequeña ciudad, la primavera había cambiado todo el lugar, las personas se veían más alegres, se podía ver a los niños jugar en los parques.


Los donceles se separaron en el semáforo en rojo y Takafumi avanzo un poco más hasta llegar a un edificio de cinco pisos, dejo que una sutil sonrisa se instalara en su rostro, y subió hasta el tercer piso encontrándose con sus trabajadores, había tenido mucha suerte de haber conseguido otro trabajo en una editorial, era pequeña pero tenía todo lo que él había necesitado.


 


Las personas se habían comportado demasiado amables al verle llegar y le habían ayudado a incorporarse con las nuevas ventas; dejo su portafolio negro sobre su escritorio y prendió su laptop para ver las nuevas ventas que se habían hecho en el transcurso de la semana.


 


-Yokosawa-san. Maito-san, le está esperando en su oficina. –La pequeña mujer le sonrió sutilmente y él le agradeció por ello.


Maito Ren, había sido un gran apoyo para él, desde que le ayudo a conseguir ese trabajo para luego enterarse que sería su nuevo jefe. Abrió lentamente la puerta de la oficina, dejando ver los cabellos platinados del varón y esos ojos de un color verde, le sonrieron abiertamente.


El varón se acercó para abrazarle, para luego acariciar su abultado vientre.


 


-Vaya, este pequeñín está creciendo muy rápido. –El varón le ayudo a sentarse en la silla reclinable, dejando ver la hermosa vista de la playa detrás de él.


-Sí, ya ha empezado a patear más fuerte, pero aun así no tengo prisa para que nazca.


-Me lo imagino, debe ser hermoso sentir a aquella nueva vida en tu interior. –El menor se sonrojo sutilmente y aquello ya no le importaba, aquel varón le había enseñado a no tener vergüenza de mostrar sus sentimientos.


-¿Me mando a llamar, Maito-san? –El doncel no se sorprendió al ver como el varón sonreía aún más.


 


-Cierto, estoy muy emocionado, gracias a ti las ventas han ido en aumento y tenemos a nuevos mangakas que se están sumando a nuestra editorial.


-Eso es estupendo, pero yo solo hago mi trabajo.


-Un buen trabajo, por cierto. Quería felicitarte y agradecerte mucho. –El doncel sonrió al sentir las manos del varón sobre las suyas. Lentamente se puso de pie, sonriéndole al mayor.


 


-Soy yo, él que debe agradecerle por darme este trabajo.


-Bueno, bueno. ¿Qué tal si lo dejamos en empate? –El varón volvió a abrazarle y le acompaño hasta la puerta.


 


-Cierto, quisiera que me acompañases a comprar un presente.


-Solo si usted paga el almuerzo.


-No te preocupes por eso, tengo mi billetera llena. –Los dos rieron abiertamente y era porque el varón había conocido el cambio de humor y los extraños antojos del doncel.


 


 


Sin darse cuenta, se dejaron fotografiar mientras salían riendo del edificio, cruzando la autopista, el varón se comportaba de una manera cuidadosa con el doncel, mientras que este se dejaba hacer, sin desaparecer la sonrisa de su rostro.


Ingresaron a un restaurante local, pidiendo todo tipo de comidas, desde cangrejos, calamares y hasta pollo, de lo salado hasta lo dulce.


El peli plateado sonreía al ver como el doncel comía y acariciaba su vientre, dejándole tocar cuando el nonato daba a reconocerse, pateando aquella fina capa que le separaba de la realidad.


 


Todas aquellas acciones habían sido fotografiadas, dejando en el retrato, la sonrisa del moreno, la figura extremadamente sensual del menor y dejando ver, como la pareja ingresaba a una pequeña tienda de joyas.


El varón colocándole un pequeño, pero hermoso anillo de diamantes en el dedo anular de la mano izquierda de la mano del doncel. Dejándole ver aquella hermosa sonrisa en su rostro.


 


La pareja se veía sumamente feliz, el varón tocando el vientre abultado del doncel y la sonrisa que mantenían en sus rostros se veía tan genuina.


 


 


Zen arrugo fuertemente su ceño y arrojo los papeles al suelo, sin importarle recogerlos, pero la imagen del moreno junto con aquel varón peli plateado, los dos sonriendo y aquel hombre acariciándole el vientre abultado, con su hijo dentro.


Llevo sus manos a su cabeza, sabiendo que él no tenía ningún derecho a estar enfadado, Takafumi se había marchado por él.


Le termino de pagar al investigador y aparto un vuelo inmediato para Hokkaido, ya había perdido suficiente tiempo y no iba a permitir que venga alguien más y le arrebatase lo que había sido suyo.

Notas finales:

 


yyyy??!!!!!


que les parecio??!!!!


quien será este peliplateado *-*!!!??? es un personaje ficticio...pero no pude evitar enamorarme de él!!! *-* jojojo 


bueno espero sus lindos comentarios *-*!


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