Cap. 4.- Consejos de cumpleaños.
Después de la cena bebieron hasta hartarse y como no quería regresar a su casa vacía Alistar se quedó a dormir en la casa del mexicano, bueno, solamente miraba el techo ya que gracias al cambio de horario no podía hacer mucho con respecto a su nerviosismo, aunque su reloj biológico le pidiera que durmiera.
Se encontraba pensativo y sumamente molesto por lo ocurrido ese día más temprano, los celos que sintió al ver a ese cerdo emancipado en casa de Alejandro y por lo tanto se tenia que replantear lo que sentía por su amigo. Asi que sin pensarlo mas se levantó de la cama importándole bien poco estar solamente en ropa interior, ademas hacia un calor de los mil infiernos en ese lugar.
Con pasos sigilosos caminó hasta el extremo del corredor, donde sabia que podía encontrar al dueño de la casa. La puerta hizo un sonido chirriante que el adormilado cuerpo no escuchó y se deslizó sigiloso dentro de la habitación de su amigo para verlo dormir a pierna suelta con solamente una sabana encima, en bóxer y una camiseta; con la luz de la luna llena bañándolo gracias a la ventana abierta.
No supo que había sucedido, sintió la cara sumamente caliente al igual que las orejas, pero no se acobardo, no iba a salir corriendo y mucho menos con tan espectacular vista. En ese momento le entraron ganas de meterse en la misma cama y abrazarlo hasta fundirse en uno, besarlo hasta que se quedaran sin aliento, pero eso no iba a pasar (no por el momento), lo único que podía hacer ahora era simplemente observarlo y disfrutar el pasar sus dedos por entre esas hebras negras. Con delicadeza impropia de él Alistar tomó la delicada tela para cubrir por completo al mexicano, que se removió para acomodarse mejor,colocándose de lado con sus manos debajo de sus mejillas morenas empezando a balbucear cosas dormido.
- Hum... Te quiero Al... Hum
La frase que dijo su amigo lo dejó congelado. ¿Quién era ese tal Al?
Y ahí estaban nuevamente esos celos, las ganas de golpear algo o a alguien llegaron repentinamente, no podía creer lo que estaba pasando en ese momento, por fin se daba cuenta de los sentimientos que albergaba por su amigo; de que le quería y ahora resultaba que a Alejandro le gusta alguien más.
Escocia fue directo a su habitación importándole bien poco que hiciera ruido para recoger sus cosas y largarse de ahí, asi que no pudo ver el instante en el cual Alejandro abrió los ojos para mirarlo salir de su cuarto.
Sintiendo oprimido el corazón Alistar tomó su avión. No supo ni como carajos lo hizo, pero terminó derribando la puerta del nórdico compañero de copas y entrando como si fuera su casa tomando todo el alcohol que encontró en la estancia y sentarse en uno de los sillones de la sala, en ese momento poco le importaba que fuera de mala educación en ese país llegar a una casa sin avisar antes. Se embriagó hasta que no supo de sí y se quedó dormido.
Cuando se despertó le llegó el olor a comida haciendo que su estómago hiciera sonidos graciosos que solamente lograron molestarlo.
-Alistar necesitas alimentarte, hay kanelsnegle y Noru nos hizo laks og eggerøre... Tenemos té o puedo hacer café.
Sabiendo que el danés seguiria haciendo escándalo si no se apuraba a comer con ellos se levantó, en ese momento maldecía las costumbres danesas de comer todos juntos.
A la mesa ya estaban los nórdicos, Mathias con una enorme sonrisa que contrastaba con la eterna cara seria de Lukas; mientras el danés emitía un "buenos dias" estridente, Alistar apenas pudo distinguir la suave vocecita de Noruega que le deseaba lo mismo. Una vez terminado el desayuno los tres se sentaron en la cómoda pero espaciosa sala para mirar las noticias de ese dia, con una taza de bebidas calientes en las manos. Alistar encendió un cigarro a lo que Noru le acercó un cenicero y se fue, era amigo de Inglaterra asi que sabía lo violento que podía llegar a ser el pelirrojo, aunque si terminaba golpeando a Anko quería estar ahí para burlarse de él, así que no se alejó mucho.
La casa de Dinamarca era tan hogareña que le dio un poco de envidia, ya que su personalidad no era ni por mucho lo que creía que Alejandro se mereciera, aunque ambos se conocían demasiado bien para ser verdad.
Apreció al menor desde que escuchó de él por parte de Inglaterra cuando aún era una colonia y cuando Irlanda le mencionó algo sobre el Batallón de San Patricio, donde alguna de su gente participó junto con varios extranjeros de distintas nacionalidades, para defender a un simple país que en ese momento para él era insignificante quiso saber más de él. No sabía que iba a quedar prendado irremediablemente del mexicano.
-¡oh! el amor-mencionó Mathias cuando más profundo se encontraban sus pensamientos haciéndolo respingar ¿Qué había dicho el imbécil?
-¡menciona de nuevo eso!
Su paciencia no era mucho y menos con la sonrisa idiota que tenía el nórdico, no importaba que al danés se le conociera como el país más feliz de todo el maldito mundo, esa sonrisa felizmente hipócrita siempre lograba exasperarlo.
-nada, nada… el rey de los nórdicos sabe que quieres a Alejandro y te piensa ayudar- dijo como si nada el anfitrión, cosa que sorprendió y al mismo tiempo molestó de sobremanera al pelirrojo de pobladas cejas al verse evidenciado. Así que arrojo salvajemente su taza con té aún caliente hacia la cabeza de su compañero, sacando uno de sus múltiples cuchillos que llevaba encima como “protección” apuntando al otro.
-Densen, repite lo que acabas de decir para que te pueda asesinar, que ni tu querido Noru va a poder reconocerte.
Mathias solo dejó su taza con toda la tranquilidad del mundo en una mesita cercana sin dejar su sonrisa.
-el rey te dará algunos consejos para que puedas conquistar a nuestro querido México.
Alistar hizo una mueca y lanzo el cuchillo hacia la taza humeante de Mathias, provocando que esta se rompiera. Se volvió a sentar y dijo con voz profunda:
-a Alejandro ya le gusta alguien llamado Al
Dinamarca soltó una risotada alegre, haciendo caso omiso de la agresividad de su amigo de copas, provocando que Escocia lo mirara con una expresión aguerrida.
-el rey de los nórdicos solo conoce a dos personas a las que les dicen Al…-hizo una pausa dramática al saber que tenía toda la atención de él otro- Estados Unidos de Norteamérica, que es Alfred y Escocia… tu Alistar.
El rostro de Alistar no demostró nada, así que sabiendo que su amigo no se iría pronto Dinamarca continuo con el punto al que verdaderamente quería llegar.
-a México le gusta la música, la buena comida con picante, beber y como a todos nosotros que somos países, adora sus costumbres y tradiciones, así que investiga alguna de estas y llegaras a su corazón.
En ese momento Noru hacia su aparición en la sala, así que Alistar y él se miraron, la idea que proponía el idiota de Dinamarca no era tan mala después de todo, una vez al año que usara su cabeza no le hacía mal a nadie.