—Hola, Sasuke.
—Al fin nos vemos las caras, Naruto. ¿Qué ha sido de ti en los dos días que no te vi?
Me encontré con mi amigo justo en la entrada a la universidad. Realmente me resultaba incomodo, verle la cara siendo que le estaba guardando un tremendo secreto que moría por salir de mis labios cuanto antes. Yo esperaba ansioso hoy que Sakura le dijera la verdad a pesar de que podría herir mucho a mi amado.
—Nada interesante-me encogí de hombros—Te dije que no estaba en condiciones de venir-caminamos juntos al interior del instituto.
—Excusas, dobe, excusas-sonrió. Su mano me sacudió momentáneamente los cabellos al punto de hacerme sonrojar.
—¡Waa, no me toques así!-aparte su mano abochornado. Desvié mi mirada a otro punto para que no viera mis mejillas arder—¡Oye, tú tampoco viniste ayer!-hice un puchero, señalándole con el dedo.
—Comí algo que me hizo muy mal. Me levante para venir pero comencé a vomitar, agh, fue tan asqueroso. Cada cinco minutos me atacaba esa porquería, decidí guardar reposo.
—Oh. Lo siento. ¿Ya estás mejor?
—Las nauseas han pasado afortunadamente-sonrió. Omg, que sonrisa más hermosa tiene.
—¡Sasuke!
Observé a Sakura venir de frente hacia nosotros. Controlar este maldito disgusto sí que costaba, mostraba una sonrisa que lucía perfectamente falsa para mí. Se tiró a los brazos de Sasuke dándole un pico en los labios, suspire para adelantarme al salón.
Sasuke no me detuvo. Sé que estaba más concentrado en su novia que en las cosas que hiciera yo, todavía no puedo arrancarlo de mi corazón. Ha sido un amor tan importante en mi vida, le he amado tantos años que es difícil dejarlo ir como si nada. Lo sé, soy un maldito masoquista.
Entré al aula y me acomodé en mi lugar como los otros. Saqué mis libros y me entretuve leyendo los resúmenes del examen. Estaba nervioso, duraría dos horas, pero estaba seguro que mis esfuerzos en trasnocharme valdrían la pena.
—Dobe.
Miré a Sasuke sentarse a mi lado y sacar sus libros sonriente.
—¿Por qué esa cara?
—Hoy si podremos hacerlo. Los padres de Sakura viajan esta tarde y no vendrán hasta mañana.
—Todavía fastidias con eso. Dios, dame un descanso.
—Oh, vamos Naruto. Los hombres pensamos el noventa por ciento solo en sexo-rió—¿Vas a decirme que nunca lo piensas?
Mi cara se puso roja al rememorar uno de los sueños húmedos que tuve la semana pasada donde Sasuke me hacía completamente suyo.
—Cállate, imbécil-exclamé en un susurró.
—Ya decía yo que no eras un santo.
—Sasuke, basta-tenía miedo que nos escucharan.
—¡Buen día, alumnos! Saquen una hoja y guarden todo lo demás. Empezaremos el examen de inmediato.
Bendito sea el profesor Kakashi por salvarme. Todos bufan y se quejan, tener una evaluación a primeras horas de la mañana era un dolor de cabeza impresionante. Durante dos horas en silencio, todos comenzamos a escribir y Sasuke lucía muy concentrado en su examen. Cuando tocó para salir a un pequeño descanso, dejaron todo y corrieron a la puerta, Sasuke y yo caminamos a paso normal despidiéndonos del adulto y al salir vi a Sakura esperándole con un bento de comida.
—Comamos juntos Sasuke-sonrió.
—Yo…
Sasuke me miró en silencio y yo sonreí. Actuar se me está siendo una costumbre ya natural, debería ser actor.
—Ve con ella. Iré al comedor con los demás.
Me adelante sin darle tiempo a responder. Esperaba que esa chica manipuladora aprovechara este momento para decirle de su infidelidad, de verdad lo esperaba.
Esperaba un milagro al parecer.
No sucedió nada durante las siguientes horas. Sasuke se veía animado y seguía a gusto con la idea de tener sexo esta noche, no dejaba de refregármelo en la cara.
—Créeme, Naruto. Cuando experimentes el sexo te volverás como yo-sonrió abrazándome por los hombros.
—Lo dudo-susurré de mal gusto.
—Sabes que tengo muchas amigas solteras que les encantaría tener su primera vez con alguien como tú.
—De verdad, no jodas-comenzaba a enfadarme. Sasuke es el único que sabe que sigo siendo virgen. No es porque no quiera tener sexo, pero no me excitan las chicas y el único hombre por el que suspirado es por Sasuke.
O no. Espera un maldito segundo. Eso significa… soy gay. Oh, Dios mío.
—¿Naruto?
—No me abraces-aparto su brazo. Maldición. Entonces es cierto, soy gay.
No. Un momento. Eso es. Solo amo a Sasuke, por eso solo pienso en él. No hay nadie más que haya hecho latir mi corazón de esta manera. Ahora que lo pienso, no es tan malo tampoco ser gay, dejando de lado los problemas de la sociedad sigo siendo una persona completamente normal.
—¿De verdad estás bien?
—Sí, lo estoy-suspiré.
—¡Sasuke!
Otra vez la manipuladora y mentirosa. Estaba comenzando a odiarla. Pensé que sería honesta y hablaría con él. Y ahora irían a casa como una feliz pareja y tendrían sexo hasta el amanecer.
—Ya podemos irnos. Mis padres ya se han ido, me mandaron un mensaje.
—Genial.
Ellos sonreían, pero yo comencé a sentirme mal repentinamente. Mi pecho dolía, pero mis emociones también me estaban jugando en contra, jamás había tenido tanto odio en mi interior. Estaba temblando, mis puños apretados y tener tantas ganas de golpearla. Debía salir de allí.
—¡Naruto, espera!
Y lo hice a tiempo. Antes de cometer una estupidez.
…
…
Mi madre no estaba. Subí a mi habitación corriendo tiré mi mochila al piso y me tiré a la cama boca abajo y soltar mis penas. Pidiendo al cielo que detuviera esta amargura y vacío en mi corazón, o acabaría muerto en algún momento.
Francamente me estoy quedando sin fuerzas para continuar fingiendo algo que detesto.
Voy a explotar.
…
…
—¿Por qué saliste corriendo ayer de esa manera?-demandó saber.
Estaba de mal humor esa mañana para como contestar sus preguntas. Sentía pesados los ojos, no había conciliado el sueño muy bien. Juraría que tenía unas enormes ojeras.
—Por favor, no molestes tan temprano, Sasuke.
Estaba cansado. Es la verdad, pase de él para seguir mi camino y sentí sus pasos tras de mí.
—¡Sasuke!
La voz chillona de su novia me dañó los tímpanos sin piedad.
—Sí.
—Te dejaste este libro en mi habitación.
—Oh, gracias. Hoy tratamos de este tema para dar lección.
—Ya lo suponía, amor-rió.
Mi corazón. Voy a…
—¡Naruto!
Llegué corriendo al baño. Me miré en el espejo unos segundos, estaba pálido y efectivamente tenía ojeras. Tenía los ojos un poco irritados, el llorar tanto nunca pasará de moda. El pensar en ellos teniendo relaciones me hace ponerme enfermo hasta el punto de tener nauseas. Lavé mi cara con abundante agua hasta poder tranquilizarme, fue entonces que él apareció a mis espaldas.
—Deberías ir a enfermería. No luces nada bien.
—No te interesa.
Yo me desconozco por completo. No quiero herirle, pero no estoy bien emocionalmente. Ya no puedo fingir más. El odio que siento lo estoy reflejando en Sasuke e intento, intento medir mis palabras.
—¿Qué mierda te pasa?-gritó molesto.
No contesté. Pasé de él para ir al salón con la cara mojada. Me limpié con la manga del saco y en silencio me senté en mi lugar sacando los libros de ese día. Sentí a Sasuke en cuanto golpeó el banco con uno de sus puños, llamando la atención de nuestros compañeros.
—¡Vas a decirme que mierda te sucede! ¡Ahora, Naruto!-ordenó furioso.
Intenté, intente relajarme, pero no lo logré.
—¡No me jodas, UCHIHA!
Me levanté de mi asiento y jalé a Sasuke del cuello de su camisa, lo suficiente como para sentir nuestras respiraciones. Más que amor en ese instante, solo tenía ganas de golpearlo.
—¡Déjame en paz! Por tu bien, guarda silencio.
—¿Crees que me asustas con esa patética amenaza?-rió con sorna. Tomó mi mano con la cual sostenía su ropa y la apretó con fuerza causándome dolor en el acto. Sasuke tiene mucha fuerza a pesar de no ser muy robusto, pero él también me ha subestimado durante todos estos años de estar juntos.
—Si me rompes la mano-sonreí—Te romperé el cuello, Sasuke-murmuré.
—¡Profesor! ¡Profesor, venga por favor!
No sé que expresión habré mostrado es mi rostro al decir esas horribles líneas, pero sé que el salón estaba aterrado y comenzaron a llamar a los superiores. Los testigos me culparon a mí de iniciar la pelea y me suspendieron dos semanas, vi a Sasuke guardando silencio mientras me miraba inexpresivo.
Fue entonces que quise llorar delante de él.
Pero no lo hice.
…
…
Mamá estaba preocupada. No podía esconder mis emociones ante ella, era buena sabiendo cuando le ocultaba algo. Ella me abrazó al ver que no podía pronunciar palabra alguna, el sentir su calor, su apoyo me hizo soltar mi llanto y me aferré a ella con fuerza. No me pidió explicaciones. Solo me abrazó susurrando que todo estaría bien pronto, sus dulces palabras me reconfortaron y caí dormido en sus brazos.
Durante las dos semanas que pase en casa, me mantuve tranquilo y en paz. Salía a caminar por la playa o los parques. Me desconecte del internet, la televisión y de mi celular. Solo respirar el aire fresco y reírme con mamá de algunas ocurrencias me calmó.
Cuando llegó el día de volver al instituto, prendí mi móvil, desayune y salí a enfrentar mis adversidades. Cuando entré en los pasillos algunos se apartaban de mí por miedo, no había buscado esa mala fama de chico rebelde pero no podía hacer nada contra ello. A solo unos pasos de distancia, Sasuke y Sakura se sonreían mutuamente entonces confirme que ella no había dicho nada de lo ocurrido.
Mi paciencia había rebasado los límites.
Corrí hacia ellos. Estaba decidido a decirlo yo mismo, a pesar de que no podría creerme.
—¡Na-Naruto, espera!
—¡Ven conmigo, Sasuke, debo decirte algo muy importante!
—¡Oye, espera Naruto! ¿Qué quieres con él?
Había tomado a Sasuke de su muñeca y lo arrastraba por los pasillos hasta las escaleras que nos llevaban a la azotea. No me detuve a pesar de que Sasuke forcejeo conmigo intentando separarse.
—¡Suéltame, Naruto!
—¡Déjalo en paz!
Lo mejor es que Sakura venía tras de mí por las escaleras. Justo los tres. Perfecto. Empujé a Sasuke al exterior sintiendo la frescura de la mañana más fría al estar arriba, la mentirosa no tardó en alcanzarnos y cuanto pasó la puerta la cerré quedando los tres en el azotea.
—¿Estás bien, Sasuke?
No dejaba de tocarse la muñeca, lamenté haberle apretado tan fuerte. Tenía una marca roja a su alrededor.
—¿Para qué demonios me trajiste aquí?
—No es algo que se pueda contar delante de extraños. Veras, yo escuché algo muy importante en este lugar. El día que tu faltaste, subí aquí-señaló el techó del pequeño cobertizo—Ino y Sakura estuvieron hablando.
Vi a Sakura ponerse pálida. Estaba en pánico. Debiste hablar antes, te di el tiempo suficiente.
—Al grano, Naruto.
—Sakura le dijo a Ino, que el hijo que espera no es tuyo sino más bien de su ex.
—¡Es mentira! ¡Amor no le creas nada de lo que dice!-gritó nerviosa.
—Te vieron la cara de estúpido, Sasuke. Ella le abrió las piernas a otro hombre. ¡Te fue infiel!
—Tú…
No podía hablar. No le culpaba. Me miró aturdido, Sakura lo abrazó por la espalda y él la dejó. Esto no estaba yendo por buen camino.
—Jamás engañaría a Sasuke, Naruto. Lo amo más que a mi vida. Este bebé que espero, es nuestro, es de Sasuke-habló completamente segura.
—Eres un hijo de puta, Naruto. ¡No estoy para tus malditas bromas! No le veo el sentido a esto, querer apartarme de Sakura, eres tan vil. ¿Tanto me odias por aquel incidente hace dos semanas? ¡Tienes celos de mí porque estoy con alguien y tú sigues solo como un perro! ¡¿No es verdad, Naruto?!
—¡¿Qué carajos estás diciendo?! ¡No tiene nada que ver con eso! ¡He querido contártelo antes, moría por decírtelo, Sasuke! pero quería que tu “honesta” novia hablara primero. ¡Ya veo que es una maldita cobarde, quiere hacerte el rey de los imbéciles!
—¡Cállate!
—¡Yo solo te digo la verdad! ¡Ese hijo no es tuyo, es de su ex novio!
—Tus mentiras solo harán enfurecerme aún más-se apartó de Sakura. Yo comencé a sollozar.
—¡Maldición, Sasuke, tienes que creerme! ¡Soy tu mejor amigo!
—¡Ya no lo eres! ¡BASTARDO!
La campana sonó para empezar las clases. Sakura gritó cuando nuestros puños se encontraron, mi mejilla ardió y dejé caer sangre de mis labios, él iba en serio. Sus ojos ónix estaban llenos ira, no había nada más en ellos, él ni siquiera ponía el esfuerzo por mirar los míos llenos de lágrimas.
—¡Voy a matarte, maldito!
Sasuke estaba cegado por el odio. Yo me defendía, pero no podía golpearle como él, no hasta que me pegó en la boca del estomago sacándome el aire de golpe. Caí al piso arrodillado escupiendo sangre de mi boca, mi nariz también tenía una hemorragia. Me dolía todo el cuerpo, se paró ante mí dispuesto a patearme la cabeza. Lo percibí en segundos cuando movió su pierna derecha, giré al izquierda y me puse de pie tambaleando.
—¡Acabemos con esto!-se mantuvo en guardia con sus puños en lo alto.
—Tú ya lo acabaste, Sasuke. Decidiste creer en ella y no en mí, quien te ama con el alma. Te quiero más que ella y jamás te hubiera hecho algo así. ¡Jamás!-rompí en llanto. Mi debilidad salió a flote, al fin podía confesar lo que tanto había ocultado—¡Siempre te amé, no quiero que sufras! ¡Ella es una maldita falsa de mierda! Pero está bien, Sasuke, quédate con ella-sonreí con una mirada vacía. Yo ya había perdido las ganas de luchar. Me rindo—Sé feliz Sasuke. Solo recuerda esto, tuviste un amigo que hizo todo lo posible paraqué le creyeras, porque no quería verte lastimado. Ya que ese amigo, ya que yo, Sasuke, jamás dejaré de amarte aunque me duela mil veces. Adiós, para siempre.
Me giré y en silencio con la cara empapada en lágrimas abandoné la azotea para nunca regresar. Mi corazón se había dividido en dos, estaba destrozado, abandoné la escuela para nunca regresar.
Era el adiós definitivo a mi gran amor.
¿Continuará?