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El reencuentro con mi prima por Sthephannia

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Notas del fanfic:

Este fic lo encontre en un CD, lo había escrito cuando tenía 12 años ._.  le hice un pequeño remake para mejorar pequeños detalles, pero la trama, el lemon y los diálogos son los mismos xD

(Actualizaré el Nicco x Airlynne lo más pronto posible) ^^

Sin más que decir, espero que les guste.

Notas del capitulo:

 

Dejaré este One-shot de paso para no sentirme frustrada de no actualizar úwu... Se lo dedico a Mellow que me dió bastante risa anoche xD y me dijo que lo subiera hoy ^^ 

-"Mellow dijo que lo subiera ahora, es tan cool, Mellow si estás leyendo esto verás que lo escribí como te dije anoche"-

¡¡Sin más que decir, espero que lo disfruten!!

                                                            Sthephannia.

-¡Lefleur! El auto está listo, ¡vámonos!

No quería, simplemente no quería ir a este viaje extremo y aburrido a casa de mis abuelos en el campo, no es que no los quisiera claro que no, solamente que, en vez de estar en la intemperie llena de sucios animales, yo, debería quedarme en la cuidad para celebrar el cumpleaños de Leila, mi mejor amiga, donde asistirían los chicos más populares del insti, o sea yo; mi madre insistió tanto o mejor dicho ¡¡me obligó!! Que tenía que ir con “Una sonrisa en el rostro” que tomó la sabia y maldita decisión, de quitarme el computador, el teléfono y una montonera de cosas con las cual jamás viviría.

-Ya voy mamá –dije con el rostro tan desanimado que parecía ir a un funeral cualquiera.

-No te pongas así, a tus abuelos les encantará verte- dijo papá subiendo al auto, su sonrisa era tan convincente que hasta pude haberme animado, pero no, gracias.

Subí a al blancucho auto y empezó mi viaje al aburrimiento. Tenía planeado para estas mini vacaciones un sinfín de actividades con mis amigas, pero el destino es esa pequeña piedra en el camino.

Luego de tres horas de viaje ¡¡Tres horas!! Llegamos a el lugar que tanto visitaba cuando niña, no recordaba lo horrorosa que era esta casa, las tablas devoradas por termitas y el olor a humedad hasta en el último átomo del lugar, aunque he de admitir que la cantidad de árboles que rodeaban la casa era tan impresionante como siempre.

-Este lugar es tan… tan feo –dije alzando una ceja.

-¡Lefleur! No seas mal educada –dijo mi madre con su voz siútica.

Divisé a mi abuela a lo lejos saliendo con sus enormes lentes de aquella casucha mientras bajamos del auto, una marea de recuerdos me invadió la mente.

-¡Pero qué grande estás! –dijo mi abuela jalándome las mejillas ¡¡me haces daño abuela!!- Pequeña Lefleur estás toda una señorita –su sonrisa era tan apacible como de costumbre, desde que era niña mi abuela había sido más mi madre que mi propia madre.

Entramos a la casa, eran las 7pm de la tarde y ya estaba todo oscuro, supongo que así es el ambiente; dentro nos recibieron John y Henry mis primos que también estaban de visita, creo que  a todos los abuelos le gusta aglomerar a la familia.

-Me alegra tanto que estén aquí, pensaba preparar una comida muy especial para mañana celebrando su agradable visita –dijo la abuela sirviéndonos más de…ahh no sé pero era una masa muy rica.

-¿Es tu combinación especial de verduras abuela? –preguntó Henry, vaya sí que estaba mayor.

-¿Quieres comer eso mi niño? –dijo mi abuela acariciando su mejilla ¡auch pobre Henry!

-¡Sí! –gritó Terry, ¿tan rico era eso?

-Me faltan algunos ingredientes –dijo cerrando los ojos- alguien tendrá que ir a comprarlos mañana.

Revisé mi teléfono “sin señal” ¡¿qué acaso era el fin del mundo?! Miré la mesa y todos los presentes volteaban la mirada ¿de qué me perdí?

-¿Lefleur quieres ir tú?-dijo, ¿ir a dónde?

-Ahhh… bueno –respondí confundida.

Henry y Terry rieron por lo bajo.

-Dios se apiade de ti prima –la cara de risa de Henry no se paraba con nada ¡¿qué pasó?!

-Puedes ir con Emily –dijo la abuela retirando los platos de la mesa.

Ok…uh ¡Ah Espera! ¡¿Emily?!  Abrí los ojos de par en par.

-¿Emily está aquí? –pregunté con duda ¡Hace años que no veo a esa diablilla!

-Si mi niña, mañana irán a comprar lo que falta así que tendrán que levantarse temprano.

¿Ir a comprar a dónde? ¿Emily? Ahh que joda.

Luego de una hora tratando de agarrar señal con este maldito aparato inservible, mi abuela me dijo que usaría la habitación tercera del segundo piso; entré a ella, estéticamente era tan común y corriente que ni un indigente dormiría aquí, además ¡son recién las diez!

-Puedes quedarte aquí, mañana acomodaremos mejor-dijo cerrándome la puerta.

Suspiré con pesadumbre, al hacerlo un olor a menta me invadió la nariz, que rico, pensé; ordene un poco el equipaje, me puse el pijama ¡qué manera de tener frío!

¡me estaba congelando! ¡Y eso que tenía como cinco mantas! cuando intenté conciliar un poquillo el sueño, sentí que la puerta se abrió y se cerró lentamente ¡¡un ladrón!! ¡¡ Un animal salvaje!! ¡¡O un animal ladrón salvaje!! Sí eso debe ser.

Tocó mi hombro.

-¡Aaaaaah! –grité saltando de la cama.

-SShhh despertaras a todos-dijo una voz divertida.

-¿Quién eres y qué haces aquí? –joder no veía nada con la oscuridad, intenté sentarme prendiendo la lámpara, pero era tan inútil lo que alumbraba como publicar un fanfic hetero en Amor-yaoi.com (momento publicitario, por favor lea las reglas antes de publicar, si usted desea publicar su historia hetero por favor visite Fanfic.es)

-Más bien ¿qué haces tú en mi cama? Es de mala educación preguntar el nombre de alguien antes de presentarse- susurraba con una pequeña risa.

No tenía palabras, estaba un poco asustada, no veía nada, distinguía entre la poca luz el rostro de alguien.

-¡ah! –Exclamó- ¿Lefleur eres tú? –su voz era dulce.

-eh… yo… pues –balbuceaba inútil.

-Si eres tú –dijo acercándose a mi vista ¡¿qué tiene esta chica?! Espera…

-¡¿Emily?! –dije extrañada mientras ella ya tenía su cara en mi hombro ¡ohhh espera!

Me estaba besando la mejilla, la miré detenidamente luego de eso ¡qué envidia! Era preciosa, no podía creer que esta rubia fuera Emily, sentí el olor a su cabello… ella era la del olor a menta eh.

-Jamás creí que volvería a verte –dijo acariciando mis hombros con los ojos brillosos.

-yo.., ahh-seguía balbuceando ¡pero serás idiota Lefleur!

-Estás diferente –dijo sonriendo.

-ah esto… disculpa por ocupar tu habitación, la abuela me dejó aquí y bueno…yo no sabía – ¡por fin! Las neuronas hacían contacto.

-ahh –dijo divertida- entonces le daré las gracias mañana por dejar este ángel aquí.

Mire la hora en mi teléfono, eran las 3:24am.

-Es tarde- susurré a mí misma- ¿Dónde estuviste Emy? –le dije algo preocupada, oscureció como a las 7pm ¿por qué alguien estaría tan tarde al medio de la nada?

-Esperando que volvieras por mí –dijo con la mirada nostálgica.

¿Esperándome? A qué se refería, aun así el tono de sus palabras a broma no sabía, como sentía frío quizás… no sé, sentí la necesidad de que me abrazara de nuevo, pero ella se levantó de la cama y se disponía a salir del cuarto.

-¡oye! –exclamé sin pensar, la detuve con mi voz y ella volteó.

-Solo vine a dejar unas cosas, dormiré abajo –me sonrió levemente.

Sentí que ese reencuentro fue un momento fugaz, quería preguntarle tantas cosas, era inevitable que mi rostro se entristeciera, creí que era desapercibido, pero nunca fui buena para fingir.

-¿Qué ocurre Lefy? –el tono de su voz era bajo.

-Quédate conmigo –le dije, tenía miedo, frío, estaba lejos de mi casa.

-¿eh? Pero tengo donde dormir aquí.

-Ven, tonta –dije abriendo las mantas.

Se quitó un poco de ropa y se acurrucó junto a mí, su cuerpo estaba frío, pero la abracé, entre la poca luz veía sus ojos grises penetrando los míos, su cabello rubio que caía dulcemente sobre su frente, Emy había cambiado.

-Te extrañe… -susurró entrelazando sus manos entre las mías.

Eran las 6:30am y me despertó un maldito ¡quiquiriquí! ¡¿Qué no se puede dormir en paz?! Emy se levantó tan rápidamente que me sentí un jodido caracol a su lado, ni siquiera tenía la fuerza para abrir los ojos.

-¡Levántate! –gritó agarrándome el pie y tirando de mí.

-¡nooo! –exclamé ¿por qué? ¡Porque nooo!

Bajamos a tomar desayuno, con suerte podía mantenerme en pie.

-ohh ¡qué cara tienes Lefleur! –rió divertido mi primo Henry.

-la mía es por sueño, pero la tuya es de feo nato –le respondí rápidamente.

-¡Jajaja! Ya valiste Hermano – se burló Emy ¡¿por qué se me hacía tan linda?!

Tomábamos desayuno cuando a la abuela se le ocurrió que podría hacer la dichosa comida que todos querían  ¿lo había mencionado ayer? Se necesitaban unas verduras específicas que ni dios sabía que existen, como supuestamente yo me ofrecí ayer iría con Emy a comprarlos, pero nadie dijo que era prácticamente hora y media caminando, y para la mala suerte, el auto de mi padre se quedó sin batería.

La abuela me dio una lista de compras y nos encaminamos con Emily a través de los árboles, parecía conocer el enorme lugar a la perfección, ella iba delante de mí, pequeños recuerdos de ella me invadieron la mente, si no lo recuerdo mal, solía desagradarme mucho, era una pequeña niña mimada y mandona, siempre estaba acosando y molestándome.

-¿Recuerdas que hacíamos aquí? –dijo posando la palma en un enorme tronco, intenté recordar pero mi mente era una laguna vacía.

Dude bastante, la mirada de Emily era esperanzada, pero me sentía idiota de no recordarlo, así que lancé lo primero que recordé al ver esa pícara sonrisa en su rostro.

-¿Nos escondíamos cuando la abuela hacía garbanzos y no queríamos comer? –empecé a reír.

-¡jajaja! Exacto, nos subíamos a la copa y no bajamos hasta la cena- la hermosa risa de Emy resonaba en mis oídos.

-¡nos regañaban tanto! –reía, mi mente se despejaba a poco.

-Amaba mucho estar junto a ti –dijo con un suspiro muy nostálgico.

-Emy sabes, antes eras tan…bueno… ególatra –dije y ella me miro neutra- mandona y arrogante.

-vaya, así que al fin me lo dices a la cara eh –dijo acorralándome al tronco.

-Siempre quise decírtelo –me puse a la defensiva ¿qué era esa actitud?- sabía que no te iba a importar, y sería peor –la miraba a los ojos indiferente.

-Era la única forma que me miraras… -se enojó y apretó mi cuerpo contra el árbol con el suyo, sentía en todo mi pecho el calor del suyo, sé que me está acorralando, pero se siente bien.

-¿A qué te refieres? –pregunté sorprendida por su agresividad repentina.

-Ahh-suspiró- siempre has sido tan tonta… te he querido mucho, desde que teníamos siete años siempre te quise de una forma muy especial, todos los veranos eran benditos para mí, podía volver a verte –su voz era segura, pero había dolor en ella ¿amor?- desgraciadamente tú no sentías lo mismo, preferías jugar con mis hermanos, nunca te gustaban las mismas cosas que a mí.

-Emy, éramos niñas –dije como excusa barata, mi corazón palpitaba mucho, la grisácea mirada de mi prima me penetraba hasta los huesos.

-Sí, es verdad, fue hace mucho –se despegó lento de mí, y caminó al mismo paso que antes.

No hablamos en todo el trayecto, era imposible mantenerse callada durante media hora, pero no quería hacerlo, sentí como si mis antiguos comportamientos le hubieran marcado un mal pasar.

Llegábamos al pueblo, pasamos por muchas tiendas comprando lo necesario, habían cosas que jamás había visto en mi vida, aun así no podía quitarme las palabras de Emily, ella parecía conocer a cada tendedero que se cruzara, cuando estaba eligiendo unos productos me quedé un poco pensativa.

No recordaba el punto exacto en el cual me separé de Emily, aunque ese árbol me palpitaba la mente gritándome miles de cosas.

---Siete años atrás (nueve años)---

-Prima Lefy, ¿Por qué no juegas conmigo?-veía los ojos de Emily desde una gran altura.

-No me molestes Emy –dije furiosa bajando del árbol, había escuchado esa pregunta unas 4 veces en una hora.

-Disculpa… este ¿te puedo contar un secreto? –dijo Emily moviendo tímidamente sus manos con un ligero rubor en las mejillas.

-¿qué pasa?

-Me gustas prima –dijo abrazándome fuerte- eres muy linda.

-Espera… deberían gustarte los niños, no yo –me la quitaba de encima ¡joder que era acosadora!

-A mí no me gustan los niños, me gustas tú Lefy, tú eres linda –decía con voz infantil.

-¡Aléjate Emy! –le grité.

-¿por qué me odias? ¿No soy una niña buena? –sus ojos estaban empapados.

-¡Eso! –Dije triunfante- hay que cambiar cosas- mientras ideaba.

-¿y me darás tu corazón? –Sus ojos brillaban como dos estrellas- yo voy a cuidarlo –volvía abrazarme.

-Primero no debes acosarme, no decirle a nadie que te gusto y no molestarme.

-¿cómo sabré si cambié? –dijo intrigada abrazando a poppie su conejo.

-Te diré el próximo verano ¿sí?

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Emily nunca tuvo esa personalidad que me cegaba, era amable conmigo y me quería… ¡¿pero podría ser más idiota?! ¡Argh! Lo peor de todo eso, es que ese próximo verano nunca llegó.

-Lefleur ¡le-fleur! ¿Estás bien? –dijo Emily moviendo su mano a través de mi mirada.

-Sí, sí sólo…estaba pensando –dije observándola, seguía siendo la misma pequeña niña que siempre me seguía, era linda y me cautivaba.

-Ya está todo listo, nos vamos –dijo pasándome un par de bolsas y nos encaminamos al bosque otra vez.

El calor me derretía, el aire me faltaba ¡joder! ¡Qué calor!

-¿qué te pasa? –dijo sin voltear ¡¿cómo supo?!

-ha-hace calor… tengo demasiada sed –dije derrotada, podía haberme caído al piso pero sería demasiado para mí ¡aún me queda dignidad!... creo.

-Ven, sígueme- dijo cambiando drásticamente el camino.

La seguí como había dicho, miraba desde atrás el cuerpo de Emy, el largo cabello rubio que le caía a media espalda; nos adentramos aún más, llegamos a una laguna rodeada de rocas, le pregunté a mi prima si había alguien cerca y negó diciendo que nadie se adentraba al bosque menos en verano ¡oh que rudas somos! Dejo las bolsas en un arbusto.

-Ten, bébelo –dijo ofreciéndome una botella de agua mineral; mis ojos se iluminaron y ella sonrió.

Bebí lo correspondiente, oh sí, que sensación tan maravillosa de tomar agua cuando se tiene sed; miré de reojo a Emily que se estaba quitando la ropa y eso, espera ¡se está desnudando! Creo haberme atragantado con el agua porque expulse un poco del impacto.

-¡¿qué haces?! –le grite susurrándolo.

-Me voy a bañar –dijo con cara de ¿Qué acaso no estás viendo?

-¿y si alguien te ve? –miré hacia todos lados ¡Emy está loca!

-Ya te dije que nadie viene a esta parte –dijo riendo dándome la espalda, sólo estaba en ropa interior.

Se la estaba quitando ¡no mires! Aun así veía entre mis dedos que inútilmente intentaban tapar mis ojos.

-Ahh –exclamó con melancolía- solíamos bañarnos horas y horas aquí de niñas.

Me sorprendí ya estaba prácticamente desnuda, mi estómago se volvía sensaciones inexplicables y me gustaba mirarla ¡qué pervertida soy!

-¿acaso no vas a venir? –dijo volteando.

-ahh…no, mejor no –dije riendo nerviosa intentando voltearme, pero sus curvas eran tan atrayentes que mi cabeza era un vórtice de ideas.

-¡ay por favor! –Dijo irónica- no me digas que te avergüenza mostrarme tu cuerpo –dijo mirándome fijamente como burlándose de mí- ya lo he visto otras veces ¿no?

-Pero ahora es diferente –escondía mi cuerpo entre mis brazos, sentía que sus ojos me desnudaban.

-¿qué cosa? –dijo metiéndose al gua.

-pues ambas –dije sonrojada.

No cambio su expresión y su cuerpo brillaba con el sol cada vez que se sumergía del agua y salía como una hermosa sirena, en ese momento me enloqueció, sentí una fuerte marea hirviendo dentro de mí ¿era excitación? Pues fuera lo que fuera, lo estaba sintiendo; corrí al agua mientras me desvestía tirando mi ropa al pasto lo más rápida posible.

-¿ahora qué te dio? –dijo sorprendida al ver que me sumergía a su lado.

-pues ah el agua eres hermosa ¡digo! El agua es hermosa –me voltee ¡Lefleur tienes que ser tan jodidamente idiota!

Me abrazó repentinamente por la espalda ¡Awww! está húmeda, espera ¡¿eso son sus pechos?!  Me sonrojé, su cuerpo estaba caliente aun estando en el agua helada.

-te extrañe mucho…-dijo con su frente en mi hombro, era linda, me encanta.

Necesitaba besarla ¡Alto! Es tu prima joder…pero es tan atractiva ¿y si ya no le gusto? ¡Argh!

Voltee a mirarla, no pude mirar su cuerpo, su rostro me tenía hipnotizada.

-¿aun te gusto? –pregunté con miedo, excitación y mucho rubor.

-¿Cuándo dije eso? –dijo sorprendida.

-¡ah! –me inquieté ¡mi memoria me jugó una mala pasada! –Hace, siete años –dije dudando.

-¿lo recuerdas? –preguntó con los ojos abiertos de par en par.

-¿aun quieres mi corazón? –pregunté cómo idiota sonriendo sin pensar en la respuesta.

-¿qué te dice esto? –agarro mi cuello y me acercó con fuerza a su rostro…

Empezó a besarme ohh espera me está besando ¡qué suave se siente! Sabe a menta, que rico; se abrazó a mi cuello y enfatizó más el beso ¡no sé dónde agarrarla! ¡No quiero parecer pervertida! Espera… estamos ambas desnudas, en una laguna besándonos, ¿acaso no es lo suficientemente pervertido? Me dejé llevar por  sus caricias, ¡Espera que no lo haga, no lo haga!.... joder lo hizo, me mordió el labio, bien ya estoy a su merced ¿por qué sigo pensando?

-no sabía que con morderte el labio caerías así de fácil –dijo sin despegar sus labios de mi boca  ¡¿Qué qué?!

Mordía mi cuello, sus dedos en mi cintura, estaba inmóvil, deseaba tocarla pero sus dedos estaban en mi cuerpo como apresándome, no podía evitar gemir y escuchar la pequeña voz de Emily como sonidos indecorosos por mis oídos.

Me sacó del agua y volvió a besarme esta vez con mayor violencia ¿estaba bien? No, seguro que no, pero aquella sensación de su cuerpo en el mío era una majestuosidad única.

-Te amo… -escucho como último sonido consiente de sus labios, me apoyo en un árbol cualquiera, el tronco de éste me rasguñaba a poco la espalda- lo de ahora será raro, pero te gustará –dijo tranquila.

-¿raro?-pregunté antes que pusiera obligatoriamente mi muslo en su hombro mientras se agachaba ¿esto es? Ahh

-Disfrútalo- esbozó una malvada sonrisa.

-¡espera!... –intenté pararla, pero al momento que su lengua tocó mi entrepiernas ¡whoa! Qué sensación tan asdfghjk no sé si me explico, empecé a gemir deliberadamente, su lengua mojada entre los labios de mi sexo era algo nunca antes experimentado, el peso de mi cuerpo caía lentamente a sus hombros, la cabeza de Emy se enterraba a tal punto que la presión entre su boca y mi vagina era absoluta.

Los segundos eran eternos, el musculo de Emily se adueñaba de mis labios, mordía y lamía como gustase, ¡qué sensación tan exquisita! Gemía alocada, ni yo misma había escuchado aquella voz que Emy me provocaba en este momento sentía mi orgasmo cerca, necesitaba sólo un movimiento más.

-veo que no te gusta –dijo con sarcasmo.

-cállate –dije evitando mirarla, de seguro el rojo de mi rostro era total.

-di que eres mía –dijo separándose con los labios mojados.

-Soy tuya –dije fuera de mí, obviamente nunca lo diría pero ahora era tan fácil.

-di que te masturbarás conmigo –dijo mordiendo mi labio mayor con delicadeza.

-ni creas que diré eso –dije riendo entre placer y vergüenza.

-Será verdad – me miró fija.

-pervertida.

-¿quieres algo pervertido? –luego de esas palabras su lengua se enterró en mi entrada.

-¡ahh!...-con el peso de mi cuerpo parecía encajar perfecto entre su boca ¡qué vergonzoso!

Creo que el hecho de que Emy fuera mujer le daba la enorme ventaja de saber dónde y cómo hacerlo, arañaba mis muslos y presionaba tanto.

-Voy a venirme –dije queriendo no decirlo.

-mi lengua lo está esperando- ¡¿cómo le era tan natural decirlo así como así?!

Acarició mi clítoris con mayor frenesí, mi orgasmo se hacía presente, con la desesperación mis manos jalaban los rubios mechones de mi prima, ¡se sentía tan sucio de solo pensarlo! La conocía desde que éramos pequeñas, la detestaba y ahora de un momento a otro está haciéndome un perfecto cunnilingus.

Empecé a gemir alocadamente cuando sentía mis entrañas ceder, la barbilla de Emily era una pequeña cascada de mi orgasmo, deseaba más, la quería otra vez, necesitaba decírselo ¡¿pero cómo?!

-¿Quieres más? –dijo como psicosis, aunque mi rostro de seguro está tan libidinoso.

La miré agitada, enrojecida, excitada, ¡enloquecida por ella!

-Dame más… -le dije ¡¿dame más?! ¡Eso suena a película porno!

-ahh quieres más –se acercaba a mi sexo nuevamente –pues no –dijo medio centímetros antes de volver a tocar mi piel con sus hermosos labios.

-¡ahh! –quedé absorta, ¡puta!

Se levantó, relamió sus labios y caminó al agua a limpiarse otra vez, mientras seguía inmóvil en aquel árbol.

-¿qué, no vendrás a limpiarte? – dijo mirándome naturalmente ¡¿cómo hace eso?!

Fui a bañarme a su lado, volvimos a vestirnos, sentía mi cuerpo arder, el rojo de mis mejillas aún no se iba y Emily parecía como si nada hubiese pasado; se adelantó unos pasos para volver a nuestro camino original, caminamos unos segundos sin articular palabra alguna, hasta que su voz resonó en mí nuevamente.

-Si quieres más… -dijo deteniendo su cuerpo dándome la espalda- tendrás que jugar conmigo –volteó con una pícara sonrisa, unos ojos penetrantes y su voz que poco a poco me enloquecía más y más.

  

 

 

Notas finales:

Sthephannia las ama <3

¡Cuídense y saludos ^^!


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