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My Immortal por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Personajes pertenecientes a Temari Matsumoto y a Tomo Takabayashi.

 

Advertencia: No tiene un final feliz.

                  No habrá continuación.

 

 

 

Notas del capitulo:

Difruten la lectura.

 

Por favor, no me maten.

 

 

My Immortal

 

(Capítulo Único)

 

 

 

Un nuevo día en Shin Makoku, un día nublado y frío que mantenía a los habitantes del castillo Pacto de Sangre en el despacho del Maoh, en la biblioteca o sus habitaciones; cada uno en sus propios asuntos. Un trueno a la distancia dio inicio a una fuerte tormenta, las gotas de lluvia golpeaban los ventanales y obligaba a los guardias a buscar refugio.

 

Ante semejante clima nadie pensaría en salir de su hogar o del lugar en que se ha encontrado refugio. A excepción de un bello rubio que salía a todo galope del castillo, cabalgaba bajo la torrencial lluvia, apresuraba el paso de su blanco corcel, parecía no querer detenerse por ningún motivo. La velocidad de su corcel y la lluvia causaba que sus rubios cabellos se pegaran a su rostro… su rostro, una expresión de furia sobresalía a la confusión y al sorpresa que también se matizaba en sus facciones… esos ojos parecían cubiertos de agua ¿lágrimas tal vez?

 

Seguía avanzando. Seguía arreando su corcel. Seguía agua acumulada en sus bellas esmeraldas.

 

Ya muy lejos de Pacto de Sangre, a las afueras del reino, se detuvo junto a un lago. Bajó de su cansado corcel y ató las riendas en las ramas de un árbol que estaba cerca. La lluvia no paraba, mojaba cada parte del bello rubio y sus ojos, ahora ocultos por un húmedo flequillo, contribuían a las gotas de agua que llegaban a la tierra.

 

Se dejó caer, sus rodillas tocaron el suelo seguido de sus níveas manos… su cuerpo se convulsionaba y poco a poco ligeros gemido se fueron expandiendo a su alrededor. La fragilidad de esa persona era más que palpable… su delicada figura parecía quebrase en cualquier instante, su cabeza se acercaba al suelo con lentitud mientras sus gemidos se hacían más evidentes. Tan desvalida criatura rogaba por consuelo, rogaba por la protección de la persona amada.

 

--¡¡¿Por qué?!! –se escuchó su grito ahogado por su posición –¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡Shino ¿Por qué?!... Dime, por favor… ¿por qué?

 

Las puñaladas que daba a la tierra, el dolor impregnado en su voz y la desesperación por una respuesta eran enmarcadas por la despiadada lluvia que no dejaba de caer… quizá intentaba cobijar al rubio y protegerlo de su dolor, quizá a través de sus gotas intentaba infundirle el consuelo que necesitaba, quizá no quería tener que presenciar tan lamentable imagen.

 

--¿Por qué ahora?... ¿Por qué cuando el henachokko por fin me corresponde? ¿Por qué cuando todo parece ir tan bien?... Shino, él dijo que me amaba, él dijo esas palabras que tanto ansiaba escuchar… él las dijo, dijo ‘te amo Wolf’… lo dijo y me hizo tan feliz que no le reproché por llamarme con ese estúpido diminutivo de mi nombre… te amo, te amo, él lo dijo… ¡Él dijo te amo!

 

Truenos a lo lejos y la intensa lluvia fueron su única respuesta. Dolía tan solo ver su estado, escucharlo destrozaba el corazón… ¿Quién ha dañado a tan bello demonio?

 

--No es justo, Shino, no lo es… –susurraba.

 

--¡Wolfram! –gritaban, el rubio reconoció la voz al instante –¡Wolfram! –volvían a gritar más cerca.

 

--…Yuuri… –susurró el rubio.

 

Un pelinegro se acercaba cada vez más a donde el bello rubio se encontraba. Vio el corcel de su prometido y él bajó de Ao. Miraba atentamente, tal vez Wolf está por ahí, al fin lo había alcanzado. Cuando vio cómo el bello demonio de fuego salía del castillo en medio de la lluvia no dudó en ir por Ao y seguirlo, algo andaba mal, lo presentía más no quería detenerse a averiguar para no perderle la pista, tardó más de lo que pensó en alcanzarlo. Debía encontrarlo. Debía ayudarle con cualquier problema que tuviera. Como prometido, debía estar para él en cada momento.

 

--¡Wolfram! –exclamó con sorpresa el pelinegro al ver a su prometido en semejante estado para a su lado en seguida.

 

Se dejó caer a su lado, pasó sus brazos alrededor del rubio que lucía derrotado, intentó levantarlo per parecía demasiado cansado para lograrlo, su Wolf sufría… sufría demasiado.

 

--Wolf, ¿qué sucede? Por favor, háblame… estoy aquí para ayudarte en lo que necesites… ¿Qué no soy yo tu prometido?… Apóyate en mí, úsame como pilar, úsame como pañuelo para tus penas, haz de mí lo que quieras, Wolf, pero, por favor dime algo.

 

Las dulces palabras del pelinegro conmovieron a la lluvia quien menguó un poco, el consuelo para el bello rubio había llegado y tal vez tendría un mejor efecto que el que ella deseaba dar.

 

En cambio, las palabras que escuchaba de su henachoko solamente le herían más, su corazón se estrujaba ante cada palabra que escuchaba “¿Por qué?” seguía preguntándose en su interior. Debía decirle, no había otra opción, ya no había nada que hacer.

 

--…Yuuri…

 

--Wolf, dime ¿qué pasa? Amor mío, pídeme lo que deseas y lo haré, dime qué es lo que te ha hecho ponerte así, te juro que con mis propias manos lo destruiré, no dejaré que te vuelva a dañar así… -decía un pelinegro desesperado.

 

--Yuuri, hoy… recibí una noticia. –el bello rubio se levantaba poco a poco hasta quedar de rodillas, recargado en el pelinegro que no dejaba de abrazarlo e intentar calmarlo. –Fui con Gisela para hacerme uno de los chequeos obligatorios para la boda…

 

El pelinegro escuchaba con atención. No quería interrumpir a su prometido por lo que limitaba a acariciarlo incitándolo a continuar. Recordaba esos chequeos, bastante molestos a decir verdad, obligatorios para poder casarse, cosas sobre compatibilidad y otras más. Maldecía su memoria por no recordar más detalles.

 

--…y, ella encontró una anomalía con mi marioku… Yuuri… estoy… estoy muriendo.

 

El tiempo se detuvo en ese instante. No podía ser cierto. Eso era una mala broma… eso era una pesadilla dentro de los malos sueños.

 

--¿Q-qué? –no atinó a decir más, contuvo la respiración y buscó con desespero la mirada esmeralda de su prometido, buscaba algo que le dijera que no es cierto.

 

El rubio no dijo más. Se limitó a mirar al pelinegro a los ojos, mostrándole el dolor que sentía, mostrándole que se estaba desmoronando por la noticia.

 

--Eso no puede ser cierto, Wolf… dime que no es cierto. –rogaba el pelinegro –los mazoku viven mucho tiempo, demasiado diría yo, no entiendo cómo es que… eso no tiene sentido… Wolf…

 

--…no lo entenderías aunque te lo explicara, henachoko.

 

--…no… no me digas henachoko, Wolf –lo abrazó con mayor intensidad, no podía creerlo, ¿Wolf le sería arrebatado? Eso no… todo menos eso… cómo vivir sin la mirada esmeralda que le enloquecía… cómo vivir sin la sublime presencia de ese bishonen… cómo vivir sin el amor de su vida.

 

--Yuuri…

 

--No digas nada Wolf, quedémonos así… te quiero tener así por un tiempo. No temas Wolf, que aquí estoy yo… aquí estoy yo.

 

--… te amo, Yuuri… y eso nunca cambiará…

 

--Por favor Wolf, no te despidas… yo también te amo, mucha más de lo que te puedes imaginar.

 

Una pareja se abrazaba bajo la lluvia. Ésta caía sin dar tregua… lloraba el dolor de la pareja que observaba… lloraba con ellos desde el fondo de su corazón. 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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