-¿Quien eres tú?
Anonadado y sin poder articular palabra, miro fijamente al joven frente a mi ojos
-¿Quien eres tú? -vuelve a preguntarme pero yo aun sigo en shock
-Te estoy preguntado por tu nombre ¡RESPONDE! -un aire frio choca en mi cara y me hace volver en si
-H-Hipo -por fin logro contestar tartamudeando un poco, avanzo a paso lento acercandome cada vez mas la orilla del lago, trato de seguir caminando pero es entonces cuando escucho como el hielo se parte, la capa es demasiado fina pero entonces ¿como logra él esta parado en medio del lago? -¿Quien eres? ¿que eres?
Lentamente el peliblanco se acerca a paso calmado, retrocedo un poco y el avansa aun mas, me mira directo a los ojos, quedo hipnotizado por ellos, se abalanza ante mi y en un rapido movimiento me tiene colocado es sus brazos, son calidos, me abraza con más fuerza, se acerca a mi oido y dice, casi en forma de susurro -Al fin te encontre- y cae inconsiente en mis brazos.
Rapidamente lo monto en Chimuelo y salgo volando rumbo a Berg. Ya en casa recoste al muchacho sobre mi cama, mi padre aun no habia llegado y por la hora dudo mucho llegue esta noche, trato de calentar un poco el cuarto prediendo la chimenea, no era lo sugicientemente calida pero por lo menos es algo, ahora que lo recuerdo, el estaba parado sobre el hielo, he escuchado rumores sobre algunas personas que puden dominar cierto tipos de magia pero es muy dificil, solo hay seis hechiceros capaces de hacerla y por lo que se todos son unos vejetes de mas de 100 años, asi que quien era este joven que se encontraba en mi habitacion.
Ya era bastante tarde cuando logre conciliar el sueño en aquel viejo sofa de cuarto, si bien mi padre es el jefe de todo Berg, no tenemos mucho realmente, solo lo necesario para vivir, en fin, no habia cerrado los ojos mas de dos horas cuando la luz del sol se filtro por la ventana y dio directo en mi rostro.
Me acerque lentamente al joven peliblanco, aun permanecia inconciente, ahora que lo veo de cercas me doy cuenta de que sus facciones son muy bellas, por su apariencia puedo decir que tiene unos 17 años mas o menos. Me quede perdido admirando su rostro entonces escucho el timbre de la puerta, caigo en cuenta de lo que estaba haciendo, estaba mirando a un chico y pensaba que era hermoso -¿Que rayos paso conmigo? - dije mientras bajaba las escaleras para abrir la puerta.
-Hola Hipo -era Astrid, me sorprendi un poco el verla ahi -Ten, ya que no fuiste con nosotros al café decidi traerte un poco de pastel, ¿puedo pasar? -asiento, pasa y me entrega el pastel en las manos junto con un beso en la mejilla para saludarme, accion que hace que un leve sonrojo aparesca en mis mejillas.
-Lo siento -susurro un poco apenado
-Si, no importa
-En verdad lo siento, se me olvido por completo
-Que raro que se te olviden cosas a ti -entro a la cocina por dos tazas de cafe y platos para poder comer el pastel
-Aqui tienes -digo extendiendole el plato y la taza.
-Gracias -le da un pequeño sorbo al café -y bien ¿que paso?
-¿Que paso de que?
-No te hagas el tonto, te conosco desde siempre ¿que paso?
-Estoico, eso fue lo que paso
-¿Ahora que te dijo?
-Quiere que sea el proximo director y jefe de Berg
-Genial, eso es bueno ¿no?
-Si como no
-¿Porque no te gusta la idea de ser el goberdante de Berg? , es decir, es la mas grande ciudad de dragones, deberias sentirte orgulloso
-Suenas exactamente igual a mi padre
-Entonces, ¿Que es lo que quieres hacer?
-No lo se, se que hay algo alla afuera, mas alla de Berg y todo, algo para mi o alguien -digo esto ultimo con la mirada fija en Astrid
-Ya veras que entontras ese alguien -se quedo callada unos instantes despues se acerco a la ventana, la luz le daba de una hermosa forma, tan perfecta.
-Si, eso espero
-Vamos no digas eso con una cara tan triste, se que habra alguien que te ame -volvio a callar, de repente sus ojos se ilumiron mientras veia al exterior -...al igual que yo
-¿Que? -me acerco de igual forma a la ventana y veo la figura de Patán a lo lejos, una dulce sonrisa surca los labios de Astrid al ver a Patán -Astris, ¿te gusta Patán?
-¡EH! -su rostro se sonrojo de sobremanera
-¿Que si te gusta a ti Patán?
-Eh...yo...yo...no...bueno, si -agacha su cabeza con su cara completamente roja, siento como mi corazon se parte en mil pedazos, trato de aguntar mis lagrimas
-¿Y él lo sabe?
-No
-Deberias ir con él -trato de sonreir -Apuesto a que harian una linda pareja
-¿Tu crees?
-Si, estoy seguro -por favor ya no me hagas decir mas, que acaso no ves que estoy destrozado
-Si, lo hare aunque...
-¿Aunque...?
-Tengo miedo
-¿De qué?
-De que me diga que no
-Eso es imposible -la sujeto de los hombros obligandola a que me mire- Eres la mujer mas hermosa, simpatica, graciosa, magnifica y esplendida que he conocido en mi vida, no conosco ningun hombre que no quiera salir contigo
Astrid me sonrie dulcemente y con un leve sonrojo en sus mejillas -Gracias Hipo, en serio eres el mejor amigo del mundo...eres como un hermano
"No, calla por favor, no digas más, que no ves como me duele verte enamorada de alguien que no soy yo, acabas de rechazarme sin nisiquiera haberme confesado, para" mis pensamientos estan vueltos locos, duele demasiado
-Si, anda "hermanita, ve con él y dile todo lo que sientes -me forzo a sonreiry no derramar lagrimas
Ve a Astrid salir corriendo de mi casa en camino a donde esta Patán, hablan por un rato, sus mejillas estan completamente rojas, entonces ella da un salto de alegria y se lanza a los brazos de el quien corresponde el abrazo gustoso, la separa un poco de su cuerpo y la besa, ya no puedo más, varias lagrimas caen en mi rostro y corro a mi habitacion, me tiro en el sofa y lloro amargamente.
-Astrid, Astrid, Astrid -repito una y otra vez su nombre entre sollozos, sigo asi por un largo rato hasta que caigo rendido en los brazos de Morfeo.
Despierto con una calida luz en mi rostro, otra vez, seran las cinco o seis de la tarde, dirijo mi mirada hacia la cama y no hay nada, me levanto de forma abrupta y caigo al suelo cuando encuentro al muchacho peliblanco flotando de cabeza frente a mi
-¡Hola Hipo!