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Achromatic Habit por YisusCraist-Of-Yaoi

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Notas del capitulo:

Me dí cuenta que la división de los capítulos no era nada atractiva pero ¿Que se le va a hacer? Por mi la hubiese publicado de golpe pero son más de 50 páginas entonces pues tuve que dividirlos, así que modifiqué aquello para que no pierdan el interés y gracias por apoyar esta locura! disfrutenlo

Se disculpó con sus amigos y tras desayunar fue a prisa tomando un taxi. Una camisa negra desmangada, pantalón de mezclilla, lentes oscuros y una bufanda. Encima se echó un suéter, aun hacía frio y le indicó al taxista la dirección donde vivía Makoto Tachibana. Se fue en el camino pensando en cosas más positivas, en la emoción de escucharle y que a pesar del daño seguía de pie. Seria padre, muchos vuelcos de la vida graciosos. Al fin llegó frente a la casa que era más una enorme bodega que desde afuera daba una mala pinta, pensó que se había equivocado pero desde una ventana observó a alguien que se asomó e inmediatamente abrió la puerta.

 

—¿Eres tu Takao? Claro que eres tú, te conozco bien. ¡Pasa, ven! —dijo indicándole dentro de la casa. Takao rio en sus adentros pensando que ese rubio era como ver a Kise pero en pequeño ¿Acaso todos los rubios del mundo eran tan efusivos?. Dentro no había divisiones, todos los muebles se exponían a la vista y pegado a la pared estaban los instrumentos. Un chico de lentes revisaba fijo su bajo diciendo cosas como cálculos silenciosos.

—La inclinación de la cuerda es perfecta, tensión exacta, la púa en el ángulo correcto…todo es perfecto —dijo con emoción alzando las manos al aire para después ver a Takao y Nagisa que le observaban con una sonrisa haciéndole sonrojar en extremo.

—Él es Rei-chan, el bajista de la banda —indicó al de lentes que quería meter su cabeza en un agujero muy apenado —por allá está Haru-chan —indicó al inexpresivo joven que afinaba su guitarra y saludó alzando la mano pero no obtuvo respuesta —yo soy Nagisa, el baterista.

—Son una banda muy colorida…—dijo Takao y giró la vista al escuchar que la puerta del baño se habría mostrando a Makoto quien salía con los cabellos humedecidos después de una ducha. Una camisa blanca simple y pantalón de mezclilla.

—Takao-san, bienvenido —dijo Makoto sonriendo dulcemente. ¿Cuántas veces Takao deseó ser saludado de esa manera?

—Mako-chan ~—dijo feliz el azabache arrancándole una risa a Nagisa pues se sintió apoyado en su lucha de usar el –chan al final de cada nombre.

—¿Ya has desayunado? ¿Cómo te sientes? —dijo dejando la toalla de lado yendo hacia el azabache.

—Sí, estoy bien. Bueno, algo así pero nada tan grave. No te preocupes, en serio. Quita esa carita que no te sienta nada —le reprendió divertido arrancando una sonrisa del castaño —mucho mejor ¿Verdad que es más amigable su sonrisa?

—Claro que si, Mako-chan es mucho mejor si sonríe —dijo Nagisa aprobando las palabras de Takao mientras iba corriendo a la batería.  

—¿Vez? El de ojitos de dulce me apoya —comentó Takao sintiéndose más en confianza. A Nagisa le pareció un chico de lo más agradable y ya se lo llevaba en el bolsillo.

—Bien, vamos a empezar el ensayo —dijo Rei ya repuesto para ponerse en posición.

—Oh sí. Takao-san, puedes sentarte aquí en el sillón —le indicó un lugar frente a ellos donde el otro gustoso se echó. Para algunos de ellos ser oídos por una celebridad más que ponerlos nerviosos los motivaba y se miraron entre ellos asintiendo.

—Somos Iwatobi y esto es ‘Flag on the hill’ —Haruka empezó a tocar la guitarra eléctrica seguido después de la batería y del bajo. Con solo oir el nombre Takao abrió los ojos sorprendido y tan pronto Makoto tomó el micrófono emitiendo las primeras notas se quedó boquiabierto ¡Ellos eran Iwatobi! Aquella banda que había tocado antes que ellos y que sonaba similar a la propia. Ahora todo tenía sentido, el por qué se encontraba con Makoto, el por qué estaba en la zona exclusiva de staff y su voz, esa sonaba igual que la propia haciéndole temblar, estremecer ¿La gente sentía eso al escucharle? Era sorprendente.

 

A pesar de su aspecto simplón los chicos tocaban bien y fuera de esa imagen apacible de Makoto este cantaba con intensidad, con pasión y concentrado en lo suyo acariciando el micrófono con esas mismas manos que le habían tocado antes, rosando sus labios en el mismo como lo había hecho con él mismo ¿Qué cosas pensaba ahora? Aquello lo estaba enloqueciendo y tan pronto terminó la canción empezó a aplaudir sorprendido, anonadado.

 

—Ustedes… ustedes son fantásticos —Nagisa y Rei sonrieron felices al cumplido de una celebridad mientras que Takao se acercó a Makoto examinándolo. — Y tú, no puedo creerlo.

—Yo tampoco…—dice el más alto. Takao sonrió, una sonrisa ancha y sincera.

—Hablando te escuchas diferente a cantando..—prosiguió.

—Tú también…—ambos rieron al unísono perdiéndose en su propia charla.

—Chicos, no flirteen frente a nosotros —ambos miraron al resto de la banda negando con un leve carmesí — mejor ¿Por qué no canta Takao-san con nosotros?

—¿Puedo? Eso sería estupendo, si puedo claro —los chicos asintieron, el único no muy convencido era Haru pero prefirió no opinar. Eligieron una canción que conocían y adaptaron otro micrófono a la altura de Takao para posicionarlo a lado de Makoto. —Y aquí con ustedes señoras y señores, publico sensual y querido se encuentran ante ustedes la internacionalmente famosa banda Iwatobi! —dijo subiendo los ánimos del grupo —en su primer dueto con Kazunari Takao…esto es ‘Flame in frame’

 

La guitarra empezó a sonar con maestría el inicio y después le siguieron el bajo y la batería. Primero Makoto empezó a cantar y después Takao le hizo coro turnándose. Justo en un punto ambos alzaron la voz al unísono sonando armonioso, como si fuera la misma voz duplicada. Los gritos, las variaciones, el tempo. Makoto miró con una sonrisa al otro que fue respondida justo a la segunda mitad de la canción. Se quedaron de frente cantando con fuerza como un reto que terminó en un perfecto dueto. Un micrófono sobró cuando frente a frente usando uno se miraban fijo. En sus mentes aquel encuentro pasional que impulsaba como una catapulta las letras de la canción, el aire de sus pulmones. Necesidad, curiosidad, tantas emociones que les hicieron encontrarse concentradas en ese último grito y después todo culminó. Rei y Nagisa se miraron sorprendidos, Haruka dejó de lado su guitarra y fue hacia el baño sin mucha prisa, Makoto alzó la vista viéndole salir y Takao enfocó sus ojos en esa puerta cerrándose.

 

Algo pasaba ahí que Takao desconocía, una historia del castaño que le era ajena y seguro meterse en su vida le había traído problemas. Aun así Makoto sonreía diciéndole que todo estaba bien, que no debía preocuparse.

 

Se quedaron después del ensayo los dos tirados en el sillón charlando de cosas diversas como la música y demás. Próximas presentaciones en las que coincidirían y la reacia critica de muchos que le comparaban crudamente con Takao. Entre tantas cosas salió el tema de cómo Takao fue echado de su casa.

 

—Lamento lo de tu compromiso…

—Fue lo mejor… teníamos ya muchos problemas. —comentó el pelinegro creyéndose de tal modo lo dicho —pero bueno, ahorita estaré un tiempo con Kise y Kasamatsu hasta que me consiga un departamento.

—Si necesitas apoyo con eso…—Takao negó.

—Deja de tener tantas consideraciones que no respondo…—rio golpeándolo en el brazo mientras se hundía más en el sillón —¿Qué hay de ti?

—¿De mí?

—Sí, ¿Tienes alguna doncella o doncel a tus pies?—preguntó pícaro el pelinegro en voz baja mientras los otros chicos de la banda Iwatobi a unos pasos de ahí revisaban unos detalles de las bocinas.

—No, nada de eso. —respondió Makoto.

—Creí que ese guitarrista y tu traían algo porque me miraba con cara de escorpión espinado —hizo un puchero adorable arrancándole una risa al castaño.

—¿Escorpión espinado? ¿Cómo es eso? —Takao le miró y puso una expresión muy chistosa.

—Sí, así es —Makoto rio con más fuerza al ver los gestos del azabache y este relajó la expresión con una sonrisa más adorable —me extraña que estés solo, eres muy agradable Mako-chan~

—No creo necesitar a una pareja para sentirme importante o valioso —Takao se tocó el pecho fingiendo dolor.

—Ouch, eso fue golpe bajo ¿Uh?

—No lo digo por ti, Takao-san —se disculpó avergonzado —es solo que me gusta decirme todas las mañanas en el espejo ‘tienes amigos, no necesitas nada más’.

—Todos necesitamos más, y aunque no quieras encontrarás quien te complementa —Makoto dudó y asintió al final viendo a Haru salir del baño preguntándose si acaso no era él quien lo complementaba. Pasó de ellos y siguió hasta buscar en el refri algo de comida y sentarse en una silla. Makoto bajó la mirada mientras Takao observaba la escena ahí presenciada. Era fácil leer entre ellos, eran como un libro abierto y decidió hacer su magia para ayudar al papi de su hijo. Pero a veces ser cupido es contraproducente, Takao lo descubriría poco a poco.

 

Había pasado una semana y al fin, gracias a la ayuda del terrible Imayoshi, Takao había encontrado un apartamento bastante decente acorde a su presupuesto y amueblado. El de lentes le dijo que sin importar su condición seguiría trabajando aunque le prohibió rotundamente dos cosas: hacer movimientos bruscos y decir quién era el padre.  Básicamente Imayoshi había visto de eso una buena oportunidad para ventaja comercial ¿Qué mejor que decir que el cantante de la banda seria padre soltero? Los fans sentirían empatía y ternura de ver a un Takao luchando por cuidar de su hijo por su cuenta además que en el mundo del rock era común ver a donceles y madres solteras como parte de su rebeldía y locuras. Con el mismo anuncio de prensa dio por terminado el compromiso con Midorima Shintarou y ni que decir de la cara de satisfacción de Kasamatsu cuando los medios atiborraron al empresario con preguntas sobre ‘lo patético que debía sentirse al haber sufrido infidelidad’. Directo en el orgullo.

 

—Takaocchi, nada de alcohol para ti —dijo Kise arrebatándole la copa a pesar de las quejas del otro.

—Tienes razón, no quiero que mi bebé salga con cara de borracho como Kasamatsu —el otro joven le reprendió con la mirada. Los de la banda ‘estrenaban’ el nuevo apartamento del cantante con una fiesta entre los puros integrantes, Reo e Imayoshi. —No deben de tardar.

—¿Invitaste a los Iwatobi no? Oh, tanto que he querido conocerlos —dice Kise emocionado. Pronto la puerta sonó y abriéndose paso entre un Miyaji quien jugueteaba con una piña de peluche lanzándosela a Sakurai fue a abrir la puerta.

—Hola bombones ¿Gustan pasar una noche loca? —dijo desde el marco mirando a los cuatro jóvenes.

—¿Acaso pidieron a cuatro strippers? —responde Nagisa a la provocación de Takao, esos dos se entendían y chocaron las manos entre si pasando.

—Anden, anden. Les presentaré al resto —dijo señalando a los tipos — ese es Miyaji, Reo, Sakurai, el del fondo es Imayoshi pero no le mires tan fijamente que puede comerse sus almas —bromeó pero aquello alertó a los jóvenes que pasaron saludando a duras penas —  el galán de la banda es Himuro, mira, tienes de donde escoger.

—Ya veo…—dice el azabache analizando a los jóvenes y señala a Rei —apartado.


—¿Eh?— Himuro empezó a reir ante las reacciones del otro quien se escondió como pudo detrás de Haruka.

—Descuida, Himuro no muerde…siempre —siguió en el tour hasta llegar con los últimos —ellos son Kise y Kasamatsu. Kise es modelo, seguro lo han visto en revistas o videos porno.

—Los únicos videos de esos son los que hago con mi Kasamatsu —dice abrazándolo para después ver a los chicos — ¿Son Iwatobi? Oh, tenía tantos deseos de verlos. —dice saludando de mano a cada uno — mira este rubio, quiero adoptarlo como mi hijo, es tan mono.

—Nada de hijos, Kise —le reprendió Kasamatsu quien al ver el puchero en los dos rubios se sintió hundido y sin salvación.

—No quieres darme bebés así que adoptaré uno ¿A que si? — Nagisa asintió divertido — ¿Vez? Es tan dulce ¿Qué instrumento tocas?

—La batería —Kise tuvo una mirada más brillante que antes mientras Kasamatsu negaba estrepitosamente.

—Igual que papi, que adorable —y así Kise se quedó encantado con el pequeño baterista.

—Bueno pues, que disfruten la fiesta —dijo Takao como buen anfitrión y pronto todos estuvieron en diversos grupos charlando de música, dándose consejos, era una gran oportunidad para lo de Iwatobi por aprender de sus ‘senpais’ de la música.

 

Así la noche pasó entre tantas cosas y burlas, bromas y locuras. Entonces cuando todo estaba en el apogeo Takao miró a Haruka en el balcón vislumbrando las estrellas y encontró de ello una oportunidad. Fue hacia Makoto y le pidió que se inclinara para decirle algo al oído. Este confundido hizo caso a la orden.

 

—Yo veo de esta noche una oportunidad…—le susurró.

—¿Oportunidad? ¿De qué? —cuestionó. Entonces Takao le indicó con la mirada al solitario de Haruka y le dio un par de palmadas.

—Anda por él, tigre… —tocó su vientre y simuló voz de niño —¡Ve a por ello, papi! —Makoto le miró y suspiró con una confusión en el pecho. ¿Cómo Takao se había dado cuenta de sus sentimientos hacia Haruka? Tal vez era muy obvio pero si debía hacer algo ese era el momento. Tomó las dos bebidas que Takao le ofreció, un empujoncito en la espalda y fue hacia el chico. Detrás se quedó el anfitrión viendo como Makoto se alejaba a encontrarse con el otro y solo por un vago instante sintió una pesadez indescriptible. — No te pongas así, papi ya es grande y debe hacer su vida ¿Eh? —dijo reprendiéndose suavemente.

 

—Haru ¿Te estás divirtiendo?—dijo pasándole la bebida, el otro aceptó.

—No realmente…—susurró mirando de nuevo hacia el paisaje de ese balcón.

—¿Quieres ir a casa?—el azabache no contestó pues deseaba hacerlo pero sería muy egoísta de su parte, de hecho era egoísta pero debía marcar un límite. Hubo un silencio entre ambos muy grande en la que solo la música dentro de la casa se escuchaba. Takao estaba detrás de las cortinas víctima de la curiosidad. —Haru yo…

—Deberías quedarte aquí con él…—sugirió. Makoto se quedó tenso ante la propuesta —tarde o temprano lo harás ¿No es así?

—Takao y yo seremos padres no significa que viviremos juntos…es diferente —susurró.

—Para mí no hay diferencia, tu vida ya está atada a alguien… —le miró con esos ojos azul profundo, tan juzgadores y crueles.

—Haru, yo quiero estar contigo…—dijo casi suplicante pero el otro se negó.

—Estás con alguien más —Makoto negaba con la cabeza fuertemente —tú ya no eres libre y…

—¡No! Eso no tiene nada que ver…. Tú no querías estar conmigo cuando yo esperaba por ti y ahora que ocurre esto lo usas de pretexto. En vez de poner nuestra amistad o a mi hijo como excusa deja de darme esperanzas y dime que no sientes nada…—dijo Makoto conteniendo las lágrimas mientras sostenía un brazo de Haruka. Al otro lado Takao cabizbajo escuchaba.

—No puedo decirte eso…—dijo librándose de su agarre.

—¿Por qué? ¿Por qué Haru? —decía con voz entrecortada entre la esperanza y el desasosiego. Haru dudó, miró a otro punto pero la mirada penetrante de Makoto lo debilitó y entonces se sinceró con tristeza.

—Porque si te digo que no siento nada dejarás de ser mi amigo, porque si te acepto lo voy a arruinar y prefiero que sigamos así…soy muy egoísta, lo sé… pero yo no quiero romper mi amistad contigo por culpa de tus sentimientos —le empujó levemente —yo no te di motivos para que sintieras eso… deja de intentarlo pero…no me dejes atrás.

—Haru…—cuando iba a decir algo Takao salió en el marco de la puerta que daba al balcón mirando a Haruka con ceño fruncido.

—¿Serás idiota? Hablas de la amistad y que Makoto es tu amigo pero incluso yo que lo conozco de tan poco tiempo sé que él no te va a dar la espalda. Solo mírame a mí, soy un desconocido embarazado y aun sin dudar de si él era el padre o no corrió a socorrerme, me ayuda, me atiende y me cuida….¿Crees que tú que eres su amigo de toda la vida te dejará atrás? Eres un verdadero imbécil —dijo llamando la atención de todos a la discusión que ahí se suscitaba.

—Takao-san…—dijo Makoto con los ojos abiertos.

—Solo deja de lastimarlo o realmente vas a perderlo… y tu Mako-chan…deja de buscar en él algo que otro puede ofrecerte…eres maravilloso, seguro hasta Haruka lo sabe…y eres tan asombroso que por eso mismo sabemos que vas a ser endemoniadamente feliz ¿Si? —dice mientras le toma las mejillas. Makoto entrecerró los orbes llenos de lágrimas y asintió. —y tú, ven y abraza a tu amigo y dile que lo sientes.

—…—Haruka suspiró y fue hacia los dos jóvenes para poner la mano en la espalda de Makoto —discúlpame por todo… solo no supe cómo actuar pero ahora sé lo que quiero…

—No te preocupes Haru-chan…—le rodeó con los brazos con fuerza —eres mi mejor amigo y no voy a dejarte atrás ¿Bien? —Haru entrecerró los ojos y aceptó el abrazo sintiendo como si le quitaran un peso de encima. Agradeció con la mirada a Takao y este sonrió ladino.

 

Esa noche ser cupido no funcionó pero al menos reforzó la amistad fracturada de dos jóvenes confusos. Makoto pareció quitarse una máscara del rostro, se sentía más en paz al saber la verdad y si Takao no hubiera sido mediador de la discusión tal vez ellos si se abrían distanciado. Esa noche todos entre el alcohol y demás se quedaron dormidos en diversos lugares de la casa mientras que, Takao y Makoto, dormitando lado a lado terminaron uno recargado en el hombro del otro.

 

 /////////////////////////////////////////////

Takao no era la excepción a la regla en cuanto a efectos del embarazo se trataba. Ya llevaba apenas un mes y queja tras queja abordaban a sus compañeros de banda sus nauseas. A mitad del ensayo se llevaba la mano a la boca y huía disparado al baño para exorcizar el desayuno. Los chicos le auxiliaban cuando lo requería, le daban agua y cuidaban de él. Algunas veces era Makoto quien tenía que ensayar en su lugar puesto que no se sentía del todo bien.

 

—Cuando Takaocchi no pueda seguir en los conciertos sería buena idea que Makotocchi le reemplazara —comentó el rubio dejando en silencio a todos —yo solo digo…

—Sería excelente idea —comentó Miyaji y todos asintieron— igual y es temporal para no perder las presentaciones.

—No me parece buena idea…—dice Takao ante la extrañeza de todos— ¿Cómo reaccionarían ustedes si yo estuviera cantando con otra banda?

—Ya…—hubo un susurro de comprensión. A los chicos de Iwatobi no les agradaría del todo que Makoto se presentara con una banda más popular, le tacharían de aprovechado en los medios y oportunista. Eso afectaría su fama y demás.

—Aun así puedo apoyarlos en los ensayos —comentó el castaño con su peculiar sonrisa que alegró a todos en el lugar.

—Es lo mínimo que puedes hacer después de preñar a nuestro vocalista —le reprendió Kasamatsu ante el pequeño carmesí del más alto.

—Deja de lanzar tu veneno, Yukio-chan~ no es mi culpa que Kise no te preñe bien y bonito como lo hizo Makoto-chan conmigo —ahora el sonrojado era el otro pelinegro quien contuvo sus ganas de patear a su amigo.

—Cuando quieras yo puedo hacerte hasta tres bebés, Kasamatsu —dijo Kise abrazando con fuerza al más bajo quien se quejó intentando despegarse de él.

—Basta, aquí nadie hará más bebés hasta que yo lo ordene…¿entendieron? —esta vez habló Imayoshi helando el ambiente del lugar. Sus órdenes eran irrefutables así que Kise tendría que aguantarse las ganas. El hombre de lentes salió del cuarto haciendo que el resto de la banda volviera a respirar con más tranquilidad.

—Hombre, Sakurai. Ya abre las piernas al tipo o terminará destruyendo a la humanidad con su poder abstinente —dijo Miyaji entre bromas haciendo que Sakurai negara frenéticamente y se sonrojara hasta la médula.

—Nosotros no tenemos esa clase de relación…ya les he dicho —dijo temeroso de las extrañas suposiciones de sus compañeros pero estos solo lo hacían por molestar al pobre chico.

—Basta con eso de abrir las piernas que no son todos unos fáciles —les dijo Himuro.

—Habla por ti que yo ya hice lo mío —dijo Takao provocando la risa de todos. Ese ambiente, esa hermandad y confianza entre la banda, que hablaran tan abiertamente considerándolo uno más tranquilizaba a Makoto quien a pesar de su inocencia no seguía el ritmo de sus charlas pero era un fiel espectador a sus bromas subidas de tono y locuras. Las disfrutaba por igual, siempre se iba con un buen sabor de boca.

 

 

Takao estaba en la misma posición cuando se encontraba con el grupo de Makoto. Estos eran más ‘tiernitos’ y sus bromas se basaban en cuestiones más elaboradas y complejas, ellos los llamaban ‘chistes locales’ que con esmero explicaban a Takao quien se partía de la risa. Desde lo ocurrido con Haruka ahora la relación con él había subido un peldaño y al menos ya le saludaba ofreciéndole algo de beber o comer, al chico se le daba eso de cocinar. Ni que decir de la emoción en los ojos de Haru cuando Takao llegó diciendo que tenía antojos de caballa, desde ese instante su pequeño ‘sobrino’ se volvió su encanto y se prometió silenciosamente consentirlo y darle toda la caballa que quisiera.

 

Terminaron el ensayo y Makoto constante llevó a Takao a su departamento. Procuraba ser su chofer por si algo ocurría y visitarle diariamente con el vehículo de la banda, le parecía mala idea que anduviera en taxi. Le acompañó hasta la puerta de su apartamento y a diferencia de otros días el más alto se quedó ahí detenido ante la puerta negándose a pasar.

 

—Solo debía acompañarte, debo volver ahora a casa. —dijo señalando al camino por el que entró.

—¿Ahora vas a besarme como en una escena de película?— bromeó Takao y ambos sonrieron ante la referencia.

—Mañana temprano vendré para llevarte al chequeo al hospital —el azabache asintió —procura dormir bien.

—Vale, vale —dijo alzando los hombros y pegando la espalda a la puerta sintiéndose sin ganas de despedirse. Eso pasaba las últimas veces que le había llevado, de repente el decir adiós a Makoto se había vuelto un verdadero reto y no sabía si eso solo le pasaba a él.

—Duerme bien y si necesitas algo vendré enseguida…

—Eres demasiado atento —dijo alargando las palabras mientras se movía de un lado a otro —si sigues así me aprovecharé de tu bondad ¿uh?

—No lo harías —le retó Makoto con una sonrisa tan dulce que heló a Takao.

—Oh, ¿El señor Tachibana me está retando? ¿Oíste bebé? Papá anda despotricando contra mi ¿eh?—dijo hablando a su pancita. —Ande señor Tachibana, que si sigue así no respondo.

—¿Qué puede pasar de seguir así? —preguntó. La verdad es que Makoto tampoco quería cortarle el rollo.

—Que si sigues siendo tan tú vas a enamorarme —susurró y se acercó rápidamente dándole un beso en la comisura de los labios — que descanse señor Tachibana.

—Eh…—para cuando Makoto salió de su trance Takao ya había entrado a su apartamento cerrando la puerta detrás de él. Su corazón golpeteaba con fuerza, las mejillas le ardían intensamente y sus pensamientos habían salido disparados. Todo ese flirteo había concluido en eso ¿Quién lo habría pensado? Dibujó una sonrisa en su rostro y regresó hacia el auto dispuesto a ir a su hogar. Nunca imaginó que alguien al salir le observaba fijamente en un lugar escondido de la calle.

 

Al otro lado Takao sonreía pegado a la puerta liberando un inconsciente suspiro para después cerrar los ojos y dejarse llevar por esa cálida sensación. Hubo una pequeña punzada en aquella zona que le hizo quejarse y después de un par de jadeos desapareció. Miró en donde su bebé crecía, el bebé de ambos y al incorporarse palpó la zona notando que el dolor se había ido. Esa noche ya más tranquilo se bañó y fue a dormir en calma.

 

A la mañana siguiente se puso algo de ropa más casual, un pantalón de mezclilla y una camisa de botones a cuadros muy diferente a lo de siempre. Los tatuajes de sus brazos se notaba y mientras se abrochaba la camisa podía verse uno en su cadera bajando hasta donde su pantalón permitía notar de la parte de enfrente. No quiso ponerse los aretes, ese día era su ‘día libre’ y aprovecharía para ver que tal andaba su pequeño retoño. La puerta sonó y con una sonrisa de oreja a oreja fue a abrir no sin antes verse al espejo, peinarse un par de veces y alabarse a sí mismo. Fue entonces pero de su rostro escapó la sonrisa que antes adornaba.

 

—Tú…—susurró leve, doloso.

—Tenemos que hablar —Takao rio irónico ante esa frase.

—Tuvimos que hacerlo tantas veces pero ahora no se puede, Shin-chan —dijo el azabache.

—Takao, déjame hablar contigo…—dijo poniendo una mano en la puerta para evitar que la cerrase.

—Ahora que soy yo quien no quiere hablar te montas en tu macho diciendo que así debe ser ¿eh? No es cuando tú quieras —dijo con dolor.

—Solo escúchame por esta vez… no debimos dejar las cosas de esa manera —Takao negó y aun con esa risa había algo de rabia.

—No debimos pero insististe en anteponer tu trabajo ante mí, anteponer a ese sujeto ante mí y me ridiculicé frente a él cuando me corriste de nuestra casa ¿Acaso lo olvidas? —le recordó aquel día.

—Porque por si lo olvidaste tu llegaste diciendo estar embarazado de otro y te recuerdo que fuiste tú quien sufría de celos sin fundamento siendo que Akashi solo es mi compañero de trabajo, Takao.

—Y es cierto que estoy embarazado de otro y tú a pesar de saber las intenciones de ese tipo insistías en estar con él, trabajar con él y hasta llevarlo a casa. ¿O me equivoco, Midorima? —dijo su apellido como nunca lo había hecho, tan iracundo y molesto soltando todo aquello que se había aguantado.

—¿Y eso te dio motivos para engañarme? ¿Inventándote cosas donde no había?—Takao negó apretando los labios.

—Sé que no debí serte infiel pero no fue solo eso… ni siquiera te detenías a saludarme o a desearme buenas noches y probablemente ni notabas que prefería dormir en la sala a dormir a tu lado. Sin embargo por respeto a nuestra alianza y a ti te defendí de todos y les decía que pronto nos casaríamos.

—¡No me hables de respeto y alianzas cuando te acostaste con otro! —Takao se quedó helado ante lo dicho por Midorima. Es cierto, no tenía derecho a decir esas cosas sin embargo no importa cuánto admitiera haberse equivocado para el de lentes él era el único culpable de que lo de ellos hubiese terminado y eso le molestaba.

—¿Solo viniste a restregarme esto en la cara?—dijo dolido —¿Cómo supiste donde vivo? ¿Por qué no te vas y sales de mi vida?

—Te observé… es todo…

—¡Ha! Ahora eres un maldito acosador. Solo eso te faltaba Midorima Shintarou. —dijo intentando cerrar la puerta pero no pudo —¿Qué quieres de mí?

—Regresar…eso quiero.

—Como si no te conociera…sé que te cala en el orgullo que te traicionara, que todo mundo supiera que me embaracé de otro… solo quieres que regrese para limpiar tu nombre ¿Pero sabes qué? Tú y tu nombre se pueden ir al carajo —gritó sin miedo a que los vecinos le escucharan.

—¡Takao! ¡Escucha!—gritó de igual forma.

—Creo que él ya no quiere hablar con usted —Midorima volteó lentamente para ver al hombre detrás de él. Castaño, alto y de ojos verdes. De verdad imponente pero a pesar de la frialdad de su mirada había algo de no1bleza en su porte.

—Si esa es tu última palabra está bien…—dijo soltando la puerta para acomodarse el traje y después de mirar a ambos se retiró del lugar sin decir más. La tensión se iba con él pero a Takao se le veía agotado, destrozado a su vez. Invitó a pasar a Makoto con la mirada y este aceptó cerrando la puerta detrás de él mientras Takao se lavaba el rostro en el baño víctima de las pequeñas lágrimas que habían salido.

—Gracias Mako-chan. Salvaste mi trasero ahí …—el otro negó para invitarlo a sentarse en el sillón al verlo agotado. Le subió los pies a la mesita y le pasó algo de agua —se supone que es mi casa ¿Qué haces siendo tan amable? ¿Eh?

—Será mejor que descanses hoy, te vez exhausto —susurró con ternura.

—Estoy bien, en serio. Una peleíta de esas las tenía constantemente, ya me he acostumbrado, uh. —dijo el joven tomando el agua.

—Pues es mejor que pierdas la costumbre por que no volverán— el azabache abrió los ojos cayendo en cuenta que era cierto, esas peleas no volverían, se habían ido. No más gritos, no más caos, no más reprimendas ni clases de etiquetas y modales. No más ser reprendido por esos tatuajes y piercings ni discutir con los amigos por tener que elegirlo a él.

—Ahora si se acabó…—rio leve y miró a Makoto con un brillo en los ojos —al fin se lo dije, al fin lo deje ir para siempre. Lo corrí yo mismo ¿Lo viste? …

—Sí, lo he visto —Takao empezó a reír dejando el vaso con agua aunque una risa algo cansada.

—Se sintió genial… —se estiró agotado— creo que te haré caso y descansaré por hoy… cambiaré la cita con el médico y…

—Yo me encargo de todo, anda a dormir —el azabache asintió —seguro anoche ni dormiste bien.

—Si lo hice pero no tengo energías, seguro es el bebé—dijo sintiendo como Makoto le ayudaba a ponerse de pie para llevarlo a su cama a descansar. Lo depositó con cuidado moviendo las cobijas para después cubrirlo.

—Puede ser…duerme Takao. Ya has hecho un gran trabajo hoy…—le acomodó los cabellos y este cayó inmediatamente dormido.

 

Tuvo un mal sueño, uno muy angustiante. No podía ver con claridad pero sentía mucha tristeza, dolor, asfixia. Había oscuridad y aun cuando escuchaba la voz de Makoto no podía despertar. Calaba mucho, igual que el día anterior pero unas veinte veces más. Lo tenía retorcido contra la cama, la frente le ardía y ante las quejas le costaba respirar. Despertó notando el atardecer en la ventana, había dormido todo el día y pronto anochecería. Entonces volvió a sentir el dolor para luego escuchar nuevamente a Makoto quien intentaba reanimarlo. Estaba sudado, quejándose y se sostenía aquella zona bajo el ombligo.

 

—Mako-chan ¿Qué pasa? Me duele…mucho —decía Takao entre lágrimas.

—Ya viene la ambulancia…solo mantente despierto, todo está bien ¿Si?— hablaba mientras le ponía las manos en las mejillas para que le observase en un intento por mantenerlo lucido. Sentía frio en las piernas, solo la ropa interior le vestía y no entendía por qué. De repente entre la temperatura el cuerpo también se le helaba y al instante siguiente se sentía arder.

—Tengo miedo…—susurró aferrándose a la mano del castaño quien asentía. Makoto también estaba asustado, agobiado y tenía cierta incertidumbre al no poder cesar el dolor de Takao.

—No te duermas Takao, por favor…—suplicaba cerca de su rostro.

—Estoy muy cansado… —dijo entrecerrando los ojos.

—No, no, no…por favor, abre los ojos, mírame —Takao clavó sus orbes en los de Makoto y sonrió levemente.

—Amo el verde de tus ojos…—dijo mientras escuchaba que la puerta se abría y alguien entraba. Makoto se separó y los paramédicos le levantaron de la cama en la que, antes de salir de la habitación, Takao pudo observar la inmensa mancha de sangre en las cobijas. Después de eso volvió a rendirse cerrando los parpados con una lágrima cayendo por sus mejillas. 


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