Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bajo mi piel por Haruka Eastwood

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes aquí utilizados al igual que la historia son propiedad de Haruka Eastwood. Di no al plagio ♥


Haruka Eastwood

Notas del capitulo:

Hola!! Bueno pues este es mi primer one shot original :3 el cual espero que sea de su agrado y me regalen rw´s jiji por favor no sean crueles conmigo TmT acepto quejas, sugerencias, comentarios, tomatazos etc. Y pues yo las dejo leer y nos vemos más abajo nwn

Titulo: Bajo mi piel

Resumen: El primer amor, tan “puro y sincero”, se cree que siempre es el indicado pero muchas veces te puede conducir a un frio eterno. Tan amargo y cruel… 

Categoría: Original

Clasificación: Mayores de 16 años

Género: Romance, Tragedia.

Advertencias: Lemon

N° Capítulos: Único.

By: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Bajo mi piel

Capítulo único: Gélido amor

Me dejo caer en el sofá de mi cuarto, rodeando mi cuerpo con mis brazos, como si eso pudiera aliviar este frio intenso que provoca que tiemble cual niño pequeño que ha visto al protagonista de sus peores pesadillas. Puede que tal vez no se trate de un frio intenso… sino de rabia o simplemente es miedo, ¿a qué? No tengo idea, igual ya no importa, ya nada importa ahora.

Lo siento tan lejos de mí, provocando que una devastadora sensación de soledad recorra mi piel hasta erizarla; estúpidamente en todo lo que puedo pensar es en volverlo a ver, escuchar su gruesa voz y apreciar esa encantadora sonrisa mientras me dice que todo fue una broma de mal gusto, porque incluso ahora soy capaz de creerle cualquier cosa. Y es que jure regalarle mi amor y mi vida sin importar el daño… puede que parezca absurdo, pero me enamore perdidamente.

No puedo dejar de recordar sus suaves caricias en aquella noche, tan tranquila y romántica, donde los débiles rayos de la luna fueron los únicos testigos de nuestra entrega, danzando mágicamente al compas de los suspiros que inundaron la habitación. Sus suaves besos se convirtieron en ambrosia de dioses, dejándome probar todo y nada de él, enamorándome aun más de lo que ya estaba, sumergiéndome en un placer infinito y desbordante.

Pero ahora sé que ya todo está perdido. Me cuesta creer que en este preciso momento esas manos recorren con parsimonia otro cuerpo, mientras sus labios son besados y tristemente no es por mí. Lo peor de todo es que me aferro a creer que no es su culpa, sino mía, mía porque estúpidamente quise confiar en mi novio; alguien diferente, amable y cariñoso que me prometió tantas cosas maravillosas pero lo único que obtuve fueron lágrimas en lugar de risas.

Quiero creer que estoy loco, porque aun no soy capaz de aceptar mi maldita realidad, la cual prácticamente me ha abofeteado el rostro, haciéndome ver lo patético que soy, pero en todo lo que me concentro es en el hecho del no volver a abrazarlo y en que no voy a ser capaz de sentirlo nuevamente.

¿Estúpido, patético o irónico? Puede que todo…

Subo mis piernas al sofá mientras escondo mi cara en ellas, dejando que las lagrimas fluyas libremente, para que mis recuerdos me remonten a ese momento donde todo era mejor…

—Te amo, Robert —susurro con ese aterciopelado tono de voz varonil, tan seductor y venenoso que era imposible no quedarme embobado.

Su rostro estaba tan cerca del mío que incluso era capaz de sentir su cálido aliento mentolado, sin pensarlo presione mis labios contra los suyos de forma delicada comenzando a moverlos suavemente, fundiéndonos en un beso tranquilo y lento, pero al mismo tiempo apasionado y excitante.

—Yo también te amo, Adrian… —logre musitar con un tono tan bajo que incluso dude si me escucho, pero aquella mirada y esa sensual sonrisa ladina que esbozo terminaron por sonrojarme.

Él había sido mi primer y único amor. Desde un principio lo vi como alguien imposible, un príncipe, mientras yo era alguien inferior, prácticamente inexistente para muchos. Siempre fue el chico torpe, de grandes anteojos; alguien sin una pizca de gracia… el estorbo.

Sin embargo estoy aquí y ahora, besándolo apasionadamente, rogando para que no sea un sueño, porque si lo es no quiero despertar nunca. Anhelo sentirlo, ser uno en cuerpo y alma, entregándome a él por completo. No me arrepiento de nada porque Adrian es la persona que tanto había esperado todo este tiempo.

Deslizo suavemente mis dedos por su sedoso cabello castaño, mientras rodeo su cuello con mis delgados brazos en un torpe intento por profundizar aquel sutil contacto. Deseo que sea apasionado y salvaje, pero también tengo miedo, mucho miedo de que duela o de lo que pueda pasar después. No le temo a Adrian, sino a sus acciones, sé que es alguien en quien puedo confiar plenamente, aun así tengo un mal presentimiento.

Sus profundos ojos verdes me observan atentamente, clavando su mirada en mis orbes amatista, sin perder detalle de cada movimiento que haga por muy mínimo que sea, logrando que los colores se me suban al rostro.

Llevo casi tres meses saliendo con él, probablemente es poco tiempo, pero me ha demostrado lo maravilloso que puede llegar a ser, lo detallista y tierno, aunque lo único malo es que debemos mantener nuestra relación en secreto para evitar los molestos cotilleos del instituto.

Pero el que estemos aquí no se debe precisamente a él, sino a mí, ya que durante este tiempo nunca me insinuó nada acerca de tener sexo. Por mi parte, no deseaba posponer algo que yo anhelaba disfrutar tanto como él.

Me recuesta suavemente en la enorme cama y se posiciona sobre mí a horcajadas. Estoy más que avergonzado pero al mismo tiempo sumamente excitado, y el hecho de sentir sus manos recorrer mi cuerpo no ayuda en nada. Adrian me hace sentir deseado y extremadamente sexy con cada rose de sus dedos sobre mi piel desnuda, anhelando llegar hasta el final, que me tome y tomarlo. Ansió gemir su nombre en su oído mientras me penetra a un ritmo constante para que suplique por más, torturándome con sus suaves estocadas.

—¿Estás seguro…? Puedo parar si así lo quieres —ronronea de forma melosa, mientras sutilmente acaricia mi cabello azabache.

—Si —respondo en un susurro lastimero que le hace sonreír—, p-por favor se amable —pido con vergüenza a lo cual solo asiente para volver a besarme.

Sus belfos presionan los míos de forma ruda, tomándome de la barbilla con dos dedos, dando un pequeño tironcito que me obliga a separar los labios; esta vez siento su lengua adentrarse dentro de mi boca. Profana mi cavidad bucal con descaro, primero de manera lenta, recorriéndolo todo con su húmeda lengua, hasta encontrar la mía, iniciando una lucha salvaje por el control del beso.

«Devórame y déjame devorarte», es en lo único que puedo pensar, conforme sus manos inician un recorrido ascendente desde mi cadera a mi pecho, deteniéndose solo para acariciar mis pezones, haciéndome soltar un vergonzoso gemido cuando ha pellizcado uno con malicia.

No puedo evitar retorcerme del placer cuando sus labios abandonan mi boca, solo el tiempo suficiente para despojarme de la molesta playera, iniciando un delicioso recorrido por mi cuello, dejando marcas de beso a su paso.

—A-Adrian… —logro decir entre jadeos, provocando que se detenga y me acaricie la mejilla con suavidad, mientras desliza su pulgar por la comisura de mis labios. De manera erótica humedece sus rosados belfos, mirándome lascivo solo para incitarme, de tal manera que la temperatura de mi cuerpo asciende en cuestión de segundos, volviéndose casi insoportable.

—Qué lindo te ves sonrojado —susurra en mi oído, apresando el lóbulo entre sus labios, logrando que la piel se me erizara por completo.

Su mano me acaricia la entrepierna, subiendo cada vez más, deteniéndose antes de rosar mi miembro, haciendo que separe un poco las piernas y vuelva a jadear. Estoy demasiado excitado por todo esto que inconscientemente aprisiono su cuello entre mis brazos acercándolo con desespero.

Me asusto y no puedo evitar estremecerme al sentir como toda mi ropa inferior es retirada en un rápido movimiento, pero aun así sentí —por un momento— la necesidad de detenerle. Aun no me ha hecho nada y de mis ojos comienzan a salir gruesas lagrimas, humedeciendo mi mejilla, «que patético soy» me digo a mi mismo, pero a él parece no importarle, tan solo me susurra que me tranquilice.

Respiro profundamente y cierro los ojos para disfrutar aquello, soy capaz de escuchar mi corazón latiendo a mil por hora y de un segundo a otro se detiene gracias a la húmeda lengua de Adrian, que se desliza libremente sobre mi erecto miembro, llevándome al séptimo cielo por lo bien que se siente.

—N-No hagas eso —chillo impresionado cuando se lo mete de golpe en la boca iniciando una lenta y deliciosa felación, lamiendo la base hasta llegar a la punta para enroscar su lengua con un lento movimiento circular.

Me tortura, pero a la vez me excita desmesuradamente y eso me encanta. Me aferro a sus cabellos, hundiendo mis dedos entre esa espesa mata castaña mientras aumenta el ritmo, es tan malditamente placentero que no logro avisarle que estoy por terminar. Involuntariamente arqueo mi espalda cuando siento el orgasmo sacudiendo cada fibra de mi ser, logrando que mi semen llene su boca por completo. Deseo esconder la cabeza, que no me vea; muero de vergüenza y más cuando lo escucho tragarse aquello.

Puedo oír su risilla picara a la perfección… ¡Malo!

—Eres más delicioso de lo que pensé, Robert —musita socarrón mientras desliza tres dedos por mis labios.

Con vergüenza comienzo a lamerlos sus dígitos de la base a la punta, uno a uno, de manera lenta y sensual, o al menos eso creo yo. Cuando he terminado de lubricarlos, los saca de mi boca para dirigirlos a mi entrada robándome un pasional beso, con el cual ahoga mi grito de dolor debido a la repentina intromisión. Intento apartarlo, pero simplemente aprieta más sus labios contra los míos; cada vez el dolor es peor y más cuando siento el segundo y tercer dedo invadiéndome, comenzando a moverse en mi interior de forma rápida.

—Me duele mucho, sácalos —pido entre lágrimas con un tono lastimero al tiempo que me aferro a su ancha espalda.

—Relájate —ordena con voz grave.

Me dedica una sonrisa ladina que me hace susurrar su nombre y relajarme inconscientemente volviéndolo a besar, pero esta vez soy yo quien toma el control del beso, devorando aquellos labios, recorriendo cada rincón de su boca, para deleitándome de su sabor, jugueteando con su lengua mientras las entrelazamos.

Después de un rato, siento una deliciosa sensación gracias a sus largos dedos que juegan en mi interior, provocando un excitante cosquilleo en mi abdomen, obligando a retorcerme bajo su cuerpo.

—E-Estoy listo.

—¿Seguro? —Asentí levemente, recibiendo una cálida mirada y un pequeño e inocente beso sobre mis labios, aunque después comenzó a descender hasta mi cuello repartiendo constantes mimos.

Estaba distraído y relajado, aun así un punzante dolor se hizo presente en mi zona baja, obligándome a arquear la espalda, soltando un agudo grito de dolor. Sentía que me partiría en dos.

—¡Duele! —Chille enterrando mis uñas en su espalda.

—Eres demasiado estrecho —jadeo—, voy a meterla toda.

¿Cómo que toda? Quería preguntar pero tenía miedo, sin embargo mis palabras quedaron atoradas en mi garganta en el preciso momento en que me embistió con fuerza, abriéndose paso en mi interior, llenándome por completo. Era demasiado grande y bastante caliente. Mi errática respiración y el terrible dolor me obligaban  mantener los ojos fuertemente cerrados, sintiendo como si un líquido espeso resbalara por mis nalgas y me asuste. Sin querer, él se movió haciendo que sintiera aun más dolor —si es que eso era posible—, aun así no quería que parara en ningún momento.

—Quiero ser tuyo por siempre —logre decir entre jadeos, moviendo un poco mi cadera, para indicarle que ya no era necesario que estuviera quieto. Tarde varios minutos en acostumbrarme mientras clavaba mis uñas en su espalda haciendo que sangrara levemente.

Sus estocadas en un principio eran lentas, intentando no lastimarme aunque luego de varios minutos me parecieron tortuosas. Conforme me acostumbraba iba aumentando el ritmo, haciéndome delirar de placer y llegar a los extremos de la cordura misma, cuando daba en ese punto exacto que me hacia gritar su nombre pidiendo por más. Gemía y me regocijaba, disfrutándolo tanto como él.

Adrian pronunciaba mi nombre con voz ronca cerca de mi oído, cargada del más puro placer que me hacia amarlo más de lo que ya lo hacía, despejando mis dudas, porque ahora ya no tenía ninguna. Esboce una diminuta sonrisa ante el hecho de que mi primera vez haya sido con la persona que tanto amo. No quisiera que nadie más que él me tocase, porque yo le pertenezco y él me pertenece.

El final se acercaba, ambos decíamos el nombre del contrario entre gemidos. Estábamos cubiertos por una fina capa de sudor, pegando aquellas hebras chocolate a su frente y supongo que yo he de estar igual. Nuestros cuerpos se rosaban deliciosamente con cada vaivén que arremetía con ahincó, permitiéndome apreciar su calor.

Estaba a nada de venirme cuando Adrian aumento el ritmo de sus estocadas, mientras me masturbaba con fuerza, logrando que me viniera primero sobre nuestros abdómenes y él unos segundos después dentro de mí, exclamando el nombre del contrario completamente agotados; dejándose caer con la respiración agitada en aquella lujosa cama de hotel.

—Te amo mucho, Robert —ronroneo, rodeándome con su brazo y depositando un pequeño beso sobre mi frente antes de quedarnos dormidos.

Estaba más que feliz en aquel momento, el me hacia feliz y sé que yo le hacía sentir lo mismo, podía saberlo con solo mirarle a los ojos aunque tal parece que me he equivocado de nuevo...

Solamente me entregue una vez a él y me encanto… más que eso, pero después de aquello se distancio de mí, era como si yo no existiera. Tenía mucho miedo de que algo así pasara, confíe en él y me traiciono, tal parece que nunca me amo y que todo era un juego. Intente muchas veces hablarlo, ya que probablemente yo hice algo que lo molesto, tan solo quería solucionarlo para estar como antes.

Parecía que Adrian huía de mí y eso me dolía en el alma, quería morir ¿por qué a mí? ¿Qué fue lo que hice mal? Me preguntaba una y otra vez sin llegar a nada. Días después entendí que yo simplemente fui un juego, uno muy largo y del cual se había hartado, pase a ser un juguete inservible para aquel hombre que seguía amando con locura.

Aquel día llegue al colegió temprano como era costumbre, camine hacia mi salón en completa calma y un poco cabizbajo cuando le vi. En un principio estuve tentado a llamarle pero mis palabras se atoraron en mi garganta y las lágrimas se agruparon en mis ojos… verlo devorar a besos a esa chica me mato, me enoje e impulsivamente le grite que me diera una explicación, porque realmente la merecía… después de estos meces juntos yo realmente la merecía.

—Robert, veo que eres más iluso de lo que creí, yo nunca te ame… no vez que es una aberración estar con otro hombre, ¡me das asco! No te niego que al principio fue entretenido jugar a ser pareja de alguien como tú y mi curiosidad por cogerte me llevo a todo eso, pero ahora que ya lo hice —suspiro cansinamente mirándome con suma prepotencia—. Quiero que te alejes de mi y si pudieras desaparecer ¡Estaría de maravilla! —Soltó una risotada antes de verme de manera intimidante—. ¿Has entendido?

Aquel día fui incapaz de responderle algo, hubiera estado bien gritarle lo idiota y maldito que era, aunque es decir poco de alguien como él. Sin embargo tan solo salí corriendo de la escuela directo a casa, me sentía humillado y utilizado de la peor manera posible. ¿Por qué cuando más amas más te traicionan? ¿Por qué cuando finalmente confié en alguien tenía que pasar esto? ¿Qué hice yo para merecer todo aquello? Realmente no había hecho nada, mi único crimen es ser gay y haberme enamorado perdidamente de alguien que no lo merecía.

Estoy encerrado en mi habitación con seguro, las luces permanecen apagadas,  me recuesto en el sofá completamente desganado y tomo una navaja de mi cajón deslizándola fuertemente por mi cuello… ya no siento nada, ahora solo me espera la soledad y el frió…

El frio es eterno… amargo y cruel...

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Fin

Notas finales:

Espero que les haya gustado n.n yo me despido y les deseo un excelente día/tarde/noche. No se olviden de comentar :3 

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).