Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Simplemente mi Bocchan por Haruka Eastwood

[Reviews - 62]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!

Primero que nada, una disculpa enorme por tardar tanto en actualizar, se que no tengo perdón TmT pero prometo ya no tardar tanto :3 

Le quiero dedicar este capítulo a la señorita Ali Phantomhive n.n y claro que a las demás lectoras y lectores sexys jiji espero lo disfruten y comente C:

Capítulo 3: Verdades y deseos

Caminando por un obscuro bosque se encontraba nuestro sexy mayordomo desprendiendo su aura demoniaca mientras que a su paso derribaba los arboles que se le atravesaran como si de papel se tratara. Estaba sumamente molesto por la reciente actitud de su bocchan, el cual prácticamente lo había corrido de la mansión momentos antes para quedarse a solas con esa odiosa rubia, no entendía el porqué del drástico cambio de este, más que molestia sentía en su pecho un agonizante dolor y ¿celos? Una enorme e incontable cantidad de celos, la cual no tenía comparación alguna.

Ese odioso sentimiento que le hacía querer matar a la chica lentamente, de la manera más sádica y cruel que existiera, anhelaba hacerla sufrir por haber sido besada por los dulces, suaves y adictivos belfos de su amo, los cuales solo eran de él y nadie más, por lo que nadie tenía el derecho de tocarlo. Eran propiedad única y exclusiva de Sebastián Michaelis; tenia deseos asesinos pero también quería desaparecer, huir de ahí como si esa fuera la opción más viable en ese momento. Se sentía cobarde y estúpido por sus absurdos pensamientos, no solo eso sino también se encontraba muy cansado… ya no le quedaba mucho tiempo y entre más pasara sería peor para él, prácticamente se debilitaba a cada segundo.

Se dejo caer de rodillas al tiempo que se hacía presente un agudo grito cargado de dolor y desesperación. ¿Porque debía amarlo, porque precisamente se tuvo que haber enamorado de él? No entendía el porqué de entre tantos humanos tenía que enamorarse precisamente del ser más arrogante y orgulloso que hubiera conocido, mejor dicho que hubiese pisado la faz de la tierra… ¿exageraba? Tal vez pero no le importaba, el era un rey por lo que siempre tuvo todo lo que quiso y en el mismo momento, era un ser caprichoso que obtenía todo sin importarle los demás, no por nada era quien era, todo a excepción de ese pequeño e insignificante humano “Ciel Phantomhive” mascullo con recelo apretando con fuerza sus puños.

Ya que bien o mal eso le enfermaba y le molestaba. Con su puño cerrado golpeaba fuertemente el frió pasto, deseaba olvidarlo, arrancarse el corazón y dejar de sentir, sus ojos se nublaban por el dolor, pareciera que miraba a la nada mientras los recuerdos de su bocchan se venían a su mente, imaginando como hubiese sido si el pequeño hubiera aceptado sus sentimientos, pero todo indicaba que fue cruelmente rechazado incluso antes de decirle lo que sentía, el verlo besarse con Elizabeth, sus palabras para con la rubia, pero sobre todo su desprecio inexplicable contra su persona; “me das asco” esas palabras no dejaban de atormentarle. Se sitia estúpido por sus emociones hacia el pequeño, la impotencia inundo su cuerpo mientras su frente se apoya en el pasto y una lágrima caía de aquellos hermosos ojos carmesí. «Amar es sinónimo de debilidad en un demonio, no solamente físicamente…» ahora todo cobraba un mayor sentido.

Su mente ya no se encontraba con su cuerpo, deseaba olvidarlo, olvidar al pequeño conde pero no entendía porque sentía ese inmenso dolor ¿acaso esto es lo que llaman amor? Estúpido sentimiento que tiene la capacidad de fortalecerte y hacer que logres lo imposible, a la vez que también te puede derrumbar y acabar con tu existencia… genial, realmente genial, lástima que lo suyo era lo segundo. Todo lo que pensaba era en alejarse de ahí y regresar al inframundo sin importarle el contrato que había hecho con Ciel, al fin y al cabo aunque el niño obtuviera su venganza el no sería capaz de tomar su alma, deseaba permanecer a su lado más que nada en el mundo pero a la vez quería alejarse lo más rápido posible.

Sin pensarlo previamente tomo su verdadera forma demoniaca con el propósito de terminar el contrato; sus negras alas se extendieron majestuosamente para rodearle mientras dejaba salir su aura demoniaca, pero cuando lo hizo noto como era acechado por una presencia poderosa, pero no más que el.

Aquel ser se movía con sigilo por entre las sombras de los árboles, sin la clara intención de mostrarse frente a él, como si pretendiera atacarle, por lo que le llamo hastiado.

—¿A que se atribuye tu presencia frente a mi Dante? —dijo sumamente molesto y hasta cierto punto arrogante. Sin embargo no tenía ánimos para lidiar con nada ni con nadie—. Será mejor que respondas si no quieres que te asesine.

Au tono de voz era frio y no daba pauta a opiniones, su rostro denotaba seriedad al tiempo que fruncía levemente el ceño, ya que claramente dio una orden la cual debería ser cumplida en el acto.

—Su majestad Emerick, yo solamente he venido porque en el inframundo se corre el rumor de que el supremo rey se ha rebajado a prestar sus servicios a un humano cualquiera —camino con gracia saliendo de entre las sombras a paso firme y varonil, manteniendo un semblante serio y a la vez sereno. Sin duda era un demonio con apariencia humana de estatura y complexión similares a las del azabache, con un largo cabello gris con tonalidades plateadas y ojos de un profundo negro; al tiempo que hacia una reverencia frente al moreno— Yo como general en jefe del ejército real, era mí deber venir a comprobar la situación en la que se encuentra mi rey y así desmentir a los incautos que osan comentar calumnias respecto a usted.

—Dime una cosa Dante —frunció el seño mientras sus ojos se volvían de una tonalidad rosa purpurea atemorizando levente al otro peli-gris quien no lo demostró—: ¿qué pasaría si yo realmente estoy sirviendo a un humano? —musito levemente con un deje de superioridad dejando salir una sonrisa sarcástica.

Lo que más odiaba el moreno es que le llegaran a imponer algo, pero sobre todo que se atrevieran a cuestionar sus acciones, acto que no dejaría pasar. Por un momento sus miradas se cruzaron de manera retadora, mientras el peli gris se acercaba con sigilo hasta quedar a escasos metros del azabache, que en ningún momento se movió un ápice.

—Si las cosas son así realmente me facilitaras el trabajo Emerick —vociferaba arrogante, creyéndose superior a Sebastián quien simplemente le miraba atento—, bien sabes que desde siempre te he odiado, porque tienes lo que jamás podre tener y eso es el cuerpo de Alessia, bien podría matarte y así Lucifer me aceptara, ¡podría ser el nuevo rey del inframundo Emerick! —exclamo triunfante al tiempo que se ponía en guardia empuñando una enorme espada negra dispuesto a atacar al moreno.

—Adelante —sonrió con sorna y un deje de prepotencia en su voz le acompaño, mientras que volvía a su forma humana— mátame si es que eres capaz de hacerlo. Incluso has traído la legendaria Kamatayon contigo ¿¡Qué esperas!? —no pudo evitar suspirar pesadamente al tiempo que lo retaba para atacar.

Él sabía mejor que nadie que no estaba en condiciones de atacar y mucho menos en su forma humana, ya que su cuerpo se debilitaba considerablemente, pero tal parecía que eso no le importaba en lo absoluto. Su mirada perdió ese brillo característico, si no fuera por ese “insignificante” detalle, su apariencia sería la de siempre.

—Tú lo has pedido —bramo el oji negro con arrogancia.

Sin pensarlo dos veces Dante se abalanzo contra Sebastián empuñando la enorme espada de un singular color negro, la cual se perdía de vista entre la negrura de la noche, provocando que este retrocediera un poco dando un brinco quedando sobre la rama de un inmenso árbol; esquivaba cada ataque ávidamente como si de un juego de niños se tratase, moviéndose grácilmente por el aíre con suma elegancia.

Por sus acciones se podía notar claramente que no ponía interés alguno en la batalla a pesar de que esta podría terminar con su vida, pero eso ya no le importaba estaba dispuesto a morir si así podría olvidar a Ciel, sin mencionar que aunque regresara a su forma original no tendría el poder suficiente para matar a Dante, y tampoco es como si pudiera pedir ayuda; no tenía muchas opciones y su actitud no ayudaba mucho, prácticamente no ayudaba en nada.

Su mente parecía estar en otro lado, mejor dicho con alguien, hasta que de la nada un intenso dolor lo saco de su ensoñación, abrió los ojos con sorpresa ya que por cuestión de segundos los cerró, de sus labios empezó a resbalar un fino hilo de sangre, sintiendo como su respiración se hacía más dificultosa a cada segundo. Comenzó a toser sangre, todo había pasado aparentemente tan rápido, llevando su mirada hacia el lugar que le dolía pudo observar a la Kamatayon; su enemigo le había atravesado en el medio del pecho con la espada y la sangre de el moreno se deslizaba por la hoja de la misma, ensuciando las manos de su enemigo, cayendo lentamente hasta manchar el verde pasto tiñéndolo de carmín.

En el rostro de Dante se dibujo una perturbadora sonrisa triunfante al instante en que sacaba despiadadamente la espada del cuerpo del azabache, desgarrándole en el acto observando con complacencia el cómo su sangre era derramada, regodeándose de lo sencillo que fue todo aquello.

 —Creí que sería más sencillo acabar con el “rey” —le sujeto fuertemente del cuello de la camisa, para acercarlo a su rostro—. Fue un placer servirle “su majestad Emerick.

Con brusquedad le lanzo al suelo, si bien aun no estaba muerto pronto lo estaría, solo era cuestión de tiempo, ya que la espada con que le atravesó era la favorita del hermano de Lucifer, temida por su gran poder aunque pensándolo bien no tenía idea de cuál fuera, pero pronto lo descubriría.  Pensó en irse y dejar a Sebastián para que muriera desangrado, pero no le gustaba dejar las cosas a medias, por lo que levanto el arma contra el cuerpo ya inmóvil e indefenso de su oponente, dispuesto a terminar con el trabajo.

Claude se encontraba realizando algunas diligencias para su joven amo, cuando sintió como Alois le llamaba de manera desesperante, tal parecía que su contratista corría un enorme peligro, así que se apresuro en llegar hasta él, lo malo es que se encontraba bastante lejos y tardaría aproximadamente cuarenta minutos en llegar.

Cuando diviso la mansión Trancy sintió una presencia muy familiar en la lejanía del bosque, pero no le dio en ese momento importancia. Observo atentamente su alrededor percatándose del destrozo que se había producido y a los trillizos limpiando todo rápidamente.

Con la mirada busco a Alois, pero al no verlo se adentro a la mansión encontrándose con un ligero rastro de sangre que siguió con calma al saber que era de Hannah, misma que encontró en la habitación de blondo, recostándole ya que tal parece que estaba inconsciente.

—¿Qué es lo que ha pasado?

—El general en jefe del ejército real vino en busca de su majestad, creyendo que era aquí donde se encontraba e intento matar a Danna-sama —explicaba la mujer calmadamente—, creyó que él era el humano con quien había hecho un contrato.

—Hannah —le llamo el moreno; cuando se acerco le tomo de la cintura acercándola a su cuerpo repegandola contra su pecho e introdujo su mano dentro de su boca, logrando sacar la legendaria espada—, encárgate de Danna-sama mientras no este.

La mujer simplemente asintió a la petición del oji ámbar a quien observo marcharse con la misma velocidad que llego.

Faustus corría en dirección al bosque donde momentos antes sintió esa presencia tan familiar que tanto conocía junto a Dante, lo peor de todo es que el aura de Sebastián denotaba ciertas peculiaridades que alertaron al azabache. Al llegar noto como su rey se encontraba en el suelo desangrándose a punto de recibir el golpe de gracia, por lo que no lo pensó dos veces antes de ir a frenar el ataque.

El oji negro observo que su movimiento había sido frustrado por la Laevateinn y el que la empuñaba no era otro más que Claude que con un aura asesina contraatacaba a Dante, al cual no le dio tiempo ni de tomar su forma original, puesto que con el moreno no había sido necesario; Sebastián parecía querer morir y él le cumpliría su deseo, pensó en ello como un acto de bondad, irónico viniendo de parte de un poderoso demonio como él.

Chocaban ambas espadas con fuerza, provocando un estruendoso y desagradable sonido cuando ambos metales chocaban entre sí; en un principio reflejaba ser una batalla de iguales, pero la furia del oji-ámbar era inmensa y desataba un tremendo poder contra su oponente, liberando su aura demoniaca, ambos saltaban en el aíre con movimientos sumamente veloces, hasta caer nuevamente a tierra firme.

—Se puede saber qué rayos te pasa ¡Estúpida araña! —grito encolerizado por haber frustrado su intento de asesinato, ya que no se esperaba que un insignificante demonio como ese apareciera a defender a Emerick—. Tal parece que algunos demonios estúpidos como tu aun guardan lealtad a un patético rey como él.

Claude le sonrió con arrogancia mientras le miraba con supremacía, ya que en un segundo de descuido de Dante este logro herirle gravemente con la Laevateinn, pero tal parecía que aun no se había percatado de ello, sino hasta que quiso volver a atacar al moreno fue que pudo apreciar la sangre salir a borbotones de su pecho, “tenía una herida de extremo a extremo” ¿cómo era posible? Se preguntaba una y otra vez, pero esta vez el verdugo de Sebastián resulto ser vencido y su cuerpo quedo hecho añicos, de la forma más grotesca posible.

Cuando Sebastián finalmente abrió los ojos se encontró con la perturbante mirada de Claude Faustus quien le cambiaba el vendaje en ese momento. Miro a su alrededor analizando con cautela el lugar y pudo notar que no se encontraba ni en la mansión Trancy y mucho menos en la de su amo. Estaba en una pequeña cabaña de madera con un amplio ventanal que dejaba ver lo hermoso del bosque, al parecer no eran más que tres cuartos, lo que parecía ser la cocina, el baño y la recamara donde se encontraban, la cual solamente tenía una cama y una mesa al lado de esta.

—¿Dónde estamos Claude y cuanto tiempo llevo inconsciente? —se tapo el rostro con el antebrazo evitando la mirada del moreno, sentía un inmenso dolor y ardor en el pecho que le hacía difícil respirar, sabía que pronto su vida llegaría a su fin, o tal vez ya estaba muerto—. No es propio de ti estar tan callado Augus —rio con sorna a pesar de la situación en la que se encontraba, provocando que el pecho le doliera aun más pero no lo demostró—. Se que pronto moriré, así que dile a mi padre que no podre cumplir la promesa que le hice hace tiempo.

Claude solo suspiro, ya que por momentos olvido lo dramático que podía ser su rey, pero en cierta forma eso le agradaba de Sebastián.

—Hacia siglos que no me llamaba por mi verdadero nombre su majestad Emerick —soltando un leve suspiro contesto mientras terminaba de cambiarle el vendaje y se sentó a un lado de él. Pero el oji-rojo no se extraño en lo más mínimo por esta acción por parte de del que alguna vez fue su más grande amigo—. No lleva mucho tiempo inconsciente solamente un día y para serle sincero no creí que despertara tan rápido —hizo una pausa para proseguir fríamente clavando su mirada en el contrario—, y nos encontramos en una pequeña cabaña que construí hace ya medio siglo. Nadie más que yo sabe la ubicación y está protegida por una barrera.

—¿Qué paso con Dante? —dijo ahora exaltado— Y ¿cómo es que estoy contigo?

Claude no pudo evitar soltar una sonora carcajada ante la actitud del moreno, realmente podía ser impredecible e infantil y muchas otras tenías que salir corriendo porque con solo estar cerca creías que te mataría por su amenazante aura. Pero Sebastián al verle reír soltó un bufido de molestia que no paso desapercibido para su acompañante.

—Llevas despierto más de diez minutos y apenas te das cuenta —le miro muy detenidamente y le sujeto la barbilla con sus dedos quedando de frente, pasando a su acostumbrada expresión sería—. En primera yo jamás te dejare morir, daría hasta mi vida con tal de protegerte. En cuanto a Dante, está muerto, afortunadamente llegue en el momento preciso antes de que te diera el golpe de gracia y por eso estás conmigo —le planto un dulce beso que sorprendió en sobremanera a Sebastián pero que no tardo en corresponder.

En un principio aquel cálido contacto fue suave denotando dulzura en el acto, sintiendo sus respiraciones entremezclarse, mientras la intensidad del beso iba en aumento; no había necesidad de separarse para coger aíre ya que no lo necesitaban. Lo que empezó como un sutil rose pronto cobro intensidad y para cuando el oji rojo se dio cuenta se separo de improvisto, dejando a un confundido Claude que apreciaba detenidamente su sonrojo.

—¿Qué es lo que estás haciendo Augus?, creí que me odiabas y por eso dejaste de estar a mis servicios para venir al mundo humano —hablo con un deje de sorpresa en su voz.

—Sebastián, es verdad que yo me fui de tu lado, pero no fue precisamente porque te odiara, yo como tu consejero y guardia personal siempre estábamos juntos incluso en los peores momentos —suspiro profundamente al recordar— pero cuando me entere que te casarías con tu hermana no lo soporte mas, sabía perfectamente que eso pasaría tarde o temprano pero no podría estar presente porque… porque yo me enamore de su majestad —su rostro se ensombreció por unos instantes para proseguir, largando un gran suspiro— aquel día donde Lucifer anuncio su compromiso sentí que algo en mi empezaba a doler, una fuerte opresión en mi pecho se hacía presente a cada instante y sentía la necesidad de tomarte entre mis brazos y salir huyendo, pero al ser el rey del inframundo y un demonio de la más alta estirpe el hacer eso me condenaría a lo más profundo del abismo, ya que yo simplemente soy un demonio que fui criado para servir a la realeza. Por lo que decidí apartarme de tu lado, en un arranque de emociones te grite lo impensable y me fui, al llegar al mundo humano no podía apartarte de mi mente, pero al menos sabia que ya no te volvería a ver. Cuando estaba intentando olvidarte tenías que volver a aparecer ante mí, pero ya no como mi rey sino como un simple mayordomo a los servicios de ese orgulloso chiquillo, no sabía que pensar o decir, estaba completamente seguro de que ya no me afectaría pero no fue así, irónicamente morí cuando supe que te habías enamorado de tu joven amo —sus ojos comenzaban a cristalizarse, sentía que si continuaba hablando en cualquier momento las lagrimas saldrían.

Sebastián que hasta ese momento le había escuchado atentamente no sabía que decir, aquel demonio frente a él, siempre tan apacible y de carácter serio se le acababa de declarar…

—Claude yo, yo no sé qué decirte —tartamudeo un poco antes de tranquilizarse—, hasta ahora pensé que te habías ido de mi lado por odiarme, jamás imagine que… que te habías enamorado de mi —suspiro pesadamente, había escuchado atentamente todo lo que Claude le decía pero aun así no lo podía creerlo, se le hacía algo imposible, aquel demonio frio y calculador en el cual tanto confiaba resultaba que lo amaba ¿realmente iba en serio? Pero todo apuntaba a que sí— perdóname por no darme cuenta antes de tus sentimientos, pero yo… yo no puedo corresponderte como esperas.

—Realmente tengo un rey bastante tonto, yo no te estoy diciendo que me correspondas porque sé perfectamente que no me amas, al menos déjame tenerte una vez, como agradecimiento por haberte salvado —una sonrisa picara se dibujaba en su rostro al tiempo que un leve sonrojo aparecía en sus mejillas, ya sabía que le contestaría que no, simplemente quería jugarle una pequeña broma.

—Si eso es lo que quieres… para mí está bien —cerró los ojos fuertemente mientras volvía a repetirlo— pero solo será por esta  vez ¿de acuerdo?

Dicho esto los ojos de Claude se abrieron como platos ante esa confirmación de su rey, el estaba completamente seguro que el moreno le diría que no, ya se lo imaginaba gritándole ¡NO! Y ahora resulta que acepta así como así ¿qué rayos estaba pasando? Estaba claro que se había equivocado y antes de que este se arrepintiera no dudo dos beses y lo beso pasionalmente, era un dulce beso el cual no pensó experimentar nunca, y lo mejor es que era correspondido aun mejor que el primero.

Disfrutaban los labios del contrario de forma deliciosa y única, Claude lamia el contorno de los labios ajenos con una sensualidad única e indescriptible que hacia estremecer a Sebastián, quien dejo escapar un suave gemido extasiado al momento que separaba sus labios, permitiendo el paso de aquella traviesa y lujuriosa lengua que le recorría la boca completamente en busca de su lengua para danzar. Se separaron por falta de aire y un puente de saliva los conectaba aun, el oji-ámbar saco de su bolsillo una especie de dulce color violeta y se la dio a comer a Sebastián el cual se extraño por lo que le estaba dando.

—Un alma —musito levemente degustando aquel dulcecillo, mientras sentía como el cuerpo dejaba de dolerle y sus heridas eran regeneradas, sonrió para sus adentros al recordar aquella alma que le había entregado Claude— esa es el alma que te di cuando me convertí en rey del inframundo ¿cierto?

—Así es, no íbamos a poder continuar en el estado en el que te encontrabas —decía mientras sonreía con lujuria y un toque de picardía se reflejaba en sus hipnóticos ojos ámbar.

*

*

He de confesar que yo realmente espere un rotundo no, muy dentro de mi quería que me gritara y rechaza, de esa manera me olvidaría de esa obsesión por él, quería olvidarte y ese sería mi último intento contigo, pero ahora me dices que aceptas que te tome entre mis garras pero no aceptas mi amor; eres como un pecado que adoraría cometer no una sino cientos de veces, ya que eres tan irresistible y malditamente seductor. Te miro a los ojos, pero evades mi mirada. Te atreves a sonrojarte y haces que me den unas ganas desmesuradas de poseerte en este mismo instante sin la menor consideración.

—¿Acaso estas nervioso? —le molesto pero no me responde, tan solo desvía la mirada.

Te noto tan sumiso y dispuesto, lo cual hace que me excite aun más, posicionándome sobre él a horcajadas jugueteando con un mechón de su negro cabello, el cual me obstruía la vista de sus ojos. Siento mi corazón palpitar rápidamente al saber que serás solo mío.

Por primera vez no noto en ti esa sonrisa llena de burla, ni ninguna otra expresión que creía conocer perfectamente de ti, me estas provocando, incitando y seduciendo y lo sabes perfectamente bien, mentiría si te dijera que no deseo tomarte porque hace siglos que muero por poseerte.

Te beso lentamente mientras mis manos recorren tu desnudo pecho, las vendas que momentos antes coloque con sumo cuidado ya no son necesarias, porque ya estás bien, disfruto sentir esta suave piel en mi tacto, deslizar las yemas de mis dedos en tu desnudes, provocándote. Me gusta verte sumiso en esta nueva faceta de amante que durara un instante, que parecerá inexistente, en cambio ahí está, y permanecerá en mí eternamente.

—Ngh~ Claude… —te escucho gemir contra mi oído mientras tu dulce aliento provoca que se me erice la piel.

Llevo mis besos hasta tu cuello donde lamo y me divierto dejando visibles marcas de propiedad, una huella que diga que tú ya fuiste completamente mío, tus manos traviesas me provocan y tu sutil respiración en mi oído me indica que no podre contenerme mucho. Dejo un ligero rastro de saliva en tu pecho y mi lengua comienza a jugar con tus ya erectos pezones, disfruto morderlos y veo que te complace cada caricia. Tus gemidos me alientan a continuar hasta el final.

Tus manos juguetean con mi cabello de forma melosa, deslizándola y entrelazando tus finos dedos en el, para después regalarme un reconfortante abrazo que me pierde en tu cuerpo, aspiro tu embriagante aroma mientras escucho tu risilla picara y tu mirada lujuriosa.

No me puedo contener y muerdo fuertemente tu clavícula saboreando el metálico sabor de tu tibia sangre, mientras siento como arañas mi espalda por debajo de mi ropa la cual no tardas en quitar de mi cuerpo dejando al descubierto lo que soy. Por unos momentos me siento torpe y vulnerable pero vuelvo a besar tus labios mientras tu lengua y la mía danzan llenas de lujuria al tiempo que me permites disfrutar esa exquisita cavidad que desee por más de dos siglos.

Tus gemidos componen una dulce sinfonía que deleita mis oídos, y no es para menos ya que suavemente tomo tu miembro despierto en mi mano, iniciando con un rítmico sube y baja mientras comienzas a desabrocharme el pantalón y no puedo evitar ver en tu mirada esa desesperanza igual a la mía.  El calor de tus manos sobre la tela delgada tela de la ropa interior rosando mi palpitante miembro que pide a gritos ser atendido.

Disfruto pasar mi dedo índice por la punta de tu miembro sintiendo el liquido pre seminal que emana lentamente, no lo soporto mas y engullo tu masculinidad por completo al tiempo que siento tu espalda arquearse levemente y tus intensos gemidos me indican que deseas mas, que lo quieres tanto como yo.

Me deleito de cada centímetro de tu miembro y lo recorro con mi lengua desde la base hasta la punta, donde muerdo levemente mientras tu mano toma fuertemente mi cabello queriéndome imponer un ritmo que no te negare, me éxito metiendo y sacando ese enorme falo de mi boca. Cuando de tus dulces labios puedo escuchar el tan esperado “me vengo Claude” sin pensarlo aumento el ritmo y siento como tu semilla llena por completo mi boca, y ese dulce sabor me hace llegar al éxtasis, a mi límite, por lo que ávidamente me lo trago y te miro lascivo. Tu rostro está completamente rojo. Te deseo, quiero más, lo quiero todo de ti.

—Sebastián —jadeo deseoso tu nombre.

—Claude… métemelo.

Me abalanzo contra tu cuerpo devorándome esos sensuales labios que me corresponden, me separo de ti mirándote dulcemente a los ojos, me sorprendí mientras tomabas mi mano y te metías tres dedos a la boca succionándolos con maestría, provocando un estremecimiento en mi, una sensación que recorría toda mi espina dorsal, mientras que con la otra mano masajeas mi miembro que pide a gritos atención.

—Carajo Michaelis, eres malditamente sexy ¿lo sabías? —musito contra tus labios logrando una sonrisa ladina llena de prepotencia.

—Aprovecha y hazlo. Faustus~

“Hazlo” esa palabra que dices entre gemidos y que me hace desear destrozarte al tiempo que te tome. Mi nombre demoniaco susurrado por ti se escucha tan erótico y más si lo pronuncias entre jadeos; ya es hora, abro lentamente tus piernas y me posiciono entre ellas, quiero escucharte gemir fuertemente por lo que susurro sensualmente en tu oído mientras lamo tu lóbulo.

—Gime solo para mi, mi sensual rey —así que sin consideración meto dos dedos en tu entrada y siento como son atrapados en tu interior, me dejas atónito por unos instantes con tu grito de ¿dolor?, tus ojos se cierran lentamente invitándome a continuar, haciéndome saber que lo disfrutas, meto el tercer dedo lubricando cada pequeño rincón de tu entrada mientras los muevo dándote pequeñas embestidas.

Al sacarlos de tu interior, noto como mi respiración esta entrecortada, el sudor recorre mi cuerpo haciendo que mi cabello se pegue a mi rostro, llegue a mi limite y violentamente te penetro y sin esperar tu aprobación y comienzo con unas embestidas brutales mientras te aferras fuertemente a mi espalda rasguñándola a tal grado que siento recorrer por ella los finos hilos de sangre.

—Grita más —te digo al oído mientras mis estocadas eran rápidas, profundas y certeras dando en ese punto exacto donde arqueas brutalmente la espalda, me haces delirar de placer con cada sensual movimiento de tus caderas que siguen este ritmo frenético de vaivén, nuestros labios se vuelven a unir mientras nuestras lenguas danzan lujuriosamente y mi mano impaciente vuelve a masajear tu miembro nuevamente despierto. El calor de nuestros cuerpos aumenta sin control y un espasmo de placer me indica que he llegado a mi límite y me corro en su interior y tú en nuestros abdómenes con un profundo gemido dando así fin a nuestro primer y último acto de amor.

Agotados quedamos recostados en la cama por unos instantes… te abrazo cariñosamente mientras me correspondes.  

Continuara~

Notas finales:

Los que lo esten volviendo a leer n.n notaran a que hay "ligeros" cambios, pero pues en escencia es lo mismo XD ¿merezco rw? OuO sin más yo me despido y les deseo un excelente día/tarde/noche.

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).