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The World around Us por Aoilex

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Notas del capitulo:

¿Qué tal? Bienvenidos a un nuevo capítulo.

Disfruten.

No era posible.

“Solo estamos los tres en la habitación”

Ron y Hermione se quedaron en silencio esperando a que reaccionara. Ambos me observaban fijamente sin atreverse a quitarme la vista de encima.

Las palabras de mi amiga resonaron en el interior de mi mente. Una parte de mí, en lo más profundo de mi subconsciente, sabía que lo que decía Hermione era verdad; sin embargo, la otra parte no quería aceptarlo y se mantenía esperando a que alguien dijera que solo era una broma.

-Harry- la amable voz de Hermione rompió el hilo de mis pensamientos.

La observé con detenimiento, como si me costara reconocerla.

No es él pensé.

-Es mentira- las palabras salieron como un susurro de mis labios. – Es mentira.

Mis mejores amigos intercambiaron una rápida mirada de preocupación entre ellos.

Hermione tomó mis manos entre las suyas – Se que es difícil, Harry. Nosotros mejor que nadie sabemos cuánto quisiste al profesor Snape pero… es hora de que lo aceptes.

-Es verdad, compañero. Él ya murió. No puedes seguir llorando por ese estúpido…- el apodo murió en sus labios al notar la mirada de asesino que le dirigía.

-Harry, por favor. No te hagas más daño- la voz de Hermione se quebró.

-Hermano, necesitas descansar- Ron no me miraba, pero su voz dejaba notar la preocupación.

-Déjenme solo- murmuré.

Hermione me apegó más a su cuerpo y  sobó mi espalda intentando calmarme.

No pude más.

-¡LARGO!- grité completamente furioso.- LARGO- me deshice del abrazo de Hermione y la empujé fuera de la cama.

Mi castaña amiga puso cara de incredulidad y se sobó el brazo que se había golpeado. Ron me miró con reprobación, ayudó a su novia a ponerse de pie y ambos salieron de la habitación.

Escuché como ambos bajaban hacia el primer piso de la Madriguera. Pronto, todas las voces de los Weasley llegaron hasta mis oídos. No podía descifrar que era lo que decían pero sabía que estaban hablando de mí ya que mi nombre era repetido constantemente.

Me senté en la cama.

No sabía cuánto tiempo había pasado desde la batalla final. Mucho menos desde la muerte de Severus.

-Severus- mis labios pronunciaron su nombre involuntariamente.

Todos los recuerdos acudieron a mi mente. Pasara el tiempo que pasara no iba a poder olvidar todos los buenos momentos que viví al lado de mi estoico profesor de pociones.

-Harry- su voz sonó a lo lejos.

-DEJAME- grité a la nada.

-Harry- ahí estaba otra vez.

Me recosté en la cama y me cubrí la cabeza con el cobertor de la cama. No quería seguir escuchando, no quería seguir viendo.

-Harry, por favor- la voz seguía insistiendo. Sentí un peso sobre la cama y abrí los ojos sorprendido.

Hasta donde yo recordaba, los fantasmas atravesaban los objetos. Ninguno de ellos tenía peso alguno o lograba tomar objetos sólidos. Me destapé y miré fijamente a donde se suponía debía estar.

Ahí estaba. Severus me observaba fijamente.

-Hasta que al fin se deja ver, señor Potter- su voz sonaba amable en comparación a la expresión de enfado que trataba de mantener en su rostro.

-¿Cómo…?- la idea ni siquiera salió completa.

-Veo que su cerebro sigue igual de atrofiado- dijo sarcástico.

-Que listo, profesor- enfaticé el profesor- ¿Pero cómo? Ron y Hermione no pudieron verte.

-Yo tampoco entiendo porque fue que la señorita Granger y el señor Weasley no pudieron verme; sin embargo, tenía la teoría de que eso pasaría.

-Por eso no querías que te vieran- comprendí.

El asintió y empezó a acariciar mi cabello.

-Pero… tú estás…- no podía decir la palabra. De solo recordarlo mis ojos se humedecían.

-Shh…- sus manos se deslizaron lentamente tratando de calmarme- No pienses en eso ahora.

¿Qué no pensara en eso? ¿Es que acaso no veía importancia del problema?

-Pero Sev tú…- mis palabras murieron en mi boca. Alguien tocaba la puerta.

Como pude, me puse de pie y abrí la puerta. Ahí estaba Ginny, tenía en la mano mi escoba y me sonreía como si no hubiese estado discutiendo minutos antes.

-¡Harry!- se abalanzó hacía mí y me abrazó.

-Ginny- hablé tranquilo- ¿Qué sucede?- di un vistazo rápido a la habitación para darme cuenta que Severus había desaparecido.

-Quería invitarte a jugar Quidditch. 3 contra 3. ¿Qué dices?

-No lo sé, Ginny. ¿Ron?

La expresión de la pelirroja cambió.

-Él y Hermione salieron a dar una vuelta- respondió tratando de ocultar su nerviosismo- Anda, tenemos que aprovechar que Bill y Charlie están aquí.

-Vale- acepté. Me sentía mejor ahora que sabía que Severus seguía aquí y que no era una simple ilusión.

Esperé a que Ginny saliera de la habitación y dispuse a cambiarme. Me senté en la cama esperando a que Severus se dignara a aparecer, pero nada. Con cierta resignación tomé mi escoba y me encaminé al patio de la madriguera.

-Hey, Harry- Bill me llamó a lo lejos.

Sonreí y subí a mi escoba para darles el alcance.

Pasamos horas jugando. Ginny, Fred, George, Bill y Charlie me habían recordado cuanto había extrañado jugar al Quidditch. ¿Cuánto había pasado? ¿Dos años? ¿Tres? No importaba. Aún disfrutaba pasar el tiempo montado sobre mi escoba y me encantaba como el viento se llevaba mis problemas mientras volaba.

Los cinco Weasley y yo decidimos dejar de jugar al mismo tiempo que una Molly Weasley preocupada nos gritaba que entráramos a casa. La cena estaba servida y dispusimos a comer.

-Eres muy bueno, Harry- Charlie habló- No me había divertido tanto desde que estaba en Hogwarts.

Sonreí ante sus palabras y clavé la mirada en mi plato.

Ron y Hermione seguían sin aparecer y yo me sentía culpable por la discusión que habíamos mantenido en la tarde.

-¿Te siente mal cariño?- la señora Weasley me miró desde el otro extremo de la mesa.

-No señora Weasley, estoy bien- traté de sonreír, mala idea.

La señora Weasley me miró fijamente y de ahí continuó comiendo. Lancé un suspiro y terminé la comida que se encontraba en mi plato.

Arrastrando los pies, subí a mi habitación. Abrí la puerta esperando encontrar a Severus dentro.

Oscuridad.

Gritos.

La nada.

 

Abrí los ojos completamente asustado. Era otra pesadilla.

Habían pasado días desde que había visto a Severus por última vez. Desde que Ginny nos había interrumpido no había vuelto a hacer acto de aparición. Cada día que despertaba, esperaba verlo a mi lado, a mí alrededor. Pero nunca pasaba.

Poco a poco, había dejado de comer y simplemente me encerraba en la habitación a esperar que apareciera.

Enfoqué mi vista en el techo. Aún era de noche y no se podía distinguir bien el paisaje. Me paré de la cama y caminé rumbo a la ventana, miré el exterior esperando calmarme y poder recobrar el sueño.

Una capa negra a lo lejos.

Reconocería esa capa y esa figura donde fuese. Era él. No me había abandonado.

Sin colocarme nada encima, salí corriendo del cuarto y descendí rápidamente las escaleras. Ignoré a los Weasley y salí al jardín, rumbo al lugar en donde lo había visto desaparecer.

-Severus- grité a todo pulmón conforme me acercaba al lugar- Sev…- repetí.

Recorrí los alrededores intentado encontrarlo, pero no se dejaba. Continué gritando desesperado. Nada. La oscuridad seguía reinando el lugar así que metí mis manos en mi bolsillo esperando encontrar mi varita, pero esta no estaba.

Con la desesperación guiando mis acciones, continué corriendo en busca de mi amado profesor. Mi respiración se hizo más pesada, mi ojos se empezaron a nublar, sentía como mi cuerpo se volvía más rígido, como mis movimientos se hacían más lentos, como si estuviera levantado la humanidad sobre mis hombros.

Abrí la boca para gritar su nombre pero ningún sonido salió de mis labios. Mis rodillas cayeron al pasto y mi cuerpo impactó contra el suelo.

-¡Harry!- la voz de mi mejor amiga hizo eco dentro de mi mente.

En mi estado, no había notado que Ron y Hermione permanecían observándome a lo lejos. Traté de enfocar mi vista en ellos, pero solo pude diferenciar una capa negra ante mí. Severus, pensé. Sonreí por haberlo encontrado, él me miró con tristeza y comprendí todo.

-Harry, Harry- Hermione repetía mi nombre desesperadamente.

Ron se situó en el lugar en que se encontraba Severus y entonces mi teoría se confirmó.

Todo había sido una jugada de mi mente. Lo último que pude ver fueron los rostros preocupados de mis mejores amigos, de ahí, todo se reducía a la más profunda oscuridad.

Notas finales:

¡Hey! ¿Qué les pareció? Me disculpo por demorar tanto en actualizar, juro que no es mi intención hacer la espera tan larga.

¿Les comenté que soy un estudiante universitario que trabaja y no tiene vida?

Espero que les gustara el capítulo.

Hasta la próxima.

Ao

 


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