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Un roto para un descosido por terraishtar12

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La mansión Shibuya ha pertenecido a la familia Shibuya por generaciones. Recientemente remodelada por Hyosuke Shibuya, padre del actual cabeza de familia, la mansión combina armoniosamente lo clásico y lo moderno, creando una fusión de inigualable belleza y elegancia.

En una de las habitaciones del segundo piso, un joven castaño de ojos verdes se encontraba recostado en su cama, observando atentamente el techo. La habitación estaba a oscuras, iluminada tan solo por los pequeños rayos de sol que se filtraban por las pesadas cortinas. Una melodía melancólica llenaba la estancia mientras Kaede Shibuya miraba sin ver el cielo otoñal que él mismo había pintado en el techo de su habitación.

Unos toques en la puerta sacaron a Kaede de sus depresivos pensamientos. El castaño gruño, tratando de ahuyentar a quien estuviera del otro lado, pero volvieron a tocar un poco más fuerte.

- Fuera – lloriqueó Kaede – Déjenme solo con mi solitaria soledad.

- Pero, Kaede-sama, – se excusó la sirvienta – tiene visitas.

- Que se vayan.

- Eso no es muy amable de tu parte, Kaede-kun – dijo una voz. Kaede se levanto, frustrado porque no lo dejaban deprimirse en paz, y buscó con la mirada el origen de aquella voz.

- Pues discúlpame por estar depri…mi…do – el castaño enmudeció al ver al Host Club completo frente a él.

- ¡Kae-chan! – grito Honey mientras se abalanzaba sobre el castaño y lo abrazaba.

Ante el súbito contacto, Kaede se tensó, hiperventiló unos segundos y … se desmayó.

-o-

Cuando Kaede volvió en si, notó que seguía recostado en su cama y pensó que todo ese asunto del Host Club haciéndole una visita no era nada más que un loco sueño. Pero entonces noto dos cosas: la primera, que tanto sus cortinas como su puerta estaban abiertas, llenando la estancia de luz y aire fresco. Y la segunda, que una sirvienta lo esperaba junto a la puerta.

- Sus amigos lo esperan en el salón azul, Kaede-sama.

- "Rayos, no fue un sueño" En seguida bajo – respondió, sin mucho entusiasmo – Gracias, por avisarme, Inoue-san

- Siempre es un placer ayudarlo, Kaede-sama – dijo ella mientras se retiraba.

El castaño se miró a si mismo en el espejo de su habitación. Se veía pálido y despeinado, tenia unas marcadas ojeras y el buzo que llevaba estaba completamente arrugado. "No puedo bajar así, pensarán que soy patético". Sacó un pantalón de jeans claro y una polera manga corta morada y entró al baño a cambiarse. Se lavó la cara para que no notaran las marcas de sus lágrimas, se ordenó el cabello y bajó al encuentro de sus "invitados".

-o-

Mientras tanto, en el salón azul, los miembros del Host Club esperaban impacientemente a Kaede Shibuya.

- Me aburrooo… – lloró Honey – Quiero jugar con Kae-chaaan…

- Calma, Honey-sempai – dijo Kaoru

- Kae-chan bajará cuando quiera – expresó Hikaru, con una sonrisa traviesa – Y mientras tanto…

- … Podemos explorar la casa – completó su gemelo.

- Pero nos dijeron que esperáramos aquí – reclamó Haruhi – no podemos solo salir a explorar.

- Haruhi, Haruhi, Haruhi – suspiró Kaoru, poniéndose a su derecha y pasando un brazo sobre sus hombros.

- Ya deberías saber… – dijo Hikaru imitando a su hermano.

- … Que cuando no dicen algo …

- … En realidad es solo una sugerencia.

- Ricos bastardos – murmuró Haruhi, sobrepasada por el descaro de los gemelos.

- Entonces, ¡vamos! – exclamaron los gemelos.

- ¡Alto ahí! – los detuvo Tamaki, parándose entre ellos y la puerta – Vamos a quedarnos aquí a esperar como corresponde – ordenó.

Los gemelos se miraron por un segundo antes de voltear hacia Tamaki y contestar.

- No – dijeron, y luego pasaron corriendo uno a cada lado de Tamaki, tirándolo al suelo.

Honey y Usa-chan los siguieron corriendo, saltando "accidentalmente" sobre las costillas de Tamaki. Mori, como de costumbre, siguió al pequeño rubio. Kyoya los siguió, acomodándose los lentes al pasar junto al caído.

Cuando se fueron, Haruhi se acerco a Tamaki y le ayudó a levantarse. Ambos suspiraron y, resignados, siguieron al grupo.

- Nadie me respeta – lloriqueó Tamaki mientras salían.

-o-

Cuando Kaede Shibuya llegó al salón azul, vio las tazas de té y el plato de galletas sobre la mesa, pero ni rastro del Host Club. Los busco en el balcón, tras las cortinas, bajo los muebles, incluso debajo de la alfombra, pero no los encontró. Empezó a registrar los cajones, cuando escucho un ruido sordo, como un golpe.

- Que no sea lo que estoy pensando, que no sea lo que estoy pensando – rogaba el castaño mientras corría hacia el origen del ruido.

-o-

Esto es lo que pasó: mientras Kaede buscaba al Host Club bajo los muebles, ellos se colaron en su taller y se pusieron a curiosear. Haruhi, distraída por los bellos dibujos, tropezó con una hormiga cabezona y chocó con un caballete. El caballete calló al suelo con un ruido sordo, pero Hikaru logró rescatar la pintura a medio hacer que reposaba en él.

- ¡La salvé! – exclamó, alzando los brazos. Al hacerlo, el marco de la pintura golpeó una repisa, de donde cayó una pequeña escultura de cerámica. Kaoru se lanzó al suelo justo a tiempo para evitar que la escultura se hiciera añicos.

En ese instante, la puerta del taller se abrió bruscamente, revelando a un Kaede Shibuya completamente exhausto, con la respiración acelerada, el sudor perlando su piel y las mejillas sonrojadas.

Kaede, ya mas tranquilo, y habiendo recuperado la respiración, paseo su mirada por la sala. Primero miro a Kaoru, luego la pequeña escultura en sus manos. Miro a Hikaru y la pintura que sostenía con los brazos alzados, y finalmente les devolvió una mirada interrogante.

- ¡La salve! – exclamaron los gemelos, levantando ligeramente la obra de arte en las manos de cada uno.

Hubo un momento de silencio absoluto en el que los gemelos observaban intensamente a Kaede, y Kaede los miraba con la misma intensidad. Hasta que se escucho una pequeña risa, no burlona, sino ligera y gentil. Kaede reía, con alegría, reía encorvándose ligeramente, intentando cubrir su boca con sus dedos.

- Perdón, pero se veían muy graciosos justo ahora – dijo Kaede, con una tímida sonrisa surcando sus labios.

Sin esperar respuesta, Kaede y los demás, empezaron a poner todo en su lugar. Luego de que Mori tomara en sus grandes manos la escultura que Kaoru había estado sosteniendo, Kaede le ofreció su mano, para que este pudiera levantarse. Una vez de pie, Kaoru miro a Kaede a los ojos y le sonrió, antes de dejar ir su mano.

-o-

Una vez pasado el momento de diversión en el estudio, se instaló un silencio incómodo entre los miembros del Host Club y su anfitrión (n/a: valga la redundancia). Todos mantenían su mirada sobre el pequeño artista, lo que no hacia otra cosa que ponerlo más nervioso de lo que ya estaba. El silencio comenzaba a hacerse insoportable, y sin saberlo todos empezaban a desear la misma cosa, que alguien terminara con ese silencio infernal…

… Bue-bueno, ¡no es que me queje!, – dijo Kaede, apresuradamente – pero podrían decirme el motivo de su visita?

Hubo una larga pausa, que daba señales de convertirse en un silencio tan incómodo como el anterior, de no ser porque este se vio interrumpido una vez más.

¿A qué te refieres Kaede-kun?, ¡venimos a ver como estabas! – respondió Tamaki, exaltado.

E-eso lo entiendo, lo que no entiendo es porque se tomarían tantas molestias – dijo Kaede, con la cabeza gacha.

Ante la respuesta de Kaede todos se quedaron sin habla. ¿Acaso Kaede pensaba eso de el mismo, que era una molestia?

Acaso no es obvio, - dijo Kaoru, mirándolo directo a lo ojos – estábamos preocupados por ti.

… "¿En verdad estaban preocupados por mi?".

Kaede paseo su mirado por los rostros de todos, buscando algo que rechazara las palabras de Kaoru, pero lo único que vio fue a Tamaki, Haruhi, Honey y Hikaru sonriéndole, y a Kyoya y Mori asintiendo en aprobación.

Ante el apoyo del Host Club, Kaede no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa y murmurar un gracias.

-0-

Estaban jugando. El Host Club (n/a: y Kaede-kun por supuesto), aquel grupo formado por los chicos mas ricos y apuestos de todo Ouran, aquellos que con el tiempo llegarían a heredar la fortuna y las empresas de sus padres, estaban jugando a la pelota, como si de un montón de niños se tratara. Se lanzaban la pelota, la pateaban, corrían con ella, solo para volverla a lanzar.

Hikaru y Kaoru se lanzaban la pelota, y Tamaki, que se encontraba entre los gemelos, saltaba intentando alcanzarla (n/a: están jugando al tontito XD), hasta que, Hikaru la lanzó demasiado alto, escapando del alcance de las manos de Kaoru y golpeando a Haruhi en la cabeza. Tamaki salió en defensa de su novia, y le lanzo la pelota con una fuerza increíble a Hikaru, golpeándolo en el estómago, convirtiendo de esta forma un inocente juego de pelota en una declaración de guerra (n/a: QUEMADOS!), de la que, después de varios golpes, pelotazos y cabezazos, todos se hicieron participes.

Luego de un tiempo, encontrándose todos entre agotados y satisfechos, se acostaron en el pasto del jardín que había servido de campo de batalla a descansar, comentando las partes que les habían parecido mas divertidas. Como cuando, luego de que un pelotazo golpeara su notebook (n/a: computador portátil), Kyoya se había levantado muy lentamente, tomado en sus manos la pelota, estrujándola con rabia, e intentado golpear a alguno de los culpables con ella, fallando cuando esta apenas voló un par de metros, para volver a sentarse avergonzado, no sin antes fulminarlos a todos con la mirada. Otro ejemplo pudo ser, cuando Honey pisó la pelota, resbalándose con ella, provocando que el plato de pastel que sostenía saliera disparado hacia atrás, embarrándose en la camisa de Mori, o cuando la pelota golpeó a Tamaki desde atrás provocando que el y Haruhi se besaran y ambos continuaran todo el juego completamente sonrojados.

Pasado un tiempo y dándose cuenta que ya era hora de irse, el Host Club se adentró en la mansión. Kaede iba a unírseles para despedirse como corresponde, cuando sintió que alguien lo tomaba del brazo alejándolo del grupo.

¿Chicos? – pregunto Haruhi - ¿Donde esta Kaede?

¿Y Kaoru? – siguió Hikaru.

…?

-0-

Mientras tanto, en otra parte de la mansión, se encontraban nuestros queridos desaparecidos.

Kaoru-kun, ¿por qué me trajiste hasta aquí? – pregunto Kaede

¿Sucede algo? – pregunto Kaede, preocupado por el silencio de Kaoru.

… No pasa nada malo, – dijo Kaoru, algo inseguro – es solo que necesitaba hablar contigo a solas.

¿Conmigo? – pregunto Kaede con nerviosismo

Sí, bueno la verdad necesitaba darte algo – dijo Kaoru, mientras sacaba una libreta de su bolsillo y se la extendía a Kaede.

Kaede solo se quedo observando con curiosidad la libreta en sus manos, mirándola desde cada ángulo posible, una vez que la había examinado, la abrió, abriendo los ojos con sorpresa.

Es… esto es? – exclamó con asombro, mirando a Kaoru, esperando una confirmación, algo que le dijera que lo que veía en sus manos era real, recibiendo un asentimiento.

Mis Dibujos – susurro, aun incrédulo – Pe-pero cómo?

El día que nos encontramos en el pasillo, esa chica, Yumi Kasen fue al Host Club, mientras yo y Hikaru hacíamos, bueno, lo que siempre hacemos, ella dejó caer esta libreta, – dijo Kaoru, señalando la libreta que permanecía en manos de Kaede – cuando la levanté del suelo, pude ver que tenia pedazos de tus dibujos. En fin, terminamos confrontándola, y ella confesó haberlos roto. Luego de esto, Kyoya-sempai y yo, intentamos encontrarte, pero no lo logramos… Kyoya-sempai nos contó lo importantes que son estos dibujos para ti, así que busqué los demás pedazos, pero esto es todo lo que pude encontrar, – dijo bajando la cabeza – lo siento…

¿Lo sientes? – susurro Kaede, acercándose – …Kaoru-kun, no tengo palabras para describir lo que hiciste

Kaoru cerró los ojos apretando los parpados, como esperando a ser regañado, pero los gritos y reclamos nunca llegaron, por el contrario, Kaoru sintió un par de brazos envolviendo su torso y algo humedeciendo su camisa. Cuando abrió los ojos vio que no era su imaginación y que Kaede lo abrazaba, mientras lloraba en silencio. Kaoru no supo como reaccionar en un principio, después de todo Kaede lo había sorprendido, pero finalmente correspondió al abrazo, acariciando la espalda de Kaede y su cabello para relajarlo.

Kaede? – pregunto Kaoru, esperando una respuesta.

… – Kaede se alejo lo suficiente para ver a Kaoru a los ojos sin romper el abrazo – Nadie jamás había hecho algo así por mi, ni siquiera nos conocemos hace mucho y te tomaste el tiempo para buscar los dibujos, y enfrentaste a Yumi-chan, y-yo en ve-verdad no se que decir. – dijo con los ojos lloroso – Gracias. Muchísimas Gracias, Kaoru-kun.

-0-

Una vez Kaede y Kaoru volvieron donde dejaron al Host Club, fueron atacados por un contundente interrogatorio de parte de Tamaki, que una vez terminado dio lugar a las despedidas. Mientras Kaede se despedía de todos, prometiendo dejar de faltar a clases, visitarlos alguna vez al Host club, Kaoru no pudo evitar pensar, mientras observaba a Kaede sonreír y reír de forma tan natural, que si bien las obras de Kaede eran hermosas, probablemente no había cosa mas bella y pura que el artista mismo…


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