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Estoy a tu lado por Roronoa Misaki

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Notas del capitulo:

Hola chicos, ya estoy de vuelta! ^-^

En realidad esto debió haber estado arriba hace cosa de una semana, pero tuve algunos inconvenientes y no había podido terminar, así que se los traigo hasta ahora. Espero que les guste :D. 

[Capítulo 9 ─ La verdad del corazón]

Garp miró por la ventanilla junto a él, desde donde podía apreciar una gran extensión de cielo azul despejado casi por completo de no ser por unas cuantas nubes traviesas que ocasionalmente se entrometían en la trayectoria de las alas del avión, rehusándose a apartarse hasta que las atravesaba.

Debía admitir que no se sentía del todo cómodo dejando solos a sus nietos, pero lo habían mandado a Dressrosa porque había ciertos indicios de que tal vez Doflamingo estuviera de nuevo por ahí. Garp no estaba del todo convencido, no creía que fuera muy inteligente que el hombre regresara a seguir con sus turbios negocios a la misma ciudad donde lo habían atrapado la primera vez años atrás, o tal vez era por esto mismo que había vuelto a ese lugar. En fin, si en realidad no se trataba de Donquixote volviendo a las andadas, entonces igual tendría la oportunidad de apresar a unos cuantos delincuentes, por lo tanto no sería una pérdida de tiempo total. 

Los chicos estarían bien, o al menos eso esperaba, les había dejado la vigilancia como una medida de seguridad, además de uno que otro medio, y si algo fuera de lo común llegaba a suceder sus hombres tenían órdenes de informarle de inmediato, eso al menos hasta que él llegara, que en realidad tampoco debía faltar demasiado tiempo para eso, unos cuantos días cuando mucho. Así que ellos estarían bien, se repitió en la mente, siempre y cuando no se metieran en líos estarían bien.

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Law miró el reloj como por enésima vez ese día. Ya se estaba haciendo un poco tarde, Luffy aún no se había aparecido por su casa y él comenzaba a desesperarse, aunque era verdad que su novio no le había dado una hora para su visita así que podría llegar en cualquier momento. Él sabía que parte de su ansiedad se debía a otra cosa que poco tenía que ver con la hora; necesitaba pedirle una disculpa a Luffy por su comportamiento y esperar que aceptara perdonarlo. Por lo menos durante su pequeña plática de la noche anterior había sonado menos molesto, eso lo tranquilizaba un poco. Sólo un poco.

En ése momento alguien llamó a la puerta principal y Law salió al instante de la cocina tallándose las manos, que estaban un poco sudadas, en los costados de su pantalón antes de abrir—. Hola

—Hola Law —contestó Luffy, no del todo serio pero sin lanzarse encima de él como siempre hacía. A Law no le extrañó ni un poco, era normal dada la situación, pero aun así sintió cierto desconsuelo en la falta de ése afecto que el saludo efusivo de su novio siempre le brindaba. En definitiva tenía que arreglar las cosas cuanto antes.

Se hizo a un lado para que el chico pudiera pasar, fijándose de reojo en el ligero cojeo que hacía al caminar, y cerró la puerta tras él—. ¿Cómo está tu tobillo? —preguntó tanto para aligerar un poco el ambiente como porque quería saber cómo se encontraba.

—Bien, en realidad ya me siento mejor, casi no me duele —contestó el menor con una ligera sonrisa.

Law sonrió también, aliviado en cierta forma. El pequeño no estaba comportándose de forma hostil, eso era un buen presagio, por lo menos no estaría cerrado de oídos cuando tratara de explicarse. Ahora el problema era encontrar una buena manera de explicarse. En su caso, ser lo más sincero posible era la mejor (y la única) opción viable.

—¿Puedes subir las escaleras? Para ir a mi habitación. —La casa en ése momento estaba vacía, a excepción de ellos dos, pero él no quería arriesgarse a que Chopper o Vergo regresaran en cualquier momento e interrumpieran su conversación si es que se quedaban a hablarlo en la estancia, deseaba que todo quedara arreglado esa misma tarde y para ello necesitaban la mayor privacidad posible.

Luffy sólo asintió en respuesta y se dirigió a la escalinata para ir al segundo piso, subiendo con cuidado y su novio detrás de él en todo momento, hasta llegar a la habitación del mayor y tomar asiento en el borde de la cama, con tranquilidad, seguro de lo que quería hacer y decir, pero esperando el momento justo para ello.

Law entró también al segundo siguiente, le echó un rápido vistazo al tobillo izquierdo del menor y cerró la puerta de la habitación para acto seguido dirigirse a su armario. Estaba conformado por dos puertas corredizas, una de ellas un espejo de cuerpo completo, y en el interior unos tres espacios cuadrados acomodados en una columna junto a la ropa colgada. Estiró sus brazos y del cubículo más alto bajó una caja de cartón, estaba llena de medicamentos, banditas, pomadas, frascos de desinfectantes, y un montón de cosas más. Sacó un rollo de venda y un botecito verde (Luffy lo identificó después como el mismo que había tomado el doctor del boticario de su consultorio) y regresó la caja a su lugar antes de aproximarse a su novio.

—¿Me permites cambiarte el vendaje? No lo habrás hecho desde que fuiste al doctor, ¿verdad?

¿Contaba el hecho de habérselo quitado para tomar una ducha y después volvérselo a poner? No estaba seguro, pero mal no le hacía dejarle hacerlo—. Está bien.

Law asintió y se hincó en el suelo frente al chico, le retiró la sandalia que llevaba y comenzó a desenrollar la venda.

Luffy observó todos los movimientos del mayor y terminó sonriendo, entre enternecido y orgulloso, al percatarse de que hacía con exactitud lo mismo que había hecho el médico al revisarlo el día anterior—. De verdad pareces un doctor —comentó cuando lo vio terminar.

El moreno levantó la mirada, un tanto sorprendido, y después esbozó una sonrisa ladeada—. Gracias.

—Es la verdad, dentro de unos años serás el mejor doctor de todo Sabaody —aseguró el chico.

—Bueno, creo que superar a la Dra. Kureha no será tan sencillo, esa bruja tiene algunos trucos bajo la manga.

Luffy soltó una risa, y Law casi lo siguió con un suspiro de alivio al escucharlo, se sentía tan increíblemente bien de poder seguir causando ese sonido y esa expresión alegre en el rostro de su novio, esa que al verla le inundaba el pecho de satisfacción y le hacía sentir que estaba haciendo un buen trabajo por mantener a su pareja feliz. Entonces recordó la discusión de la tarde anterior. Suspiró decaído. Se sentó al lado izquierdo del menor, tomó su mano y comenzó a acariciarle el dorso con el pulgar.

—Oye, sobre lo de ayer… —no sabía muy bien cómo comenzar, pero sí sabía lo que tenía que decir, tal vez ese sería un buen modo de iniciar. Luffy lo observó, paciente y dispuesto a escucharlo—. Lo lamento mucho. Perdí un poco el control, pero no era mi intención haberte dicho eso y me arrepiento bastante de haberlo hecho. Supongo que no he superado por completo lo que pasó con Eustass-ya, y eso no me deja confiar en él o en sus acciones, y se ha acercado tanto a ti, se ha vuelto tan amigo tuyo que… tengo miedo, de que en algún momento consideres que él es más interesante que yo o que puede hacerte más feliz… —en ése punto agachó la mirada hacia su regazo—, a veces creo que ya lo hace, y no puedo dejar de pensar que está intentando apartarte de mí. Es sólo que no quiero perderte, no quiero que alguien más te aleje de mi lado.

“Los celos nacen del miedo que tienen las personas de perder a quienes aman, y en ocasiones nos hacen cometer errores, graves errores. […] Tenía tanto miedo de perderlo, que yo mismo lo alejé de mí.”

Luffy sonrió con ternura, pensando en que tal vez a Law no le habría hecho mal estar presente en aquella plática que mantuviera con Zoro el día anterior, y colocó su mano libre sobre la de su novio, apretándolo un poco en un intento por darle seguridad. El par de ojos grises se alzaron al instante para mirarle directo, y él sintió unas tremendas ganas de borrar esa triste mirada con un montón de besos, pero antes de eso tenía que terminar de aclarar el asunto.

—Déjame contarte algo acerca de mi relación con Kid, ¿sí? —El mayor asintió en acuerdo, en ése momento él no estaba para ponerse caprichoso, así que haría y escucharía cualquier cosa que el otro quisiera—. Tú sabes que él y yo tampoco quedamos en los mejores términos después de lo que sucedió, ¿cierto?

Law volvió a asentir—. Aun no comprendo del todo cómo fue que terminaron siendo amigos, aunque en su momento lo consideré algo normal siendo que se trataba de ti y tu gran corazón.

El chico sonrió levemente, en cierta parte avergonzado por el comentario, pero después se puso un poco más serio para volver a abordar el tema—. En realidad, fue por algo que Kid hizo por mí por lo que pude dejar lo sucedido en el pasado y ofrecerle mi amistad. —Law ladeó la cabeza y frunció el ceño, confusión y curiosidad aglomerándose en su mirada en una muda pregunta que el menor decidió contestarle—. Él me salvó.

—¿A qué te refieres? —soltó casi al instante, sin poder contener la pregunta en esa ocasión.

Luffy suspiró, pero no apartó la mirada de los ojos grises de su novio, él merecía saber la verdad, y si quería que el tema de Kid quedara zanjado de una vez y en definitiva debía decírselo. Así que le contó. Le contó que aquella tarde después de salir de su casa fue directo a la tienda de peluches del centro comercial para arreglar todo con la compra de Bepo y que Chopper lo recogiera al día siguiente, le contó que al salir de ahí estaba tan contento que sin darse cuenta tomó el camino equivocado y fue a parar a aquél parque al que semanas después lo llevó de la mano. Le contó también que aparecieron aquellos tipos, cómo empezaron a intentar intimidarlo entre todos y después a acorralarlo, le contó que intentó hacerles frente pero que al final no había podido con todos a la vez, y le contó del momento en que Kid apareció, acudiendo en su ayuda.

—Si él no hubiera llegado… bueno, es obvio lo que esos tipos me habrían hecho, lo que no sé es lo que habría pasado después. No tengo idea de si yo hubiera podido soportar eso por una segunda vez, menos con el hecho de la fuga al día siguiente. Tal vez habría tocado fondo, quizá no me hubiera recuperado. Incluso podría no estar aquí ahora, ellos podrían haberme matado después para librarse del problema. Pero no fue así, sigo aquí y estoy bien, gracias a él.

Law no dijo nada, su cabeza era un lío en ése momento, se encontraba aún en shock después de haber escuchado aquel acontecimiento. Luffy, su pequeño Luffy… aquellos tipos intentando… Eustass-ya… él había… pero, ¿qué demonios?

Con algo de duda estiró su mano y acomodó un poco el cabello del chico, más por el impulso y la necesidad de estar en contacto con él que por cualquier otra cosa—. ¿Por qué no me lo habías dicho antes? —preguntó por fin, aún sin salir por completo de su conmoción.

—Porque… no tenía caso, el asunto no pasó a mayores, y con lo que sucedió después ya ni siquiera me preocupé por pensar en ello, no le di mayor importancia.

—¿Que no le diste mayor importancia? —Y ahí estaba de nuevo su ansiedad. Law no pudo contenerse más y abrazó al menor, estrechándolo contra su cuerpo todo lo posible sin lastimarlo de alguna forma, y hundió la cabeza en el hueco de su cuello—. No sé qué habría hecho si algo te hubiera pasado ahí.

Luffy le regresó el abrazo, un poco más sereno que él, y acarició su espalda con suavidad y lentitud—. Pero no me pasó nada, Law, porque Kid estuvo ahí para ayudarme. Él pudo haber pasado de largo, pudo haber hecho como si no hubiera visto nada y seguido con su camino, pudo haberme abandonado a mi suerte porque él no tenía ninguna obligación de interferir, pero decidió ayudarme. Eso es algo que yo no puedo ignorar. Tal vez cometió algunos errores antes, pero la gente cambia, unos mejoran otros empeoran. Kid ha mejorado, yo lo sé, lo he visto durante todos estos meses. Es un buen chico, un gran amigo, y confío en él.

Law inspiró profundo. En ése momento se sentía la peor escoria del mundo, había tratado a Kid como si fuera el villano de la película, cuando en realidad había evitado que el chico que amaba viviera su peor tormento una vez más.

—Lo lamento, me comporté como un idiota. De verdad lo siento.

El menor deslizó sus manos por la espalda de su novio hasta llegar a su cuello. Se separó de su abrazo lo suficiente para verlo cara a cara y le dedicó una dulce sonrisa antes de plantarle un beso en la mejilla—. Te perdono, aunque eso también deberías decírselo a él. —Y lo haría, por supuesto que lo haría, en cuanto tuviera la oportunidad hablaría con el pelirrojo, tenía muchas cosas que aclarar con él—. Y, Law, quiero que comprendas esto; Kid, o cualquier otro chico que llegue a aparecer, podrá ser muy interesante y divertido y todo lo que quieras, pero tú también lo eres, y lo más importante, eres el que me hace completamente feliz, el único chico al que amo, ¿de acuerdo? Sólo quiero que confíes en eso, que confíes en mí al igual que yo lo hago en ti.

Law posó su mano sobre la mejilla del pequeño y la acarició con lentitud con su pulgar—. Lo haré, te lo prometo.

—Bien. —Sonrió, complacido por haber logrado arreglar el problema antes de que se agravara, y además estaba feliz y satisfecho por la promesa de Law, no tenía motivos para pensar que no la cumpliría y eso le bastaba. Aprovechando la posición de sus manos en el cuello del otro haló un poco de él para acercarlo y así sellar el pacto con un beso.

El mayor casi pudo haber suspirado de alivio al sentir los labios de su novio iniciando el contacto que tanto había ansiado desde que todo el problema comenzara la tarde anterior. Tal era su necesidad de sentir que todo había vuelto a la normalidad que muy pronto buscó un poco más allá de la suavidad y cariño con el que Luffy había empezado el beso, aferrándose con la mano derecha al cuello del menor y con la otra  a su cadera, tratando de acercarlo un poco más al momento de asaltar sus labios con urgencia.

Luffy sintió cómo Law lo jalaba hacia él y no opuso ni una pisca de resistencia, al contrario, hizo su propio esfuerzo por acercarse más, comenzando por estirar los brazos lo suficiente para medio abrazarlo y pasear la pierna derecha entre las suyas, deslizándose como si estuviera jugueteando en medio de ellas, hasta que terminó por hartarse e, impulsándose un poco con la rodilla izquierda en la superficie de la cama, logró trepar a su regazo y colocarse a horcajadas sobre él, al mismo tiempo que abría la boca y le dejaba el camino libre a la lengua de su novio para que iniciara su tarea de reconocimiento interno. Law por supuesto no se hizo de rogar y cumplió el deseo del chico, subiendo un nivel más la intensidad de ese nexo que compartían.

El ambiente en la habitación comenzaba a sentirse algo caluroso, Luffy podía sentir que el aire se volvía un poco más denso y difícil de obtener, sentía sus manos picando de ansiedad y deseo, sin querer mantenerse quietas. Gracias al cielo Law llevaba una camisa de botones, así que sin esperar más comenzó a desabrocharla desde el más alto al mismo tiempo que inclinaba un poco la cabeza con tal de profundizar aún más el beso, aprovechando también para rozar ligeramente su piel cada que se libraba de un botón. El moreno no se quedó atrás, al notar que comenzaba a ser despojado de su ropa coló sus manos por debajo de la camiseta del otro, deslizándose por su piel cual serpiente al acecho, a punto de atacar y devorar a su presa.

Los pulmones de ambos rogaron por un poco del preciado oxígeno que tanto necesitaban, y el intenso beso que hasta ese momento había parecido infinito terminó en el mismo instante en que el último botón de la camisa del mayor era desprendido. Se tomaron un par de segundos para recuperar un poco de aire, y entonces Law fue el primero en actuar, levantando la prenda de su novio en un claro indicativo de que estirara los brazos para poder sacársela de una vez por todas. El chico acató su pedido y en un instante la camiseta ya había ido a parar al suelo. Después fue el turno de Luffy, quien no dudó un segundo antes de empezar a quitarle la camisa por completo, escabullendo sus manos desde los hombros a toda la extensión de sus brazos hasta que la prenda estuvo por fin fuera y haciéndole compañía a la suya propia allá donde en realidad en ése momento no les importaba.

Luffy rodeó el cuello de su novio con los brazos y se inclinó con toda la intención de volver a besarlo, pero entonces Law sujetó su cintura con firmeza y lo atrajo más hacia sí, a lo que él reaccionó dejando salir un pequeño quejido que no alcanzó a reprimir junto con una ligera mueca de dolor.

—¿Estás bien? —preguntó con preocupación al percatarse de su reacción.

—Sí, sólo… fue una pequeña molestia, pero ya se me pasó —aseguró sonriéndole.

Law dirigió su mirada hacia el pie izquierdo de Luffy, percatándose de que por su posición había terminado estirando demasiado el tobillo contra la cama. Si no tenía cuidado podía lastimarlo más—. Tal vez deberíamos dejar esto para después, cuando estés mejor.

—¿Qué? No —contestó frunciendo un poco el ceño—. Estoy bien Law, además yo… —hizo una pequeña pausa y deslizó su mano desde la mejilla del mayor hasta su cabello, donde enterró los dedos entre sus hebras azabaches, y lo miró a los ojos con una dulce expresión— quiero demostrarte que eres el único que puede hacerme sentir así.

Trafalgar no pudo evitar sorprenderse ante lo dicho, y también sentirse un poco culpable—. No tienes que demostrarme nada, Luffy, de verdad.

—Lo sé, pero quiero hacerlo. —El pequeño le sonrió y se inclinó para ocultar el rostro en el hueco de su cuello, comenzando a plantar ligeros besos sobre su piel canela que hicieron que se estremeciera levemente—. Quiero que hagamos el amor, por favor. 

—Demonios —soltó Law en algo parecido a un gruñido—, eres tan... —«adorablemente excitante» se le antojaba perfecto para él en ése momento. Lo sostuvo con firmeza desde atrás de los muslos y se puso de pie. Luffy en seguida le rodeó la cintura con las piernas en un acto reflejo, pero antes de que pudiera siquiera intentar abrir la boca para hablar sintió la mullida superficie del colchón hundirse bajo su espalda. Al saberse recostado bajó las piernas hasta dejarlas tendidas en la cama.  

—Tendré cuidado pero intenta no moverlo demasiado, ¿de acuerdo? —indicó Law, posicionado sobre él con las manos a cada lado de su cabeza y apoyando las rodillas en la cama.

El menor sonrió y asintió como respuesta, y no esperó antes de acercarse para empezar un nuevo y entregado beso, comenzando también a pasear sus manos por el cuerpo del otro para intentar saciar un poco su deseo de él. Se deslizó por sus brazos amoldando sus dedos a la forma que tenían, disfrutando de la tensión de sus músculos bajo su tacto y la chispa de calor que se disparaba ante la fricción de sus pieles, casi creía que en cualquier momento podría encender fuego, uno que viviera sólo alimentándose de la pasión que sus cuerpos liberaban.

Law abandonó sus labios para descender un poco más, pasando con lentitud de su mentón a su cuello, donde se entretuvo sólo un poco besando su piel antes de bajar hasta la clavícula, que sobresalía revelando su posición. Sonrió con picardía y se atrevió a morder ahí, obteniendo un jadeo ahogado de su novio como recompensa. En ése tiempo que llevaban juntos había tenido la oportunidad de explorar a fondo ese exquisito cuerpo, encontrando puntos tan sensibles que podían lograr que el pequeño perdiera la cabeza tan pronto que parecía difícil de creer, y nunca había dudado antes de aprovecharse un poco de ellos. Delineó con su lengua la marca que había quedado en ése lugar, y Luffy no pudo evitar estremecerse ante aquello.

—Law… no hagas eso… —pidió con una voz demasiado débil y salpicada de deseo como para que el moreno pudiera pensar que lo decía en serio.

—¿Por qué no? Si te gusta tanto… —Ésta vez se tomó la libertad de zigzaguear un poco con los labios por su pecho, jugando con el ritmo de su respiración y su cordura, acercándose peligrosamente a esos pequeños bultitos rosados para después volver a alejarse, dejando al chico expectante y ansioso, hasta que se decidió al fin a tomar uno entre sus labios y succionarlo.

Luffy dejó caer su cabeza contra la almohada y emitió un leve sonido de satisfacción, aferrándose a la espalda del mayor al sentir que mordía y estimulaba su pezón sin recato alguno mientras masajeaba el otro con sus dedos. Law se entretuvo un rato, disfrutando de ver cómo el rostro del menor se descomponía en una mueca cuando apretaba los labios intentando retener cualquier sonido que quisiera salir, con sus mejillas coloradas y los ojos cerrados, confiando ciegamente en él. Éste hecho lo hizo sentirse tan satisfecho y lleno de felicidad que no pudo evitar volver a subir hasta su rostro y besarlo, tranquilo y lento, saboreando lo dulce de sus labios con una suavidad que no encajaba del todo con el ambiente anterior, pero de la cual Luffy no se quejó y sólo se dejó llevar por él.

El moreno colocó una mano en la cadera de su novio y se escabulló hasta su espalda, jalándolo un poco para pegarlo más a él. Entonces el menor levantó la pierna derecha y rodeó el cuerpo del otro con ella. El beso terminó cuando Law, sin quererlo en realidad, rozó la entrepierna del chico con la rodilla y causó que Luffy, ante el movimiento inesperado, se separara de él para dejar salir un gemido que no pudo contener. Al escucharlo la tentación fue tanta que no pudo resistirse y repitió aquél movimiento, logrando que el menor volviera a gemir y se aferrara a sus hombros en busca de algo para poder sostenerse. El pequeño lo miró con los ojos brillosos, las pupilas dilatadas y sin poder enfocar bien por el aturdimiento en el que se encontraba, respirando agitado y con las mejillas más rojizas que antes, y entonces él sintió que el corazón le daba un vuelco lo suficientemente fuerte como para saltar fuera de su pecho y volver a él en un segundo.

—Law… —dijo Luffy, con la voz turbada por la excitación.

—Tranquilo, ya vamos hacia allá.

Un beso más sobre esos deliciosos labios y Law comenzó a descender, serpenteando por su cuerpo, besando y mordiendo ahí donde sabía que al chico le gustaba, arrancándole jadeos, suspiros y suaves gemidos que al escucharlos mandaban descargas directas a la parte sur de su organismo. Pero él todavía podía esperar, por ahora lo que quería era hacer que Luffy se sintiera bien.

Luffy volvió a estremecerse al sentir la humedad de la lengua de su novio paseando sobre su vientre mientras que desabrochaba su pantalón y comenzaba a bajarlo junto con la ropa interior, con una suavidad y lentitud que parecían ser parte de un método de tortura para el pequeño.

Law tuvo cuidado al momento de sacarle las prendas al chico para no terminar lastimándolo, y aprovechó su posición para acariciar y besar sus piernas en toda su extensión, provocando que el menor cerrara los ojos y disfrutara la calidez que llenaba su pecho con tal muestra de cariño de parte de su novio. Luffy se incorporó lo suficiente para alcanzar el rostro del moreno con las manos y hacer que se acercara a él para poder besarlo una vez más, en una mezcla de amor y deseo, un beso profundo e intenso, pero a la vez cariñoso. Asfixiantemente dulce.

Para cuando el mayor se dio cuenta ya estaba de nuevo recostado por completo sobre el otro, sin saber en qué momento la ropa que conservaba había salido volando lejos de ellos, pero la verdad era que poco le interesaba eso, no podía pensar en mucho más que no fuera seguir besando y acariciando tanto como fuera posible del chico que estaba ahí entre sus brazos, mientras ese calor abrumador los rodeaba y empujaba a más. La poca cordura que le quedaba le sirvió para estirar su brazo, abrir el compartimiento del buró y buscar a tientas hasta encontrar el bote de lubricante que ahí guardaba y se aseguraba de siempre tener al alcance.

Luffy jadeó y se estremeció al sentir la frescura de la sustancia que Law comenzaba a esparcir por su entrada, rodeando el área para después verter un poco más en sus dedos y hacer presión, invadiendo ese lugar íntimo al que nadie más tenía acceso. Se aferró a los hombros del mayor, dejando caer su cabeza hacia atrás mientras intentaba recuperar un poco del aire que los besos le habían robado, jadeando mientras sentía cómo su novio paseaba de nuevo sus labios por su cuello y torso y lo preparaba con tal de asegurarse de que no lo lastimaría. Law siempre era así cuando hacían el amor, siempre besaba cada parte de su cuerpo a la que tuviera acceso, acariciaba cada rincón con ímpetu y cuidaba de no lastimarlo o hacer algo que le disgustara. Él lo hacía sentir deseado y amado, a pesar de todas las cicatrices en su cuerpo y la historia detrás de ellas. Luffy no creía que fuera posible encontrar a alguien más que lo amara tanto y lo hiciera sentir así por más que buscara, y la verdad era que él no tenía siquiera la intención de intentar buscar, Law era todo lo que podría llegar a querer y necesitar algún día, y esperaba que él pudiera sentirlo así en ése momento. 

Después de un rato ya había comenzado a soltar pequeños gemidos, que se volvieron un poco más fuertes cuando sintió a Law golpear ese lugar que lo hacía perder la cabeza. Se aferró a las sabanas de la cama como si ellas pudieran regresarle algo de cordura y movió las caderas en un intento de obtener más de esa descarga de placer que corría por su cuerpo. Law supuso que ya estaba bien así que terminó con la preparación, obteniendo un jadeo de su novio al sentir que la invasión terminaba, y esparció una buena cantidad de lubricante sobre su más que despierto miembro.

Tomó los muslos del chico y los levantó para dejar a la vista su entrada, acercando su erección ahí. Luffy le rodeó la cintura con las piernas y él pudo deslizar así sus manos hasta su cadera y sujetarlo con firmeza.

—Voy a entrar —le avisó, el menor sólo asintió en respuesta.              

Law comenzó a deslizarse suave y lentamente, con cuidado, al tiempo que se inclinaba un poco más sobre el cuerpo del otro, quien al tenerlo ya más cerca se sostuvo de sus brazos, dejando escapar un par de gemidos que venían acompañados de una expresión ensombrecida por el deseo. El mayor jadeó al llegar al fondo, un delicioso calor envolviendo su hombría y apretándola, robándole el aire y la cordura. Aun así pudo esperar un poco antes de comenzar a moverse, primero poco a poco, tentativo, y aumentando el ritmo según la expresión y los gemidos de su novio le revelaban que estaba más que bien, disfrutando del placer que él le proporcionaba. Levantó la cadera de Luffy para un mejor ángulo, y el chico enterró el rostro en el hueco de su cuello, aferrándose a él de donde le fuera posible mientras el sonido de sus gemidos inundaba la habitación.

Trafalgar también se aferró al menor, sosteniendo su cuerpo como si temiera que fuera a desaparecer. Él había tenido tanto de miedo de que eso pasara, de que sus inseguridades hubieran ido demasiado lejos, de que el chico no perdonara su error, que se alejara y lo abandonara. Pero no, Luffy seguía ahí, había escuchado lo que tenía para decir e incluso le había contado aquello sólo para que él estuviera más tranquilo, lo había tratado con paciencia y amor. Y ahora lo tenía ahí, junto a él, cada uno entre los brazos del otro. El lugar al que ambos pertenecían, el que por fin habían encontrado y que nunca abandonarían.

Luffy enterró los dedos en el cabello del mayor, acercándose para obtener un beso más, uno de esos que lo dejaban volar más arriba del cielo, allá a donde nadie más podría llevarlo. Fundió sus labios con los de su amante, sus cuerpos envueltos en una danza de pasión y amor que los llevó a ambos hasta donde estaba prohibido llegar. El menor se pegó todo lo que pudo a su novio al momento de llegar al orgasmo, separándose de sus labios para dejar escapar el anuncio de su final, y Trafalgar no pudo evitar clavar los dientes en el hombro de su pareja cuando alcanzó su propio límite.

Se dejaron caer en el colchón, aun sin separarse ni un poco, con sus agitadas respiraciones mezclándose y sus mentes despejándose poco a poco. Luffy desenredó sus piernas de la cintura del mayor y las bajó con cuidado, y soltó un débil jadeo cuando lo sintió abandonar su interior. Law no se retiró de encima de inmediato, dejó que su pulso se normalizara, mientras la mano que aún conservaba en la espalda baja de su novio jugueteaba un poco, deslizando sus dedos en una sutil caricia. Con su mano libre retiró un poco del cabello que el chico llevaba sobre la cara, obteniendo una brillante sonrisa dedicada sólo para él. La respondió con una un poco más pequeña, pero no por eso menos feliz, y plantó un suave y cariñoso beso sobre esos labios antes de alejarse un poco de él para recoger la cobija que solía dejar al pie de la cama y que había terminado cayendo al suelo.

Los arropó con ella y se situó a un lado del menor, colocándose de costado con el codo sobre una de las almohadas y la cabeza apoyada en su mano, observando complacido esa sonrisa que no se borraba y el brillo en los ojos de su novio. Se quedaron en silencio por un rato, pero no uno incómodo, sino que más bien reconfortante y cálido.

—Si vamos a reconciliarnos así siempre, tal vez deberíamos pelearnos más a menudo —comentó el moreno sonriendo de lado mientras deslizaba sus dedos con suavidad por el brazo del menor.

—¡Law! —reclamó el pequeño.

El mayor rió un poco—. Vale, está bien, sólo era una pequeña broma. —Luffy formó un tierno puchero de reproche y él no pudo evitar delinear sus labios suavemente con el pulgar—. Si te soy sincero, no podría soportarlo.

El menor hizo de sus labios una fina sonrisa, de esas que lo hacían parecer aún más joven de lo que ya era—. Yo tampoco.

—Entonces, ¿todo bien entre nosotros ahora?

—Todo bien.

Law sonrió—. Genial. —Acarició con su pulgar debajo de su ojo, justo sobre la cicatriz, y se inclinó para besarlo. Suave, como una ligera brisa de verano, los labios de ambos amoldándose casi a la perfección, como si hubieran sido diseñados para esa acción. Luffy estiró un poco su brazo para colocar su mano en el cuello de su novio, mientras que éste colocaba la suya propia sobre su cadera, acariciando con lentitud su piel, deslizándose como si estuviera tratando de dibujar algo ahí, alguna figura indefinida que seguro representaría la comodidad y tranquilidad que en ese momento le embargaban.

—Law-niichan pod…

—¡Chopper! —exclamó el moreno sentándose de golpe. Luffy a su lado se sonrojó notablemente casi hasta las raíces de su cabello. La puerta de la habitación se había abierto sin aviso previo, dándole paso a un chico castaño que había enmudecido al ver la escena en que participaba su hermano mayor, para que segundos después su rostro tomara una tonalidad rojiza superior a la del mismo Luffy. Law casi creyó ver humo saliendo de su cabeza.

Chopper comenzó a boquear y balbucear lo que sonaban como puras incoherencias—. Y-yo… eh venía… sólo… ¡Lo siento mucho! —Y haciendo una exagerada reverencia salió de la habitación más veloz que un rayo y cerrando la puerta tras él.

Law se quedó observando la puerta cerrada de su habitación por un par de segundos, como que aun procesando el hecho de que su hermano menor lo había encontrado en la cama junto a su novio con nada más que una sábana cubriendo sus desnudos cuerpos. Se giró para ver a su acompañante, a quien al parecer ya se le había bajado un poquito la vergüenza, y ambos se miraron sin saber muy bien qué hacer o decir, hasta que el mayor sonrió de lado.

—Creo que le hemos causado un trauma a mi hermanito.

Luffy soltó una pequeña risa nerviosa—. ¿Ups?

Trafalgar se soltó a reír, sin ninguna razón aparente, y el chico lo siguió al instante. Si lo pensaba bien, Chopper había tenido suerte de no encontrarlos antes y en pleno acto. Tomó al menor de la cintura para acercarlo más, y aun con la sonrisa en su boca volvió a besarlo. Esos dulces labios adictivos le correspondieron en seguida con entrega y amor, y él sintió que si en ése momento la casa se derrumbaba sobre ellos moriría feliz.

Por su parte un pequeño chico castaño estaba encerrado en el baño de su habitación, remojándose la cara una y otra vez tratando de bajar el calor que le había entrado de momento. Lo peor era que no podía sacarse esa imagen de la cabeza.

Él ya estaba algo acostumbrado a ver a su hermano y su amigo besarse de vez en cuando, incluso había visto en ocasiones a Sanji y Zoro hacerlo también hacía tiempo, y no era que le incomodara en realidad, le alegraba ver que eran felices juntos. Pero de eso a encontrarlos desnudos en la cama… bueno, había una gran diferencia.

Soltó un suspiro al momento de cerrar el grifo y se apoyó en el lavamanos mientras terminaba de tranquilizarse. Las gotas de agua escurrían por su cara y caían al fregadero para perderse por el desagüe, y él seguía pensando en Law y Luffy, aunque ya no tanto en la escena de momentos atrás, sino en su relación de forma general. Cuando los veía parecían estar tan cómodos, Luffy sonreía al estar de la mano con su hermano, o dejándose abrazar por él. Law no era de los que sonreían todo el tiempo, él lo sabía, pero aun así su novio siempre le sacaba sonrisas, siempre se le tiraba encima y en lugar de reprimendas obtenía besos y abrazos. Se veían felices y enamorados del otro hasta la médula. Entonces Chopper pensó, ¿qué se sentiría estar así de locamente enamorado de alguien?

Levantó la cabeza un poco y frente a él su reflejo le regresó la mirada. Su rostro aún estaba mojado, sus pestañas habían atrapado unas cuantas gotas traviesas, y el rubor de sus mejillas había disminuido hasta parecer unas pequeñas manchas rosadas a juego con sus labios. ¿Y los besos? Él sabía que la gente que se quería se besaba, aunque también sabía que muchos lo hacían sólo porque sí. Él no entendía eso, ¿no se suponía que sólo deberías besar a la persona que te gusta? ¿O acaso en realidad no importaba? Él se sentiría muy incómodo si fuera por la calle besando a todos. Bueno, tal vez para cada quien era diferente. Además, él nunca había besado a nadie, así que no sabía nada al respecto.  

Sin darse cuenta llevó un par de dedos hacia sus labios, apenas llegando a rozarlos con las yemas. ¿Qué se sentiría besar a alguien? ¿Qué se sentiría besar a esa persona especial? En su cabeza se formó la imagen de él, abrazando a alguien más alto y colocándose casi de puntitas para alcanzar su rostro, un rostro de piel blanca un poco bronceada y un par de ojos casi negros por completo…

—¡Wuuaaahh! ¡Chopper, ¿en qué cosas piensas?! —Alarmado volvió a abrir el grifo y metió el rostro bajo el chorro de agua. ¿Pero en qué rayos estaba pensando para imaginar tal situación? ¿Es que se estaba volviendo loco? ¡Era su mejor amigo, joder! ¡Eso no debía pasar!

Sacudió la cabeza y tomó una toalla para secarse mientras salía del baño y caminaba hasta llegar a su cama, donde se tumbó sin más ceremonia.

Una cosa era segura: por su seguridad mental y emocional no volvería a entrar en la habitación de su hermano sin tocar la puerta antes. Jamás. En la vida. 

Continuará...

Notas finales:

Y eso fue todo por hoy!! 

Hace buen rato que no escribía un lemon así que espero que por lo menos haya quedado decente xD Saben que pueden darme sus opiniones, sugerencias, críticas o lo que les ocurra en un review, yo feliz de recibirlos. 

Muchas gracias a todos por leer, nos vemos la próxima, cuídense mucho y besos.  

Misa-chan


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