VENDIDO
Toda su vida había sido pobre y aunque le hubiese gustado admitir que no le importaba, no podía, porque a causa de ello muchos sueños de infancia se habían truncado y por ello muchas peleas había iniciado en el colegio. Por ello, cuando escucho aquellas palabras de la boca de su jefe no pudo evitar sentir una ira reprimida en lo más fondo de su corazón que dejo salir sin pensarlo, de provocándose un negro panorama para el futuro.
Despedido, le había gritado el orangután que tenía por superior mientras lo sacaban a la fuerza de su oficina. Despedido y aun asi deseaba matarlo, despedido y aun con la ira hirviéndole en las venas le gritaba sin pensar siquiera que prefería renunciar si ese era el caso.
Despedido había asegurado su esposa abrazando a su pequeño hijo en su regazo con los ojos anegados en lágrimas para darse cuenta del error que había cometido.
Saldrían adelante, siempre lo hacían, siempre o al menos eso creyó hasta que cada puerta se le cerro en la cara.
Pide ayuda, le había suplicado su mujer a lo que este contesto con un rotundo no, pues a quien hacerlo se dijo a si mismo si sus propios padres apenas subsistían y sus hermanos ya ni Vivian en el país por la precaria situación económica que este vivía tras la guerra y por lo cual había desistido en acompañarlos, pues para el como para muchos otros héroes de guerra era su deber levantar Inglaterra Mágico.
Solo le quedaba una opción, Harry, su amigo del alma pero al cual ya le debía una mediana cantidad de dinero y por lo cual sabía bien que el desgraciado de su esposo no le permitiría prestarle un knuts a menos no sin restregárselo en la cara con su total desprecio. No, se dijo y estaba a punto de tragarse su orgullo cuando se encontró con un ex compañero de Hogwarts que había estado igual o peor que el hacía tan solo unos meses.
No podía decir que su oferta no le había indignado, ni mucho menos que había deseado romperle la cara a golpes, pero luego de haber visto a sus pequeños llorar por algo tan simple que un caramelo de honey duckes todo quedo en el olvido, pues recordar de golpe su miserable infancia le había dado la respuesta a todos sus problemas y dilemas.
Y ahí estaba, en aquel local en donde seria comprado como un trozo de carne cualquiera, tal y como se lo había dicho Dixon, mas no le importaba al igual que no le importo las risas de aquellas dos asquerosas serpientes, pues ya estaba preparado para encontrarse con un par de ellas en un lugar como ese pero no para lo que vendría, no para ser exhibido, no para ser subastado, no para ser manoseado, no para reprimir sus ganas de partirles la cara, de maldecirlos por mencionar que su piel era demasiado pecosa, que su cuerpo tenia demasiadas cicatrices, ni mucho menos para escuchar que lo único que lo hacía valioso era el ser sangre pura. Pero ahí estaba, siendo pujado, asombrándose porque a tan solo minutos de comenzar la subasta ya había conseguido suficiente para subsistir por todo un año, sintiéndose orgulloso por primera vez de la decisión que había tomado desde su llegada, pues haría todo por sus hijos, sus amados y adorados hijos.
-Está de acuerdo con la puja- le preguntaron a lo cual el respondio con un seco –si-
-Está de acuerdo con la comisión de la empresa- escucho que le preguntaban para pensar que jamás lo estaría pero que no le quedaba más remedio. Para luego decir - si-
-Está de acuerdo con la entrega de su cuerpo por la cantidad ya mencionada-
- Si-
-Pues entonces, ¡vendido!- Grito el individuo para pedir a uno de sus asistentes que se lo llevara hasta un cuarto oscuro en donde apenas entrara fue impactado por un aguamenti que lo lanzo lejos.
-¡Limpio!-
-¿¡Pero qué demonios!?-
-¿Señor Weasley?
-Sí, soy yo- Gruño entre dientes levantándose con premura de donde le había lanzado el potente chorro de agua.
-Bien, por favor, aganos el favor de recostarse sobre esa mesa-
-Un momento, fui vendido solo a una persona- Respondio furioso por la trampa que veía habían tejido en su contra.
-Por supuesto Señor Weasley- respondio el sujeto que ya se hacía de su varita -pero eso no significa que no puedan disfrutarlo más de uno a la vez- menciono el sujeto con una sonrisita macabra en el rostro soltando un hechizo en su contra que lo lanzo de una sobre la mesa en la cual sus manos y pies fueron atados apenas tocaron esta.
-¡¿Qué demonios sucede aquí?! ¡Suélteme ahora! ¡Juro que se arrepentirá! ¡Acaso no sabe quién soy yo!-
-Puede retirarse- escucho que decía una voz demasiado familiar para él.
-Gracias Sr. y ya sabe, cualquier cosa que necesite usted o sus amigos, no duden en pedírmelo- Le escucho decir al muy desgraciado que le regalaba una última sonrisa al pasar por su lado.
-¡No sé quién demonios sean, pero esto no era parte del trato!
-Hiciste un trato, hay un contrato firmado, los galeones ya fueron depositados a tu bóveda en Gringotts y además, aceptaste públicamente estar de acuerdo… con todo esto-
-¿Quién eres? ¿¡Quién demonios eres!?-
-Quienes somos querrás decir Weasley- Rio alguien que se apostaba a sus pies para ser seguido por un par más a cada lado de su cuerpo.
-Aun no lo sabes-
-Malditos cobardes, ¡descubran sus rostros!, ¡hijos de puta!- Grito furioso a los hombres con túnicas ante el para ver como dejaban caer estas por sus cuerpos desnudos. -Asi que esto es una venganza- Rio de buena gana -Pues déjenme decirles que nada de lo que me hagan…-
-Weasley, Weasley, Weasley, no sé qué es lo que se te pasa por la mente en este preciso instante…pero no, nada de eso es cierto-
-Hijos de puta, ¡Y tu Malfoy, ya verás cuando se entere Harry de esto!-
-Firmaste un acuerdo de confindenciabilidad Weasley, no puedes abrir la boca. A menos que desees perderlo todo, incluido tu familia, cuando tu esposa se entere de lo que hiciste-
Modio sus labios con fuerza, no porque temiera gritarles un par de improperios, sino porque sabía que esa era la excusa perfecta que por tanto tiempo había estado esperando Hermione para abandonarlo e irse corriendo a los brazos de la perra de Pansy.
-Algún dia- Soltó con sumo desprecio.
-Sí, sí, sí, algún dia, algún dia- Repitió divertido un moreno que se hacía de cierto instrumento y a lo cual el mago apostado sobre la mesa se extrañó.
-Están listos señores- Pregunto el castaño para ver como Malfoy levantaba la mano.
-Algo que decir Weasley, una última palabra-
-¡Vete al diablo hurón de mierda!- Escupió con total desprecio el peli rojo para sentir como sobre su cuerpo era vertido un líquido viscoso y de olor dulzón.
-Bien- respondio el rubio con una mueca para luego cambiarla por una sonrisa. – ¡Señores!, preparados-
-¡Sí!- Respondieron al unísono golpeando la mesa con algo que no parecían sus manos y que para desgracia de Ron podía ver perfectamente cuando los muy desgraciados los alzaban sobre sus cabezas. Tan relucientes, tan brillantes, tan constantes en sus vidas diarias y tan utilizados para uno de sus placeres preferidos.
-Un momento… que demonios pretenden…-
-¿Qué crees Weasley?… devorarte-
Contrato de Compra Venta
Yo Ronald Weasley en pleno uso de mis facultades mentales hago entrega por la suma de………. Mi cuerpo a los Sr.……. Para que ellos dispongan de este como mejor se les apetezca………………………………………..
P.D.: Siempre lee la letra chica.
Fin