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Magnetismo, quizás, errado por 5kn_akatsuki

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Notas del fanfic:

En febrero subi este fic pero la intencion era que fuera de varios capitulos, lo eliminé por X razón. Hace rato en mis horas libres en la U estaba buscando algo en mis carpetas de la lap y salio este documento "Romeo & Julieta", lo abrí, corregí y continúe. 

Decidí que mejor sería un One-shot. 

Me gusta hacer One-shot :D

Notas del capitulo:

Está basado en la cancion de Santa RM. No soy fan fan de él, pero he oido dos o tres canciones de él :D yei, bien fan fan. 

Entre esas tres está Romeo & Julieta, de la que me basé apra ahcerlo. 

He de decir que este fic y "Esquirol" son mis favoritos mios, o sea, hechos por mí. 

Me encantó lo que salio que esper a ustedes tambien. 

A leer!

En la puerta de una pequeña mansión se encontraba el Sr. Lee con un traje y porte elegante, en su mano derecha sostenía un maletín con el que se iría a un viaje de negocios, la izquierda se posaba sobre el hombro de su único hijo.


-Te quiero papá.- salió de los labios del chico, el único hijo del señor Lee.


-Será un viaje de quizás algunos meses hacia Londres, cuídate mucho por favor, Taemin.- dejó de lado las formalidades para darle un fuerte abrazó a su hijo. El muchacho correspondió de la misma manera.


Su padre era la única familia que tenía, su madre había muerto un par de años atrás, era hijo único así que se veía obligado a estar solo el tiempo que su padre estaba de viaje.


Después de ver partir a su padre en un lujoso auto se giró para entrar en su casa. Tomó su teléfono móvil y marcó a su mejor amigo para planear la primera de varias noches de fiesta.


Siempre cuando estaba solo se iba a clubs a gastar el dinero, le gustaba esa vida, vivir como el hijo único de un rico empresario, disfrutaba esos lujos, los celulares de último momento, las ropas más caras y de moda, el auto del año, esos caprichos que se podía dar una persona de su clase.


Pero le gustaba más poder juntar todo eso en una sola noche. Yendo de fiesta a algún club de clase, quedar a cierta hora de la noche con sus amigos y salir vistiendo al último grito de la moda, siendo la envidia de muchos y muchas por supuesto que llegando en el auto del año, eso le ponía más emoción a su noche.


Y esa no fue la excepción, después de buscar en todo su guardarropa lo mejor y más nuevo se lo puso, un asombroso pantalón ajustado de color oscuro con algunas rasgaduras que lo hacían ver sensual, una playera igual de ajustada con estampados y de manga corta. Completó su vestimenta con unos botines nuevos. Para su cabello sólo lo dejó como naturalmente es, hacia abajo.


Un poco de maquillaje negro sobre los parpados de ambos ojos para acentuar su rasgado natural más un tono base para tener un color uniforme y esconder cualquier imperfección. Roció su pecho con una colonia y estuvo listo para irse.


Después de llegar al club sobre su auto, estacionó cerca de la entrada, bajó y se dirigió con la billetera en la bolsa de su pantalón hacia la puerta. Entró mostrando una identificación que acreditaba su edad. La música típica de esos lugares azotó contra sus oídos. Las luces de colores se movían rápidamente por el interior dilatando sus pupilas.


-¡Hey! ¡Taemin por acá!- le gritaban pero no lograba ubicar de dónde venía la voz de su amigo, giró sobre su eje buscándolos pero solo lograba ver a más cuerpos moviéndose descaradamente en la pista de baile, se tocaban, se besaban e incluso llegaban a jugar bajo sus ropas.


Sonrió complacido por esa vista, era lo que estaba buscando. Después de buscar a su amigo por todas partes y no encontrarlo decidió que lo mejor sería empezar la fiesta, se fue hacia la pista y empezó a bailar al mismo ritmo que el resto. Había empezado solo, bailando para sí mismo pero al momento que otras manos tocaron sus caderas accedió a bailar con esa persona.


¿Quién era? No lo sabía, ¿lo volvería a ver? No, pero le gustaría. ¿Bailaba bien? Tampoco pero sí que sabía restregarse y eso le encantaba.


Friccionaba su cuerpo contra el ajeno, quizá eso necesitaba para salir de su vida vacía. Cerraba los ojos para dejarse llevar por la música, más manos tocaban su cuerpo pero no se oponía a esto. Le gustaba gozar de esa atención.


-Taemin por fin te veo.- escuchó la voz de su amigo a quien había invitado. Abrió los ojos para ubicarlo estaba bailando a su lado.


-Kai.- susurró sonriendo, dejó de bailar con ese otro hombre para acercarse a su amigo.


-Por acá estamos con otro tipo de fiesta.- le dice sonriendo haciendo que la mirada de Taemin destellara, salió de la pista siguiendo a su amigo tomado de la mano pues las personas eran demasiadas. Una vez que llegaron a la zona VIP en la que se encontraban sus amigos todos aplaudieron su llegada.


-Te gritamos pero no nos viste.- dijo su amiga, una de las que gozaban de tener derechos con él. –¡Pero vamos! ¡Hazlo con nosotros!- se levantó de su asiento para ir por su amigo, tomándolo de la mano llevándolo dentro de la zona.


Había notado por los ojos de la chica que ya estaba drogada, cocaína; lo sabía. Y lo confirmó mirando en la mesa las pequeñas líneas blancas. Sonrió de nueva cuenta hincándose frente a la mesa, tomando la pajilla para inhalar la línea rápidamente, terminando con la mirada al techo.


-Taemin Oppa, ¿después qué haremos?- preguntó animosa Naeun quitándole la pajilla para aspirar la siguiente línea blanca que había formado Kai.


-Iremos a mi casa a seguir con esta fiesta.- afirmó Taemin tomando de una copa que ya estaba servida y que tenía dueño, poco le importó saber qué clase de bebida era. Tras varios tragos diferentes su estado alcohólico era más notorio y no dudaron en aprovecharse de eso.


De nuevo manos ajenas y desconocidas pasan por su cuerpo, por sus muslos hasta llegar a su entrepierna, Taemin disfrutaba completamente de ese estado de éxtasis, decidió aventurarse a besar los labios del dueño de esas manos. Un beso húmedo y apasionado le robó el aire que tenía en sus pulmones.


Sintió que su cabello era jalado haciendo que se separara de su boca, rió por ese trato, giraron su cabeza para estampar los labios de otra persona sobre los suyos. Un sabor diferente, más fino y casi a cerezas cubría su boca. Nada que ver con el licor del anterior.


Disfrutó de un faje rápido con Naeun, de otro más con su amigo Kai y quizás si no ponía un alto lo hubiera tenido con otra persona. Pero la fiesta se había terminado, el polvo blanco ya se había acabado y sólo tomar alcohol no era lo que buscaba. Quizás una buena ronda de sexo con Naeun o con Kai llenaría ese vacío.


-Vamos a mi casa a seguir.- sugirió Taemin deteniendo las manos de Naeun que aun estaban sobre su cuerpo. –Hasta el amanecer.- sonrió haciendo que Naeun asintiera.


Entre empujones y jalones lograron salir del club, caminaron hacia el auto de Taemin y entraron, en los asientos traseros seguían con su faje, sonreía de sólo imaginar lo que sucedería llegando a casa. Encendió el auto para tomar camino a casa.


Las calles yacían vacías por las altas horas de la madrugada, subió la velocidad pues nadie se lo impedía. Al notar este cambio sus acompañantes gritaron extasiados pidiéndole que acelerara más, Taemin los obedecía pisando el acelerador.


Los tres estaban en un estado de éxtasis de nuevo, la velocidad en la que iban los provocaba a seguir, gritaban emocionados, incluso Taemin disfrutaba de conducir así. Un chico en la calle se atravesó corriendo por inercia giró bruscamente el volante para evitar arrollarlo. Sin embargo su auto golpea con otro que yacía estacionado provocando que girara sin control.


Sólo veía como el auto no quería parar, giraba y con cada uno de esos giros más golpes llegaban a su cuerpo, la cabeza, la cara y sus brazos. Hasta que un golpe más los detiene, el cuerpo de Taemin se logra estrellar una vez más contra el volante; sofocándolo, regresándolo al respaldo en el que sólo recargó su cabeza.


Por lo que quedaba del espejo observó a sus dos amigos ya sin vida en los asientos traseros, ambos con golpes múltiples así como cortaduras, cerró los ojos dispuesto a morir. Sonrió nostálgico, de menos su última noche valió la pena, la había disfrutado.


-¿Hola?- escuchaba a la lejanía. –Diablos, ¿qué hago… ambulancia? Hubo un choque vengan rápido estoy cerca del zócalo, revisaré si hay sobrevivientes pero dense prisa porque no sé nada de medicina. Okey, eso haré, no tarden, gracias.- esa voz se hacía más clara a cada palabra.


-¡Oh por dios!- escuchó un grito. –¿Te encuentras bien?- esa voz de nuevo, pero esta vez sentía movimientos y es que el chico que pidió la ambulancia intentaba abrir lo que quedaba de la puerta para sacar al pequeño del asiento del piloto.


Taemin entreabrió los ojos, tal vez fue el golpe, tal vez la escena vivida en esos últimos segundos pero al mirar a la persona que le hablaba y forcejeaba con el trozo de metal sintió la necesidad de vivir.


El chico forcejeaba con el metal, lo maldecía porque no cedía.


-¡Oye! ¡No cierres los ojos!- gritó esa persona sin poder abrir la puerta. –Oye, dime tu nombre, yo me llamo Minho.- intentó seguir la instrucción de mantenerlo consiente como le dijo quién recibió su llamado.


-Ta-Taemin.- ante esto la puerta cedió siendo retirada con brutalidad. El chico entró al auto para sacarlo y recostarlo sobre el pavimento. Volteó para mirar el interior del auto notando a los dos cuerpos que yacían dentro, fijó sus ojos en el pecho para notar sus respiraciones pero no observó nada. –Lee Taemin.- la pequeña y temblorosa voz del chico lo regresó a la realidad. –Ese es, es mi nombre.- contestó frunciendo el entrecejo por el dolor que sentía en el cuerpo.


-Yo soy Choi Minho.- le sonrió retirando los cabellos de Taemin de su frente, pues las heridas podrían infectarse o sólo quería observar su rostro.   


Choi Minho era el hermano mayor, la cabecera de la familia. Tenía un sólo hermano del cuál cuidaba. Trabajaba como mesero en un pequeño local de comida que el sueldo era apenas suficiente para cubrir las necesidades básicas de Kibum, su hermano. Vivían en una pequeña casa para cuatro personas, casa de la cual él también se hacía cargo.


Pese a que sus padres se habían ido a Busan a buscar mejores ofertas de trabajo nunca se comunicaban. Tanto Minho como Kibum desconocían siquiera que sus padres estuvieran vivos o muertos. Ser mesero era un trabajo responsable y honrado del que se sentía orgulloso pero no dejaba el dinero para mantener esa casita.


Kibum también trabajaba, era un empleo pequeño y no riesgoso pues era una de las condiciones que había impuesto Minho para dejarlo trabajar. Era el recepcionista de una florearía. Aunque cuando no estaba su hermano él salía a dar pequeñas clases de baile pues eso estudiaba.


Había semanas en las que Minho tenía que cubrir dos o tres trabajos. Semanas en las que llegaba molido a casa, pero con el dinero suficiente para poder llevar un mes más. Debido a esto abandonó la escuela, sus horarios no se ajustaban a los de sus trabajos por lo que mejor desertó.


Jonghyun era uno de sus amigos de calle, un hombre con varias mañas para hacerse de dinero rápido. Se le hacía fácil entrar a casas y robar.  Había identificado una mansión que seguro tendría algunos miles dentro que costearán uno o dos meses de gastos tanto para él como para Minho.


-Vamos amigo, sabes que Kibum necesita ropa nueva, lo conoces muy bien. No le bastaron esos últimos 500 que llevaste, acompáñame y te quedas con la mitad.- estaba dentro del local de comida en el que trabajaba Minho, era cierto que había ubicado a un nuevo ricachón que si le quitaban un par de miles no los notaría.


-No lo sé.- contestó con un tono de miedo y nervios en su voz. Se levantó de la silla en la que estaba sentado para ir a tomar más órdenes de las personas que llegaban a comer.


Jonghyun se levantó aun con su vaso en la mano, terminó de tomar su contenido para dejarlo en la bandeja que llevaba Minho. Lo miró y rió poco.


-Además, Kibum está muy delgado, deberías de comprarle más comida.- rió de nuevo al ver la expresión de sorpresa en la cara del alto mientras caminaba a la salida. –Piénsalo, será hoy en la noche.-  mirándolo por encima del hombro dio por finalizada su conversación, salió del local dejando a Minho pensante.


También había notado el bajo peso de su hermano pero quería acuñarlo a que sus estudios le consumían tiempo además de esfuerzo físico. Pero ¿y si Jonghyun tenía razón y su hermano no comía lo suficiente?


Movió su cabeza hacia ambos lados para despejarse de la idea de robar. No era la primera vez que lo hacía pero nunca le había quedado un buen sabor de boca, ni siquiera cuando su hermano le modelaba la ropa que se había comprado con ese dinero.


Regresó a su trabajo recogiendo más órdenes y llevando la loza sucia, nunca había notado lo poco que le daban como propina hasta ese día. La más generosa había sido apenas de 20 won. Aun faltaba tiempo para que le pagaran por su desempeño como mesero.


Tanto Kibum como él tenían que comer, él dos veces al día pero su hermano debería de hacer quizás las 5 comidas si fuera posible. Había días en los que sí las hacía y se le veía feliz, incluso sus rutinas de baile eran mejores y más deslumbrantes. Sonrió al recordar lo feliz que le miraba.


Después de terminar su turno como mesero salió corriendo hacia el siguiente trabajo. Su celular apenas con las funciones básicas marcaba las 6 pm. Prefería mantener ese tipo de “lujos” para él, siendo de la clase obrera algo mejor podría distraerlo o incluso causarle algún robo. Su hermano por el contrario intentaba tener de lo mejor y último, razón por la cual su segundo trabajo era instructor en un gimnasio medianamente reconocido.


Gracias a ese trabajo es que pudo mantener el cuerpo que tenía, además claro está de las veces que junto con Jonghyun trabajaban de albañiles pues no se pedían estudios para cargar costales de cemento y hacer las mezclas. Llegó apenas con dos minutos de retraso.


Durante la clase que impartía se mantuvo distraído e incluso distante con los alumnos más antiguos. Ese trabajo recién había sido pagado, el dinero ya lo tenía Kibum para comprar o pagar lo que faltaba, el nuevo cheque no llegaría hasta dentro de 15 días. Quizás la idea de ir con Jonghyun a sacarle dinero a alguien no era tan mala.


No había podido pagar la energía eléctrica porque aun no completaba, si pasaban más días seguro la cortarían y tendría que pagar recargo para que la volvieran a instalar. También recordó que Kibum tenía una presentación en el centro de la ciudad junto con un grupo de baile. Necesitaría para el vestuario y vaya que no eran baratos.


-Oppa, me estás lastimando.- la voz de una de las chicas lo sacó de sus pensamiento. Fue entonces que notó que no había completado el ejercicio dejando las pesas sobre sus manos.


-Oh, lo siento.- se las retiró. –Estoy distraído, perdón, ¿te lastimaste mucho?- dejó las pesas sobre el suelo, no era tanto peso, tan sólo dos kilos y medio, pero en cada mano se volvía cansado.


-No, je, je recién lo estaba sintiendo cansado ¿Le sucede algo? Ha estado mirando hacia la nada.- la chica se secó el sudor con una toalla que llevaba sobre sus hombros mirando al instructor.


-No es nada en especial.- contestó con la amabilidad característica de él. –Es sólo que Kibum tendrá otra presentación y estaba pensando…- “en lo caro que saldrá el vestuario para sólo usarlo una vez” –En cómo será esta vez.- sonrió dándose cuenta de que tal vez, la idea de ayudar a Jonghyun no sea tan mala.


-¿De nuevo? Iré a verlo, baila muy bien.- afirmó Yuri sonriéndole.


-Gracias.- contestó pensando a la vez que la carne que había comprado la semana pasada ya se estaba terminado. Tendría que comprar más pero no tenía el suficiente capital como para ese lujo. –Yo también iré a verlo, es mi hermano.- finalizó esa conversación para ir a ver al resto de sus entrenados.


Una vez que todos habían completado los ejercicios programados fue hacia las duchas en la que se dio un baño rápido para salir rumbo a su último trabajo. Mientras caminaba y se terminaba de arreglar con el uniforme que debía portar, pensaba más en lo que le planteaba Jonghyun no dejaba de ser algo anti ético.


“Robar a los ricos para ayudar a los pobres” malo si fuera rico para rico. Además el dinero que hurtarán se usará para beneficio. De menos el de ambos hermanos. Jonghyun sabrá en qué gastar su parte. ¿Su parte? ¿Robar para ayudar? Estaba más convencido cada segundo que pasaba.


Después de entrar a su último trabajo del día como barman le llamó a Jonghyun para confirmarle su asistencia y participación para el robo. Su turno terminaba cerca de las 2 am, seguro que a esa hora ya los dueños estarían dormidos y no notarían su entrada ni salida.


Ajustaron lo detalles, se encontrarían a la salida del bar en el que trabajan Minho, partirían de ahí a la mansión, inspeccionarían el perímetro y buscarían algún lugar por el cual entrar. Cuando estén dentro Jonghyun buscaría el dinero, Minho sólo vigilaría como siempre.


Asintió ante cada una de las palabras de su amigo y finalizó la llamada para empezar a trabajar. Lo único bueno de ser barman es que las propinas eran mucho mejores que siendo mesero. Lo malo es que su turno  finalizaba muy tarde, a veces Kibum se quedaba despierto para esperarlo con la cena, otras sólo lo esperaba despierto.


Deseaba que se día hubiera cena, de sólo pensar en comer carne se le había antojado. Esperaba que Kibum haya hecho un milagro con cada parte de la carne de la semana para hacerla rendir. Servía tragos ligeros, servía bebidas más cargadas, miraba como a su alrededor la gente perdía el conocimiento.


El humo de los cigarrillos siempre había raspado su garganta pero no se podía quejar, incluso vendiéndolos ganaba más que las propinas como mesero. Evitaba lo más que pudiera hablar para no toser como quien no fuma ni está acostumbrado al humo. Su compañero de trabajo Jinki notaba ese entrecejo fruncido que acompañaba el rostro de Minho.


Seguro estaría metido en algo con Jonghyun, ciertamente ese de cabello albino causaba una pizca de estrés en el alto que se notaba a leguas. Quizás ya se había enterado de la relación entre ese hombrecito y su hermano. “Será eso” pensó volviendo a servir otro trago más para deslizarlo por la barra.


La noche pasó más rápida para Minho a comparación de la anterior. Cuando menos esperó ya iba camino hacia esa casa junto con Jonghyun. Era grande en cierta parte tenía pinta de ser de alguien de dinero.


Como habían acordado Minho cuidaba que no hubiera alguien mirando cuando Jonghyun trepaba por el barandal que protegía toda la propiedad. Cuando ya estaba dentro, la inteligencia de su amigo se hizo presente al abrir la puerta del mismo así sin más.


-¿Y si activaste alguna alarma o algo?- preguntó Minho molesto por la acción de su amigo.


-No hay nadie, vine mientras trabajabas. Salió un chico hace unas horas, parecía que iba de fiesta no regresará en un tiempo, hagámoslo con calma.- sonrió mientras sacaba dos redecillas para el cabello, le dio a Minho junto con un par de guantes de látex. –Tu suela es lisa, ¿cierto?-preguntó mirando sus zapatos.


-Ehh, sí.- contestó. –Si se fue de fiesta, ya estara por llegar, démonos prisa.- su turno en el bar terminaba a las 2am, suponiendo que la fiesta se terminaría cerca de esa hora estaría por llegar y no quería meterse en problemas.


-Relájate, pareces primerizo. Sólo piensa en lo que podrás darle a Kibum con lo que saquemos de aquí.- sonrió autosuficiente mientras se adentraba más en la propiedad. Exacto, todo lo hacía por su Kibum.


Como acordaron de nuevo, Minho sólo vigilaba por si alguien llegaba a casa, había visto las “salidas de emergencia” estas eran ventanas altas que no serían problema para él. Pasaban 10 minutos y no había rastro de Jonghyun, seguro Kibum ya estaría dormido sobre el sofá esperándolo. Miró una vez más por el pasillo y vio a su amigo caminando con algunas joyas y fajos de billetes.


-Salgamos de aquí.- dijo Jonghyun sonriendo pero la mano de Minho sobre su hombro le borró esa mueca.


-Antes dame mi parte.- habló serio haciendo que Jonghyun le diera la mitad del dinero. Sólo billetes pues las joyas podrían ser denunciadas y vinculadas. No le gustaba ese tipo de peligros. Una vez con dos de los fajos que hurtó Jonghyun, los guardó en sus calcetines, suerte que eran las calcetas que Kibum le había comprado, ahí cabían perfectamente sin salirse.


Aunque los fajos se pegaban a sus pantorrillas de forma incómoda, lo soportaría sólo hasta llegar a casa.


Salieron de la misma manera que entraron. Los guantes como las redecillas las quemaron al momento de que Jonghyun prendía un cigarrillo a las afueras de la casa, deshacerse de la evidencia era necesario sino querían ser vinculado.


Caminaban por las calles vacías, Jonghyun parloteaba de lo fácil que había sido ese robo, que los demás debería de aprender a esa persona.


-¡Ya sé! Esto merece unas cervezas.- dijo emocionado. –No todos los días habrán casas así, brindemos por ellos y su salud, ojala que sigan siendo buena gente, todos saldremos beneficiados con ello.- soltó una carcajada por esa idea. –¡Iré por las cervezas!- volvió a gritar para salir corriendo en dirección de una tienda de 24 horas.


A los oídos de Minho llegó el sonido de un auto, que a juzgar por el sonido diría que iba muy rápido. Volteó hacia la calle y sólo vio como Jonghyun esquivaba un auto de lujo, o viceversa. Su amigo siguió corriendo hacia la tienda mientras el auto se impactaba con otro más y giraba.


Minho no podría creer lo que veía ¡su torpe amigo había causado un accidente!


Sacó su teléfono móvil y buscó entre sus contactos el del hospital, mientras ubicaba el auto que ya se había detenido tras el impacto con otro más. Tragó saliva nervioso que no notó cuando su llamado fue tomado. Dejando segundos vacios, vacilantes, hasta que la voz de la recepcionista lo regresó a la realidad.


 -¿Hola?- preguntó acercándose al auto. –Diablos, ¿qué hago… ambulancia? Hubo un choque vengan rápido estoy cerca del zócalo, revisaré si hay sobrevivientes pero dense prisa porque no sé nada de medicina. Okey, eso haré, no tarden, gracias.- sus piernas temblaban mientras se acercaba cada vez más al auto que ya era irreconocible como tal.


-¡Oh por dios!- gritó al ver que dentro había una persona, tenía los ojos abiertos pero la mirada perdida, ¿estaría muerto? -¿Te encuentras bien?- preguntó con su voz temblando. Decidió armarse de valor y forcejear con la puerta o lo que quedaba de ella. Dentro sólo veía como el pequeño hombre estaba inmóvil, pero su pecho aun se movía. Pronto la idea de sacarlo sea como sea se plantó en su cabeza.


Vio como el chico entreabría los ojos, Minho notó esto llenándose de fuerza para jalar el metal que antes era la puerta. Quizás era su imaginación pero había observado como la comisura del piloto se alzaba, ¿una sonrisa?


Minho forcejeaba con el metal, lo maldecía porque no cedía.


-¡Oye¡ ¡no cierres los ojos!- gritó Minho mientras jalaba con todas sus fuerzas, logrando lastimarse en el acto. –Oye, dime tu nombre, yo me llamo Minho.- quien tomó su llamado le había dicho que mientras llegaba la ambulancia debería de mantener conscientes a las personas accidentadas.


-Ta-Taemin.- escuchó la frágil voz del piloto, jalando más fuerte el metal que logró arrancarla con brutalidad. Minho entró al auto para sacar al chico y recostarlo sobre el pavimento. Una vez hecho dirigió sus ojos al interior del auto, le había horrorizado ver dos personas más. Tenían cortes en todo el rostro y el cuello aparentemente roto. Pero no quería dar por sentado que estaban muertos, por lo que fijó sus pupilas en sus pechos, frunció el entrecejo con cierta impotencia pues sus sospechas eran ciertas.


–Lee Taemin.- la vocecita del chico que recostó sobre el pavimento lo distrajo, llevando sus ojos a ese rostro que también tenía cortes. –Ese es, es mi nombre.- frunció el entrecejo por el dolor, de menos pudo salvar a uno. Sintió un extraño alivio en el pecho.


-Yo soy Choi Minho.- se presentó con una sonrisa, sintió la necesidad de retirar los cabellos de Taemin de su cara, sus heridas abiertas podían infectarse o era que ese mallugado rostro le pareció hermoso, quería observarlo un poco más antes de que llegara la ambulancia y se lo llevara.


La ambulancia llegó y los paramédicos retiraron a Minho con algo de brusquedad para hacer lo correspondiente con Taemin.


-¿Feo el accidente?- escuchó la voz de su amigo a su lado, Minho giró sus pupilas para verlo como bebía de la cerveza que en efecto había comprado.


-¿Cómo puedes beber tan tranquilo sabiendo que eres el causante?- susurró girándose al momento que los forenses usaban una motosierra para abrir el resto del auto y poder retirar los cuerpos.


-Eres el único que lo supo, te daré dinero si no me delatas.- pasó su brazo por el cuello de Minho para llevárselo caminando.


-Disculpe.- les llamaron. El alto se giró de inmediato mientras Jonghyun fastidiado también lo hizo.


-¿Sí?- preguntó Minho.


-¿Es familiar de las víctimas?- detrás del paramédico veía como subían una camilla al interior de la ambulancia. Los otros cuerpos los subieron a un auto diferente.


-No.- contestaron al unísono.


-Lo entiendo, gracias por reportarlo pero tendrán que venir con nosotros para levantar un acta.- el entrecejo de Jonghyun se frunció con molestia, él sólo quería irse a beber no con los policías a hacer no sé qué cosa.


-Yo no vi nada.- dijo Jonghyun.


-¿Pero usted…?- dijo el paramédico junto con un Oficial que se había acercado de recién ambos miraron a Minho.


-Yo sí.- la sangre de Jonghyun se heló. –Me gustaría ayudarles pero tengo un hermano en casa y no puedo hacerlo esperar más.- sintió un puñal clavarse en su pecho.


-Sólo será un minuto.- dijo el Oficial.


Minho asintió, Jonghyun bufó molesto.



-¿Vas a ir de nuevo?- preguntó Kibum recostado en el sofá de su sala de estar.


-Sí.- contestó Minho poniéndose una  chaqueta. –¿Me acompañas?- lo miró por el reflejo del espejo.


-Paso esta vez.- contestó Key regresando su mirada al libro que estaba leyendo. –Tengo tarea.-


-Tienes una laptop, tendría que aligerarte el trabajo.- eso fue uno de los lujos que compró con el dinero de aquella noche.


Lo cierto fue que Minho se hizo responsable del costo que resultó la hospitalización del chico, fue una alta cantidad que pudo disolver con parte del dinero que hurtó esa noche.


Después de todo, no fue tan malo robar porque le había ayudado a alguien que en verdad lo necesitaba pues no se había podido localizar a ningún familiar del accidentado.


-Ese chico además de la vida, ahora te debe también el dinero que has invertido en él.- dijo Key levantándose del sofá para caminar hacia su habitación.


-Mientras nosotros estemos bien, puedo seguir pagándole el hospital.- contestó Minho mirando los pasos de su hermano. –Te duermes temprano, por favor.- le pidió pero la respuesta fue el azote de la puerta.


Minho relamió sus labios molesto, pero suspiró para calmarse.


Quizá porque siempre había tenido ojos sólo para Kibum que ahora se sentía desplazado por el accidentado. Pero tendría que comprender que era un asunto importante y que no lo podía desplazar como lo había hecho Jonghyun.


Quien nunca preguntó por la salud del chico, ni por los funerales correspondientes de Kai y Naeun. Sólo le importaba cortejar a su hermano comprándole cosas caras, llevándolo a cenar y ayudándole con sus coreografías.


-De todos modos se va a pudrir en el infierno.- susurró Minho saliendo de la casa. –Igual que yo.- rió nostálgico.


Tomó el autobús que lo llevaría hasta la parada más cercana del hospital, entró y se dirigió hacia la habitación en la que estaba Taemin. Llamó a la puerta recibiendo una respuesta positiva.


Estaba una enfermera atendiendo sus heridas, cambiándole la bolsa de suero, tomándole la presión y conversando con él.


-Buenas tardes.- susurró Minho acercándose a la cama.


-Buenas tardes.- contestó la enfermera.


-Hola.- saludó Taemin.


-¿Cómo te sientes?- le preguntó observando su cuerpo cubierto por las sábanas blancas hasta la cadera, su cama estaba elevada por las tardes porque le gustaba estar sentado, se sentía menos inútil así que estando acostado.


-No ha comido desde ayer en la noche.- informó la enfermera. –Sería bueno que hablaras con él y le convencieras de probar bocado.-


-Haré lo mejor que pueda.- contestó Minho mirando la mesita que estaba al fondo de la habitación, con la bandeja de la comida.


-No tengo hambre.- dijo Taemin mirando a Minho, este ya había ido por la mesita que por sus rueditas la deslizó hasta a un lado de la cama.


-Es todo, estás bien, vas mejorando muy rápido.- dijo la enfermera sonriendo. –Si tienes que ir al baño ya puedes bajar de la cama. Si estás solo usa el comunicador.- luego miró a Minho. –O si estás con él, ayúdale.- ambos asintieron ante la orden de la enfermera.


-Así será.- confirmó Minho, luego la enfermera salió de la habitación.


-¿Por qué no has querido comer?- preguntó caminando hacia la ventana para abrir las cortinas y dejar pasar un poco de la iluminación natural que proporcionaba el sol a esas horas de la tarde.


-Porque te estaba esperando.- contestó sonriendo. Minho lo volteó a ver por encima de su hombro, recargó la barbilla en su clavícula y pensó un momento en lo que eso había causado en su cuerpo, en su mente.


-No pude llegar antes porque mi hermano tuvo un ataque de caprichos.- susurró sobre la tela de su chaqueta, luego se giró por completo para ver a Taemin.


Quizá esas cuatro palabras que había escuchado le jugaron sucio, porque notaba el cuerpo de Taemin de una manera que no pensó observarlo nunca. Parecía hecho de porcelana pues las costras ya estaban cayendo, era delgado que rozaba los cuerpos femeninos, su cabello había crecido un centímetro al menos que casi perdía la forma a honguito.


Y sus labios. Esos labios que vio temblar el día que l salvó la vida ahora estaban completamente rosas y sin heridas.


-Si no estás, no quiero comer.- dijo Taemin sonriendo apenado. –Me gustas… me gusta cómo me das tú de comer. Las enfermeras siempre son un poco toscas y me manchan la ropa además de que no me limpian las comisuras cuando se los pido.- habló demasiado rápido que el cerebro de Minho aun estaba procesando la primera parte.


-¿Sólo comerás cuando esté contigo?- preguntó acercándose a la cama, tomando la comida que había en la bandeja.


-Sí.- asintió Taemin.


-En ese caso, prometo siempre estar a tu lado.- le sonrió y luego tomó con los palillos un poco de los fideos.


-¿Pase lo que pase?- preguntó Taemin riendo, pero a los oídos de Minho no había burla ni sarcasmo, sólo una risa  enamorada.


-Pase lo que pase.- repitió llevando esa porción a su boca.


Los días pasaban y Jonghyun no ponía un pie en el hospital, Key seguía estrenando lujos y Minho visitando a Taemin.


Había días en los que llevaba un cuaderno en el que hacia las cuentas de lo que ganaba de mesero, instructor y de barman. Una buena tarde mientras él estaba en el baño Taemin estiró su mano para tomarla, miró la puerta del cubículo pero no se abrió, entonces tomó el cuaderno para mirar qué había dentro.


Había un cuadro en el que estaban cuatro conceptos: mesero, instructor, barman y hospital. Su dedo índice se poso en la última columna y lo deslizó mirando las cantidad que tenía que pagar Minho para que le siguieran atendiendo.


Al llegar al último numero alzó sus cejas, había muchos ceros a la derecha.


Escuchó la palanca del baño por lo que cerró el cuaderno, pero antes de hacerlo por completo notó algo que no eran números, había un verso escrito, llevaba su nombre entre líneas.


La puerta se abrió  y el cuaderno lo dejó en su lugar.


-Tengo que irme.- dijo Minho cerrando la puerta del baño.


-No te vayas aun.- contestó Taemin mirándolo. 


-Empiezo a trabajar en unos minutos y si llego tarde me van a despedir.- se acercó a la cama, miró la bandeja de comida que ya no tenía nada, Taemin había comido todo lo que las enfermeras le habían llevado y esta vez lo hizo por sí solo.


No es como que sus brazos hayan quedado inservibles tras el accidente, sólo que le gustaba esas atenciones que tenía Minho con él, pero ahora lo vio muy inmerso en su cuaderno que prefiero hacerlo solo.


-Te voy a extrañar.- susurró mirándolo.


-Mañana vendré.- dijo Minho rodeando la cama de Taemin para tomar el cuaderno y guardarlo en su mochila. –Ahora intenta dormir.- tomó los bordes de la sábana que estaban en la cintura de Taemin para  cubrirlo hasta los hombros. Bajó la camilla para que pudiera estar acostado y no sentado.


Taemin dejó que le cobijara incluso que le besara la frente, en donde antes había una herida. Sonrió cómodo por eso.


-Minho.- le llamó antes de que se irguiera, le gustaba la fragancia que el nombrado usaba.


-…- el alto sólo giró sus pupilas para mirar los ojos de Taemin, luego, comenzó a inclinarse al tiempo que cerraba sus ojos. La respiración tranquila de Taemin chocó contra su nariz, escuchó el chasquido de ambos labios al separarse.


Los gruesos de Minho contra los de Taemin.


Fue un beso leve.


A decir verdad, el primero para Taemin de esa manera, siempre cuando besaba había lengua por todas partes. Este era más delicado.


Le gustaría llamar a ese acto su primer beso.


Se separaron lento.


Minho tenía miedo de abrir sus ojos y notar la mueca de odio de Taemin por tal atrevimiento.


-Todo está bien.- susurro el menor al leer el miedo en la  cara contraria.


-Lo siento.- susurró Minho riendo apenado. –Me dejé llevar.-


-No te disculpes.- dijo Taemin con un tono de preocupación impregnado en su voz. –No hiciste nada malo.-


-Siento que me aproveché de la situación.- dijo Minho quitando los cabellos de la frente de Taemin, delineando con sus dedos el contorno del rostro ajeno. –De tu mirada magnética.- susurró sumergido en las pupilas del menor.


-¿Qué más?- susurró Taemin al recordar esas palabras en el cuaderno de Minho.


-De tus pupilas de alto voltaje.-


-Minho.- susurró mirando sus profundos ojos oscuros.


-Tengo la sensación de ser alguien magnético, buscando un polo opuesto.-


Taemin asintió nervioso pero sonriendo.


-Y ahora que sé eres una nube pasajera, voy a cerrar todas mis ventanas, aunque no busques problemas.- negó lentamente mientras ponía su mano bajo la barbilla de Taemin para que lo mirara. –Acabaré enredado en tus finas piernas.- lo volvió a besar.


-Sí quiero.- susurró Taemin sobre los labios de Minho, antes de pasar sus brazos por el cuello del alto para no dejarlo ir. –Te quiero mucho.- un beso más cerró aquella subjetiva propuesta.



-Buenos días.- saludó Minho entrando a la habitación de Taemin, le sorprendió ver a Taemin en una silla de ruedas pero sin suero, con la bandeja de comida vacía porque había acabado con todo. –¿Sucede algo?- preguntó extrañado.


Se había asegurado de pagar al hospital lo correspondiente el día anterior. No podían suspenderle el servicio así a Taemin.


-Sucede todo, Minho. Ya me dieron de alta.- dijo el menor emocionado.


-¡¿En serio?!- gritó alegre mientras caminaba hacia la silla en la que estaba Taemin.


-Así es, Taemin ha sanado con éxito.- confirmó la  enfermera. –Ya puede regresar a su casa.-


-Así es.- dijo Taemin emocionado. –¿Me acompañas a mi casa? Una vez ahí te pagaré todo lo que has invertido en mí.- Minho asintió feliz, pero no por el dinero sino porque el menor ya podría regresar a la vida que antes tenía.


Minho caminaba detrás de la enfermera que llevaba la silla de ruedas con Taemin. Mientras pasaba por los pasillos se despedía internamente de aquel lugar con aroma a alcohol o desinféctate que mareaba a Kibum. Pues eso había dicho cuando entraba siquiera a la recepción.


Suspiró tranquilo, sintiéndose pleno porque después de todo, había estado junto con el chico del accidente cuidando de la mejora en su salud, algo que jamás hizo Jonghyun. Que por su parte, gastaba el dinero de esa noche sin pena y seguía trabajando como albañil para no levantar sospechas, según él.


Cuando ayudaron a Taemin a subir a un taxi a la mente de Minho vino la imagen de aquella noche “de suerte” si le pudiera llamar, porque habían ganado el dinero suficiente para costear los gastos de los meses siguientes y al tiempo, había conocido a un chico que simplemente le robaba el pensamiento.


Taemin le dio la dirección de su casa al chofer y este asintió para llevarlos.


Ambos chicos estaban en los asientos traseros jugando. Minho le contaba algunas anécdotas del trabajo que hacían reír a Taemin, este había tomado la mano más grande para entrelazar sus dedos, se había dado cuenta de que quería estar con Minho.


Que por él cambiaría de estilo de vida.


Por él dejaría de asistir a esas fiestas o clubes nocturnos.


Dejaría de consumir cualquier tipo de sustancia.


En esos días de hospital aprendió a ver la vida desde otra perspectiva, ya no le importaba si salía con las mejores ropas, Minho le había enseñado que había algo mejor por qué preocuparse y era por las personas que consideraba cercanas.


Cuando llegara a casa su padre, le abrazaría tan fuerte que hasta levantaría sospechas de que algo ocurrió, el Sr. Lee seguía en viaje de negocios, tan ocupado estaba que no se dio cuenta del fatal accidente en el que participó su hijo.


Pero le agradaba pensar que podría invitar a Minho a comer a su casa, presentarlo como su pareja a su padre y esperaba que les apoyara. También tenía en mente hacer algo con Kibum, a lo mejor era muy arriesgado pero quería pedirle a Minho que se mudara a su casa.


Así estaría (además de juntos) sin tantas preocupaciones por trabajar y conseguir dinero para una cosa o la otra. Sobre todo tendría que dejar el trabajo de instructor y de barman, esos dos eran los que disgustaban en sobremanera a su celosa pareja.


Mientras é estaba en cama de hospital, quien sabe cuántas personas se le hayan querido insinuar a su Minho. Frunció el entrecejo con molestia, ¡claro que lo llevaría a casa! Ahí estaría todo mucho mejor.


-Gracias por todo.- dijo Taemin. –Por ayudarme el día del accidente hasta acompañarme a casa.- miró a Minho y le sonrió.


-No tienes nada qué agradecer.- contestó correspondiendo la sonrisa.


-Lo digo en serio, gracias por todo, por llamar a la ambulancia, por cuidar que comiera, por los poemas. Me gustas mucho.- un sonrojo tiñó las mejillas de Taemin, algo que creyó imposible en su persona.


-De nada, en serio.- contestó Minho picándole la mejilla. –También me gustas mucho, Taemin.-


-Si ya me prometiste que estarías conmigo para siempre, pase lo que pase, ¿por qué no te mudas conmigo?- preguntó el menor mirando el rostro incrédulo de Minho. –Tampoco te presiones.- rió nervioso al imaginarse una negativa de su parte.


-¿Lo que dices es en serio?- preguntó riendo nervioso.


-Sí.- asintió Taemin para confirmar la afirmativa.


-No sé, tendría que preguntarle a Key y tampoco sé cómo lo tomará tu familia.-


-Ellos querrán, créeme, después de todo salvaste al Tesoro familiar.- rió porque así le llamaba su madre. –No te estoy pidiendo matrimonio y tampoco es para aferrarte a mí, tómalo como una muestra de agradecimiento. Me salvaste la vida.-


-Está bien.- contestó Minho suspirando para dejar salir todos los nervios que sintió.


¿Vivir con Taemin?


¿Ya?


Había estado con él los últimos días, sentía una conexión magnética con él que le fascinaba la idea de vivir juntos, sus padres no se opondrían porque probablemente no se enterarían. Key aceptaría gustoso dejar la casita en la que vivían para pasar a una mejor.


Dejaría varios de sus trabajos si no es que buscaría otros mejores.


¡Podría retomar sus estudios!


-Aquí es.- escuchó la voz de Taemin, luego Minho bajó del lado de su puerta para ayudarle a bajar a al menor, una vez ambos afuera del taxi se giraron.


Un corazón se quebró mientras el otro saltó de felicidad.


-Taemin me marcho, todo acabó.- dijo Minho con la voz seria y firme. El mencionado alzó las cejas con extrañeza.


-¿Qué?- preguntó incrédulo mirando a Minho, su rostro ya no reflejaba la felicidad de hace un momento, ahora estaba serio, rígido y un poco molesto. –Pero Minho, habías dicho que estarías siempre conmigo pase lo que pase.- tomó la mano del nombrado pero este se soltó un poco brusco.


-No me toques.- dijo limpiando su mano contra la ropa que llevaba puesta, los ojos marrones de Taemin comenzaban a perder su magnetismo. –No quiero saber nada más de ti.-


-Minho.- susurró con su voz entrecortada. –Pero todo lo que ocurrió en el hospital.- intentó tomar sus mejillas pero Minho detuvo sus manos para bajarlas a sus costados.


-Olvida lo que ocurrió en el hospital.- dijo frio, como si no hubiera sentido nada con aquellos besos, como si fuera mentira lo que decían sus poemas.


-Minho… yo te amo.- susurró mirando los ojos que alguna vez, también fueron magnéticos.


-Yo no.- dijo girándose, dándole la espalda mientras caminaba alejándose de Taemin.


Julieta siente que se muere, no sabe qué ocurrió


Romeo muere por dentro porque es dónde robó. 

Notas finales:

Romeo Y Julieta 

Esta vez sí estoy apoyando el talento mexicano, ya qe Esquirol es de Skap de España. Me gustan tanto los dos one-shot~~

Ojala que tambien lo hayan disfrutado, e epsecial el final, ese me mató! literal, deje de escribir ubitamente y luego grité "puaaa" porque me encantó. 

Dejen un rw~ o Nos leemos!

De todos modos, Gracias por leer :D


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