Castillos en el aire
IV
Hubo luego aquella tormenta cruel
Y el castillo del aire cayó
El sueño seguía y seguía, todo tan sublime, todo tan perfecto. Lo único que hacía falta, para Misaki, era tener a Takahiro cerca, quería que viera el sueño en el que vivía… quería hacerlo parte de su perfecto mundo.
Un día, sin avisarle a Usami-san, el antiguo príncipe envió una carta a Takahiro donde le pedía que le visitara “Nii-chan… me gustaría que vieras mi cuento de hadas hecho realidad. Sé que te pido mucho… pero quiero saber de ti, quiero que veas lo feliz que soy para que no te preocupes.”.
La carta llegó a su destinatario, para la alegría de Misaki y para el desconcierto de Akihiko, Takahiro llegó una semana después. Pese a las ausencias del rey en los sectores donde Misaki pasaba la mayoría del tiempo, ante la llegada del heredero Takahashi, no hubo instante que se alejara de ellos.
--Takahiro, tu visita aunque repentina es bastante grata ¿A qué se debe la agradable sorpresa? –decía un sonriente rey.
--Puedo sonar un poco sobreprotector pero, desde que Misaki dejó el reino Takahashi he tenido ganas de venir a ver cómo se encontraba… Sin embargo, mi esposa me persuadió de no hacerlo pues Misaki ya es un fino doncel casado…
--¡Nii-chan! –decía el castañito avergonzado.
--Pero es la verdad Misaki, y luego con la carta que recibí no perdí más tiempo además, quería darles una gran noticia. –decía Takahiro con una gran sonrisa.
--¿Qué carta? –inquiría Usami extrañado.
--Me la envió Misaki, al terminar de leerla hice los preparativos para viajar.
--¿Qué noticia nii-chan? –decía Misaki para que su esposo no cuestionara más sobre la carta.
--Verán, Misaki, Akihiko… ¡Mi esposa Manami está esperando un bebé!
--¿Un bebé? –susurraba el rey Usami.
--Nii-chan… ¡Felicidades! Espera un momento, voy a ser tío… voy a ser tío… ¡Voy a ser tío! –decía el castaño mientras se lanzaba a abrazar a Takahiro.
--Felicidades Takahiro. –decía Akihiko.
--Gracias Akihiko, me gustaría aprovechar el viaje para hacerte una petición. –decía nervioso Takahiro.
--Dime.
--En verdad me gustaría y sería un gran honor que tú y Misaki fueran los padrinos de mi primogénito. –pedía un ilusionado Takahashi.
--Nii-chan, sería, sería genial, sería lo mejor nos pudiera pasar ¿Verdad Usami-san? –decía un alegre castaño.
--Misaki, deja que Akihiko responda. Cuando estás muy emocionado dices muchas cosas, recuerda que tu esposo es quien debe decidir. –reprendía con amabilidad Takahiro a su hermano menor.
--Lo siento, me dejé llevar. –se disculpaba Misaki –Usami-san, lamento haberme dejado llevar.
Al momento que Misaki se volvió para ver los ojos de su rey, pareció no reconocerlo, algo había en sus ojos que le hicieron dudar… “¿Qué sucede? ”
--No te preocupes, si Takahiro lo pide no veo la manera de negarme. –decía Usami con un extraño timbre de voz.
Entre la alegría de Takahiro y el aviso de la cena, Misaki no pudo hacer algún comentario sobre la extraña actitud del rey. “¿Se molestaría por hablar antes que él? ¿Fue tan grave mi error? ¿Qué pasa?... si pregunto justo ahora, podría incomodarlo más… esperaré hasta la noche.”
La velada pasó tranquila a excepción de la inquietud del castañito, llegó la noche y Takahiro hizo una petición extraña para quienes lo escucharon menos para él y para Misaki.
--Por favor Akihiko, permite que mi hermano duerma conmigo, lo extraño mucho…
--¿Dormir con Misaki? –repetía Akihiko con extrañesa hasta que recordó algunas de las anécdotas que contaba Takahiro. Jamás podría acostumbrase a la sobreprotección de Takahiro hacia su hermano menor.
--¡Nii-chan!
--Está bien, usen la habitación principal. Yo tengo cosas que hacer. Buenas noches. –se despidió Akihiko.
La preocupación en Misaki aumentó, su rey estaba más que extraño, por ahora estaría con su hermano, después de todo, Takahiro estaba ahí porque él lo había pedido.
Al día siguiente, Takahiro se despedía de su hermano y de su amigo de infancia, era hora de regresar a su reino y tomar sus responsabilidades. Misaki suspiraba, tenía que hablar su rey para que le dijera eso que le incomodaba pero, al volverse no vio a nadie.
Pareciera que su rey se desvaneció, se adentró en el castillo para darle alcance más no lo logró. Desde ese día no lo volvió a ver sino hasta dos semanas y media después. Y lo que encontró, no encajaba en ninguna parte de su sueño.
>>Continuará...