Se puso su camisa blanca con parsimonia, la abrochó sin prisa alguna dejándola perfectamente abotonada. Se colocó el chaleco color mostaza que tanto le encantaba (ya que su madre le ponía suavizante y eso le gustaba de sobremanera). Después venía su falda color rojo con tablas. Ella creía que era lo más cómodo para entrenar, aunque no le gustaba eso de mostrar tanto, Sarada era más bien discreta.
Salió de su habitación, ya se le hacía tarde para ir a la academia. Tomó su mochila que se encontraba en el sillón, junto a la puerta y salió por ella (no sin antes de despedirse de sus padres, ella era educada ante todo.) Corrió por las concurridas calles de Konoha, esquivando a todos los transeúntes que paseaban a esa hora por allí.
Sin darse cuenta ya se encontraba en las puertas del imponente edificio educacional, se dispuso a pasar sin más pero algo o mejor dicho alguien le interrumpió sus planes.
-Buenos días Sarada- dijo un rubio, agitando su mano alegremente.
-No tienes porque gritar, estoy a tu lado- se arregló los lentes molesta- ¿Por qué era tan ruidoso?- La verdad era que lo que más le gustaba de él era eso, su alegría. Pero, no es que a ella le gustara Boruto, no señor. No tenía tiempo para esas nimiedades, tenía que ser la mejor de su clase. No por nada era un Uchiha.
-Tan amargada como siempre- Él pensaba que lo había dicho para sí, pero se equivocó. Ella lo escuchó.
-todos los hombres son unos idiotas-lo miró dolida y se retiró por las puertas. Boruto a su corta edad no entendía muy bien a las mujeres, de hecho no entendía tampoco a los hombres. Bufó molesto y se fue por donde había ido Sarada. Niñas molestas. Como diría su amigo Shikadai.
Ella lo sabía, pero quizás no lo quería aceptar. Sakura sabía que Sasuke nunca la amaría como ella lo amaba. Él nunca era atento con ella, no se preocupaba de esos pequeños detalles que la gente enamorada hace para con su pareja. Pero Sakura claro que lo hacía. Le preparaba la ropa cuando se iba a tomar un baño, le hacía siempre su comida favorita y trataba de inventar nuevos platillos para que él los disgustara. Si tenía frío ella le colocaba una manta en su regazo o cuando había mucho calor, le preparaba un jugo e iba a la tienda por una sandía. Sabía que su esposo las amaba. Pero Sasuke, nunca se había tomado la molestia en algo así, quizás, solo quizás estaba pidiendo demasiado.
-Hoy iré a ver a Naruto- Ella lo miró. Naruto, pues claro. Con él sí que era atento. Lo llevaba a comer esa porquería de Ramen, siendo que a Sasuke nunca le gustó, en más lo odiaba. Sacudió su cabeza. Estaba pensando demasiadas tonteras juntas ¿O no?
-Claro- Mierda, su voz sonó muy apagada y él se dio cuenta. Arqueó una ceja en señal de duda- digo... Cl..claro Sasuke-kun- le dedicó una sonrisa. Era falsa, pensó Sasuke ¿Ahora, que le pasaba? Pero no tenía tiempo o ganas de pensar en esas cosas ahora. Ya lo arreglaría más tarde.
-bien, adiós- Se levantó y salió por la puerta.
De repente, ser Hokage no le era tan llamativo. Con todos esos papeles que tenía que revisar, las misiones que tenía que asignar, uno que otro problema con alguna señora pidiendo más dinero. La verdad que había idealizado demasiado el trabajo, aunque no por ello no era feliz con su actual vida. Porque ser Hokage traía más de una recompensa y no hablaba de dinero o algo material.
-Dobe- Alguien osaba interrumpir sus hermosos pensamientos. Miró hacia la puerta, era Sasuke. Rayos que guapo lucía parado en el marco de la puerta, con una pose despreocupada.- ¿Te han comido la lengua los ratones?- rió con sorna. Y allí se le iba todo el encanto.
-Cállate teme- grito -¿A qué has venido?-
-Hey!, ¿no puedo ir a visitar al Hokage-sama ? –
-Tsk-chasqueó la lengua, pero justo en ese momento. Su cerebro ideó una respuesta ingeniosa- ¿A sí que querías verme?- lo miró directamente a los ojos. Eran pocas las veces que Naruto le podía ganar verbalmente a Sasuke y esa, era una de ellas. Sonrió para sus adentros, pero le duró segundos. Vio detenidamente el rostro de Sasuke ¿Era una broma? ciertamente debía serlo. No podía dar crédito a lo que veían sus ojos. Sasuke estaba sonrojado, tenuemente, pero sonrojado al fin. Debía ser fiebre, si eso- ¿estás enfermo-ttebayo? –
-No, usuratonkashi. Estoy bien- desvió la mirada, lo había notado. Estúpido cuerpo y sus estúpidas reacciones.
-¿Y bien, a que has venido en realidad?-
-¿De verdad no crees que eh venido solo a verte?-
-Es que...- ahora el estaba nervioso. ¿En serio lo había ido a ver?. Cálmate Naruto, pareces una colegiala enamorada. Esperen ¿Enamorada? No jodan, que el amaba a Hinata. ¿O no? Pero que le pasaba el día de hoy, quizás tantos papeles le estaban afectando el cerebro. Respiró profundo y calmo sus pensamientos. El no le podía gustar Sasuke, vamos era su mejor amigo, su rival además el tenía esposa e hijos. Quizás si hacía un pequeño experimento se daría cuenta que estaba equivocado. (Definitivamente tenía las más locas ideas)
A paso rápido se puso al frente de Sasuke, bien hasta el momento no pasaba nada. Acortó la distancia, bien hasta el momento. Tampoco pasaba nada. Se acercó un poco más. Mierda se puso nerviosa. Tranquilo Naruto, respira profundo. Inhala, exhala, inhala, exhala. Dios, esto era difícil.
-¿qué haces Dobe-lo alejó de un golpe? -¿Por qué te pusiste tan cerca?-
-¿Eh?, ah no fue nada- sonrió, pero fue una risa nerviosa. Y Sasuke lo notó