Minho tentó el pecho de Taemin, justo el pectoral izquierdo que recién se estaba formando por el ejercicio que había comenzado a hacer el menor.
Sólo que la piel de Taemin estaba siendo penetrada por varias agujas de tamaños diferentes. Atravesadas, paralelas, más enterradas que otras, todas haciendo una especie de corona de agujas alrededor del pezón erecto.
El menor tenía los ojos vendados y cinta adhesiva negra en su boca, esta se fijó incluso a su cabello pues Minho sólo tomó el rollo de cinta, le pegó el extremo en los labios y la giró por la cabeza de Taemin, asegurándose de que no pudiera emitir algún sonido.
Su cuerpo estaba sentado en una de las sillas del comedor, las muñecas pegadas con la misma cinta a las coderas y los tobillos a las patas del mueble.
Minho pasó los dedos por el pecho ajeno, sintiendo las agujas que había clavado en él. Taemin sólo presionaba las manos y fruncía el entrecejo cuando Minho las golpeaba con la yema del dedo índice, provocando que se encajara un poco más.
¿Por qué le había clavado las agujas?
Placer.
Castigo.
Él se lo había buscado.
Y Minho no era nadie para negarle tal placer, por lo que pensó que lo mejor sería darle lo que había buscado.
Tomó una aguja más entre sus dedos, la miró y notó el filo de la misma, luego visualizó un lugar en donde pudiera clavarse y no opacar la obra de arte que había formado en el pecho del menor.
Pensó que no habría más espacio hasta que se dio cuenta de que el pezón pese a que estaba siendo atravesado por dos agujas haciendo una cruz, faltaba por penetrar el centro del mismo.
Seguro sería más excitante.
Más doloroso.
La aguja fue hasta la piel sensible del menor, perfiló el filo en el centro del pezón, Taemin al sentirlo se sobresaltó pero no pudo hacer nada más, sólo sentir cómo su piel era atravesada por el metal, intentó juntar sus piernas, gritar, liberarse de la cinta que lo ataba y atender su zona lastimada.
Pero no podía y eso sólo excitaba más a Minho
La aguja había perforado el pezón erecto de Taemin.
Igual le dio un golpe leve con el índice de la derecha, provocando una especie de temblor en el cuerpo ajeno.
Tomó una ajuga más, repitiendo lo anterior pero con el pezón contrario le penetró. La aguja esta vez se hundió más, el pezón había dejado de estar erguido lo que probablemente fue más doloroso para Taemin, sentía la piel ahora flácida a comparación de la primera perforación.
-Eres mi alfiletero favorito.- susurró Minho pasando ambas manos por las cabecillas de las agujas, moviéndolas levemente, provocándole dolor a Taemin.
Ante el silencio del menor, Minho desenterró una de las agujas del pectoral derecho y notó un pequeño hilo de sangre. Sonrió y se inclinó para lamer esa porción de Taemin.
Luego se acercó hacia los labios ajenos y susurró “De nada”.