En la parte trasera de un hermoso jardín, una joven mujer de cabellos dorados y ojos verdes se encontraba sentada observando las flores hasta que oyó una voz a su espalda.
- ¡Mama! ¡Mamá!- Llamaba un pequeño niño de unos 9 años corriendo por el jardín.
- ¿Qué ocurre, cariño?- Pregunto su madre sonriendo tiernamente.
- ¿Qué es el amor?- Pregunto inocentemente.
- ¡Ah!... Bueno, eso es cuando tú quieres estar con un alguien siempre, además de querer ser el único que mira esa persona- Respondió sonriéndole a su retoño.
- Mamá, ¿Tú amas a papá? -Pregunto curioso.
- Claro, yo amo mucho a tu padre tanto como a ti y tu hermano- Contesto sonriendo.
- ¿Sato-chan, me quiere? -Pregunto nuevamente preocupado de que su hermano no le quisiera.
- Por supuesto que te quiere, ustedes son almas gemelas inseparables- Contesto sin sospechar del sentimiento que despertó en el pequeño Taro.
- Gracias, Mamá- Agradeció contento mostrando una linda sonrisa.
- De nada cariño, creo que mejor entramos adentro se hace tarde- Comento besando los cachetes sonrojados de Taro y entrando juntos a casa.
* 7 Año Después *
Era un día hermoso, el sol brillaba en todo su apogeo, los árboles se mecían por la brisa fresca del verano, dos chicos parecidos se encontraban recostados en el pasto rodeados de flores, era una escena muy romántica.
- Taro-nii, ¿Cómo sabes que me amas?- Pregunto preocupado el menor de los gemelo recostado sobre el otro.
- Pues... Solo sé que eres con la única persona que quisiera estar siempre y odio que alguien que no sea yo se te acerque- Contesto el mayor abrazando a su hermano.
- ¿Y qué te gusta de mí?- Cuestiono sonriendo curioso.
-Hum... Me gustan tus ojos, tu cabello, tu sonrisa, cuando me abrazas, me gusta tu calidez y me gustan tus labios- Respondió para empezar un tierno beso con su igual.
El beso se volvió un poco más fogoso e intenso dejándolos sin aliento, hasta que se tuvieron que separar por la gran falta de aire.
- Ah... Quiero seguir, Taro-nii- Dijo sonrojado y jadeante el menor.
- Entonces debemos movernos a un lugar más cómodo- Respondió Taro al saber a lo que se refería su gemelo.
Juntos entraron a la mansión que era su hogar (Gabyta: Olvide mencionarlo son de una familia rica).
Accedieron a un cuarto amplio de paredes pintadas con colores cálidos, que contrastaban con los muebles del cuarto, la luz estaba apagada y las ventanas a medio abrir dejando entrar un poco de luz.
Ambos se empezaron a desvestir mientras se besaban, llegaron a la orilla de la cama cayendo Taro sobre Sato.
- Taro-nii, se gentil- Demando Sato .
- Tranquilo seré lo más gentil posible- comento dedicándole una sonrisa de confianza.
Se besaban apresuradamente enredando sus lenguas en una batalla, ya despojados de la ropa quedando solo en interior se apresuraron a terminar de desvestirse. Taro al tener a su hermano desnudo se detuvo a observar la imagen más hermosa que había visto en su vida, su pequeño Sato; se encontraba desnudo, sudado, sonrojado y con una erección entre sus delgadas piernas.
- Eres hermoso- Susurró en su oído enviándole un escalofrío por su cuerpo hasta su entrepierna.
Las manos de Taro vagaban por el cuerpo desnudo de su igual, mientras empezaba a bajar por el abdomen de su gemelo dejando un rastro de besos hasta llegar a su miembro y lamerlo simulando embestidas, haciendo que Sato arqueara la espalda por el increíble placer que experimentaba. Las manos del mayor pellizcaban los pezones del más joven, mientras la otra lo masturbaba. Si seguía así el pobre Sato no iba a aguantar hasta el final, así que lo detuvo.
- Espera, si sigues aso voy a terminar.... Y quiero hacerlo juntos- Pidió con la cara roja de vergüenza.
- Esta bien, lo que tu quiera- Respondió sonriendo por el sonrojo de su hermano.
Taro se paró de la cama buscando algo, cuando lo encontró se lo mostró a Sato, era lubricante, se subió de vuelta a la cama abrió las piernas de su hermano un poco más y empezó a prepararlo metiendo uno, dos y hasta tres dedos.
Al ya estar listo entro en la entrada virginal de Sato lentamente escuchando algunos quejidos del gemelo menor.
- ¡Ah! T-Taro-nii... D-duele- Expresó
- L-lo siento, es inevitable el dolor, pero trataré de ser más suave- Aseguro el mayor, dándole confianza a su reflejo.
Cuando logró estar completamente adentro, espero un momento a que se acostumbrara a su intromisión para luego empezar un vaivén despacio y con cuidado de no lastimar a su ahora amante, pero al sentir cerca el final aumentó las embestidas oyéndose solamente los jadeos, gruñidos y gemidos de ambos en la habitación compartiendo un beso lleno de diversas emociones y entrelazando sus manos al llegar al tan ansiado clímax.
Taro callo a un lado de Sato saliéndose de su interior, atrayendo a su gemelo a sus brazos para abrazarle sobre su pecho.
- Te amo- Confesó.
- Yo también, Te amo- Contesto besando tiernamente a Taro.
Ambos cayeron en un sueño profundo, durmiendo abrazados después de expresar su amor a través de placenteras y bellas acciones... Esperando que la llama de éste jamás se extinga.