Su cabello naranjo se movía levemente mientras las burbujas de oxigeno generadas por el movimiento de su cola subían a la superficie lentamente, sus ojos chocolates miraban maravillados la superficie la cual se colaban los rayos del sol haciéndole ver una hermosa vista.
Suspiro al verse a sí mismo en la realidad, desde hace mucho el pequeño tritón ha deseado constantemente subir a la superficie y explorar el mundo exterior, pero su hermano mayor le ha relatado, que incontables bestias habitan ese territorio los cuales le darían fin a su corta vida al solo verlo.
Hinata Shouyo de quince años se mantenía prendido observando aquel cielo falso en donde los hermosos brillos comenzaban a tornarse rojizos y a medida pasaba el tiempo oscurecerse.
-¿deseando subir otra vez?-se tensó al escuchar la melodiosa voz de su hermano mayor, de cabellos platinados y una sonrisa encantadora.
-¡C-claro que no Suga!-respondió el menor sorprendido por verse descubierto.
-recuerda lo que hemos hablado-le acaricio los cabellos-es peligroso pequeño, no quiero que alguna bestia de dos piernas te atrape-lo miro triste.
-estas actuando como si fueras mi madre-se cruzó de brazos.
-solo quiero protegerte… recuerda que tus padres y los míos han fallecido a causa de los dos piernas y solo nos tenemos el uno al otro-suspiro con nostalgia al recordar a sus progenitores.
Lo cierto es que tanto los padres de Sugawara y Hinata fallecieron debido a que estaban descansando en la superficie cerca de unas salientes refugiados por una neblina traicionera que condujo una embarcación cegada haciéndola impactarse contra ellos impactándolos contra la saliente.
-lo se…-bajo la cabeza deprimido al recordar los sucesos los cuales habían pasado hace un año.
A pesar de aquel mal suceso, no había impedido que Hinata no tuviera curiosidad por el mundo exterior, es más, ahora quería saber aún más, que es lo que había sobre el mar y observar a una bestia de dos piernas desde lejos.
-¡Shouyo! No sueñes despierto-lo miro preocupado-vamos, tienes que comer, Kuro y Tsukishima están esperando-sonrió levemente mientras lo tomaba de la mano.
-¡Sí! Digo ¡no! Mucho me molestan diciéndome enano-se quejó el pequeño tritón frunciendo el ceño cómicamente.
-vamos, aun así los quieres por ser tus amigos ¿no?-Sugawara de forma comprensiva.
-está bien-acepto derrotado mientras se dejaba llevar por su hermano.
Nadaron hasta llegar a lo que era un comedor o eso trataba de parecer unas rocas moldeadas para parecer pequeños banquitos distribuidos a cierta distancia para sentarse, estaban siendo ocupados dos por los recién llegados.
-hola enano-sonrió el de cabellera oscura alborotada mientras saludaba con la mano.
-tal parece que el enano estaba soñando con la superficie otra vez, de seguro su cerebro está lleno de algas-comento el rubio con maldad.
-cállate ¡bastardo!-el menor gruño molesto por el comentario hiriente-¡y-yo no tengo algas en el cerebro!-se defendió.
-Tsukishima, ¿qué hablamos de molestar a Hinata?-Sugawara se cruzó de brazos.
El mencionado solo se quedó callado mientras desviaba la mirada, había algo en la voz del platinado que a pesar de sonar dulce le hacía obedecer sin dudar ¿Cómo una madre? Agito su cabeza para alejar aquellos pensamientos extraños y centrarse en el motivo de su visita.
-Últimamente hay muchas corrientes muy fuertes, el cambio de clima en el exterior afecta el mar… eviten salir tarde o serán arrastrados-hablo Kuro serio.
-Es más, se han visto unos pedazos largos de color café en la superficie que vagan en algún rumbo, ni se te ocurra acercarte Hinata-Tsukishima miro al mencionado.
-¡Ni que me fuera a acercar! ¡No soy un idiota!-grito fastidiado.
-si, si, como sea-el rubio se encogió de hombros restándole importancia al asunto.
Aquella visita paso más rápido de lo que esperaban y a ser muy oscuro ellos se quedaron a dormir; Hinata en su habitación la cual solo tenía una almeja gigante la cual estaba abierta, era usada como cama y varias decoraciones de plantas acuáticas e incluso una manta de algas coloridas.
Miro por su ventana hacia la superficie notando como lo había dicho Tsukishima una cosa grande color café la cual se desplazaba lentamente. Simple y sencillamente su curiosidad se activó en ese mismo instante, a pesar de sus palabras, quería saber que era esa cosa por lo que ignorando advertencias nado saliendo por la ventana dirigiéndose a la cosa café.
Con algo de turbulencia por las corrientes, logro llegar y con miedo extendió su brazo para tocar con la punta de los dedos aquel objeto el cual tenían una consistencia dura; ya más seguro que eso no mordía, echaba tinta, decidió tocar aun mas mientras nadaba lentamente para no quedarse atrás, inspecciono curioso todo cuando noto la superficie, solo estaba a unos metros y aquella enorme cosa café se extendía hacia el exterior. Trago seco y con cuidado nado hacia la superficie sacando su cabeza, lo primero que vio fue un majestuoso objeto café que se movía lentamente, lo observo con asombro hasta que escucho voces y se agacho rápidamente lo cual solo dejaba al descubierto de la altura de sus ojos y su cabellera anaranjada ahora caída por la humedad.
Escucho curioso aquellas extrañas voces las cuales le daban curiosidad, no creía que aquella cosa café hablara por lo que se alejó un poco para poder apreciar más de lejos aquella cosa. Era maravilloso, sus ojos brillaban bajo el resplandor de la luna y las estrellas, pero su brillo se intensifico al notar a un na bestia de dos piernas el cual estaba apoyado contra la orilla del barco mientras mantenía los ojos cerrados, aquella cabellera azabache que se mecía con el viento y aquel rostro relajado lo hicieron estremecer al instante
¿Qué es esto que siento?