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Mi señor por Hirra

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaa

Volví jejeje

La o el ganador del acertijo de la vez anterior fue Jess-Serrailler al la cual le pedi amablemente si me podia dejar un correo para mandarle la informacion, decidi no publicarla en su review para asi manter la confidencialidad de la respuesta, asi que Jess-Serrailler, si lees esto, dejame un comentario con el correo o facebook para mandarte los jugosos datos que te ganaste

Sin nada mas que decir...

 

TERCERA LLAMADA, TERCERA LLAMADA...COMENZAMOS XD

Episodio 6
Cuando el tiempo se acaba


-Haz lo que quieras,  matate si quieres ...yo voy a entregarles al chico


-¡No, Mérida, detente! -vociferó a gritos mientras salía corriendo detrás de la pelirroja  -¡Qué ni se te ocurra hacerle daño a Hipo! -finalmente logró alcanzarla, sujetando su brazo, habló fuerte y muy claro -No permítele que él vuelva con ellos y lo sabes.

 
-¿Por qué no? - repuso  -¡Él es su heredero, pertenece a ellos!

                                                    
-¡Hipo no pertenece a nadie!


-Pero a ti, sí ¿verdad? -los ojos de Jack se abrieron en sorpresa, había recibido un golpe bajo -No creas que no se lo que le haz hecho a ese niño.

 
-¿Y eso a ti que te importa, Dunbroch? -respondió con arrogancia y firmeza.

 
-Vamos, Frost, estamos dando vueltas al mismo asunto una y dos veces - agregó  -Lo que tú hagas con ese niño, no sólo te perjudica a ti, sino también a mí; por eso no puedo dejar que este crío siga aquí.

 
-Ya lo se, ya lo se -calló por un segundo, en busca de alguna solución -Dame de aquí a la boda, solo eso te pido


-¡Come on Jack! -exclamó -Eso es imposi...


-Seis meses, es todo. Cuando la boda se efectúe, todos los grupos se tendrán que reunir y cuando lo hagan, describirán la presencia de Hipo y se lo llevaran...por eso te pido seis meses para resolver todo ¿trato hecho?


-Bien -dijo mientras estrellaba la mano con la del albino -Pero nada más...esposito -comentó con burla para después alejarse del lugar. Jack exhaló exasperado, había veces en las que podía odiar realmente a esa mujer.


Al finalizar el día, el joven don se acercó a la habitación de su sucré rose. El castaño aún seguía dormido e inconsciente, su respiración era un poco mas regular y relajada su rostro, ya no mostraba mas esa expresión de dolor. Jack permaneció a su lado durante largas horas hasta que finalmente, cerca de las cuatro de la madrugada; Hipo despertó, al tratar de incorporarse una mueca adolorida se formo en sus facciones


-Hipo ¿estas bien? - preguntó Jack apenas despertó el mencionado -¿Cómo te sientes?


-¿Qué haces aquí? -vociferó con amargura.

 
-Yo...pues...estaba preocupado -tartamudeo un poco al responder -Yo solo...


-Estoy bien, si es lo que querías saber -agregó -Ahora lárgate.

 
-No lo haré.

 
-¿Qué?


-Dije que no lo haré -exclamó -No pienso dejarte sólo... no otra vez.

 
-¡Ya cállate!

 
-No Hipo, tienes que calmarte.


-¡Ya basta!

 
-¡Hipo es suficiente!

 
-¡Cállate...augh -un sonido de sufrimiento interrumpieron sus reclamos llevándolo directo a un golpe en la cara

 
-¿Ves? - habló Jack -Te dije que te calmaras.

 
-¡Aléjate! - bramó el castaño mientras alejaba de si el cuerpo ajeno.


-No, cálmate - insistió en voz dulce y apacigua - Prometo ya no hacerte daño ¿esta bien?

 
-¿Y por qué debería creerte?


-Por favor, sólo hazlo -agregó -Si quieres, yo ya no me acércale mas a ti pero no me rechaces ¿ok?


Lentamente y con suavidad, se acercó a los labios del menor despacio como seduciéndolo, hasta que finalmente sus bocas se encontraron en un beso cálido e inocente y aunque el menor trató de rechazarlo con todas sus fuerza, algo en su interior lo hizo ceder ante aquel provocativo y placentero contacto; que aunque fue breve y casi castro, era una acción fascinante.
Su cuerpo no reaccionó más, dejándose llevar por aquella extraña e involuntaria fuerza que lo atraía de vuelta a esos labios, sin que él pudiera hacer algo. Un recuerdo cruzó por su mente como un flashazo y poco antes de que Hipo reaccionará de aquella amena tarea y separa los cuerpos, Jack se adelanto al castaño, levantándose sutilmente de la cama


-Te veré más tarde -agregó -Mandaré a Caroline a que te traiga algo de comer...-calló unos segundos pensando en la hora que era -Creo que es un poco temprano para despertarla, ahora te traigo algo ¿vale?


El menor sólo atinó a verlo confundido y algo extrañado ¿Dónde había quedado aquel don grosero y violento, que hace tan sólo un par de de días había tomado su cuerpo sin precaución alguna? Levantó su vista observando como el albino, salía de la habitación sin decir o hacer algo.
Todo quedó en silencio. Hipo echo un vistazo a su alrededor, la noche y oscuridad reinaban el lugar, pequeñas estrellas se alzaban en la superficie; de repente, una gentil melodía se escuchó de fondo. El menor trató de seguirla pero en un descuido cayó al piso quedando al pie de la ventana, fue entonces cuando miro la luna, se encontraba grande y brillante. Quedando absorto por la vista del paisaje y sus pensamientos no se dio cuenta de en qué momento, Jack entraba por la puerta con una bandeja de comida entre sus manos.


-Hipo ¿Qué haces allí tirado? ¿Estas bien? -preguntó en cuanto entró.


-¿Eh? -exclamó extrañado -Sí, estoy bien, no te preocupes...


-Ven, te ayudo
-No, yo puedo sólo... ¡Eh! ¡Espera! ¿Qué haces? ¡Bájame! - refunfuño a gritos, ya que el mayor lo había levantado del suelo, cargándolo en forma nupcial, finalmente lo colocó con delicadeza en la cama y le entregó de comer.


-Ten -habló -Es lo mejor que pude conseguir. Te servirá.

 
-No tengo hambre -contestó cortante.

 
-Por favor, Hipo tienes que comer.

 
-No quiero –respondió.


Un suspiro resignado salió de los labios de joven don. Te dejaré la comida aquí para cuando quieras comer –agregó- Mandaré a alguien para que te revise en la mañana -salió de la habitación a paso elegante, dejando nuevamente a Hipo sólo en la inmensidad de ese cuarto.


Al finalizar la noche el sol entraba cálido por la ventana iluminando grácilmente todo a su paso. Unos cabellos castaños se remolieron entre las sábanas con infantil dulzura. Una voz llamaba desde el otro lado de la puerta. Las cortinas blancas entreabiertas se ladeaban de lado a lado en un sutil compás.

-Hiccup…Hiccup –la voz femenina resonaba del otro extremo del cuarto, un par de toques a la puerta y habló nuevamente –Hiccup ¿estas despierto ya?

-¿Quién es? –cuestionó algo cansado.

-Soy Caroline ¿estas bien Hiccup?

-Si, esta bien, pasa –respondió dando paso a la doncella de cabellos castaños, quien traía un carrito lleno de comida y algunos medicamentos.

-Ten –agregó entregando un vaso de agua y medicinas –El amo Frost me pidió que te las entregará, dice que son la inscripción del doctor.

-No quiero nada de él –habló tajantemente.

-Esta bien –suspiró –Por lo menos come algo ¿si?

-¿No lo entiendes? –bramó -¡No tengo hambre!

-Pero…

-Vete, por favor…déjame sólo.

La castaña exhaló resignada, dio un soplido de exasperación y tomando algunos de los platos del carrito, lo dejo en la mesa al lado de la cama. Se detuvo por unos instantes sorprendida; con rostro atónito, miró la bandeja de comida que yacía al lado de la cama.

-¿Quién te trajo esta comida, Hiccup? Esta intacta.

-Tu queridísimo “amo Frost” me entrego anoche –respondió con sarcasmo y pesadez.

-¿Es enserio? –cuestionó estupefacta.

-Si ¿Por qué?

-¡Que tierno! –exclamó con una enorme sonrisa en su rostro -¡Es tan lindo!

-¿Eh? –su rostro mostraba clara confusión “¿Qué tenia de lindo que la persona que te violo, te traiga algo de comida?”

-El amo Frost nunca había hecho esto con nadie- agregó- Ni siquiera por su propia madre.

-¿Y eso qué? –bramó -¿Debería de sentirme honrado por ello?

-Hiccup –le llamó con voz dulce y gentil –Sigues pensado que el amo Frost es malo ¿verdad?

-Por supuesto que lo hago, eso nunca cambiara

-Ya te lo he dicho ¿no? El amo Frost es una buena persona, puede ser grosero, compulsivo y en ocasiones arrogante pero también es generoso y gentil. Él me salvo la vida, se lo debo. No es malo, él es…

-La persona más estúpida y engreída que he conocido –resonó con burla una tercera voz.

-Señorita Mérida ¿Qué hace usted aquí? –preguntó girando a ver a la mencionada.

-Vete –respondió –¡He dicho que te largues, no me oíste!

-Pero…

-¡Fuera! –ordenó con tono de superioridad, finalmente la sirvienta salió de la habitación a paso apresurado, echo una ultima mirada al castaño y cerró la puerta.

-¿Quién eres? –miró a la mujer pelirroja con despecho y desdén, algo le decía que esta tipa no eran mas que problemas -¿Cómo te llamas?

-Mérida Dunbroch – contestó tajante.

-¿Y qué es lo quieres?

-Te ofrezco un trato.

-¿Eh? –exclamó confundido.

-Un trato, un intercambio simplemente –agregó –Tú haces lo que te pido y yo te recompenso ¿Qué dices?

-¿Qué es lo qué quieres que haga? –respondió aun descondiado

-Fácil, la tarea mas sencilla del mundo –sentencio –Ignora a Jack.

-¿Eso es todo?

-No –agregó –Quiero que lo tortures, hazlo sufrir, que se pierda en su propia existencia…Tú lo odias no es asi, él te violó, te hizo agonizar del dolor, no querías estar aquí ¿cierto? Haz lo que te pido, es sencillo si eres tú.

-¿Y que gano a cambio?

La pelirroja se acercó a paso lento a la cama donde descansaba Hipo, se sentó en la misma y con delicados movimientos, se colocó al lado de su oreja, susurrando con palabras suaves…

-Tu libertad…

 

 

Notas finales:

Ustedes disculparan la calidad del final de este capitulo pero estaba cansada y con sueño, prometo hacer el proximo episodio mejor

Gracias a todos lo que tejan sus comentarios, no saben lo feliz que me hacen, por cierto ya conteste todos y cada uno de ellos...gracias

Hasta la Proxima

Byeeeeeeeeeee


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