De dobes, manzanas y enanos.
Si hay algo que Sasuke Uchiha odiaba era las cosas dulces y empalagosas, y la pelirosa-acosadora lo único que hacía era decirle cosas cursis.
- Sasuke eres tan lindo.
- Sasuke cásate conmigo.
- Sasuke te amo.
- Sasuke eres mi príncipe.
El pequeño albino estaba harto de que la niña pelirosa se dedicara a gastar su tan preciado nombre, que vamos era elegante y varonil pero sonaba tan cursi cuando ella lo decía, que un buen día luego de la diaria declaración de amor-asalto en el jardín, olvidó sus buenos modales aristocráticos y casi le gritó, casi.
- Sakura, no puedo ser tu príncipe porque ya tengo a alguien. – le dijo el pequeño con seriedad. – a lo que obviamente la pequeña Sakura se entristeció pero no podía creer que había alguien más linda que ella en toda la escuela.
- ¿Y es linda? – preguntó con duda en su voz.
- Mucho – respondió Sasuke.
- ¿Te gusta?
- Mucho
- ¿Más que yo?
- Si. – Contestó ya harto el Uchiha, se dio la vuelta y se fue.
Pero quién puede ser mas linda que yo… Se cuestionaba la niña mientras seguía con la mirada a su amor, quien se acercaba a un ruidoso y rubio niño; quien corría hacia el bruno cargando en sus bracitos muchas manzanas.
- ¡Sasu-teme mira todas las manzanas que saqué del árbol! –
- Dobe no corras cuidado te vayas a ca… - pero antes que pudiera terminar la frase el pequeño solecito al no frenar a tiempo se cayó sobre el derramando todas las manzanas, y dándose un accidental piquito.
Con un leve sonrojo se separaron, como todo un príncipe Sasuke ayudó a Naruto a levantarse.
- Hm.. por lo menos las manzanas están buenas… - murmuró Sasuke dando una rápida lamida al costado de la boca del rubiales.
- ¡Sasu-teme! – lo empujó ligeramente el niño sintiéndose avergonzado.
Sakura atónita no lo podía creer, sacando un espejito de su infantil cartera de las super nenas murmuró.
- Sasuke, te voy a demostrar quién es la más linda de todo el cole… - pero tampoco pudo terminar la frase ya que una pelota impactó de frente con su (valga la redundancia) frente.
- ¡Perdón! – gritó un niño con las cejas espesas y un peculiar corte de cabello, - somos los 7 nuevos integrantes del equipo de futbol, explicó mientras corría a recuperar el balón.
Cuando pudo levantarse y dirigirse hacia Sasuke y Naruto quienes comían manzanas, charlando muy amenamente, bueno Naruto hablaba, gritaba, reía y zarandeaba sí zarandeaba al neko, cuando escuchó:
- Pero yo no soy una princesa-dattebayo – rezongaba el pequeño rubio con un puchero en los labios.
- Entonces no quiero jugar – dijo muy indignado el principito.
- ¡Teme!, yo quiero ser el príncipe – dijo muy sonrojado el pequeño Naruto.
- No, porque yo ya soy el príncipe – mirándolo a los ojos muy seriamente – ¿o no quieres jugar?
La niña que los estuvo observando todo el tiempo supo que era su hora de actuar sacó su pequeño peine, se arregló como pudo, se observó al espejo y dijo:
- ¿Quién es la mas linda de este l…. – y como un imán la pelota volvió a su “pequeña” frente.
- ¡Disculpa! – volvió a gritar el mismo niño de la vez pasada – es nuestro delantero, lo estamos entrenando.
Y ajenos a todo espejo, enanos, y brujas Naruto y Sasuke seguían discutiendo sobre quién iba a ser el príncipe.
- Pero quiero que vengas en un poni con largas pestañas – dijo Naruto no muy convencido – y ramen.