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Kyumeo y Cinderella por Ryu4Jeevas

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Notas del capitulo:

En un rato de inspiración surgió este fic, me gustó mucho la verdad pero no me atrevía a subirlo. Cuando finalmente lo subí despues de un tiempo me di cuenta de que tenía algunas fallas así que espero no tenga ninguna ahora. Besos!

 

No permitas que este amor se convierta en una tragedia de Julieta

Quiero escapar de aquí contigo y despertar junto a ti…

-¡Aléjense!- gritó Sungmin, miró de nuevo al pequeño Kyuhyun que se aferraba con fervor a sus vestiduras.

-Hyung ¿Qué es lo que ocurre?- preguntó asustado Kyu, por extrañas razones esos señores habían llegado a la casa que compartía con Minnie y los habían apuntado con esos horribles artefactos. Su hyung lo había cargado en brazos y se habían alejado velozmente de allí, sin embargo, ya no había escapatoria. Los habían acorralado en  un acantilado.

-No es nada Kyu, tranquilo…-le susurró Sungmin, dándole una sonrisa.

-No hay donde correr ¡Entréganoslo!- le gritó un enorme hombre a su mayor.

-¡No lo haré!- respondió Minnie decidido.

-¡Asqueroso traficador de opio! ¡Devuélveme a mi hijo!- estalló el hombre rojo en furia.

-¡NO! ¡ÉL ES MIO!-  Sungmin se agachó abrazando a Kyuhyun, el niño le respondió el abrazo sin idea de lo que estaba pasando.

-¡Hijo de Puta! ¡Él no te pertenece!- comenzó a vociferar el hombre asustando al pequeño Kyu que tembló en los brazos de su hyung.

El hombre hizo una seña y todos sus acompañantes dirigieron sus armas hacía el cuerpo de Lee Sungmin, traficante de opio y antiguo pirata, quien por cierto había secuestrado a Cho Kyuhyun hace 3 años, cuando esté tenía 2 años de edad, puesto que había quedado prendido de su inocencia y prematura inteligencia, se lo había llevado lejos, se encargó de que olvidara a su familia y raíces y sólo por capricho tiempo después quiso regresar. Su deseo no fue bueno, los padres de Kyuhyun habían dado con ellos demasiado rápido y ahora querían arrebatarle al amor de su vida… justamente como él le había hecho a ellos hace tiempo, sonrío con amargura.

Lee Sungmin asintió levemente con la cabeza, los familiares de Kyuhyun suspiraron aliviados bajando sus armas, les regresarían al pequeño. Nada más alejado de la realidad.

-Kyuhyun ah, sabes que te amo ¿no es así? – Preguntó sonriéndole a Kyuhyun que aún estaba entre sus brazos, Kyu asintió feliz- Lo sabes bien ¿verdad? ¡Por supuesto que lo sabes! ¡No he dejado de decírtelo en todo este tiempo!

Kyuhyun rio encantado, y besó con cariño la mejilla de su hyung, su amor era reciproco. Una lágrima bajo por el rostro de Sungmin llegando a los labios del pequeño y el mayor lo besó con todas sus fuerzas. Kyu tembló ligeramente sorprendido, Minnie jamás lo había besado en los labios pero sonriendo le contestó torpemente.

La familia Cho no cabía de asombro.

En ese momento Sungmin alzó su mirada al cielo, como si hiciera una plegaría desde lo más profundo de su corazón.

La familia Cho vio como el sucio hombre que les había quitado al pequeño prodigio de la familia se levantaba, eso sí, agarrando la mano del niño. Y les sonreía, pero no maliciosamente, tampoco dulce, más bien vacío, roto.

-Si Cho Kyuhyun no es mío… ¡NO DEJARE QUE VUELVA A USTEDES!-  Sungmin emitió un grito desgarrador mientras que con su mano aventaba a Kyuhyun al borde del acantilado, Kyuhyun vio la mirada llena de amor y dolor de su hyung antes de caer al mar que tormentoso se ceñía en él.

Una sonrisa de su hyung fue lo último que alcanzó a observar al sumergirse, entonces escuchó algo muy parecido a disparos, eso y gritos. Nadie  notó las ardientes lágrimas que descendieron por sus mejillas mientras el abismo lo consumía.

SUNGMIN-HYUNG…

 

-Manténganse alerta, esa rata inmunda podría atacar en cualquier momento- dijo firme el capitán Cho al caminar entre sus soldados, todos sostenían la frente en alto, respetuosos, con el pecho hinchado de orgullo y con la mirada admirada por el gran y elegante porte del capitán Cho. Todos asintieron, y se precavieron, listos para toda atención; su capitán llegó al frente de la sala y con su mano delicadamente detalló el rostro de su próximo objetivo: un apestoso pirata, quien había estado amenazando a la gente de las costas cercanas, robando, saqueando y también asesinando. Sin duda acabaría con él.

Mandó a alistar los barcos, uno de sus tantos vigilantes le había informado de que un barco pirata se acercaba a toda velocidad, le detendría antes de que llegara a costa.

Cuando por fin estuvo en su barco se limitó a esperar la llegada de su adversario. La bandera que ondeaba en la nave contraría lo disipo de dudas: Una bandera negra, como la de todo pirata, sin embargo, en lugar de la característica calavera, ésta tenía una rosa blanca en el centro… Su objetivo había ido directamente a sus manos.

Una feroz lucha se inició, su guardia luchaba con valentía, firmeza y se notaban poderosos tal como su capitán les había enseñado. Los barcos se encontraron frente a frente y con ello sus líderes también.

Se miraron a los ojos, el desprecio destellaba en la mirada de Cho Kyuhyun mientras que la mirada del capitán pirata se describía en burla y malicia.

Los dos sacaron sus espadas y comenzaron la batalla. Algunos pararon de pelear sólo para observarlos, los dos contrincantes se movían con maestría, con elegancia, parecían bailar en tan sangriento escenario.

Kyuhyun tuvo que reconocer que su oponente era bueno… y tramposo también, además de que a cada oportunidad obtenida el muy asqueroso lo tocaba sin miramientos. El pirata estaba muy confiado, tanto que, con solo dar unos ataques poderosos y tan potentes pronto vio al pirata desarmado y con ello su triunfo merecido. Quiso sonreír con sorna más en cambio mantuvo su semblante estoico. El pirata, ahora derrumbado en el suelo desvió con vergüenza la mirada y chasqueó la lengua, había sido atrapado. Era un idiota.

Dos guardias lo  condujeron sin ningún reparo a la cárcel del lugar. Kyuhyun iba detrás de ellos, atravesando la espalda de su enemigo con la mirada y ordenó que lo llevaran al calabozo, donde previamente lo interrogaría. Los soldados asintieron y arrastraron al pirata fuera de su vista, no sin antes propinarle una que otra patada para que avanzara rápido.

Sus aprendices habían hecho un muy buen trabajo, el capitán pirata ahora era una pobre sombra de lo que era esa misma tarde: su cuerpo estaba magullado, su rostro tenía numerosas heridas, superficiales por supuesto, él que debía causarle verdadero dolor era el capitán, no ellos.  Sus manos, ahora laceradas por el metal de los grilletes clavados a la pared le quemaban. Estaba agotado.

Kyuhyun con el rostro totalmente en blanco se acercó al joven pirata.

-Mucho gusto, mi nombre es Cho Kyuhyun, líder de la guardia marina, ¿tú eres?

-No te importa, bastardo…

-Oh por supuesto que me importa- dijo mientras le levantaba la cabeza del mentón con el mango de un látigo que le entregaron sus asistentes.-me gusta saber todo sobre mis oponentes.

-Mi vida no te concierne, eres un puto metido-el pirata soló podía mirar el frío rostro de su captor, tanta indiferencia le dio asco. Desvió la mirada.

-¿No quieres cooperar? Eso no me gusta. Desiste de una vez, estas derrotado, tu flota no vendrá por ti, ya nos encargamos de eso- En los ojos de su víctima, Kyuhyun pudo descifrar el terror mismo por unos segundos efímeros, luego el miedo dio paso al vacío.

-¿Qué les hiciste? ¿¡QUÉ MIERDAS LES HICISTE CABRÓN!?- comenzó a entrar en crisis.

-¿Yo? Nada, después de todo, tú fuiste el que los arrastro hasta aquí ¿no, Kim Heechul?-dijo el capitán Cho antes de encéstale un latigazo en las piernas al pirata.

-¡Idiota! ¡Mal nacido! ¡Hijo de puta!

-¡Ah! Ese lenguaje tuyo no me gusta, creo que debemos corregir eso…- exclamó moviendo la cabeza, como si negara tales demuestras de coraje y le golpeo una vez más con el látigo, esta vez, la punta dio contra el labio de Heechul, explotándoselo.

-Sabemos todo sobre ti Heechul, varias personas de numerosos pueblos, a los cuales tu atacaste, nos han proporcionado valiosa información, no está por demás decir que eres un maldito secuestrador de niños, que los fuerzas a zarpar contigo alejándolos de su familia.

Heechul no dijo nada, él tenía razón.

-Pero más asqueroso aún ¡Es que ellos te quieran! ¡Que cuando los pusimos en otro barco con el objetivo de llevarlos a sus hogares no dejaron de lloriquear que no te hiciéramos nada! ¡Eso me repugna! ¿¡Cómo ellos pueden querer a un asqueroso pirata como tú!?

-De la misma manera en que tú quisiste al capitán Lee Sungmin…- susurró el pirata tan bajo que Kyuhyun casi no podía escucharlo, pero lo escucho ¡Vaya que si lo hizo! Y sin reparos, atacó al indefenso cuerpo del enemigo, descargando la furia y dolor que ese nombre le causaba…

Esa noche fue intranquila para Heechul. Recuerdos iban y venían en sus sueños. Veía la carita sonrojada de un niñito chino, al cual, había secuestrado algunos años atrás. El chiquillo le hacía mimitos en el cabello mientras se lo trenzaba y Heechul no podía evitar dirigir una de sus manos a las costillas del chico, picándoselas y divirtiéndose con los sobresaltos que éste sufría.

-Heenim…-  le habló el pequeño- ¿Tú me quieres?

-¡Por supuesto que sí! ¡Te adoro!

- ¿Siempre lo harás?

-Es obvio que sí ¿Por qué tanta pregunta?

-¡Hey que solo fueron dos!- rio- es sólo que estas trayendo muchos más niños al barco y me da miedo que me olvides…

-¡Jamás lo haré idiota! Tú eres único ¿Entiendes? Confía en mí

-¡Sí!

Se dedicaron un “Wo ai ni”  y siguieron disfrutando el uno del otro. Entonces, algunos años después, cuando el chico tenía 17 años, Heechul quiso visitar la  tierra natal de su pareja.

Caso error.

Hangeng desapareció. Desde que abandonaron el barco y pisaron tierra el chico había querido visitar algunas zonas. Sólo tardaba unas pocas horas y después, se dedicaba enteramente a su novio, luego las visitas se hicieron mucho más largas  hasta que una noche él ya no regresó.

Heechul lo buscó desesperado, temiendo que alguien hubiera herido al joven que había poseído desde que se hizo capitán,  cuando él tenía 15 años y el chico 8.

 Recorrió cada calle y comenzó a ponerse nervioso. Le vio y no le gustó nada.

Hangeng, su amadísimo Hangeng estaba besándose con otro chico. Se armó un drama  cuando furioso le intercepto.

El chico ese se llamaba Henry y Hangeng no podría haberse enamorado más de él, no quiso regresar al barco y se quedó allí en China.

Con el corazón destrozado regresó a su nave y sin decirle nada a su tripulación ordenó que zarparan lejos de allí.

Jamás, en los siete años  de que ocurrió  aquello volvió a China, y a Hangeng nunca lo buscó de nuevo.

Heechul chasqueó la lengua al llegar a esa parte despertando,  “Maldito desagradecido” pensó.

Después de Hangeng, su tripulación fue independizándose poco a poco, pero mientras se iba un discípulo  de 15 o 18 años él se llevaba un niño de 5 o 6, asegurándose de nunca quedarse sólo y jamás dejarlos a ellos, no como Hangeng y no como Sungmin, qué al haberse robado a Kyuhyun le había delegado su barco haciéndose él capitán y Sungmin un loco enamorado que iba sólo con su niño de un lugar a otro en una embarcación más pequeña.

A Heechul ya se le había espantado el sueño. Le habían quitado sus caras ropas y le habían puesto unos andrajos en lugar, su barco tal vez quedó destruido y sus niños ya irían de camino a sus verdaderos hogares. Pensó en los pequeños Hyuk Jae y Donghae de 7 años los dos,  a uno lo encontró muriéndose de hambre y al otro casi siendo vendido a un viejo de no muy sana conciencia. No tenían familia y eran de lugares distintos, se preguntó si los dejarían quedarse juntos y que harían de su vida sin ningún apoyo. Suspiró, “estarán bien” se dijo tratando de consolarse.

Pasaron días y Heechul comenzó a bajar de peso y se convertía en alguien enfermizo. De vez en cuando Kyuhyun bajaba a su celda y lo golpeaba sin aparente razón. Para entonces el pirata ya le había agarrado un odio inmenso al capitán y para nada se callaba los insultos que le afloraban en la boca.

“Esto no me lleva a ningún lado, antes que nada acabare muerto aquí”

Despertó aun siendo de noche, se preguntó cuánto tiempo más su cuerpo treintañero soportaría la tortura y la mala alimentación. Comenzó a blasfemar en contra de su captor.

Unos sollozos lo distrajeron de su letanía y curioso comenzó a buscar el origen.

No había duda, era él.

Su traje blanco y los cabellos castaños por debajo del sombrero lo delataban.

Heechul lo vio atónito no siendo descubierto por el menor. Así, Kyuhyun  estuvo sufriendo silenciosamente por unos largos minutos, hasta que, sin dar aviso se tiró al suelo berreando como un infante demostrando su agonía.

Heechul dio un brinco con esa acción, creyéndolo imposible.  El capitán jamás había dado muestra de alguna emoción, siempre estoico y frío, ese era el líder de la guardia marina, Cho Kyuhyun. ¿Entonces quién era ese sensible extraño a unos metros de él?

-Sungmin-hyung… Sungmin-hyung…- dejaba escapar entre cada sollozo mientras besaba repetidamente un collar de plata y piedras preciosas con una cruz como dije.

Y el pirata dejó de respirar. Ese era el collar que su antiguo jefe Sungmin cuidaba fervorosamente. Decía que, preferiría mil veces que su tripulación muriera y que su barco se hundiera antes de perder esa joya y se lo había dado a Kyuhyun ¿Qué tan grande fue su amor por él? ¿Qué tenía ese chico en especial que había derretido el corazón de uno de los más sanguinarios y sucios piratas? Recordó a un bebé castaño aferrado a la capa de Sungmin, en ese entonces él tenía 14 años y Kyu 2. Un año después su capitán decidió obtener una vida sin tantos peligros y le delegó su barco yéndose con el niño para no volver nunca jamás. Luego de dos años se enteró de su terrible destino.

¿Por qué Kyuhyun se había vuelto en contra de ellos? Tantas dudas, tantos misterios en una persona, tanta desesperación, soledad y dolor. Era como recordarse así mismo…

 

Kyuhyun entró nuevamente a su celda, hace unos días le habían quitado un grillete para que pudiera alimentarse por su cuenta, el menor se arrodillo y lo observó detenidamente, con esos ojos que no decían nada.

-Has estado aquí por un tiempo y realmente sólo estorbas, así que he decidido mandar a la corte una solicitud de ejecución- le declaró.

-Kyuhyun…- le susurró.

-¿Sí?

-A-acércate…- le rogó el pirata, Kyuhyun a regañadientes lo hizo.

-¿Qué quieres?

-Yo… yo sé cómo te sientes, llorar por las noches a causa del dolor, yo-Un puñetazo en el rostro le hizo callarse y una katana le rozó la  mejilla, Kyuhyun demostrando por fin un sentimiento: Ira.

Heechul no dijo nada y le miró. Kyuhyun retrocedió, esa mirada era idéntica a la que le dirigió Sungmin antes de morir, no pudo reprimir un grito ahogado sintiéndose sin aire.

Heechul usando su brazo libre lo jaló hacia él fundiéndose en un abrazo.

-Lo sé porque, mientras que tú perdiste a la persona que te amó, yo perdí a la que amaba, así que…- soltó una risilla en su oído- ¿Podrías tú sí siempre quedarte juntó a mí?

Y Kyuhyun por fin abriéndose a él, le apretó fuertemente mientras se quebraba en llanto.

A la mañana siguiente los discípulos de Kyuhyun supieron que nunca más volverían a ver a su líder al encontrar la celda completamente vacía.

FIN.

Notas finales:

Ahora, este fic me gusto mucho hacerlo, despues de todo ame el video del Asakiku TTuTT disfrutenlo y agh, pensé en dividirlo en capitulos pero creo que mejor esta así! (Aunque esta la posibilidad de convertirlo en un twoshot!

Comenten mucho y promocionemos el KyuChul que es tan agresivo y sexy *w*  

Mi primer fic de kpop con mi Bias (Kyu) y mi segundo Bias (Hee) XDDD 

PD: Me dio mucha risa cuando al poner el título me di cuenta de que no era necesario modificar el "Cinderella" XD

 


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