El castaño tenia sometido a su lindo osito en la entrada del departamento y con la puerta peligrosamente abierta, pero poco le importaba, estaba más concentrando en disgustar al ojiazul, sus manos parecían que tenían vida propia, no dejaban de acariciar esas suaves piernas por debajo de la falda.
Takafumi se estaba empezando a perder por el placer, casi, pero aún está un poco consiente y sabe que en cualquier momento cualquier persona puede pasar por la entrada y verlos en tan bochornosa ¨y candente¨ escena-. Kiri…-tose un poco con el rostro completamente sonrojado.- sense…… -. Las palabras eran demasiado difícil de pronunciar si tenía a semejante semental con las manos en su retaguardia sin dejar de masajear-. La puerta.
El castaño parecía ignorar olímpicamente a su osito puesto que en respuesta le muerde el cuello y con su mano libre agarra el miembro recién levantado del uke.
-Nnng….no.- las lágrimas empiezan a aparecer por su sonrojado rostro-. Por favor…
Zen se detiene un momento para admirar a su hermosa pareja, no puede evitar sentir un vuelco en su corazón al verlo completamente sonrojado, con los ojos vidriosos por la excitación, sus piernas abiertas de par en par dándole una muda invitación para que se funda en su cuerpo, la playera un poco levantada dejando al descubierto un poco de su abdomen ahora cubierta por una fina capa de sudor.
Cierra la puerta asegurándose que este bien asegurada con llave, no quería interrupciones y el que siquiera lo intentara lo degollaría, no permitiría que nadie le quitara el placer de saborear a su uke, era demasiado raro que Yokozawa tomara de esa forma la iniciativa y no la desaprovecharía.
-de aquí no sales caminando-. Susurra sin dejar de ver como este estaba jadeando extendiendo la mano para que continuara y no lo dejara en ese estado-
Yokozawa desde que se puso ese atuendo había perdido por completo todo rastro de orgullo, por lo que mando a la mierda todo raciocinio, ya después se arrepentiría y soportaría las burlas de su amante por estar haciendo esos actos que un hombre de sus edad no debería ni contemplar.
-Kiri-sensei.- trata de agudizar un poco su voz.- me eh estado portado mal últimamente.- abre un poco más las piernas y con sus propias manos levanta la falda haciéndole notar la necesitado que se encontraba-. No quisieras castigarme...- su mano un poco temblorosa se posa en el gran bulto del pantalón del mayor-. Con tu graaaaannnn regla
El castaño se tapa la nariz, estaba sangrando por tan esplendorosa imagen frente suyo, su sangre parecía que estaba ardiendo-. Eres injusto Takafumi.
-eh?.- se extraña, de pronto nota la sangre gotear entre los dedos del mayor preocupándose.- Zen, por dios ¿estás bien?
Intenta pararse pero el castaño es más rápido poniéndose encima de él agarrando con una mano, las muñecas del menor-. Eres injusto Takafumi -. Vuelve a murmurar-. Mi corazón ya no está para estas sorpresas-. Su mano se cola entre la ropa interior yéndose directo al pequeño agujerito de su Yokozawa quien al sentir el tacto se tensa un poco-. Eres demasiado hermoso, el miedo de que un día alguien aparezca y te robe se hace más grande.-. su mano disponible se posa delicadamente en la pálida mejilla.
Jadeando cerrando los ojos al sentir ya la intromisión en su interior.- n-no digas idio-idioteces, eres el único que… me ve así.
Zen sonríe-. Si pudieras ver con mi mirada y la de los demás, sabrías que no solo eres hermoso por dentro, sino que lo eres mucho más por fuera.
Yokozawa odiaba cuando el mayor empezaba a hablarle de esa forma, no sabía cómo reaccionar ni que contestar a eso-. Mo….- pero ese día no era el mismo Yokozawa Takafumi-. Kiri-sensei quieres platicar o follarme, nee- ya estas viejo y no quieres que me dé cuenta que ya no se te para-. El ojiazul lo ve con una sonrisa burlona.
El castaño más que enojarse por ese comentario se suelta riendo jalando a Yokozawa del brazo para estrecharlo entre sus brazos.- no sé qué mierda te pasa hoy pero no lo voy a desperdiciar-.
-entonces apúrate idiota-. Le empieza a ayudar a quitar el saco a su pareja para verse a los ojos como dos bobos enamorados y fundirse en un delicioso beso, con calma, tenían todo el tiempo del mundo para disfrutarse.
-tendré que educarte-. Sus manos se meten debajo de la blusa buscando esos botoncitos rosas-. Ningún alumno insulta de esa forma a su maestro y se queda inmune.
Su boca va bajando de su cuello hasta su pecho descubierto empezando a succionar con gula esos hermosos pezones que tanto a disfrutado y que nunca se cansara, soplando un poco causando una pequeña risa en yokozawa.
-tonto, no hagas eso.
El castaño sonríe abalanzándose para comerse ese manjar, se sentía tan feliz que cualquier otro pensamiento salió volando, ni siquiera pregunto por Hiyo o se preocupó de que pudiera llegar.
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La luna hacia su aparición en lo más alto del firmamento dando a entender que ya era muy entrada la noche, ambos amantes se encontraban exhaustos en la cama, habían caído dormidos después de la séptima ronda, claro ejemplo de que se habían excedidos y que el pobre del osito no podría caminar bien durante varios días.
Zen empieza a abrir lentamente los ojos enfocando su habitación, su mirada se dulcifica al ver toda la evidencia de su sexo desenfrenado marcado en el menor, se habían dormido sin siquiera limpiarse, deposita en beso en la frente de su pareja, no sabía que le había pasado a su osito gruñón, era uno de esos momentos raros que pasan cada 100 años, pero oh como lo había disfrutado.
Voltea hacia la cómoda notando que su reloj marca las 2 de la mañana y no había ningún ruido, de hecho no hace mucho había terminado y en ningún momento noto la llegada de su pequeña hija.
-HIYORI!-. Exclama asustado dispuesto a pararse de la cama, pero el agarre de cierto peli azul lo detiene-
-no hagas tanto ruido.- susurra con la voz algo ronca, intenta sentarse pero eso era mala idea, su cuerpo estaba demasiado adolorido, su parte trasera se sentía pegajosa y cierto ardor, que le hacía pensar que caminaría como pingüino y todas las malditas locas de la editorial empezarían a hablar.
-cómo puedes estar tan tranquilo, ya es muy tarde y Hiyo ni siquiera ha llamado para reportarse.
-ella esta con tus padres.- conteniendo la respiración se empieza a enderezar soltando un quejido al posar su hermosa retaguardia en el colchon.- eres un maldito animal, no podías contenerte un poco.
-no acepto quejas osito-. Toma su mano-. El que saco mi lado salvaje fuiste tú, el único culpable fuiste tú…. Pero como esta eso que HIyo se fue con mis padres aún sigue molesta.
- Ya solo estaba triste, le recomendé que fuera para que se tranquilizara.
-que buena mami eres.
Yokozawa aprieta la mano que sostenía de Zen haciéndole crujir los huesos.
-aw, aw, aw, aw, que brusco.- se rie pasando su brazo por los hombros de su pareja, se sentía tan pleno, aunque faltaba sus pequeña damita, pero no concebía que esta ya está creciendo y tuviera amigos hombres, para el siempre seria su bebe.
-Aunque es una lástima que no vaya Hiyo
Voltea a ver al menor para que se explique, pero este solo le señala en dirección al ropero en donde se encontraba colgando un kimono de esos cortos que suelen usar las IDOLS, al lado de este se encontraba un atuendo mas S & M, notando hasta un latigo de cuero que ya se había caído al suelo y ultimo pero no menos importante, un traje de enfermera entallado y una mini falda, en conjunto con ropa interior femenina.
-supongo que no podre probarlos, Hiyo no ira al campamento y estará TODOS los días en casa, a primera hora los devuelvo.
El castaño se mantiene en mutismo, se suelta lentamente de su pareja-. Vuelvo en unos minutos- empieza a ponerse el pantalón.
-le hablare a Hiyo para que no venga, la mama de su amiga pasara por ella a casa de mis papas.
-¿Qué…..?
- Asi que osito espero que cuando regrese a la habitación, te encuentre enfundado en unos de esos trajes sexys, hay tantas cosas por hacer y yo solo tengo dos manos…… si tuviera 4 las posi….
-
-que acaso no se a dado cuenta en la hora que es.
La voz del castaño se va perdiendo en el pasillo dejando al menor todo abochornado- ¨todo esto lo hago por HIyo¨ se estaba repitiendo que lo hacía por la menor, pero a quien quería engañar, una parte dentro de sí lo estaba disfrutando, mostrarse sin tapujos ni timidez, voltea al armario más concretamente el de cuero-. No estaría mal jugar algo más brusco-. Murmura lamiendo sugestivamente sus labios.
OWARI