Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Empezándote a amar por Dashi Schwarzung

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hello everybody!! Con éste fic doy inicio a una serie que he tenido en mente durante mucho tiempo, pero que por cuestiones no había empezado, así que aquí empieza la historia, espero les agrade y mis inventos locos tengan aceptación :D

Parte 1 de la serie Una vida, mil caminos, un destino... Sólo tú

Notas del capitulo:

 

Disculpen si tiene alguna falta de ortografía, prometo leerlo cuando tenga un poquito más de tiempo para revisar cualquier falta... 

 

 

 

-Me gustas…-

Una voz casi en un susurro se escuchó por el lugar.

 

El sol poco a poco caía, poco a poco se empezaba a sentir la brisa fresca de verano, sus cuerpos se encontraban bañados en sudor, producto de haber jugado basquetbol por casi 2 horas, con pequeños intervalos de descanso. Aun así, el agotamiento los había vencido, y descansaban, sentados en el suelo, rehidratándose y tratando de recuperar un poco las energías que habían gastado irremediablemente.

Kagami se había levantado del piso y se ponía de pie, mirando a Aomine desde arriba. El moreno mostró un rostro totalmente sorprendido, sus ojos se abrieron de par en par y no pudo quitar esa expresión por algunos segundos.

 

-Dije que me gustas…- Mencionó de nuevo, totalmente seguro. Sus ojos rojos no podían apartarse de los azules del otro, quien seguía totalmente atónito a la confesión recibida por el pelirrojo.

Después de un par de minutos de silencio, Aomine por fin se levantó y se puso a la altura del otro, tratando de no resaltar nuevamente su estupefacción.

-Kagami, si esto es una broma… puedes dejar de actuar…-

Retrocedió un paso al escuchar el tono en el que Aomine le hablaba, y no lo culpaba, pues, ni siquiera él mismo creía que aquellos sentimientos dentro de él acrecentaran cada vez que miraba aquellos ojos azules como la  noche.

-También me gustaría que fuera una broma…- Kagami bajó la mirada a sus propias palabras, sintiendo cómo en su pecho aquellos golpeteos de su corazón se volvían cada vez más fuertes –Pero no… no es una maldita broma… Me gustas, Aomine Daiki-

Aquel rostro de desconcierto se apoderó nuevamente del as de Tōō, mientras se agachaba sólo un poco para recoger su maleta del piso, mostrando una risa con sumo nerviosismo que no pasó desapercibida por Kagami.

 

-Ya entiendo…- El moreno se puso su maleta en el hombro y comenzó a hablar, sin mirar al pelirrojo –Te gusto…  ahora entiendo que te refieres a mi forma de jugar…- Por fin miró directamente a los ojos al otro –Te gusta mi basquetbol. ¿No es así?-

Kagami jamás pensó que Aomine diría algo como eso, como si no fuera suficiente problema el decirle ‘me gustas’ ahora tenía que explicarle que no era precisamente esa la razón por la que le gustaba. Lo peor, era que no sabía lo que el moreno haría cuando le explicara detalladamente… no podía adivinar los pensamientos de Aomine, y eso debía hacer que se callara y no dijera nada más; pero no podía… ya había cruzado aquella línea que él mismo se había marcado… ya no había vuelta atrás, ahora lo único que podía hacer era hacerle entender detalladamente al más alto qué era realmente lo que sentía.

-No, no es sólo tu basquetbol el que me gusta- Quedó en silencio por unos segundos, enfocando sus ojos en los del moreno. Sus manos comenzaron a sudar, sintió de repente cómo todo su cuerpo temblaba, sintió en el pecho que algo lo oprimía, debía decirlo ya… o no habría otra oportunidad como esa –Me encanta tu voz… tus ojos azules, tu piel morena… la forma en la que muestras esa estúpida y superior sonrisa… Me gustas, Aomine- Repitió las últimas palabras por tercera vez, cerrando los ojos, esperando la respuesta de la estrella de Tōō.

 

No se sentía bien al escuchar esas palabras de los labios del pelirrojo, claro que no…. Para él, esas palabras debían decirse por una chica, y si era de pechos grandes mejor aún para él. No podía imaginar cómo es que Kagami había podido decir todas esas cosas y parecer tan natural.

 

-Eso… es grotesco- Aomine no miró a su compañero de juego, realmente no sabía qué era lo que sentía ante las palabras del pelirrojo, así que simplemente dejó escapar de su boca todo lo que tenía en mente. –Eso es asqueroso, Kagami…-

Ahora Kagami fue el sorprendido por las palabras de Aomine, aunque debía confesar que muy en el fondo sabía que el moreno podría decir esas palabras, ya que a éste le encantaban las chicas con senos grandes, así que, de alguna forma, estaba preparado para ello.

-Aomine… necesitaba decirlo… no quiero que éstos estúpidos sentimientos cambien nuestros encuen-

-¡No!- El moreno interrumpió con un grito –No más encuentros… no más 1 a 1… - Miró al pelirrojo, con una mezcla de preocupación y dolor –No quiero que te vuelvas a acercar a mí, Kagami.-

 

Sin más palabras, el moreno rápidamente salió de la cancha en la que estaban jugando, perdiéndose a la vista del pelirrojo, quien quedó estático, ni siquiera trató de detener al otro, pues, no había razón para hacerlo. Nuevamente bajó el rostro, sintiendo cómo la carga que llevaba sobre sus hombros había desaparecido, pero no aquél dolor que oprimía su pecho, al contrario, ese dolor se había hecho aún más grande ante el irremediable rechazo de la única persona a la que había amado hasta ahora.

Un par de risas escaparon de su boca, pensó que esas risas eran producto de su estupidez de confesarle su amor a un hombre que jamás se fijaría en él “Estúpido… eres un estúpido,Kagami Taiga”, se repetía una y otra vez en su mente. Subía el rostro divisando al cielo, notando las pocas estrellas que aparecían, cuando sintió cómo una lágrima recorría una de sus mejillas, y luego, otra traviesa lágrima caía por su otra mejilla, pasando inmediatamente su mano derecha para encontrarse a aquella lágrima, producto del dolor que sentía en ese momento.

 

-Vaya… no pensé que dolería tanto…- Se dijo a sí mismo, tallando su ojo, tratando de calmarse y evitar que siguieran saliendo más lágrimas que no quería derramar. Con el dolor aún en su pecho, recogió su maleta y su balón de basquetbol, para irse de ese lugar, justo como lo había hecho el moreno.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Las clases pasaban lentamente, volvía a mirar el reloj por enésima vez, notando que habían pasado sólo 2 minutos desde la última vez que había mirado aquel reloj. Ni siquiera estaba poniendo atención a la clase, ya ni qué decir  que era la clase que menos le gustaba. Recargó su cabeza en su mano que se encontraba sobre el pupitre, miraba hacia afuera de la ventana; el clima le pareció bueno, el sol iluminaba con fuerza, y ninguna nube se podría apreciar en el cielo azul, se perdió en ese panorama por quién sabe cuánto tiempo.

 

Ni siquiera sintió la mirada de su ‘sombra’ sentado justo detrás de  él. Kuroko había notado diferente a Kagami, y ¿Cómo no hacerlo cuando el pelirrojo era bastante obvio? Kagami siempre denotaba aquella energía, incluso cuando hablaba, y ese día en especial, parecía totalmente otra persona. Kuroko dio un salto en su pupitre al imaginar que tal vez Kagami había hablado con cierto moreno acerca de sus sentimientos, esa podría ser la única razón por la que el pelirrojo se encontraba diferente.

 

Suspiró aliviado al saber que las clases por fin habían terminado, para su desfortuna, ese día el equipo no tenía entrenamiento, así que tendría que distraerse con otra actividad que lo sacara de todos sus tontos pensamientos.
Se apresuró a tomar su maleta y salir lo más rápido posible del salón, haciendo caso omiso a los pocos compañeros que lo saludaban, lo único que quería era irse de la escuela lo más rápido posible, y parecía que lo había logrado, al dar un paso fuera de la escuela Seirin, cuando una voz tenue lo hizo girarse.

 

-Kagami-kun ¿Puedo acompañarte?- Kuroko corría hacia el pelirrojo, pues éste había escapado rápidamente de su vista.

-¿Qué quieres, Kuroko?- Su mirada no denotaba absolutamente nada, cosa que dejó más pensativo al peliceleste.

-Vayamos a Maji burguer- Kuroko mostró una pequeña pero sincera sonrisa, tratando de hacer que su ‘luz’ aceptara, para tratar de conversar con él y hacerlo sentir mejor.

Kagami no dijo nada, sólo asintió con la cabeza, para luego ambos caminar hacia el restaurante que solían visitar varias veces a la semana.

 

Cuando por fin llegaron, se dispusieron a ordenar algo de comer, Kuroko ésta vez estaba hambriento, así que, además de su infinita malteada de vainilla, pidió una hamburguesa de queso, pues su apetito se calmaba con cosas pequeñas, nada que ver con la montaña de hamburguesas que Kagami había pedido.

Sin demora, ambos chicos se sentaron a la mesa y comían tranquilamente.

 

-No debo ni siquiera tratar de adivinar que algo anda mal contigo, Kagami-kun- Kuroko dejaba el vaso de su malteada en la mesa, mirando a Kagami, quien no había terminado de comer sus infinitas hamburguesas.

Kagami tragó el bocado en su boca, y giró el rostro hacia un lado, intentando enfocarse en lo que había fuera de la gran ventana de cristal del establecimiento. Kuroko era el único que sabía los sentimientos de Kagami hacia Aomine, pues incluso el peliceleste se había dado cuenta de esos sentimientos antes que el tonto de Kagami.

-Seguí tu consejo- Siguió mirando un punto fijo en la acera de enfrente –Le confesé a Aomine mis sentimientos hacia él…-

Kuroko no cambió la expresión de su rostro, claro que aquello había sido uno de sus consejos, para hacer sentir mejor a Kagami, pero tal parecía que había hecho todo lo contrario, y por el rostro del pelirrojo, supo que aquella confesión no había terminado nada bien.

-¿Qué dijo?- Cuestionó, aunque sabía la respuesta, quería indagar un poco en los detalles.

-Dijo que… eso era asqueroso…- Trató de hacer que su voz sonara firme, no quería parecer vulnerable ante Kuroko –Dijo que no me volviera a acercar a él…- Sorbió un poco de su bebida, tratando de deshacer el nudo que se había formado en su garganta –Supongo que tiene razón… eso es asqueroso…-

-No hables de ese modo, Kagami-kun… - Dio un ligero golpe a la mesa, haciendo que Kagami lo mirara un poco sorprendido –Tus gustos no tienen nada de malo… No puedo creer que Aomine-kun te dijera algo así…-

El pelirrojo notó la molestia en el rostro de su ‘sombra’, no se imaginó que el peliceleste podría ponerse de ese modo al escuchar sus palabras, de alguna forma aquello lo hacía sentirse un poco mejor.

-Hablaré con ese tonto…- el peliceleste cruzó los brazos, haciendo entender sus planes.

Kagami nuevamente desvió la mirada, mirando cómo la gente en la calle caminaba tranquilamente.

-Quiero pedirte un favor, Kuroko…- Decía sin quitar la mirada de la calle, sintiendo cómo los ojos azules de su acompañante se posaban en él –No quiero que te entrometas en esto…- Finalmente pidió, más que como una órden…. Como un favor, y Kuroko no pudo hacer más que mover la cabeza en aceptación y decir un “está bien” casi inaudible, haciendo que Kagami por fin lo mirara y mostrara una pequeña sonrisa.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Dos semanas habían pasado desde aquella confesión de Kagami hacia el jugador estrella de Tōō, y las cosas no seguían viéndose nada bien para él. Durante esas dos semanas no había podido dormir bien, no podía creer que aquellos sentimientos por el moreno fueran tan fuertes en él, que ni siquiera podía conciliar bien el sueño, y cuando lo hacía, sólo podía dormir 5 horas como máximo. Podía decir, que en definitiva estaba ‘enfermo de amor’, “sí claro… justo como una niña adolescente” pensaba sin atisbo de esperanza al saberse totalmente rechazado por Aomine.

 

Su actitud para con los demás había cambiado, se volvió más frío, más distante, incluso de Kuroko, no podía regresar a la normalidad con su corazón completamente destrozado.
La única actividad que lo hacía estar con otras personas era el basquetbol, de ahí en fuera, siempre declinaba las ofertas que lo invitaban a salir, o a alguna fiesta…

Los miembros del equipo de Seirin incluso habían notado un cambio radical en su manera de jugar, se estaba convirtiendo en alguien muy poderoso en cuestión de basquetbol, pero también en alguien que no quería cooperar en equipo, y lo pudieron saber al notar que los pases de Kagami hacia sus amigos habían disminuido en un 50%, y Riko no estaba nada bien con ello, y ella, por más que trató de hablar con el jugador estrella del equipo, de él, simplemente no salía ninguna palabra al respecto, alegando siempre que ‘todo estaba bien’.
Por su parte, Kuroko había prometido no entrometerse en aquella situación, así que debía cumplir esa promesa, aunque sabía que su pelirrojo amigo sufría en silencio, no podía hacer nada, sino… tratar de estar junto a él y evitar que se hundiera completamente en ese mundo en el que poco a poco se empezaba a encerrar.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Un mes había pasado desde que Kagami fuera rechazado por Aomine,  y por más que Kuroko intentó evitar que Kagami se encerrara en esa burbuja, simplemente no había tenido éxito, pues el pelirrojo se había sumido en ese mundo de depresión.

Varias veces Kuroko intentó acercarse a él y darle un par de bofetadas fuerte para hacer que el pelirrojo pusiera los pies sobre la tierra, pero aquella era una medida extrema para alguien como él, así que debía pensar en algo más para ayudarlo.

 

Kuroko supo que Kagami había tocado fondo cuando Kagami había faltado a prácticas de basquetbol, pues él jamás se perdía esas prácticas, además de que Riko lo reñiría hasta cansarse cuando viera al pelirrojo.

Fue entonces que decidió aclarar las cosas e ir en busca de Aomine, mandándole un mensaje de texto, diciéndole que era muy urgente que se tomara un tiempo para verlo.

Y con completa curiosidad, Aomine decidió escribirle de vuelta, dándole una hora y un lugar al peliceleste para el encuentro.

 

El primero en llegar al lugar indicado fue Aomine, a quien por cierto no le gustaba nada tener que esperar a alguien, pero aun así lo hizo, pues el modo en el que Kuroko le mandó el mensaje había sido demasiado extraño para él.

No tardó mucho tiempo esperando, cuando notó a lo lejos los cabellos pelicelestes de Kuroko entre la gente que caminaba por la acera.

 

-¿Para qué rayos me llamaste aquí, Tetsu?- Cuestionó, mientras llevaba su mano derecha hacia su ojo, tallándolo un poco.

-Aomine-kun, no te ves tan bien…- Miró los ojos azules del moreno, no se veía nada bien, y las ojeras debajo de sus ojos lo delataban.

-No es nada…- Dijo finalmente caminando unos pasos para sentarse en una banca, estaban en el parque donde muchos niños jugaban y las risas no se hacían esperar.

-¿Por qué me citaste en éste lugar? Podíamos haber ido a un lugar… más… familiar – Kuroko mencionó, mirando los alrededores y a los niños que corrían de un lugar a otro.

-No podía citarte en Maji Burguer… o… en la cancha de basquetbol callejera…. Tengo recuerdos de esos lugares, en realidad… hace un mes que no voy a esos lugares…- Se recargó en el respaldo del asiento,Kuroko enarcó ambas cejas con un poco de sorpresa, podía claramente entender las palabras recién dichas por el moreno, quien seguramente ni siquiera se había dado cuenta de lo que acababa de decir - ¿De qué quieres hablar- Aomine de pronto recordó que el peliceleste quería hablar con él sobre algo importante.

-Le prometí a Kagami-kun que no me entrometería en esto…  pero ya no puedo verlo así-
Aomine miró a su antigua ‘sombra’ hacía un mes que no había escuchado el nombre del pelirrojo, y debía también admitir que no estaba contento de hablar sobre él.

-No tenías ningún derecho de tratarlo así…- El peliceleste comenzó a hablar después de una breve pausa, su tono denotaba un poco de molestia, pues la actitud de Aomine hacia su mejor amigo había hecho que éste se perdiera en su propio mundo. –Fui yo quien le recomendó decirte sus sentimientos… no puedo creer que de tu boca salieran tantas tonterías… - Miró a Aomine con molestia –Lo heriste...-

 

El rostro de Aomine mostró un poco de consternación ante las palabras de Kuroko. Era cierto que había dicho todas esas cosas, era cierto lo que decía Kuroko,pues su actitud aquel día no había sido nada bueno, pero desde ese día sus pensamientos estaban hechos un lío, y sus sentimientos eran un revoltijo de emociones, siempre trató de callar todos esos pensamientos y sentimientos, sin éxito al fin de cuentas. Tal vez ya era hora de decir todo lo que por su mente pasaba en ese momento, era momento de que alguien supiera todo lo que había callado, y no pudo encontrar mejor persona en ese momento que Kuroko.

 

-Escucha, Tetsu… ¿Recuerdas el partido que tuvimos…ese partido de la Winter Cup en el que ustedes nos derrotaron?- No miraba al peliceleste, pero sabía de antemano que Kuroko había asentido a su pregunta -¿Recuerdas lo que te dije al día siguiente, cuando me buscaste para que te enseñara a tirar?- Soltó un suspiro largo…-Ese día fui a casa, comí, tomé un baño…y traté de dormir, pero no pude. Cuando cerraba los ojos, a mi mente llegaban escenas del juego… específicamente de Kagami… - Cerró los ojos, recordando ese día en el que por fin había probado el agrio sabor de la derrota –No podía sacarme de la mente a ese idiota… -

Kuroko escuchó nuevamente un suspiro del moreno, esperando que siguiera con sus palabras, pero ningún sonido más salió de los labios de Aomine, entonces supo que Aomine Daiki era el mismo idiota que Kagami Taiga, sólo necesitaba un empujón, tal y como se lo había dado a su mejor amigo pelirrojo.

Sonrió al escuchar todas las palabras de su antigua ‘luz’ la respuesta era más que obvia, el único detalle era que Aomine no se había dado cuenta de sus sentimientos hacia el pelirrojo.

 

-Aomine-kun… ¿eres gay?- Preguntó, para cambiar un poco el ambiente tan dramático en el que se habían metido.

-¡¿QUÉ?! ¡Maldito Tetsu! No me vengas con esas estupideces… No soy un jodido homosexual- Su gruesa voz se dejó escuchar por el lugar, por suerte las personas que se encontraban cerca estaban metidos en sus propios asuntos, así que no le tomaron importancia al par de chicos sentados en aquella banca.

-Sólo quiero hacerte una pregunta, Aomine-kun- Giró un poco el rostro para ver al moreno y notar cómo éste último asentía a sus palabras sin muchos ánimos. Mostró una pequeña sonrisa, provocando que Aomine enarcara una ceja ante esa sonrisa, sabía que cuando el peliceleste mostraba ese rostro, es porque algo tenía en mente.

-¿Qué es lo que más te gusta después del basquetbol?- Kuroko no podía desaparecer su sonrisita.

-Kagami…- Dijo rápidamente y sin siquiera pensarlo,  sorprendiéndose por su propia respuesta, bajando rápidamente la mirada ante el nombre del pelirrojo.

-Entonces… ¿Por qué no vas y se lo dices?- Dijo con amabilidad, ésta vez su sonrisa era enorme. –Está en la cancha de basquetbol callejera, tratando de sacar su frustración mediante el basquetbol.-

 

Aomine por fin había entendido la razón de sus desvelos, la razón de sus pensamientos y de aquellos latidos frenéticos de su corazón.

Se levantó del asiento, mostrándole una sonrisa a Kuroko en señal de agradecimiento, para luego empezar a correr en dirección hacia donde Kagami se encontraba.

Eran casi 4 cuadras, pero no le importaba, sólo quería llegar y sacar por fin esos sentimientos que tenía acumulados desde hacía ya casi medio año, y que por obstinación había querido guardarlos para él solo.

Sólo unos pasos y llegaría, sólo debía cruzar la esquina y entrar a la cancha y lo vería después de 1 mes… y por fin escuchó el sonido de un balón de basquetbol rebotar contra el piso. Entró en la cancha para vislumbrar cómo Kagami hacía uno de sus grandes saltos y luego una clavada.
Se quedó embobado viendo aquella fascinante escena para sus ojos, hasta que el pelirrojo se dio cuenta de su presencia.

 

Kagami posó sus ojos en el recién llegado, sintiendo cómo su corazón latía rápidamente, suspiró y cerró los ojos por un par de segundos, para abrirlos nuevamente y caminar hacia donde había caído el balón de basquetbol y agacharse sólo un poco para recogerlo.

Aomine no pudo decir nada en ese momento, no sabía cómo empezar con aquella conversación. ¿Qué era lo que le diría? “Hey, Kagami… tu también me gustas ¿Quieres ser mi novio?”  Claro que no… sonaba estúpido después de las cosas que le había dicho y la forma en que lo había rechazado.

El pelirrojoj recobió su maleta que descansaba sobre la pequeña banca del lugar y se dispuso a irse, pasando a un lado de Aomine, sin decir nada, pero la mano del moreno sobre su muñeca lo volvió a la realidad.

 

-No te vayas…- Pidió, casi como en una súplica el peliazul, tratando por lo menos que Kagami lo mirara, pero por el momento eso fue imposible.

-Creí que habías dicho que no querías que me volviera a acercar a ti…- Simplemente citó las mismas palabras del peliazul como respuesta.

No sabía por dónde empezar, se reprochó una y mil veces por haber sido tan estúpido anteriormente y haber dicho tantas cosas estúpidas…. Simplemente había sido un patán, y no culpaba a Kagami, después de todo, el pelirrojo tenía derecho incluso a golpearlo si así lo quisiera.

-Necesito decirte… necesitas saber que yo te-

-No me importa…- Kagami se soltó del agarre, arrebatándole con fuerza su propia mano –No me importa nada de lo que tengas que decir…. He aprendido a vivir con tus palabras… así que si quieres disculparte…. No debes preocuparte por eso…-

Pudo notar el dolor en los ojos de Kagami, y por primera vez no supo qué hacer para remediar lo que él mismo había hecho.

 

-¡Sólo escúchame!-

-¡No! Ya entendí que eres un maldito homofóbico… no tienes que venir a humillarme…-

-Kagami… no es lo que piensas…-

-No claro que no… me lo has dejado muy bien claro…-

-¡Carajo, Kagami!-

 

Sin previo aviso, Aomine caminó hacia Kagami y sin pensarlo mucho juntó sus labios en un beso inocente, sin embargo, no duró mucho tiempo, pues Kagami con todas sus fuerzas empujó al más alto, con el rostro completamente sonrojado pero también con mucha sorpresa.

 

-¿Qué demonios pasa contigo, maldito?-

Aomine no respondió a la pregunta hecha por el pelirrojo, sino que nuevamente volvió a acercarse y sujetar fuertemente a Kagami de los brazos, evitando que éste hiciera otro movimiento, y volvió a juntar sus labios. Kagami trataba de separarse, pero una y otra vez Aomine lo besó de nuevo, hasta que el moreno se rindió primero.

 

-Deja de jugar conmigo…- El pelirrojo sintió que su voz se quebraba al pensar en las recientes acciones del moreno, en ese momento pensó en que él simplemente era un juguete nuevo, un jueguete con el que Aomine quería experimentar, pues obviamente que al moreno no le gustaban las mujeres, o al menos eso es lo que él pensaba.

-Jamás jugaría contigo…. No de ésta forma, Kagami…- Lo miró tiernamente, observando cómo el pelirrojo posaba su mano en su boca, tratando así de ser besado de nuevo por él. –No he podido sacarte de mi mente… no puedo dormir, no puedo comer… ¿Qué me has hecho, Kagami?-

Por fin miró al peliazul, y por primera vez los sentimientos de Aomine eran transparentes a él… pudo darse cuenta del dolor por el que atravesaba Aomine; después de todo, parecía que él no era el único que había sufrido en todo ese mes, sin saberlo, Aomine estaba sufriendo con él.

Ya no le importaban las excusas o las razones de por qué el moreno lo había rechazado de esa forma la primera vez, tal vez ya no tenía caso para él; tocar el tema sería como volver al principio, y aunque Aomine no lo dijera, él podía sentir el amor que emanaba del moreno hacia él.

 

-Estoy enamorado de ti…- Aomine desvió la mirada, tratando de ocultar su propio sonrojo ante sus recientes palabras, y aunque había dicho esas palabras en un tono bajo, no pudo evitar que Kagami las oyera fuerte y claro.

No lo había pensado, pero aquella confesión había sido muy diferente a la suya, él simplemente había dicho ‘Me gustas’, y pensándolo bien, sonaba como cualquier gusto, sonaba igual que decir ‘me gusta el basquetbol’, pero los genuinos sentimientos de Aomine habían salido a relucir con aquella confesión muy superior a la suya.

Sin poder contener más todos esos sentimientos que querían explotar dentro de su pecho, dio un par de pasos hacia enfrente, tomando agresivamente la camiseta de Aomine y por fin besándolo. Aomine abrió los ojos con suma sorpresa, sintiendo cómo los labios de Kagami se encontraban pegados, ésta vez, por decisión del pelirrojo; sentía aquella traviesa lengua rozar sus labios, pidiendo permiso para inspeccionar su cavidad bucal, y sin demora, abrió su boca, dándole el permiso a la lengua de Kagami.

Se fundieron en un beso en el que se dejaron saber los sentimientos, en el que dejaron atrás lomalos entendidos y simplemente se dedicaron a hacerle el amor al otro, simplemente por medio de un beso.

El tierno beso terminó cuando Kagami fue quien se separó, dejando a su paso un pequeño hilo de saliva, y sus mejillas denotaban un fuerte color rojo, justo igual que su cabello.

 

-Idiota… me hiciste pasar por muchos problemas…- Su respiración se normalizaba después de un beso tierno que exponía todos sus sentimientos.

-Perdóname…- Aomine se acercó a Kagami y lo rodeó con sus brazos, en un abrazo, juntando sus pechos; ambos podían jugar que el otro podía escuchar el latir de su corazón. –Eres sólo mío… Kagami…-

El pelirrojo correspondió al abrazo, sintiendo el calor reconfortante de Aomine

-Déjame ser siempre tuyo….- Hundió su rostro en el cuello del moreno, pidiendo a gritos que aquel momento no terminara.

Sabía que aquello era el inicio de una relación interesante, una relación que tal vez no sería muy bien vista por los demás, pero aquello no debía importarles, mientras tuvieran el ingrediente más importante en su relación (amor) lo demás vendría sobrando.

 

 

Notas finales:

 

Perdonen si fue un poquito largo... en realidad tenía más ideas para éste fic, pero al notar que ya eran 4000 decidí dejarlo tal y como estaba.

Nuevamente hago la mención de que éste fic es el inicio de mi serie...

Gracias por leer y agradeceré todos ssus reviews y comentarios, saben que sus críticas constructivas son muy bienvenidas!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).