Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Celebrando a mi mascota por rina_jaganshi

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: La serie de Naruto no me pertenece.

¡Feliz cumpleaños Denisse Bautista!

Rina: Primero que nada, disculpen el título, no se nos ocurrió otra cosa, la mayoría de las veces es a partir del título que creamos la historia, sin embargo, esta es una ocasión especial por lo mismo les pido que… ¡No me maten es para una buena causa! —se esconde.

Rini: ¡Está decidido voy a patearte hasta que caigas desmayada! —se truena los dedos.

 

Notas del capitulo:

¡Feliz, feliz, feliz cumpleaños Denisse Bautista! -imaginen a Rina tarareando. 

Ruedo los ojos con fastidio al percatarme de los golpeteos en la puerta, con decisión me acerco cruzado de brazos para hablar por el otro lado.  


—No puedes salir hasta que tenga todo listo —como respuesta recibo un siseo— Basta, estate quieto ahí —reprimo una risa sarcástica al escucharle lloriquear, tal vez los primeros días pudo manipularme con eso pero no más. No volveré a subestimar su capacidad de aprendizaje, después de todo no es un zorro normal.


Ignoro el ruido de sus garras en la madera, ya tendré oportunidad de regañarlo. Vuelvo en mis pasos para dirigirme a la cocina, enseguida, retomo mi tarea de batir la mezcla para el betún. Espero de verdad que esto sea de ayuda, de lo contrario tendré mucho que limpiar a lo largo de este día. No puedo más que suspirar remembrando lo perfecta que era mi vida antes de que Naruto llegara para volverla un caos. Gruño al escuchar, nuevamente, los extraños aullidos. Creí que ya no tendría las cuerdas vocales para hacer eso.


El primer día que lo traje al departamento, cometí el error de dejarlo encerrado en el cuarto, como resultado los vecinos vinieron a quejarse por el ruido pero, sobre todo, la curiosidad desbordaba por cada uno de ellos. La copia descolorida de Sai casi logra descubrirlo junto al perro rabioso de Kiba, quien, obviamente puso al descubierto mi mentira al hacerles saber que ningún canino podía emitir tales sonidos. Tuve que inventar otra cosa, algo sobre un ritual de la familia Uchiha, soporté burlas durante dos meses. A partir de eso no volví a dejarlo bajo llave, sin embargo, hoy es necesario, si le permito salir arruinará la sorpresa que he estado preparando.


Una vez más resoplo con fastidio. Es increíble que haya pasado un año desde que lo encontré en la excursión que la escuela organizó a los bosques profundos de la región. Sin poder evitarlo una sonrisa de medio lado surca mi rostro. Para mí esa excursión era un suicidio, todo mi loco club de fans iba a tener el pretexto perfecto para acosarme durante seis horas sin restricción alguna. En cuanto vi una oportunidad me alejé del grupo. Mi meta era acabar rápido con la investigación sobre la fauna y la flora para salir de ahí. Vagué por varias horas observando los alrededores, hasta que me topé con una enorme cuerda de la que colgaba un cartel de advertencia.


Estaba por regresar en mis pasos cuando lo vi. Un chico rubio vestido con un kimono blanco. Supuse que debió perderse pero no le di importancia, mis deseos de irme volvieron a frustrarse cuando me miró. Por unos segundos aguanté la respiración. Sus ojos eran un intenso color azul. Me sonrió y empezó a alejarse. Instintivamente salte la cuerda para perseguirlo, literalmente me puse a perseguirlo pues él, al percatarse de que lo seguía, aumento el ritmo hasta el punto en que terminamos corriendo, yo detrás de él. No pude evitarlo, sabía que no era un chico normal.   


Se suponía que no debía estar ahí puesto que era una zona no explorada, aun así continué. Cuando creí que le había alcanzado desapareció ante mis ojos. Atónito le busqué por los alrededores. A unos metros descubrí el cuerpo de un animal. Me acerqué y me arrodillé para estar a su altura, era un zorro. Tenía heridas por todos lados, cortadas, sangre seca en su cabeza. Al notar que aún respiraba lo tomé en brazos. Mi intención era llevarlo con algún cuidador para que lo curara. Extramente, encontré la forma de salir del bosque, justo en ese momento el zorro despertó.


Parpadeó un par de veces, luego, confundido comenzó a estremecerse entre mis brazos, sus colmillos se clavaron en mi mano derecha, reprimí un quejido pero fue lo suficientemente audible para que por fin mirara en mi dirección. Sus extraños ojos azules me observaban curiosos. Yo lo puse sobre el suelo. Tal vez no necesitaba mi ayuda. Le resté importancia al asunto e incluso di la vuelta para irme a casa ya después le explicaría al maestro mi ausencia. No pasó mucho tiempo para que me diera cuenta que el zorro me estaba siguiendo. Iba cojeando. Cada vez que miraba sobre mi hombro lo veía ahí, haciendo lo imposible por mantener el paso. Al final, volví a tomarlo en mis brazos. Él no opuso resistencia y, sorprendiéndome lamió la herida que sus colmillos habían ocasionado.


Así fue como Naruto llegó a alterar mi vida, poniéndola de cabeza. Jamás consideré tener una mascota. Es un gasto de tiempo y cariño que soy incapaz de dar, no obstante, cada vez que veía esos hermosos ojos azules algo dentro de mí se revolvía. Simplemente no pude deshacerme de él. No por eso es menos molesto, rompe todo lo que ve, se ensucia de la nada y, a pesar de tener su cama, todas las noches lo encuentro metido entre mis cobijas. Terminé por acostumbrarme a su presencia pero justo cuando eso sucedió. La situación volvió a cambiar.


Hace seis días llegué de la escuela esperado ver a mi dolor de cabeza, quien siempre aguardaba mi regreso frente a la puerta, sin embargo, lo que me recibió fue un chico rubio de piel bronceada, ojos azules, con orejas y cola de zorro, en cada mejilla tres marcas asemejando los bigotes. Me quedé paralizado. Él saltó hacia mí como regularmente, sólo que yo no estaba preparado para el cambió de peso, me fui de espaldas al suelo, él comenzó a lamer mi rostro, haciéndome enrojecer, podía sentir el calor que emanaba de su piel desnuda. No me atreví a posar mis manos sobre lo que ahora era su cintura. Todo era demasiado confuso pero no había duda. Siempre había sido Naruto, ese día en el bosque, el zorro que traje a mi casa, el chico que ahora se me restregaba alegremente.


Después de salir de mi asombro busqué por internet cualquier cosa que me ayudara a entender lo que sucedía. Lo más cercano fue la mitología, donde se habla de los zorros como seres inteligentes que poseen magia, viven más que los humanos o que los zorros comunes, además de contar con la habilidad de adquirir una forma humana. ¿Cómo fue a caer conmigo? ¿Habrá sido una coincidencia? Reflexionando me di cuenta que estaba lejos de ser un asunto de suerte. El chico rubio que vi en ese bosque, es decir, Naruto quería que yo lo encontrara.


Ha pasado una semana desde el día en que tomó forma humana, las razones de esto, según lo que investigué pueden variar, la primera dice que quieren embaucar a las personas a su alrededor de inmediato la descarté, si ese fuera el caso, lo hubiera hecho desde hace meses, además, a su manera, Naruto me ha engañado sin necesidad de verse como uno de mi especie. La siguiente teoría afirma que se han enamorado de algún humano. No puedo evitar sentirme incomodo ante esa posibilidad, desconozco la edad que tenga pero asemeja tener la misma que yo, dieciséis años, aun así me rehúso a creer que el cariño que siente hacia mí va más allá de la gratitud. No puedo negar que es bastante atractivo a la vista y que cada vez que me sonríe me estremezco ante la idea de posee… ¡Maldición! Voy a fingir que no pensé eso.  


Como sea, la única opción que me parece lógica es aquella donde afirman que siete días antes de su cumpleaños el majestuoso ser se transforma para acostumbrarse a la nueva época, con eso le viene el conocimiento de las generaciones recientes de manera que pueda usarlo a su favor. Todo me indica que hoy es el cumpleaños de Naruto pero no entiendo qué fue lo que sucedió con él, es como si hubiera perdido la capacidad del habla, en la investigación que realicé se describe al kitsune como un ser repleto de sabiduría lo cual es muy diferente al torpe rubio que convive conmigo, no sé si es porque es demasiado joven o por las condiciones en las que lo encontré.


Todo esto me ha llevado a pensar que cabe la posibilidad de que este día Naruto recobre su verdadero estado de zorro mágico. Hn, suena tan ridículo, si no fuera porque me está pasando a mí, juzgaría de loca a la persona que me lo contara.  En fin, con eso en mente me decidí por festejarle el molesto cumpleaños. Además, podría ser que hoy sea el último día en que se quedé conmigo, no creo que, si recuerda quién es, esté muy contento de ser la mascota de un humano. Aunque él haya elegido que lo ayudara, supongo que todo era para este momento.   


Agito la cabeza para desechar cada estúpido sentimiento. Torpe Naruto que me hace sentir. Con fastidio comienzo a esparcir el betún por todo el bizcocho, en verdad, no entiendo para que me molesto. Lo único que estoy cien por ciento seguro que le gusta comer, para mi desagrado, es el ramen. De ahí es de donde le puse su nombre puesto que en su forma de zorro no dejaba de comer el ingrediente en forma de espiral, ahora de “humano” le brillan los ojos al reconocer el olor del dichoso platillo. Entonces, obviamente hay ramen para comer, compré el té de jazmín ya que he notado que es el que se toma sin hacer gestos y el pastel que estoy terminando. En realidad no soy muy bueno con esto de las fiestas, mis padres siempre han estado demasiado ocupados con la empresa como para tener tiempo de celebrar mi cumpleaños, tampoco tengo la experiencia de festejar con amigos por el simple hecho de que en mis intereses las personas no son una prioridad.


Me detengo un momento a analizar mis últimos pensamientos. Sin darme cuenta, Naruto se ha convertido en mi mundo. Incluso le compré todo lo que necesita con su nueva apariencia. Qué estúpido soy. Una vez más tengo que obligarme a detener el rumbo de mis cavilaciones y agradezco que el culpable retome su tarea de arañar la puerta, logrando distraerme. Supongo que es momento de sacarlo pero antes, sirvo los platos para llevarlos a la mesa, de igual manera ubico la bebida caliente y el pastel. Me lavo las manos, enseguida, camino hasta la puerta de mi habitación o ¿nuestra habitación? Del lugar en donde lo tengo encerrado.


La abro con cuidado. Naruto está sentado sobre el suelo, con las orejas agachadas. Me mira con reproche, yo suspiro. Avanzo los dos pasos que nos separan, me pongo en cuclillas para estar a su altura. Le revuelvo el rubio cabello e inmediatamente su cola se mueve gustosa de un lado a otro. Al darse cuenta infla las mejillas, casi ofendido de saber que yo también he aprendido como manipularlo. Tengo que retirar mi mano al verle soltar la mordida.


De un tirón lo pongo en pie pero no tiene intención de caminar. Frunzo el ceño e insisto jalándolo ligeramente, él vuelve a oponer resistencia. Le suelto para cruzarme de brazos, asimismo, le miro molesto. Él me imita, tengo que reprimir una sonrisa. Sin embargo, ese momento de distracción me cuesta caro. En un rápido movimiento, Naruto me arrebata las llaves, luego, sale cerrando con seguro la puerta. Lo siguiente que escucho son cosas romperse. ¡Maldita sea! Perdiendo la paciencia retrocedo sólo para tener el espacio suficiente, de una patada parto la puerta. Corro a la cocina. Naruto está arriba de la estufa comiendo de la cacerola.


—¡Usuratonkachi, te dejé tu plato en la mesa! —apunto hacia el lugar, él sonríe. Saltando se dirige hacia el comedor, yo le sigo pero es demasiado tarde, en cuanto ve el pastel se olvida del ramen. El muy animal se lanza a abrazar el postre, embarrándose y destruyéndolo en el proceso. Un tic nervioso se apodera de mi ojo izquierdo. ¿Por qué creí que sería una buena idea? Mi enojo crece al verle tirar cada una de las tazas, la jarra de té y los platos. Estoy por regañarlo como nunca cuando se gira para enfrentarme. Sus delgados labios se curvan en una sonrisa que me roba el aliento.


—Sasuke… —en un momento regresa a mí la imagen de aquel día en el bosque, por lo que, una vez más, aguanto la respiración. Él vuelve a pronunciar mi nombre— Sasuke —mi mano se pone en movimiento pero no puedo tocarle. Una extraña luz comienza a emanar de su cuerpo, retrocedo cubriendo mi rostro. Cuando no percibo más el brillo, abro los ojos. Naruto sigue arriba de la mesa, con su forma humana pero ahora son dos colas las que se mueven detrás de él.


No puedo recuperarme de mi asombro. Él salta hacia mí, provocando que nos vayamos al suelo. Le escucho reír ligeramente, no gruñir, aullar o algo parecido, una risa humana, con un tono de voz que me parece perfecto. Se incorpora un poco para quedar sentado sobre mi abdomen. Cambió. Sus ojos ya no están impregnados de ignorancia, por el contrario, parece tener el conocimiento absoluto y, aun así, mantiene el peculiar toque de inocencia que me hace estremecer. Continúa sonriéndome, aun con el rostro lleno de betún me parece sumamente hermoso.  


—Gracias por todo —me maravillo ante la idea de que esté hablando coherentemente, confirmando cada sospecha que tenía, él se inclina ligeramente hacia mí— gracias por cuidarme, por darme de comer, por celebrarme mi cumpleaños —su sonrisa se ensancha. Muerdo mis labios en un intento por mantener la cordura.  


—Es un alivio saber que no estás defectuoso —sonrío de medio lado al verle hacer un puchero. Después se encoje de hombros, olfatea el lugar, al darse cuenta que el olor proviene de su cuerpo cubierto por el pastel lleva su mano derecha hasta su boca para, eróticamente, lamer sus dedos. Yo ahogo un gruñido de excitación.   


—No hagas eso —tengo que desviar la mirada si no quiero terminar con una erección. Algo que estos últimos días es bastante frecuente, cortesía del zorro. El cual, se pone en mi campo de visión.


—Pero lo hiciste para mí, ¿por qué no habría de comerlo? —cuestiona y repite su acción. Le detengo de la muñeca, enseguida, me incorporo un poco para quedar sentado, provocando que él quede ahora sobre mis piernas.


—Debiste comerlo como las personas civilizadas no embarrarte —una vez más infla las mejillas. Luego, con su mano libre toma algo de betún para esparcirlo por mis labios— ¡Dobe! —intento alejarme pero él se aferra a mi cuello para restregar su rostro contra el mío, ensuciándome. Nuevamente mi furia se desvanece al escucharle reír—. Ahora voy a tener que bañarme —mascullo. Naruto se separa un poco, sus dos colas se agitan.


—Sí, sí, me gusta el baño en esta época, me gusta la tina y las burbujas, vamos a bañarnos —niego con la cabeza.


—Si ya recuperaste tu cerebro no hay necesidad de que te bañes conmigo —agacha sus orejas tristemente.


—Pero es divertido bañarme contigo —frunzo el ceño.


—Si por divertido te refieres a tener que cuidar que no te resbales y te rompas la cabeza en el proceso, oh, sí, muy divertido —ironizo. Sin mencionar que tengo que reprimir cada lascivo pensamiento.   


—Prometo portarme bien —susurra jugando con los botones de mi camisa. No puedo evitar preguntarme si lo hace conscientemente. ¡Debo mantenerme firme! Vuelvo a negar, él hace un puchero— Sasuke… —me fascina como suena mi nombre con su voz. ¡No, no, es astuto, por supuesto que sabe lo que hace!


—No se supone que eres un zorro mágico, chasquea tus dedos y límpiate.


—No es así como funciona —no puedo más que suspirar. Supongo que ya habrá tiempo para que me explique. Por el momento quiero quitármelo de encima pues estar sucio me causa un malestar indescriptible. Haciendo uso de mi fuerza lo cargo por la cintura para moverlo, luego me pongo en pie. Él me sigue, pasamos de largo la puerta partida por la mitad de la habitación. Había olvidado que tengo que regañarlo por eso. Continúo andando hasta el cuarto de baño, una vez ahí abro la llave de la regadera—. No, en la tina, bañémonos en la tina —de inmediato le veo meterse dentro de la bañera.


—Dije que no nos vamos a bañar juntos —a pesar de mis palabras, él comienza a desvestirse. La camisa naranja que le compré queda en el suelo, al igual que los pantalones. En ropa interior se acerca hacia mí para comenzar a retirar mis prendas— ¡Usuratonkachi obedece! —forcejeo en vano con su persona. Retrocedo hasta que los dos quedamos bajo el chorro de agua caliente. Logra romper mi camisa. Me estremezco al sentir sus manos viajar por todo mi torso hasta mi pantalón. Él no entiende lo que provoca en mí, no tiene idea de los insanos pensamientos que me vuelven loco, mucho menos de todo lo que quiero hacerle.


—No tienes que reprimirte —sonríe alzando la cabeza para que nuestras miradas se crucen. Su pupila es una delgada línea. Trago en seco. Él acaricia mi abdomen con las palmas. No puedo soportarlo más. Desecho cualquier regla social o preocupación, me limito a tomarlo por la cintura para atraerlo hacia mi cuerpo. Ansioso me apodero de sus labios. Desde hace días que nació en mí el deseo de realizar tan simple acción por lo que una felicidad infinita llena mis sentidos. Quiero más, quiero todo de él.


Pierdo la capacidad para detenerme. No hay vuelta atrás. Sus manos rasgan la ropa que aún me cubría, yo hago lo mismo con su ropa interior. Puedo sentir su tersa piel chocar contra la mía en un delicioso roce que él comienza. Me doy gusto paseando mis manos por toda su espalda, hasta llegar a sus firmes glúteos, los cuales estrujo. Sus colas se pasean entre nosotros, hasta que se cierran entorno a mi erecto miembro. Gimo entre cada beso que compartimos. Esto está yendo demasiado rápido pero en este punto me importa poco. Quiero poseerlo ya.


Mío, mío, mío. Naruto es sólo mío. No sé qué es lo que él piense o lo que sienta por mí, si es gratitud, si es amor, la simple lujuria del momento, es igual, no voy a permitir que se aparte de mí. Siento mi cuerpo arder cada vez que su lengua se entrelaza con la mía. Esta emoción está lejos de ser normal. Lo aparto ligeramente para poder respirar, sus mejillas están teñidas de color rojo. Sus ojos inundados en deseo. Por las razones que sean él quiere esto suceda. Cierro el grifo, el agua ha limpiado ya nuestros cuerpos.


Lo recargo sobre la pared que tengo más cerca, intenta besarme pero yo me desvío hasta su cuello para lamerlo. Mis manos se dedican a jugar con sus pezones, haciéndolos girar entre mis dedos. Se estremece, a su vez, ladea la cabeza para permitirme más espacio, con una media sonrisa me dedico a succionar cada parte de su piel expuesta, luego la mordisqueo. Él imita mi acción, la diferencia es que él posee colmillos, cierro un ojo al sentir el dolor cuando los clava sobre mi hombro derecho, sin embargo, soy incapaz de reprocharle cuando comienza a lamer la herida.


Una vez más, me retiro sólo para dirigirme a su pecho. Sus ojos observan ansiosos el camino de cortos besos que hago. Me detengo un momento en su ombligo para saborearlo gustoso. Sus hermosos zafiros se abren con sorpresa al verme llevar su erección a mis labios. Un melodioso gemido escapa de él cuando comienzo a subir y bajar por todo su miembro, enrollando mi lengua, repartiendo ligeras succiones o mordidas cuando lo creo necesario. Mis manos viajan por todas sus piernas, las cuales tiemblan, dudo mucho que pueda continuar en pie. Reprimo una sonrisa, aun así no me detengo, sigo engullendo su toda su longitud.


Le veo negar la cabeza, asimismo, sus dedos se entrelazan en mi cabello. Intenta formular un enunciado pues abre y cierra la boca pero lo único que sale de ella son quejidos, cada vez más agudos y audibles. Aumento el ritmo sabiendo que está a punto de correrse para mi sorpresa, me aparta de él. Voy a reclamar pero se avienta hacia mí, logrando que quede sobre mi espalda. Tarda unos segundos en regular su respiración, luego, sonríe. Lentamente le veo descender hasta que comienza a lamer mi glande. Es mi turno para retorcerme de placer. Hace unos días esa caliente lengua lamía mi mejilla juguetonamente ahora me hace arquearme en busca de más contacto.


Uso lo poco que me queda de control para sentarme, sin interrumpir el excelente trabajo que Naruto hace. Aprovecho la humedad en su cuerpo para irrumpir con uno de mis dedos en su parte trasera. Él se sobresalta pero mi mano libre le sostiene de la cabeza para que no me prive de los cariños de su boca. Centro mi atención en ensanchar su entrada, sin embargo, la posición comienza a limitarme y, para mi desgracia, no puedo esperar más, quiero hacerme con su cuerpo ya. Con esto en mente le permito erguirse, sólo para yo ponerme en pie. Lo cargo por la cintura, él se dedica a saborear el lóbulo de mi oreja izquierda, zona en la que soy bastante sensible. Tengo que correr hacia la cama para no volverme loco de deseo.


Con cuidado lo siento sobre el mullido mueble, él sonríe divertido, intenta decir algo pero yo me lanzo a cazar su boca recostándolo en el proceso, a su vez, introduzco dos dígitos para retomar el momento en el que me quedé. Hago círculos al mismo tiempo en que los abro y los cierro. Sé que debo tomarme mi tiempo pero la pasión consume mi raciocinio. El único pensamiento coherente es aquel que me exige que lo haga mío, aquí, ahora, en la cama que inocentemente compartimos. En este lugar donde le acariciaba hasta quedarse dormido. Meto el tercer dedo para comenzar a simular el acto que espero ansioso, él se aleja de mi boca para gemir. Sus ojos azules resplandecen. Saca su lengua para lamer mi mejilla como muchas veces atrás.      


 —No, no necesito que me prepares —habla con la respiración entre cortada al tiempo en que empuja sus caderas hacia mis dedos— voy a estar bien, sólo hazlo —con sus manos se aleja de mí, me sonríe una vez más antes de recostarse boca abajo sobre el colchón, alzando su trasero hacia mi rostro, sus colas se mueven permitiéndome ver su pequeña entrada. Muerdo mis labios ansioso. Me acerco hasta tomarle de los glúteos, los cuales separo para permitirme una mejor vista— Sasuke… —menea sus peludas extremidades, yo reprimo una sonrisa.


—Hazme saber si te lastimo —asiente con la cabeza, en anticipación se aferra a las sábanas. Dirijo mi miembro palpitante hasta su agujero. Lentamente comienzo a deslizarme dentro, no es tan sencillo al ser tan exquisitamente estrecho. Ambos gemimos cuando estoy en mi totalidad. Tomo una de sus colas para acariciarla al notar que se ha puesto rígida, el contacto lo relaja, confiado la llevo hasta mis labios para repartir besos, la segunda cola se mueve sola hacia mí, por lo que le suministro el mismo tierno trato. Naruto gime bajito, a su vez, se mueve suavemente ocasionando que mi cuerpo se retuerza en éxtasis.


Sin dejar de atender las extremidades zorrunas, comienzo un lento vaivén, sacando mi pene hasta la mitad para enseguida arremeter contra las suaves nalgas.  Quiero que esto sea eterno. Su cuerpo retorciéndose a mi merced, de su boca emanan eróticos gemidos que me piden más. Este sentimiento que crece en mi pecho. La lógica perdiendo contra los instintos más primitivos, convirtiéndome en un animal que sólo busca complacer a su pareja, llevarlo a la cima del placer. Penetrándolo una y otra vez. Intentando llegar a los más profundo de su ser. Anhelando que él sienta lo mismo, que quiera lo que yo quiero. Estar así, siempre. Dentro de él.


Perdido ante mis designios empiezo a aumentar la velocidad de las embestidas. Logrando que grite cuando golpeo su próstata, aquella glándula tan sensible que hace que de sus bellos zafiros caigan lágrimas. Ambos somos víctimas de tal unión entre nuestros cuerpos. Con libido acaricio sus muslos. Muerdo mis labios al sentir que su interior se contrae entre cada uno de mis roces. Él es perfecto para mí. Es una conclusión a la que había llegado desde la primera vez que le miré. Sin importar si fuera un zorro normal, su simple presencia iluminaba mi mundo. Aún si todo esto es un extraño sueño, una ilusión, un deseo reprimido en mí. Él es todo lo que necesito.


Los guturales gruñidos escapan sin restricción de mi boca. Al notar que cada una de sus colas se enrollan en mi cintura, empujándome hacia su propio cuerpo. Yo comprendo el mensaje y aumento el ritmo, asimismo, empiezo a sacar cada vez más mi miembro para rápidamente volverlo a penetrar. Quiero transmitir todos los sentimientos que ha despertado en mí, desde el primer día en que miré sus hermosos ojos azules. Toda la frustración de cuando tuve que perseguirlo para curar sus heridas, el coraje de encontrar el departamento vuelto un caos, la ternura al verlo acurrucarse por las noches entre mis brazos, el deseo de tenerlo con un cuerpo humano, el amor que me está volviendo loco y la desesperación al pensar que este puede ser el último momento que compartamos.


Cegado con mis sentimientos, me zafo de su agarre, sólo para ponerlo boca arriba, él niega con la cabeza, de esa manera lastimo sus colas, no puedo pensar, él toma la iniciativa. Se levanta para, como es costumbre, ponerse sobre mí. No pierde el tiempo, él mismo se sienta sombre mi erección e inmediatamente comienza a subir y bajar. Yo le ayudo con mis manos sobre su trasero, asimismo, uso mis piernas para darme impulso. Encontramos la sincronización perfecta. Le veo sonreír antes de acercarse a devorar mis labios.


Yo permito que su lengua recorra mi cavidad bucal. Por más que deseo que esto dure toda la eternidad sé que es imposible. Ligeros espasmos empiezan apoderarse de mi cuerpo. Por lo mismo, llevo una de mis manos para estimular el pene de Naruto, quien, al sentirlo se separa de mis labios para gemir mi nombre.


—Dilo, otra vez —una vez más me sonríe y me complace.


—Sasuke… —escucharlo llamarme me encanta y es suficiente como para llevarme al clímax— Sasuke… ¡ah! —grita al sentir como exploto dentro de su ser, inundando sus entrañas con mi esperma. Aun así no me detengo, continúo embistiéndolo hasta que él eyacula entre nuestros vientres, la viscosa sustancia se derrama sobre mi mano, la cual, llevo hasta mi boca para lamer. Él se sonroja. Espero a que nuestras respiraciones se regularicen, hago ademán de moverme pero él se aferra a mi cuerpo— No, quiero sentirte dentro un rato más —es mi turno para ruborizarme, agradezco que él haya decidido descansar su cabeza sobre mi hombro.


Ensimismado me dedico a pasear mis manos por su espalda, sus extremidades zorrunas comienzan a buscar atención, pues se pasean de un lado a otro. Con una sonrisa les regalo unos cuantos cariños. Creo que eso de cepillarlo dio frutos pues son extremadamente suaves al tacto. ¿A quién engaño? Dudo que los cuidados que tuve con él en su forma de zorro sirvieran para algo. Se supone que es un ser superior a los mortales. Al pasar el momento irracional de la pasión, mi mente comienza a cuestionarse el qué va a suceder ahora. He convivido con Naruto durante un año y le permití atravesar la barrera de mi indiferencia. No puedo simplemente resignarme a que se vaya pero…


—Sasuke —me sobresalto ante el llamado, creí que se estaba quedando dormido— No me voy a ir —lo cargo por la cintura para salir de su interior, enseguida, lo recuesto sobre el colchón para acorralarlo con mis brazos y piernas.


—¿Puedes leer mi mente? —inquiero molesto, él sonríe.


—No todavía —alzo una ceja— conforme pasan los años voy ganando habilidades, tal vez, algún día pueda leer tu mente —estoy por formular la siguiente cuestión, él habla primero—. Puedo sentirlo —lleva una de sus manos hasta mi pecho— ese día en el bosque sentí la soledad, después, tu preocupación por mí, tu cariño, tu enojo, hace unos días, la lujuria y, ahora, puedo sentir la angustia —se levanta para depositar un corto beso en mis labios— me quiero quedar con Sasuke —no puedo más que sonreír.


Usuratonkachi —me dejo caer a su lado, él rueda para acomodarse sobre mi pecho. Sus colas vuelven a buscar mis manos, por lo que, una vez más comienzo a acariciarlas. Lo que me hace consiente— ¿Te vas a quedar así? ¿No hay reglas o algo que te prohíba estar conmigo? —parece pensar un momento, para mi alivio niega con la cabeza.


—Yo hago mis propias reglas —ruedo los ojos con fastidio. Será dobe—. Además, nadie tiene que saber lo que soy —basta que jale una de sus extremidades para hacerle ver mi punto, él sonríe— las puedo esconder —para mi sorpresa, con una aparatosa nube de humo, las colas y las orejas desaparecen. Me levanto para observarlo mejor, a simple vista parece un humano normal. Le acaricio la espalda baja, donde se supone que deberían estar las…


—¿Qué pasó? —exclamo al ver aparecer sus rasgos zorrunos. Él infla las mejillas molesto.


—¡Es tu culpa! ¡Si me tocas no me puedo concentrar! —sonrío de medio lado. Eso es un dato que voy a almacenar para futuras referencias.


Con cansancio me dejo caer, nuevamente, sobre la cama. Mi zorrito no tarda en ocupar su lugar arriba de mí. Le abrazo posesivamente preparándome para el tercer cambio drástico que va a ocasionar en mi vida.      

Notas finales:

Rina: ¡Yei! Espero que les haya gustado, sobre todo a nuestra cumpleañera —sonríe— de verdad nos esforzamos para que todo quedara entendible —suspira— y lamento si el lemon fue algo corto pues… —antes de que pueda seguir es interrumpida por su hermana que persigue al Uchiha.  

Rini: ¡Ponte el estúpido gorro y deja de arruinar la celebración! —peleando con el azabache.

Sasuke: Ya te dije que no te me acerques bruja —la empuja.

Rini: ¡Ash, Naruto dile algo a tu inservible novio! —le da un zape al ojinegro— ¿Por qué no puedes ser como el faraón? —apunta a la esquina en donde el egipcio ajeno a todo está devorándole la boca a Yugi.

Sasuke: Ellos ni siquiera deberían estar aquí —tic nervioso en el ojo izquierdo y vena palpitante.

Naruto: ¡Voy a partir el pastel con este kunai! —sonriendo felizmente. La otra chica corre hasta donde está el rubio.  

Rina: ¡No! usemos esta katana —levanta el arma. El ojiazul sonríe— Bueno, ¡Feliz cumpleaños Denisse! —Saluda alegremente— Ojalá te la pases muy bien en este día. Les prometo que nos veremos pronto en alguna actualización.

(Se recomienda ver el link para que las notas finales sean más entendibles XD)

https://www.facebook.com/denisse.bautista.3133?fref=hovercard

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).