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Entre magos. Ayer, hoy y mañana. por Diego0402

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Notas del fanfic:

Inspiración salida de la nada. So si no les gusta no sean tan duros con la crítica. 

 

No olviden dejarme sus comentarios, me ayudan de mucho a saber si debo seguir escribiendo o si simplemente me dedico solo a la Medicina ;) 

Notas del capitulo:

 Potter terminó por tener una idea maravillosa el otro día en los baños de hombres. Siempre teníamos que estar rehuyendo de los prefectos y los fantasmas del castillo cada que quisiéramos vernos y tocarnos a solas, pero ahora en la Sala de los Menesteres no solamente podíamos estar solos, si no que dicho recinto estaba plagado de todo lo que necesitábamos para tener una sesión completa y satisfactoria. 

¡ALL HAIL DRARRY POWER!

 

DRARRY

DRARRY 

DRARRY Y MUCHO MAS DRARRY

Estábamos sudorosos y jadeantes, me sorprende que todo el castillo no nos haya escuchado.

-Potter de verdad te luciste esta vez, nunca hubiera pensado en venir a la habitación de los Menesteres- decía mientras embestía mi pelvis contra su apretada retaguardia.

-¡Ah! ¡Draco! Es lo mejor que se me pudo ocurrir… ¡oh! ¡Sí así!... aquí… la habitación siempre está llena con lo que se necesita… ¡oh!- decía el sucio Potter mientras cerraba los ojos de placer y tocaba su “varita mágica”.

Estábamos en una cama enorme que Hogwarts parecía regalarnos en aquella sala. Siempre se dijo que la sala de los Menesteres contaba con todo lo que fueras a requerir en el momento que la solicitases y cuando Potter y yo nos topamos en baño la noche pasada, aquél chico cuatro-ojos tuvo la maravillosa idea de vernos aquí para “probar el poder de la sala”.

-Me encanta que me des en esta posición Draco, puedo ver tu cara y todo tu cuerpo… todo ello solo me enciende más – dijo Harry.

- Calla Potter, tú y tus palabras cursis sólo arruinan las veces que decidimos tener sexo… por lo que a mí respecta me fascina el sexo salvaje y si insistes en ponerte rosa voy a tener que poner las cosas más violentas – En cierta manera el comentario de Potter me sonrojó, pero debido a la agitación de nuestros cuerpos y el nivel de excitación sexual que nos invadía, podía sentirme seguro de que no lo notaría, nuestros cuellos y rostros blancos estilo inglés ahora estaban ingurgitados con sangre sudérmica tiñendo de rosa nuestras facciones.

Había empezado a penetrar su delicioso ser no hace más de 10 minutos. Harry tenía ese odioso talento de dominar su esfínter como un verdadero maestro, por lo que el introducir mi falo nunca fue complicado para nosotros y nunca perdíamos tiempo haciéndolo: pero como dije, Harry era el amo de su esfínter, podía ponerlo apretado después de que lo penetrase volviéndolo mucho mejor que cualquier vagina o ano al que haya penetrado anteriormente, ni siquiera la deliciosa cavidad vaginal de Pansy Parkinson.

Harry estaba recostado, sin lentes, con el pelo desmarañado y mojado por su sudor; estábamos  ambos desnudos, sí, pero como era invierno decidimos conservar puestas nuestras túnicas. Verle recostado sobre aquella túnica negra con adornos en rojo y dorado típico de Griffindor, era verdaderamente un espectáculo; un sensual y porno espectáculo al puro estilo Griffindor. Harry tenía 16 años recién cumplidos y yo estaba por cumplir los 17, nuestros cuerpos estaban en el punto exacto donde no son de puberto pero tampoco de adulto, digamos que en el auge de la juventud; mi Madre siempre cuido de mi alimentación y de mis hábitos deportivos por lo que mi cuerpo era una escultura de mármol, suave, sin imperfecciones y bien definida. Todas las chicas de Slytherin deseaban tocar mis marcados pectorales y deslizar sus dedos sobre mis bien fibrosos y definidos abdominales. Pansy y otras chicas que ya había poseído cuando era menor los habían tocado, pero, justo desde el momento en que Harry y yo nos besamos por primera vez, guardé ese glorioso detalle de mi anatomía sólo para él. Solo a mi Potter le estaba permitido tocar mi abdomen, solo a él le permitía pasar sus dedos por cada uno de los rincones de mi torso, y dibujar círculos con su lengua sobre cada uno de los pequeños cuadriláteros que se dibujan sobre mi estómago. La V de mi vientre siempre fue deliciosamente marcada, dirigiendo su punta hacia mi pubis junto con un pequeño y apenas visible camino de vellos dorados terminando justo en un pequeño montón de hebras doradas que se asientan en el vértice de mi pubis y del cual casi poéticamente brota una prolongación de mi carne, una prolongación viva y palpitante de mi ser; el orgullo de mi cuerpo, y podría asegurar que la máxima expresión de la belleza masculina en todo Malfoy, mi glorioso falo. No exagero, en verdad es hermoso, su piel es suave y no tiene ninguna imperfección o impureza, una gran vena central recorre el dorso del falo y llega hasta el final de la piel de mi prepucio, que, cuando llega el momento adecuado, se retrae y deja ver la rosada punta de mi cetro. Erguido y duro como una roca sobre sale un pedazo de carne de unos diez-y-nueve centímetros de largo, no muy grueso pero si muy apetecible; la gran paleta favorita de Potter, paleta, estaca o varita que ahora penetraba su suave y cálido ser moviéndose tempestivamente hacia adentro y afuera estimulando el pequeño punto prostático que hacía brotar de su sexo una especie de néctar transparente y delicioso como invitándome a probarlo.

- ¡Oh si! Mas fuerte, métemelo más fuerte, más rápido! Quiero correrme sin tocarme, quiero que te corras dentro de mí! – Esos comentarios rompieron el hilo de ideas que recorrían mi mente y despertaron mi consciencia, es cierto, le estaba penetrando y debía de actuar como un verdadero activo dominante tiene que hacerlo.

Saqué mi cetro de su cuerpo y con una cara de indignación Potter me preguntó que qué creía que estaba haciendo, no le hice caso y tomé su cadera, lo giré, lo puse en cuatro y le levanté la túnica haciendo que el exceso de la capa se acomodara en su espalda. Potter alzó la cabeza y me miró desconcertado: como un buen macho dominante le solté una nalgada muy sonora, manotazo que tuvo dos efectos, un inmenso “¡Ouch!” de Potter y secundariamente un dibujo bien definido de mis dedos sobre su glúteo derecho. Abrí sus dos carnes y sumergí mi boca en ese introito caliente y jugoso: con mi lengua viaje por cada rincón de su entrada ya dilatada, subía y bajaba lentamente mi lengua, con fuerza como masajeando su esfínter; como un verdadero experto en ello no pude mas que obtener gemidos y gritos de placer de la boca del sucio Potter.

- ¿Qué estás….? Ah! Sí, se siente muy bien… yo… estoy temblando Malfoy… para… yo… - Harry me estaba pidiendo que parase, eso solo pudo encenderme más, la verdadera acción solo estaba comenzando así que decidí divertirme con su cuerpo solo un poco más. Saqué mi varita y pronuncié – ¡Inmóvilus! – Potter se sorprendió y solo pudo quejarse un poco, quedó como paralizado después del hechizo, hechizo que no le permitiría mover su cuerpo a voluntad, pero que si me permitiría a mi cambiarlo de posición como si fuese mi gran muñeco de plastilina.

Separé mi boca de su ano y ahora, ya que estaba suficientemente lubricado metí dos dedos a su cavidad, los movía circularmente y exploraba cada rincón de su interior. Potter no hacía más que soltar inteligibles sonidos de placer, su respiración se agitaba, estaba chorreando saliva por su boca y no hacía más que gotear un líquido transparente a través de la punta de su gruesa erección.

Seguí bombeando con mis dedos su próstata, y decidí meter un dedo más. Harry soltó un grito ahogado pero comenzó a gemir y pedirme más conforme seguía moviendo mis dedos. Lo tomé por el cabello y lo arqueé de espaldas hacia mí. Mi mano derecha exploraba por debajo sus cavidades oscuras y mi mano izquierda sostenía su torso, torso que estaba siendo acosado por mis dedos que habían encontrado uno de sus rosados pezones y qué casi por inercia comencé a apretar y sobar. Potter solo gemía más, de una forma como no lo había escuchado gemir antes, sus piernas temblaban y los sonidos que dejaba salir de su boca parecían decirme “no puedo más, pero me encanta, no pares y sigue así” Saqué mis dedos de su retaguardia, y con esa misma mano tomé mi falo y lo puse justo en el introito de su trasero. Tome más de cerca a Harry y le susurré al oído – Hoy Potter, vas a tener la mejor noche de sexo que nunca te han… y te he otorgado. – Justo después de decir estas palabras apareció en frente de nosotros un gran espejo que nos permitía mirar a la luz de la chimenea de la sala, a Harry apoyado solo con sus rodillas en la cama, apoyando su espalda en mi torso y con los brazos inmóviles a ambos costados, con una palpitante y gruesa erección en su pelvis adornada por un marco de recortados vellos negros y dos piernas gruesas y bien trabajadas por el Quiddich. Yo me asomaba por el ángulo creado entre su cuello y su hombro izquierdo, con una sonrisa malévola le dije – Ojalá pudieras ver lo que estoy viendo ahora, se que el espejo te queda lejos y no puedes ver nítidamente, pero puedo darte una idea… - Tomé mi falo y lo introduje rápido y fuertemente por su ano. – ¡AAHH! – me gritó Potter con los ojos bien abiertos. Creo que la fuerza de mi penetración y el susto terminó por romper el hechizo que le ataba. Y fue cuando tomó con sus dos brazos mis glúteos y los apretó contra su cuerpo.

- Destrózame, no tengas piedad… he soñado toda esta semana con esta noche, y no podía dejar de tocarme todas las noches pensando en ti, en ti y tu delicioso cuerpo, tu caliente y duro pene – Palabras gráficas y sucias, pero palabras dignas de llevar mi falo a lo más esplendoroso de su erección. Potter me había calentado de tal manera que él ya no tenía escapatoria, esta noche él iba a suplicarme que parase, esta noche él iba a sentir al verdadero Draco Malfoy.

Entre gritos y gemidos de ambos estuve embistiendo sin piedad a su cadera, me mordía los brazos y me movía como un maldito conejo caliente: dentro fuera dentro fuera dentro fuera y así con una velocidad que yo no me creía. Tenía sostenido a Potter de su cabello como tirándolo de las riendas y con la otra sostenía su rebotante cadera.

- Dime que quieres más Potter, dime que la quieres entera dentro de ti – le rugía continuamente. – Dime que te encanta, ¿te gusta? ¿te gusta tenerme así duro y ardiente dentro de tu colita apretada? Yo sé que te encanta Potter, yo lo sé, puedo oírte gemir, puedo oírte gritar mientras te meto mi “vara mágica”… - continué vigorosamente penetrándole hasta que su túnica me estorbó y se la arranqué de los brazos solo para tirarla en otro lugar.

Me salí de su cuerpo y lo arrojé a la cama poniéndolo de lado. Aparté sus piernas y me puse sobre él como si yo fuera a ser el misionero. Harry torció solo la parte superior de su cuerpo y volteó a verme. Me tomó del cuello de la túnica y jadeante y sudoroso me dijo – ¿Eso es todo lo que puedes hacerme? Vamos Draco, sé que eres capaz de mucho más… no por nada tienes fama del mejor sexo en la escuela… - Palabras retantes para un traidor a la sangre, pero no pude más que aceptar su reto y penetrarle con fuerza, tomarle de la barbilla y decirle – ¿Pusiste atención a lo que me acabas de decir? Acabas de retar a quién nunca debiste haber retado Potter, a ver si tu cuerpo no se arrepiente de eso. –

Dentro de él, me erguí y alcé mi varita; estaba a punto de soltar el hechizo que realmente me había dado ese título como el “mejor amante de Hogwarts”, - ¡Augetur Libido! – una luz roja potente iluminó el cuarto y penetró en los ojos de Harry y en los míos, dándoles un breve brillo carmesí.

Harry comenzó a poner ojos de sorpresa, sus cejas comenzaron a arquearse en una facies incrédula, abrió la boca como queriendo decir algo y solo pudo gritar – ¡OH POR TODOS LOS MAGOS! DRACO MALFOY, ME SIENTO… TE SIENTO… ¡NO PARES! – Si no fuera porque las paredes de la sala de menesteres son tan gruesas que no permiten ningún sonido escapar del lugar, no solo Hogwarts hubiera podido oír al orgasmeante grito de Potter si no Hogsmeade y puede que más allá, hubieran podido oírle gritarme de ese modo.

Aquél hechizo me lo enseñaron unos primos cuando cumplí los 15 años, virtualmente me lo habían enseñado para dos cosas; para cuando deseara masturbarme intempestivamente (ya saben por aquello de la pubertad, donde no puedes separar tus manos de tu pene) y para cuando haya crecido y desee regalarles orgasmos inolvidables a mis compañeros sexuales. La única advertencia era no usarla más de 3 veces seguidas con una persona, ya que demasiada excitación podría llevarla a la muerte.

Como sea, era la primera vez que lo usaba con el sucio de Potter y parecía que estaba teniendo un efecto bastante prometedor.

Yo también caí en el hechizo, claro, por lo que la sensación placentera que recibía desde mi miembro era alta e indescriptible. Comencé a agitarme también. Tomé a manera de garras las piernas de Potter y lo giré de modo que lo tuviera todo frente a mí de piernas abiertas, como una puta… mi puta.

Rugía, jadeaba, respiraba tan agitado como un toro y embestía a Potter con fuerza, quería metérsela toda, dejarle en claro quién estaba al mando de todo el placer que lo hacía retorcerse, gritar y agarrar con fuerza las sábanas de la cama.

- ¡DRACO, DRACO! ¡Quiero que te corras dentro de mí, vamos CORRETE DENTRO! ¡Siento que voy a explotar, Draco! ¡MIS BOLAS VAN A ESTALLAR! ¡ME VOY A VENIR, EN CUALQUIER INSTANTE VOY A VENIRME DRACO! – Harry parecía decirme esto en un tono preocupado, pero no era porque así lo estuviese, sino porque  Potter estaba intentando con todas sus fuerzas detener el enorme orgasmo que impulsivamente trataba de salir de su grueso miembro.

Verlo así, luchando por no correrse hasta que yo lo hiciera, rojo, con sus yugulares ingurgitadas, sus músculos espásticos y su respiración agitada solo pudo calentarme más. Estaba incontrolable, comencé a sudar como nunca y empecé a estar sediento de mayor placer. No pude más que voltear a ver mi varita; aquél grueso cilindro de madera, madera de forma fálica y la tomé, la tomé con mi mano y mientras violaba fuertemente a Potter me introduje desesperadamente la vara por mi ano. No necesité dilatarlo, de alguna manera estaba ya dilatado listo para recibir cualquier cosa.

Masturbé a Potter, metía y sacaba la varita a manera de coito por mi ano, y embestía con fuerza el interior de Harry hasta que ambos no pudimos más: Harry posó sus manos sobre mi pecho y comenzó a arañarlo de arriba abajo lentamente mientras en un grito de placer ambos nos corríamos.

Pude sentirlo, pude sentir a Potter contrayéndose para expulsar su semen y derramarlo por todo su pecho, su abdomen: sus disparos llegaron hasta su cara y toda la cantidad que expulsó terminó por barnizarlo en un delicioso brillo blanco contrastante en su rojiza piel.

- PUEDO SENTIRTE CORRIÉNDOTE DENTRO DE MÍ DRACO, ¡oh! Tu caliente néctar está llenándome. Puedo sentir a tu pene bombear y contraerse… yo… no siento mis piernas, no siento mis brazos. Fue… el mejor orgasmo que he tenido en mi vida. – me dijo entre jadeos y temblores.

Yo seguía contrayéndome. La idea de introducirme la varita solo había crecido exponencialmente mi excitación y con ella la cantidad de semen que eyecté.

Saqué lentamente mi miembro, falo que aún seguía duro como pidiendo más igual que el de Harry. Por su canal solo comencé a ver como salía mi semilla con un limpio brillo blanco en su rosado ano.

Acerqué mi cara a la de Potter y le dije soberbiamente: - no por nada tengo el título del “mejor amante de Hogwarts” ¿no crees? – dije – además tú y yo ya llevábamos tiempo dándonos placer; pero nunca a éste grado. ¿Quién diría que enemigos escolares podrían tener tan buen sexo? –

Potter estaba tan cansado y desgastado que solo pudo reír. Dirigió sus manos a mi miembro y se acercó a él, abrió la boca y apuntó con su varita diciendo “Fregoteo”, mi pene se limpió al instante de todo el lubricante y el semen que expelí dentro de su interior, y el sucio Potter no espero para saciar sus impulsivas ganas de comerme enteramente.

“Da algo y recibirás multiplicado” o algo así decía mi benévola abuela. Cosa extraña porque ninguno de los hermanos de mi padre, ni mi padre tuvieron la delicadeza de intentarlo; podré ser avaro con el dinero y con otras cosas; pero hoy había aprendido algo, nunca pretendas la avaricia en el sexo. Y eso era una lección que pondría en práctica con otras personas días después en la escuela.

Por lo pronto ahora dejaba que Potter terminara de succionar lo que quedar a de vigor en mi persona, y eso me estaba agradando bastante.

FIN

Notas finales:

GRACIAS POR LEERME 


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