La oscuridad le atormentaba, ella siempre había odiado el negro incluso antes de conocerlo. Aunque la depresión estaba a flor de piel esa muchacha luchaba por esbozarle una pequeña sonrisa.
Ella sentía la presión en su espalda, lágrimas derramadas silenciosamente y miradas lanzadas de rato en rato. El piso estaba frío pero sus pies necesitaban esa sensación espeluznante para poder saber que aún estaba en tierra, sus manos heladas tomaron un color más amarillento de lo usual. Mejillas rosadas y labios del mismo color. Corazón acongojado.
Él cubría su miedo y soledad bajo una sonrisa aparentemente sincera, sus ojos estaban rojos y cristalinos, pues ella lo ha mirado de nuevo. Esta vez él no puedo resistir las ganas de abrazarla y pedirle que se quede ahí, un momento más. Al sentir la calidez de aquel cuerpo su corazón sintió calidez. Ahora sabría qué decir y qué hacer aunque siguiera en trance y con la misma sonrisa dejando caer lágrimas. Sus manos la envolvían fuertemente y su respiración chocaba con su cuello desnudo provocando erizos en la piel de la muchacha de veinte años.
- ¿Sabes de casualidad en qué se parece un cuervo a un escritorio? – ella dio el primer paso a lo que sería las primeras palabras después de días y días.
Ésta es la primera vez después de muchos años en que puedo contar algo que realmente me gusta, aunque las circunstancias son muy complicadas todavía encuentro un rayo de esperanza que me indica el camino hacia mi salida. Hoy, sentado en mi oscura habitación, he ubicado el paradero de mi protagonista; tengo planeado terminar tan bella historia pues mi vida no tiene más entusiasmo que vivirla a través de mis personajes ficticios, uno que otro real.
Solía caminar por las calles principales con alguna señal en mi cabeza repitiéndome que encontraría a alguien en quien pudiera confiar. Solía terminar exhausto cada noche de tanto buscar lo que mi corazón ordenaba. Solía preparar el café para dos personas, solía servir dos tazas porque mi cerebro solo podía imaginar la imagen de alguien cuidándome de aquellos monstruos que viene siguiéndome. Solía esperar por horas en aquella estación, dos horas… tres… dos días:
- Sehun – amablemente ofreciste tu mano, al roce te sentí completamente cálido. Había caído en enfermedad, y no me refiero a esa gripe que se apoderó de mi cuerpo, sino al obsesivo amor que llegué a desarrollar cada vez que buscabas en mi mirada un mensaje oculto.
A menudo te compartía mis razones, y aquel anhelo cursi:
- Yo tengo un País de las Maravillas- soltaba cada vez que había oportunidad, como queriendo asegurare que lo supieras y pudieras recordarme de esa forma para siempre.
- ¿Estoy yo en él? – respondías de la misma forma una y otra vez – Asegúrate de verme en él, cuando todo haya terminado habré desaparecido y tú habrás encontrado tu luz, esa que buscas sin parar cada madrugada en el tejado, cual gato abandonado en una tarde lluviosa. Será cuando tu país se convierta en el mío, y en tu descanso tomaré tus manos para pegarlas a mi pecho para que así puedas sentir a mi corazón demostrarte su máxima muestra de ternura. Rodearás mi cuerpo cuando sientas que te pierdes en tu propio juego y buscarás ayuda en mi porque soy lo único que tienes en éste mundo, y en el de tus sueños. El País de las Maravillas comenzará a derrumbarse, pero yo estaré sosteniendo tu cielo mientras tú recoges pequeñas flores, las cuales llevarás a nuestro recinto y me las darás para que así yo pueda recordar lo magnífico que es ser huésped en tu lugar especial. Bailarás para mí, solo como tú puedes hacerlo, como en aquellas ocasiones en las que te vigilo dejando que el ritmo de lleve a otra dimensión. Me escribirás historias que relaten lo grande y significativo que ha sido conocerme, recordando con dificultad cada detalle de mi rostro y describiéndolo a la perfección. Vas a llorar en mi regazo cada vez que te des cuenta que has desaparecido en el espejo, que tu reflejo no se encuentra más y temas volver a verlo porque sabes cómo será: feo y demacrado, porque hasta ese entonces yo te habré consumido. Sentirás más cuando me veas marchar de ese lugar, porque quizás te hartaste de luchar en contra de aquellas pequeñas cosas que nos separan. Tu país será magnífico siempre y cuando yo esté en él. En tu país, nada es real, solo yo. Pero no te preocupes…
- ¿Sabes de casualidad en qué se parece un cuervo a un escritorio? – una vez más demostraba mi inmadurez – He perdido la cabeza, me he vuelto loco.
- Las mejores personas lo están – sentía que el corazón saltaba de emoción, tu mirada pasó a ser mi necesidad, porque si no la encontraba… mi corazón se detenía y era mi fin.
Pronto te convertiste en mi alumno, podía creer que comenzaba a sentir cierta sensación en mí, pero no que me encuentre hoy, un día soleado y hermoso, encerrado en mi solitario espacio cual gato abandonado en una tarde lluviosa a causa de él.
Veo al espejo pero no encuentro mi reflejo, todavía conservo el miedo de que algún día pueda lograr verlo cual es: feo y demacrado, ¿en quién me convertiste?
Todas las mañanas al despertar noto que la alarma es quien interrumpe mi sueño una vez más, y no aquellos largos y esbeltos dedos que pasan suavemente por mi cabellera diciendo y repitiendo una y otra vez que algún día podré estar en aquel País de las Maravillas. Mi corazón es un desierto, ahora, la gente me observa con pena y mi sombra huye porque sabe que soy nadie.
Cuando se terminó comprendí a quién realmente le importaba ese País, y es que estaba aferrado a la idea de pensarte aquí conmigo compartiendo este libro, el cual escribo con cierto despecho planificando sigilosamente el final de tu personaje. Simplemente perdí una oportunidad de contarte como un amigo, de seguir el paso a paso, mi error fue haberte cedido el pase a mi vida y el tuyo simplemente el saludarme. Quizás puedas pensar que soy tonto por insistir con una carta más. Comprenderé si quieres dejar de leerme y decidas botar tu vida conmigo, tan solo quiero que leas aquella historia que te prometí. Abre el libro y cuando veas mi rostro recuerda leer hasta la última palabra, ya que hace frío: toma algo caliente y siéntete cómodo disfrutando tu lectura. Corrige mis errores coreanos, comprende si tengo algún lapsus. Sobre todo, comienza una nueva vida al final de este presente. Probablemente siga con aquella loca idea de encontrarte en éste país, o quizás haya encontrado algo mejor con lo que pueda olvidar lo desdichado que es ser parte de este juego asqueroso.
Después de tan larga noche lo único que ambos podían esperar era el final, aunque el universo cerrara las puertas a las oportunidades sus corazones todavía se buscarían y tal como en el comienzo… él le daría la mano y ella hallaría un nuevo por venir, el peor.
La vida nos da dones, talentos; aquellos que tenemos que cultivar con esfuerzo para que puedan florecer y dar frutos bellos. Pero si dejamos que alguien se los lleve seremos solamente el polvo de un ataúd. Cuando te sientas solo: respira, piensa y recuerda a éste personaje: Sehun, quien por culpa de la tentación cayó en el juego de las adivinanzas, el mismo quien se oculta por miedo a ser descubierto. Éste personaje existe.
Y sí: mató a su amor, lo volvió loco, lo torturó y su fiel escritor lo sabe; Zhang Yi Xing. Puedes decirme Lay, tengo 25 años y hoy estoy en un centro de rehabilitación mental: Mi País de las Maravillas.
No temas Sehun, mi mente todavía te recuerda, aunque ya no estés… yo sé lo que haces. Y en esta última carta deseo que hayas encontrado la paz que tanto deseaste.
15 de diciembre 2016
Zhang Yixing, 25 años. Dormitorio 45.
Padece alteraciones mentales. Acusado de estrangulamiento.
Víctima; Oh Sehun, 23 años, universitario. Ayudante del dormitorio 45.
Por eso te digo Oh Sehun: si tienes otra vida; Yixing estará esperándote, no vuelvas a dejarlo. Acompáñalo a su País de las Maravillas, por tu propia voluntad.
- Éste caso es antiguo- comentó un agente policial, tres años después del incidente, al revisar el archivo que contenía el nombre de Yixing – él consumía drogas, lo cual lo llevó al borde de la desesperación. Se enamoró del enfermero que lo cuidaba. Repetía constantemente que él lo llevaría a su País de las maravillas….
- Eso quiere decir… - impuso el universitario quien lo acompañaba
- El enfermero lo drogaba, el paciente fue violado reiteradas veces. Eso quiere decir que el enfermero no solo lo dopaba, sino que también abusaba de él. De no ser por estar muerto, estaría en la cárcel hasta el último día. En fin, Yixing está en un mejor lugar ahora, aunque salió de la cárcel se desconoce su paradero…
- Oficial, dígame: ¿Sabe de casualidad en qué se parece un cuervo a un escritorio?...
- Oh Sehun…
Cuando la luna salga, recuérdame; cuando se haya ido, estarás en su País de las Maravillas.