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Corazón Coraza || 2min por heavybreathing

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Notas del fanfic:

¡Buenas, buenas! Aquí venimos a traerles un fanfiction de esta parejilla, que esperamos les guste mucho. Esperamos poder actualizar muy seguido. Denle mucho cariño<3

Notas del capitulo:

¡Y aquí estamos! Les dejamos el primer capítulo de esta historia y esperamos que les guste mucho. No se olviden de decirnos qué tal les pareció y si deberíamos continuarlo, ¡saludotes! >o<


 

«Capítulo 1: Curiosos tropiezos. »


Minho no podía creerlo.


Después de haber caminado más de nueve cuadras seguidas sin detenerse a tomar un respiro, había finalmente llegado a la meta.


Los últimos rayos del sol contrastaban con la oscuridad de las nubes, que recién empezaban a marcar su presencia en el cielo, haciéndole saber que el día empezaba a acabarse. Soltó una de sus maletas y luego colocó sus brazos en su cintura, enfrentando la vista del enorme edificio que se alzaba a su delante.


—   Entonces, he llegado —murmuró para sí, sintiéndose orgulloso de su última hazaña. Después de haber tomado una movilidad equivocada y haber sido abandonado a más de un kilómetro de ahí, había tomado la decisión de caminar hasta su nuevo vecindario y al parecer, no había sido tan difícil.  No tanto como se lo había imaginado. Después de todo, su majestuoso físico le ayudaba cada vez que se le ocurría hacer locuras como estas.


Como si no se le hubiese ocurrido antes.


Siguió con su camino hasta las escaleras, subiendo cada uno de los peldaños con calmados movimientos, mientras le echaba un vistazo a su alrededor. La urbanización lucía realmente pacífica, repleta de pequeños edificios juntos y un enorme jardín que no hacía más que realzar la belleza del apaciguador ambiente. Y eso era lo que le había gustado a Minho cuando había elegido esa zona como su futura residencia. La forma en que los árboles se unían juntos, el cielo se veía despejado y los vecinos parecían tan tranquilos, había sido suficiente para que él llamase a separar el último departamento disponible.


Porque ese era precisamente el ambiente que necesitaba para llevar a cabo lo que más le gustaba hacer: la cocina.  


Desde que había descubierto su afán por la cocina, siempre había soñado con encontrar un lugar así. Un lugar que pudiese brindarle tranquilidad para desenvolverse en aquella tarea y al parecer, finalmente lo había encontrado.


Terminó de subir el último peldaño y con una enorme sonrisa de satisfacción, abrió la puerta del que desde ahora en adelante sería su departamento. Lo que sus ojos vieron le encantó. El pequeño lugar se veía tan ameno que Minho rápidamente imaginó cómo se vería con su estilo en un futuro. Imaginó los discos de buena música en su respectivo estante de madera, los cuadros de Las Guerras de las galaxias y El Padrino colgados en las paredes, los sofás tapizados de algún otro color más formal y una alfombra azulada reemplazando esa alfombra con la cara de rana que lo recibió apenas entró.


Pues así era él.


A pesar de que tenía veinticuatro años y amaba disfrutar de su juventud, sus gustos eran un poquito tradicionales. Era, por así decirlo, el típico geek amante de la ciencia y el conocimiento que perseguía los últimos libros de cultura general y era capaz de pasarse más de cinco horas viendo programas repetidos de History Channel.


Dejó la maleta en la esquina de la sala de estar y se dispuso a recorrer el resto de los ambientes, sintiéndose orgulloso de la que sería su nueva vivienda. Desde ahora en adelante, viviría tal y como siempre había soñado; rodeado de tranquilidad, comodidad y sin nada ni nadie que pudiese alterar su nueva y pequeña burbuja.  


Quiso empezar a desempacar, pero se detuvo. Ya habría tiempo para desempacar después; además, su programa favorito apenas estaba empezando.


Regresó a la sala, encendió la televisión y se dejó caer sobre el sofá más grande.


Y sin más rodeos, se sentó a disfrutar de la tarde.


____________________________________________________


A Taemin no le gustaba quedarse en casa por las tardes.


No, señor.


Si había algo que precisamente detestaba era el quedarse con los brazos cruzados, sentado en algún sofá, esperando a que el día se acabe.


Eso era para los idiotas.


Y él no era ningún idiota.


Se colocó la casaca de cuero roja sobre la camiseta moderna y ajustó sus pantalones negros y rasgados, que remarcaban sus músculos a la perfección, mientras desperdigaba lujoso perfume por su cuerpo y removía su desordenado cabello castaño oscuro en un rápido movimiento.


Esta noche rompería el record de la noche anterior.


Esta noche tomaría y bailaría el doble de lo que tomó y bailó ayer.


—   ¡Oye, tú, Lee Taemin, no me digas que saldrás de nuevo! —su rubio compañero de departamento no tardó en aparecer por la puerta de su habitación, cruzando los brazos en posición de enfado y poca comprensión— Todo este mes ha sido lo mismo, ¿crees que lo estás haciendo bien, eh? ¿Crees que este sea el modo de salir de tus problemas?


El aludido rodó ambos ojos y simplemente desapareció por la puerta, siendo perseguido por su rubio compañero, que tenía una mueca de asombro y enfado en ese níveo rostro.


—   Escúchame, Taemin… —quiso empezar de nuevo, pero él se giró bruscamente y lo enfrentó antes de que pudiese terminar con su llamada de atención.


—   No, escúchame tú a mí, Key. Sabes que te aprecio mucho y que eres una de las pocas personas en las que realmente confío, pero… métete en tus asuntos, ¿sí? —el rubio de ojos felinos dejó caer la mandíbula y frunció los labios en un gesto de impotencia— Además, ¿no crees que es mejor que te deje la casa sola para que tú y Jonghyun puedan aprovechar el tiempo?


—   ¡Hey, tú…! Lee Taemin, ¿es esa la forma de hablarle a tus mayores?


Tomó las llaves que yacían solitarias en la mesita marrón junto al televisor y se acercó hacia la puerta, volviéndose una última vez hacia Kim Kibum, que estaba pálido, con los labios semi abiertos y cruzado de brazos.


—   Cuando se te presenten oportunidades, cierra la boca y aprovecha— culminó, esfumándose por la puerta con una media sonrisa anticipada.


Esta tarde le iría mejor que nunca.


El alcohol, el baile y los romances de medianoche lo estaban esperando.


_____________________________________________________


Minho cambió rápidamente de canal.


Su programa favorito había terminado hace un par de horas y no encontraba nada más que entrevistas a cantantes famosos, escándalos del último actor de moda y videos musicales de grupos desconocidos. Ni siquiera comprendía la gran sintonía que esos programas reunían, pero lo que sí sabía perfectamente era que él nunca se uniría a aquellos fanáticos modernos.


Estuvo al borde de apagar el televisor cuando el sonido de una bocina repetitiva lo detuvo en el acto. Y no pudo evitar mirar el reloj antes de dar un brinco y llevarse las manos a la cabeza. Era el camión de transportes, que venía a dejarle sus pertenencias, ¿cómo no podía haber recordado? Dejó sus lentes de descaso sobre el sofá, se movió hacia la puerta y bajó las escaleras rápidamente, colocando una sonrisa fresca ante la cansada mirada del conductor, que se bajó en un lento movimiento, casi desganado.


—   Por poco y pensé que no habría nadie….


—   Lo siento, lo siento mucho por la demora, solo que… usted sabe, estaba recién acostumbrándome al departamento y no pude oír bien —se disculpó, con la misma carisma de siempre, que hizo que el viejo hombre asintiera y sus facciones se suavizaran.


De esa manera, observó cómo empezaban a bajar sus cajas repletas de sus pertenecías, muchos de sus artefactos, su colchón de espuma favorito, sus mesas de noche del mejor material y un montón de cosas más. Él también ayudó en el proceso, cargando uno que otro mueble sobre las escaleras. A pesar de que había caminado toda la mañana para llegar al que ahora sería su nuevo hogar, sentía que sus energías habían vuelto a él. Sacó unos cuatro billetes de su bolsillo y los extendió hacia el hombre, que parecía fatigado después del ajetreo.


—   Qué tenga buenas noches, joven, gracias por contratar nuestro servicio…


Con una amable sonrisa de satisfacción en el rostro y la mano agitándose, Choi Minho vio cómo el enorme camión desaparecía por la carretera, perdiéndose entre otros vehículos. Ahora sí su día estaba completo, ahora sí se sentía con ganas de disfrutar de sus libros de investigación o novelas intelectuales antes de darse una buena ducha y echarse finalmente a descansar.


—   Qué buen día he tenido hoy… —afirmó, más para sí que para nadie más, mientras se dirigía hacia las escaleras y veía que la mayoría de departamentos vecinos habían apagado sus luces, pues posiblemente el reloj estaría marcando las diez de la noche— Acogedor departamento, vecinos pacíficos, bonito ambiente, cálido lugar. Nada podría arruinar este momento....


Caminó unos cuantos pasos, sus manos corrieron hacia los pasamanos de las escaleras y subió los peldaños con rapidez, abriendo la puerta y cerrándola después de él. Cocinaría algo para consentir a su estómago y se acostaría temprano.


_______________________________________________________


Taemin se carcajeó entre la boca hambrienta del tipo que tenía adelante. Estaba arrinconado contra la pared, con las manos viajando en el pecho contrario y su lengua envuelta en una guerra que él no pensaba perder. La música electrónica se filtraba por sus oídos y avivaba sus sentidos como si se tratasen de un par de antenas sensibles al sonido, al igual que esa mano que empezaba a apretar su cadera con necesidad.


Uy, esa mano...


Esa mano extraña de un muchacho extraño de una discoteca extraña que lo estaba calentando extrañamente rápido. Sus propios dedos viajaron desde ese pecho hasta ese cabello castaño y tiró un poco, rindiéndose ante esa lengua húmeda que barría su cavidad con tanta fogosidad.


Oh, mierda.


—   ¡Minnie, vámonos ya! —la voz familiar lo hizo perder la concentración y se separó de inmediato del extraño para volverse hacia el idiota de su mejor amigo, que le sonreía juguetonamente, mientras despedía a dos muchachas que se derretían con el simple sacudón de manos.


—   Jongin, pedazo de idiota, ¿no ves que estoy ocupado?


—   Sabes que mañana tengo un viaje de urgencias y no podemos quedarnos hasta tan tarde, muñecón, ¡además son casi las tres! —el moreno se acercó y lo atrajo con fuerza, ni siquiera dejándolo despedirse de su último ligue.


Y Taemin no opuso resistencia.


Después de todo, también estaba cansado y había tomado tanto que posiblemente no sabría con quién terminaría despertando esta vez. Sin embargo, ese castaño de ojos verdes estaba tan condenadamente sexy, que empezó a hacer plegarias internas para volvérselo a encontrar la próxima vez.


Sin más qué decir, se metió en su deportivo rojo de último modelo y se despidió de Jongin, quien antes de marcharse, le dedicó las cinco mismas recomendaciones de siempre.


Primera: Si no te sientes en condiciones de manejar, llama al 911.


Segunda: Si chocas con algún vehículo, no salgas huyendo.


Tercera: Si tienes ganas de vomitar, no vomites en el auto.


Cuarta: Si no puedes subir las escaleras, grita para que Key te ayude.


Quinta: Si Key no se levanta, el gras es una buena alternativa.


Y así lo hizo, en un tiempo record y tras haber hecho una danza disparatada con su vehículo en la autopista, se encontraba ya en su bendita residencial, con la vista nublada y las carcajadas saliendo sin motivo alguno.


Salió de su auto recién estacionado y se bajó de él, en medio de algunos tropezones. Luego, cerró la puerta detrás de sí y caminó lo mejor que pudo hacia la entrada del edificio. Pero antes de entrar por completo, observó su auto y casi al borde de tropezarse, logró activar la alarma.


Estaría ebrio pero no idiota, nadie robaría a su bebé.


Ya con su alma tranquila, se dirigió a las escaleras y comenzó a subirlas, algo tambaleante, y por alguna razón, cada tropezón se le hacía más hilarante que el anterior y sus ruidosas carcajadas no se hacían esperar.


Después de haber subido una montaña de escalones, por fin llegó a su piso. Caminó pasando varias puertas hasta llegar a la indicada y de forma torpe, metió las manos en sus bolsillos. La busca de sus llaves estaba dando menos frutos de lo que creyó. Oficialmente estaban perdidas.


Plan B era la respuesta.


-          ¡Key! —le pegaba con fuerza a la puerta en busca de respuestas por parte de su hyung. No podía seguir en pleno goce con Jonghyun y dejarlo allí a su suerte en ese frío del demonio— ¡Key, hyung! ¡Ábreme, tengo sueño! ¡Hyunnng! —esos malditos conejos no lo estaban escuchando— ¡Jonghyun, sácaselo y deja que me abra la maldita puerta por la mierda! —sus nudillos no se rendirían aunque debía admitir que le estaban empezando a doler, pero no importaba.


Todavía tenía un par de pies dispuestos a golpear esa puerta.


Entonces, lo escuchó; la cerradura estaba dando vuela.


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El cuerpo adormilado de Minho dio un pequeño brinco en el sofá.


Algo desorientado, se acomodó de nuevo sus lentes sobre el puente de su nariz. Tomó el control remoto y apagó el televisor. Entonces, los volvió a escuchar… el montón de golpes bruscos que llamaban a su puerta.


Agarró su teléfono, encendiendo su pantalla para checar la hora. Si sus ojos no lo engañaban eran las 3:40 de la madrugada, ¿quién en el nombre del buen sueño estaba tocando y al parecer gritando a su puerta?


Sin encender ninguna luz, se dirigió hacia la puerta antes de que callera por tanto golpe.


—   Un momento —su rasposa voz quedó opacada por la voz del otro lado de la puerta.


Quitó el seguro en dos movimientos agotados.


—   ¡Jonghyun, sácaselo y deja que me abra la maldita puerta por la mierda!


¿De qué estaba hablando?


Su cerebro empezó a unir respuesta demasiado tarde, pues la puerta ya estaba abierta y el olor a alcohol le llegó a sus fosas nasales.


Ahí estaba un chico de cabello negro y chaqueta roja eléctrica. Por su olor y su falta evidente de equilibrio, pudo notar que estaba realmente ebrio. El muchacho alzó su mirada y bajó su brazo. Pareció analizarlo un poco para después sonreírle de una forma extraña, mordiéndose el labio con coquetería e inclinarse más hacia él.


—   Hey, guapo, ¿y tú? ¿Qué haces en mi departamento?

Notas finales:

¿Les gustó?

Esperamos que este primer capítulo les haya atrapado. Prometemos no tardarnos mucho en subir el siguiente, ¡beshos!

 


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