-Lo voy a hacer y no hay nada qué puedas hacer para evitarlo.- Taemin tomó su patineta para salir del diámetro de Minho antes de que le dijera algo.
-Puedo desearte suerte.- susurró viendo sólo la espalda de Taemin, quien ni casco se puso, sólo se montó en su skate para ir hacia ese “pasamanos de Satán”.
Que no era otra cosa más que el pasamanos de la biblioteca pública que ayudaba a los civiles a bajar los veinte escalones que llevaban de la puerta principal a la acera del pavimento.
Pero que casi ningún skate había podido bajar en fifty fifty porque a la mitad se caían, se rompían huesos, dientes, labios, muñecas y hasta las mismas tablas, aun así Taemin se sentía con suerte para probar ese pasamanos.
Minho sólo suspiró, sabía que la diferencia de edades se notaría tarde o temprano y es que esos cinco años ahora se reflejaban en la inmadurez o valentía de Taemin.
Por su lado el menor iba patinando rumbo a ese pasamanos.
Al llegar ya estaban el resto de sus amigos “delincuentes” (como Minho los llamaba para molestarlo), todos sobre sus tablas haciendo algunos trucos con ellas, otros intentado deslizarse por ese pasamanos sin mucho éxito pero sí con muchos raspones.
-¿Qué te dijo?- preguntó Kai patinando hacia él.
-Né, ya sabes, se pudo sobreprotector.- minimizó encogiéndose de hombros.
-¿Lo vas a intentar?-
-Por supuesto.- sonrió, comenzó a patinar en dirección a ese pasamanos, justo como lo había practicado antes, saltó, la tabla se fue con él y cayó sobre el pasamano.
Fueron los tres segundos más gloriosos de su vida.
Se desplazaba por el pasamanos con una fricción de envidia, lástima que empujó su cadera hacia atrás porque esto lo hizo caer. La tabla se giró por el peso hacia la derecha, golpeándole, sacándole directo hacia las escaleras.
Al caer su mano, posteriormente la clavícula amortiguó el impacto, luego fue el turno de su cara.
Sintió el sabor metálico en su boca y al fin, los golpes de los escalones se redujeron, quedó sobre el pavimento de su lado derecho.
-¿Estás bien?- se acercó Kai para ayudarle a levantarse.
-Casi.- susurró Taemin entreabriendo los ojos.
-Oh amigo, estás sangrando.- Kai se agachó para ayudarle a levantar. –D.O! ¡pide una ambulancia!
-Me duele la mano.- susurró abrazando su brazo herido. –Nos vemos luego.- después todo se volvió oscuro para Taemin.
Cuando despertó estaba en el cuarto de un hospital, el aroma a alcohol etílico llegó a su nariz y terminó por despertarlo. Su mano tenía un torniquete según recordaba como lució el último, en su labio sentía algunos puntos y un parche en la frente.
-Será para la siguiente.- susurró. Inspeccionó el cuarto buscando a Kai, pero en su lugar había un tulipán en la mesita de la esquina.
Tulipanes.
-Minho.- susurró buscándolo. Este apareció despeinándole el cabello.
-Te dije que era peligroso.- Taemin movió su cabeza para que dejara de tocarlo. –Pero nunca me haces caso.-
-Me amas, lo sé.-