Capítulo 1: Los amantes
A veces los cambios son buenos
Sentí que no descanse nada, me senté en el borde de la cama sintiendo el frio del piso, apoye solamente los talones dando un bostezo.
Quería volver a dormir pero tenía que ayudar al abuelo con el trabajo y a Mai.
Observe como la luz de la tarde meterse a mi cuarto haciéndolo algo molesto porque no me gusta el sol, menos de finales verano.
Se interrumpe mi visión, una forma traslucida muy conocida se eleva de en medio de la habitación.
-Hola
Mi Gengar jalo su rostro haciendo morisquetas bastante graciosas.
-Estas mejorando.
Sonríe contagiándome a mí también.
-Hoy me quieres acompañar ¿o vas a ir por tu cuenta?- no espere mucho para que Gengar se volviera niebla oscura avanzando hacia donde me hallaba, evitando pasar sobre la parte soleada, colocándose sobre mi sombra e imitando mi forma.
Mi nueva sombra me muestra sonrisa de oreja a oreja.
Me cambie rápidamente pasando los dedos por mi cabello tratando de quedar presentable (por petición de Mai), saque mi paraguas para no fastidiar a Gengar con la luz del día; ambos tenemos en común la preferencia por la noche. Me mire en el espejo por última vez antes de bajar a comer algo.
Conseguí algo de jugo y las sobras de ayer. Comí lo que pude, hasta que escuche el ruido sordo de la puerta al abrirse, seguido de unos pasos acelerados.
-Morty- Me llamo, pero aún estaba comiendo -Morty
-Donde… ¡Aquí estas!
Apareció de repente; cuando entro, vi que quería reírse sin embargo se cubrió la boca callando sus risitas; entretanto yo alcanzaba el jugo aun con la boca llena.
-Buenas tardes primo. ¿Te falta mucho?
Tome el jugo pasando rápido los alimentos, exhale con alivio.
-¿Morty?
-Vamos, tu novio debe estar desesperado por verte.
Ella se ruborizo mirando al suelo; alcancé el paraguas y salimos hasta el punto de encuentro donde ella y su novio quedaban en encontrarse.
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Hoy día el sol no salió, había un cielo nublado en su reemplazo; acompañado de su abuelo, Morty visito el cementerio.
Se encontraba sentado en la hierba alejado de las tumbas porque aun siendo un novato con sus poderes, percibía energía negativa a pesar que todavía no anochecía. (Los espíritus se volvían más fuertes en las sombras)
Su abuelo lo había dejado un momento, tenía algo que hacer.
Morty se hallaba con los ojos cerrados concentrándose, sin necesitar de su vista pudo saber que había unos pokemon fantasma no tan lejos de él y también una persona avanzando en su dirección.
-Disculpe- dijo una voz de niño. Morty puso los ojos en blanco luego parpadeo colocando su atención en el intruso.
Un niño con ropas sacadas de otra época, nunca observo a alguien en su ciudad que usara esa vestimenta fuera de los asuntos ceremoniales, pensó.
El niño tenía el cabello y los ojos azules, a Morty se le vino a la mente la gelatina azul que una vez probo y no le gusto.
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-Falkner me cubrirá, no te preocupes.- puso una mano al hombro del nombrado. –Ya tenemos otro aliado en nuestra causa.
Falkner asintió con una expresión impasible, como lo recordaba.
-Tienes tres horas antes que el abuelo regrese, nos vemos en este mismo lugar; divierte.- Mai y su novio, Takeshi, se rieron, conociendo un secreto solo les pertenecía a ellos.
Yo los acompañe sonriendo un poco pero para Falkner fue lo contrario, el chico mantuvo un porte serio.
-Por supuesto primo, como siempre en el mismo lugar.- ella cruzo los brazos relajando los hombros.- Muchas gracias por todo Morty.
-No hay problema, tu eres feliz eso es lo único que importa.
Mai con una expresión de felicidad puso sus ojos en el nuevo “aliado”.
-Gracias también a ti también Hayato, no tienes idea de lo mucho que ayudas.
-Está bien, señorita.
Respondió mecánicamente como esos robots en las películas antiguas; es increíble porque la última vez que lo vi no era tan estoico (aunque pasaron años desde esa ocasión) igualmente su energía es muy distinta es incluso más fuerte…
-Señorita- hablo Takeshi extendió la palma de su mano esperando que Mai le siguiera la corriente.
Ella rio por lo bajo y tomo su mano. Ambos se fueron por el camino agarrados de la mano.
Cuando se perdieron del horizonte Falkner decidió hablar primero.
-Me retiro- hizo una reverencia, listo para irse.- Buen día señor Matsuba.
Al quedar frente mío pude ver su aura que lo rodeaba en todo su esplendor, era atrayente principalmente esas alas majestuosas que se abrían como preparándose para despegar cuando Falkner desee.
-Espera
Dije antes de que diera media vuelta para despedirse. Todavía no quería despedirme de esa fantástica energía.
-¿Que sucede señor Matsuba?
Siempre educado.
-Lo que sucede es que hace unos días a las afueras de la ciudad… encontré un doduo y lo lleve al patio de mi casa. Quería ver si te lo podías quedar porque tú conoces de aves ¿cierto? Escuche que cerca donde vives existe un refugio pokemon.
-Si tengo conocimiento en aves pero ¿Cómo se encontró al doduo? ¿Estaba herido cuando lo encontró?- su voz casi se quiebra aunque en su rostro no note ese cambio.
-No está bien- pude ver cómo me miro expectante por que continuara con mi historia recién inventada.
-Está bien, lo encontré en la rama de un árbol estaba a punto de caerse y…
Sin vérmelo venir Falkner me interrumpió.
-¡Qué demonios estás hablando!- lo dijo tan rápido con claro enojo que me sorprendió. El chico se dio cuenta de lo que menciono viendo otra cosa menos mi cara.
-Discúlpeme por mi imprudencia. No fue mi intención faltarle el respeto.- Y pronto regreso al estado de seriedad, raro de ver en alguien tan joven.
-Olvídalo, todos cometemos errores.- le di una media sonrisa y si no fuera por el rugir del viento juraría que lo oí susurrar “yo no”
-¿Esta seguro que era un doduo? Por favor podrías describírmelo.
-Bueno era pequeño, redondo de color verde tiene una alas pequeñas y ojos entrecerrados.
-ojos almendrados.- yo respondí afirmando con la cabeza.- Entonces no es un doduo sino un natu.
-No soy muy bueno recordando los nombres de las aves.- admití sin vergüenza de mi ignorancia; después de los pokemones fantasma mi menoría solo recuerda los nombres más importantes.
-Hay una gran diferencia entre un doduo y un natu- la energía alrededor de Falkner parecía bajar su impetuosidad.- ¿Le parece bien ir ahora?
-Claro- empecé a caminar de vuelta a casa con una nueva compañía a mi lado con una energía muy diferente del resto.
Casi puedo ver lo que sucederá al no encontrar a natu intentaras irte pero yo creare una excusa para que te quedes, para que por fin pueda conocerte porque esa energía tuya cambio…es fuerte ahora y libre.
Tengo curiosidad.
-Hayato- cambia su atención del camino a mí - Puedes decirme la diferencia entre un natu y un doduo.
A pesar de que Falkner se hallaba en las sombras de los arboles lo observé sonreír de lado.