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VI Años. por Enecita

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Notas del capitulo:

Temor D:

Ojalá guste.

Me sentía algo desorientado, pasé los primeros tres días de clases en un salón que no era el mío.

 

-!Sr. Kim!

 

Llamó la inspectora en la puerta de la sala de clases y las miradas se dirigieron a mi en un movimiento absolutamente sincronizado, mientras que la mía solo se levantó de mi croquera de dibujos a donde se encontraba la voz que mencionó mi nombre.

 

-Salga de la sala por favor.

 

Habló otra vez y me levanté como si no fuera dueño de mis movimientos. Salí del salón.

 

-Esta no es su clase, usted está aquí por una equivocación, por favor reingrese al salón y valla por sus cosas, lo espero aqui para guiarlo al aula que le corresponde.

 

Entre por mis cosas. Caminé detrás de la inspectora en silencio, llamó a la puerta de un salón que estaba relativamente cercano al mío, o bueno, al que fue durante unos días.

 

-Profesor, este alumno, por error de la oficina había sido derivado a otro curso, pero en verdad es este el que le corresponde, le pido que le permita el ingreso a mitad de el día.

 

-Claro, claro, que pase, ¿su nombre? - esta vez era a mi a quien dirigía la vista.

 

-Kim Kibum. - Respondí.

 

Una vez dentro del salón me quedé algunos minutos junto a la puerta, talvez dos, pero los dos minutos mas largos de mi vida, lo suficientemente largos para posar mis ojos en una persona, una persona en particular, llamó mi atención, entre todos aquellos adolesentes de edades cercanas a la mía, solo uno logró capturar mi visión y nublarla completamente, como si una cámara fotografica enfocara solo un objeto y solo este fuera algo nitido en la imagen completa. Resaltando de una manera extraña y llamativa. Cabello despeinado, castaño mas al crecimiento  rubio hacia las puntas, ojos grandes, piel clara, con la nariz mas sutil que vi jamás y una sonrisa que puede calmar un corazón sumamente exaltado y llevarlo a la paz necesaria para dormir como un bebé y dar a creer al mundo que la respiración y el pulso ya no habitan en ese ser.

 

-Alumno, busque un asiento.

 

El profesor me sacó de la nube en que me encontraba, esto me hizo repasar el salón con la vista y me percaté de que el asiento mas cercano era el que estaba en el primer banco al entrar a la sala, saqué la mochila de mi espalda y me senté al lado de una chica, muy amable, me saludó muy cortés en cuanto me senté, "Ambar" me dijo y extendió su mano para tomar la mía. Se la di.

 

El resto de la tarde fue normal.

 

Los siguientes dos días de clases no apareció el chico de la sonrisa hermosa y cabello de colores, me sentía extraño, quería que fuera, quería conocerlo, siempre, en un curso de la escuera, todos los alumnos terminan conociéndose de una u otra forma, compartir un año completo con ellos, día a día, lleva a un sin fin de actividades en conjuntos, el verlos cada día se hace parte de tu vida cotidiana y yo sabia bien que terminaría por intercambiar palabras con él, aun que nunca imaginé que en todo un año serían tan pocas.

 

Una vez acabó el fin de semana, caí en cuenta de que mis dos días de descanso fueron eternos, solo quería que fuera lunes otra vez y corroborar que efectivamente el chico incognito no se había transladado a otra escuela, había muerto, no fuera que lo secuestraton los marcianos o algo parecido, si no que mas bien solo había faltado por alguna razón trivial.

 

Y así fue, como el día lunes cuando llegue a clases, él estaba ahí, esta vez su sonrisa no logró calmar mis latidos, revueltos como mi cabello cada mañana al despertar. Cuando entré al salón me senté en el mismo lugar de los días anteriores, mi compañera ya estaba ahí. Me saludó, conversamos cosas básicas, lo que hicimos el fin de semana, etc.

 

Cuando comenzaron las clases, miraba los rostros desconocidos de las demas personas en mi clase y de pronto noté que aquel maravilloso chico no estaba sentado en el mismo lugar, se sentó un puesto mas adelante con otra persona, además su cabello ya no era el mismo, estaba oscurecido y también mas corto, se veía un tanto más ordenado pero de todas maneras le sentaba bien.

 

Estaba con la mirada perdida, pero aun dirigida hacia el muchacho, cuando reaccioné tarde tres segundos en quitar mis ojos de él, que me miraba desde su asiento, mas bien con rostro de molestía.

Solo pude preguntarme que significaba esa mirada. ¿Me conocerá de antes? ¿Habrá notado que lo he mirado un poco estos días que he compartido con el en clases? O quizás... ¿Le desagrado?

Notas finales:

Gracias.


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