¿Qué hacía Niel en Detención?
Tenía que ver con haber corrido por los pasillos para llegar a tiempo a su clase de Música.
¿Qué hacía Taemin en Detención?
Bueno, tenía que ver con haberlo visto tomando de la mano con el Entrenador por no mencionar acerca de ese beso que se habían dado.
Entonces le profesor que los cuidaría, al ver que sólo eran esos dos vándalos decidió que se iría a ver el canal de geometría a la sala de maestros.
Dejándolos solos.
Taemin estaba leyendo uno de los libros que les habían pedido estudiar para la siguiente clase. Niel estaba aburrido. Recordó que Taemin estaba ahí y que nadie más en la escuela estaría cerca, porque el resto de alumnos ya habían salido de clases.
Sonrió.
Se levantó de su asiento al otro extremo del salón y caminó hasta sentarse una silla atrás de Taemin, esté sintió ese cambio pero lo ignoró, la filosofía le llamaba más la atención que Niel. Pero dejó de leer a Sócrates cuando sintió los dedos de Niel pasar muy cerca de su cuerpo.
De sus muslos.
-Niel.- susurró Taemin bajando su mano a sus muslos para quitar la ajena.
-Taemin.- Niel le susurró sobre su oído, dándole cosquillas al nombrado. –¿Harías el amor conmigo?- preguntó con la voz más ronca y erótica que pudo emitir, soplando su aliento cálido sobre el oído de Taemin.
-¿Contigo?- ¿qué acaso no se había dado cuenta de que estaba de pareja con Minho? ¿De que Minho posiblemente estaría en la Sala de Maestros esperándolo?
-Conmigo.- sus manos fueron hasta su cintura, la que apretó.
-¿Ahora?- cerró el libro de filosofía parar voltear por encima de su hombro y mirar a Niel.
-Ahora.- confirmó Niel levantándose de su silla, tomando la playera de Taemin para que también lo hiciera.
-Sí.- susurró desviando la mirada.
¡Minho se podría ir al diablo!
-Vamos.- lo dejó parado a un lado del escritorio mientras cerraba la puerta y las persianas para que no miraran lo que harían. Giró sobre sus talones para ir a Taemin. Colocó sus manos sobre su cinturón y lo hizo que elevara su cadera para sentarlo en el escritorio.
Niel se metió entre las piernas de Taemin.
Taemin pasó sus brazos por el cuello de Niel para acercarlo a su pelvis, al rozar sus miembros presionó sus labios para no emitir nada.
¿Estaba seguro de hacerlo con Niel? Sí
¿Le sería infiel a Minho con Niel? Sólo un ratito.
Por eso dejó que Niel le desatará el cinturón y el pantalón. También permitió que se lo sacara al menos hasta las rodillas, porque ahí detuvo las manos de Niel.
-No te desnudas, yo tampoco.- dijo sonriéndole, con picardía y lujuria.
Niel correspondió esa sonrisa. Antes de que hiciera que Taemin se recostara, este pasó sus manos hasta el pantalón de Niel para desabrocharlo, bajó la cremallera mirándolo a los ojos, posteriormente sin romper ese contacto los bajó lo suficiente hasta que liberó el miembro de Niel de su ropa interior.
Entonces Taemin se dejó caer en el escritorio, pegando su espalda al mismo y girándose sobre su lado derecho estar más cómodo. Niel asintió y jaló las caderas de Taemin, lo acercó a su miembro.
No es que Niel tuviera episodios intermitentes de excitación, ni que hubiera estado excitado desde hace un tiempo mirando a Taemin leer, sino que la erección en su falo se debió a que aun estaban en la escuela, a que Minho estaba a un par de salones de distancia y que L. Joe estaría en casa, esperándolo.
Posicionó su glande contra el esfínter de Taemin.
Sigo siendo un puto infiel.
Empujó su cadera hasta que presionó contra el cuerpo contrario, penetrándole con su glande.
-Ah~-
-Es mejor a cómo lo imaginé.- susurró Niel empujando un poco más, mirando como su miembro desaparecía entre las pompis de Taemin. La sensación de estar dentro de ese cuerpo fue tan cálida que no espero más.
Había estado frustrado desde su adolescencia con Taemin, desde que empezaron su relación en Incheon que se le habían negado haciéndose el digno, y ahora que lo tenía ahí, no iba a perder tiempo esperando a que se dilatara.
¡Acostumbrar un pepino!
Niel marcaba un vaivén rápido que hacia el fleco de Taemin, rebotara contra su frente, el golpeteo seco hacía eco en el aula y los gemidos reprimidos de Taemin hacia intento de perderse contra los jadeos de Niel.
Se sentía rico, porque Niel siempre había sido una especie de fruto prohibido para él, algo muy venenosos de lo que tenía que tomar distancia y estar entregándose a ese peligro, le excitaba más.
-¿Así te lo hace romeo?- preguntó Niel empujando más fuerte contra el cuerpo ajeno.
-Ah… ah, no.- susurró. –Él lo hace más, más fuerte.- gimió.